Título: Secuestro.

Capítulo 1: En el muelle ¿Momento inesperado?

Comentarios al final. ~

''Tal vez se vea simple, pero puede ser tan complicado como la melodía triste de un piano''

Ikiro Zuyiname


¿Qué pasaría si nada es lo que parece?

¿Seguirías siendo la misma persona? ¿Seguirías con los mismos ideales?

¿Seguirías amando?

¿Y si tu mundo resulta ser el de otra persona?

¿Seguirías actuando como siempre? ¿Te importaría?

¿Serias feliz?

¿Y si la vida que llevas hasta ahora no es la que deberías?

¿Serias tú mismo? ¿Serias alguien diferente?

¿Serias alguien?

¿Y si todo lo que sabes ahora resulta ser una mentira?

¿Acabarías con tu vida? ¿Matarías a alguien?

¿Qué es lo que quieres?

Nada es lo que parece, nada es como se cuenta.

Los malos no son los malos y viceversa.

¿Es por amor?

¿Una venganza?

Secretos, mentiras, preguntas y respuestas.

Que cambiaran la vida de muchas personas.

Personas que no se conocían, pero estaban unidas por el destino.

Y por esa ciudad.


[Miércoles 10 de julio de 2013, 19:30]

El chico tocaba la armónica como cada tarde, casi entrando la noche. Colocaba su sombrero en el suelo para que las personas que pasaran le lanzaran monedas. Kazemaru siempre pasaba por allí después del trabajo, la verdad es que el chico le parecía muy bueno, siempre le daba algunas monedas y se quedaba un rato a escucharlo. Pero ese día en especial, se quedó por más tiempo que el habitual, pues había tenido una pelea con su pareja esa mañana, una muy fuerte, tanto fue así que salió de la casa mucho más temprano y llego a su trabajo primero que nadie. Ya estaba cansado de tantas discusiones, por todo y por nada, cada pequeño detalle era un mártir y un problema inmenso, y cuando no discutían estaban hundidos en sus trabajos. Otra cosa que cambio en el día fue la tonada del músico, quien tocaba melodías alegres todo el tiempo, pero esa noche parecía que deprimía el ambiente. Kazemaru se acercó a él para escucharlo mejor, conocía esa canción, sin embargo no la podía recordar en ese momento. El músico lo miro y le guiño el ojo mientras tocaba, haciendo que Kazemaru se sonrojara un poco y sonriera, no todo parecía ser tan malo. Saco un billete y lo coloco en el sombrero, la melodía parecía que iba a llegar a su fin, se recostó en la pared junto al músico y miro el paisaje nocturno, no habían muchas estrellas pero no importaba, como estaba en el muelle podía observar el mar brillar gracias a los faroles y eso le gustaba, coloco un mechón de su cabello tras la oreja y se enderezó cuando escucho al músico detenerse, se giró para felicitarlo y preguntarle el nombre de la melodía pero ya no estaba, solo el sombrero. Le pareció extraño así que dio media vuelta y lo verifico, no había nadie en la calle. El día de Kazemaru Ichirouta había sido bastante malo. Pues iba a empeorar.

Estaba un poco asustado, pero decidió calmarse y no permitirse sucumbir ante el miedo. Giro nuevamente ya que estaba mirando en la dirección contraria a donde debería realmente ir para tomar un taxi a su departamento pero apenas lo hizo, una bolsa de tela negra cubrió su cara, dentro se podía oler algo bastante extraño. Era cloroformo. Trato de pelear pero solo pasaron unos segundos antes de que cayera rendido ante el químico. La persona que lo había atacado lo cargó en su hombro y lo llevo a un auto negro que lograba pasar desapercibido totalmente, y lo metió en la parte trasera, en la cajuela, con la ayuda de su compañero. En total eran tres hombres. La persona que había tomado a Kazemaru se devolvió a la escena para tomar su sombrero; era el músico. Que sencillamente guardo el dinero y se lo coloco para caminar nuevamente hacia el auto.

Kazemaru trabajaba en la oficina administrativa de una empresa de seguros muy importante, el trabajo no era malo y el dinero era casi regalado. Pero eso poco le importaba. Conoció a su pareja, Zatoru Endou, en la universidad, comenzaron a salir juntos poco después de que Endo decidiera cambiar la carrera. Kazemaru estaba de acuerdo con su decisión en tanto estuviese seguro de lo que quería. Era una persona muy alegre y familiar, le encantaba comer y salir con amigos, pero eso era en la universidad. Cuando se graduaron comenzaron a vivir juntos, incluso compraron su propio departamento en un lindo edificio, pero las cosas comenzaron a ir mal. Entre el trabajo y el pésimo y cambiante horario de Endo, apenas y tenían tiempo para verse las caras. Eso hacía que la relación se volviera inestable e insípida. Luego dejaron de estar de acuerdo en algunas cosas, dejaban hablando al otro por teléfono, cerraban a portazos las puertas y uno terminaba durmiendo en la sala o con un amigo. Las cosas empeoraron cuando comenzaron a ascender a Kazemaru pero no a Endo. A Kazemaru le iba cada vez mejor mientras que Endo seguía desvelándose y madrugando todos los días. Obviamente la paga de uno era mejor que la del otro y eso a Endo no le gustaba, porque sentía que debía ser él el que aportara las cosas al departamento y la renta, pero a penas y le alcanzaba para medio supermercado y el pasaje de autobús. Kazemaru lo único que buscaba era estabilidad y una buena relación, pero no la podía conseguir en Endo. Aunque todavía no lo sabía.

Los dos hombres, compañeros del músico, estaban vestidos comúnmente, llevaban pasamontañas que cubrían sus rostros en su totalidad, pero una vez la primera parte del trabajo fue completada, se las quitaron para no hacerse notar. El conductor se hacía llamar Burn, todos debían llevar apodos por cuestiones preventivas, no es como que vayas a robar un banco y uses una camisa que diga ''Yo soy el ladrón'' En fin. Llevaba una franela amarilla sobre una camisa morada muy oscura, con los botones sin abrochar, unos pantalones blancos y zapatillas deportivas. Miraba de vez en cuando, por una fracción de segundo a su compañero. El que estaba junto a él, en el asiento del copiloto, se hacía llamar Gazelle, llevaba puesta una camisa azul clara con los tres primeros botones sueltos, un pantalón liso negro y unos zapatos de suela, igual negros. Éste levanto sus pies en el asiento y coloco música alta, molestando al último de los tres. Este era Nepper. Mantenía siempre su cabello alto con ayuda de una banda negra en su frente, usaba un suéter con capucha pero sin mangas color negro, y unos jeans bastante gastado. Le había pedido a Gazelle que apagara lo que para él era escándalo, ya que era tarde y lo aturdía. Gazelle le hizo caso a regañadientes alegando que era un gruñón. Parecían un trío de amigos en una salida nocturna. Era tan simple.

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[Jueves 11 de julio de 2013, 16:45]

Aun no pasaban las setenta y dos horas. Endo estaba comenzando a desesperarse, había discutido con mucha fuerza con Kazemaru y no pudo arreglarlo, se sentía muy mal. Las cosas iban de mal en peor. Endo creyó por un momento que se había ido pero no tenía sentido, Kazemaru no era de esas personas que salían huyendo, él lo sabía, además no se había llevado nada de la casa cuando salió, incluso le envió el mensaje de todos los días: ''Voy en camino'' pero nunca llego a la casa.

Estaba sentado en una silla de la comisaria, le habían pedido que esperara allí para poder hablar con alguien que lo ayudara, desde hace más de una hora. Pensó un momento en las opciones que quedaban y solo pudo llegar a una conclusión, pero no le gusto para nada: Un secuestro. Pero ¿Porque? ¿Quién sería capaz de algo así? No lo entendía, ninguno tenía enemigos, eso es lo que pensaba. No tenía sentido.

Tanto pensar hizo que se desesperara aún más, quería ver a Kazemaru, estaba preocupado. Quería llorar, gritar, golpear y destruirlo todo. Estaba frustrado pero aun no quería creer nada. Solo quería verlo, y saber que estaba bien. Su teléfono comenzó a sonar, era el tono de un número desconocido así que no pensaba contestar, no quería hablar con nadie. Le tomo a penas un segundo para darse cuenta de lo que estaba pensando y abofetearse a sí mismo. Tomo su teléfono con rapidez y descolgó, debía estar calmado, podía pasar cualquier cosa. No era Kazemaru, era otra persona. Estaba molesto, escucho la voz de la persona que estaba del otro lado de la línea y no pudo evitar sentirse una basura.

Su pareja, con la que vivía desde hace ya varios años había desaparecido mientras él había ido a beber y a bailar con otro. Que estaba al teléfono. Le dijo que lo llamaría después, que estaba ocupado. El chico entendió y no dijo más, ambos colgaron y Endo se desplomo en la silla, de la que no se había movido ni un minuto. Era demasiada adrenalina la que había tomado, su cuerpo se sentía pesado, cuando su teléfono sonó nuevamente. Lo descolgó esta vez molesto, pues pensaba que era ese chico que tal vez no lo había entendido del todo. Pero no era ese chico.

—[No hagas ningún tipo de ruido.]— Le pidió esa voz computarizada desde la otra línea, Endo se enderezó en su asiento de inmediato —[Sabes porque estoy llamando. Pero quiero que hagas algo por mí antes: Si quieres volver a ver a tu chico tienes que hacer todo lo que yo te diga, sin objeciones y al pie de la letra. De lo contrario, te devolveremos al chico. Pero por pedazos, y en paquetes pequeños]— Endo no respondió, estaba paralizado y asustado, se podía reflejar en su rostro. Había entendido perfectamente la amenaza y estaba dispuesto a hacer lo que sea con tal de recuperar sano y salvo a Kazemaru. —[Ve a la torre de metal, al otro lado de la ciudad. Solo. Allí se te darán más indicaciones, tienes dos horas. Es todo, suerte.]— Y colgó sin esperar respuestas, pero sabía que no las tendría, pues Endo estaba completamente paralizado, sentía que su alma saldría de su cuerpo en un instante. Ya era más que seguro, alguien se lo había llevado y ahora lo único que podía hacer era obedecer.

Decidido en lo que iba a hacer, se levantó por fin de la silla y salió corriendo del lugar, tomaría un taxi hasta la torre, debía llegar antes de una hora y no estaba seguro de lo que haría cuando llegara. Pero estaba convencido de que no se podía quedar solo de brazos cruzados esperando a que tocaran la puerta y dejaran un paquete en ella. Tomo un taxi empujando a las personas que planeaban entrar y le dio indicaciones estrictas al conductor para que lo llevara lo más rápido posible, y le aseguró que le pagaría lo que fuese necesario. El conductor miro por el retrovisor a Endo, llevaba un traje bastante elegante así que pensó que no mentía. Le dijo que no se preocupara y comenzó a conducir. ¿Pero cómo no preocuparse con ese asunto? Aunque el hombre no lo sabía, pues él llevaba una vida normal y Endo la había perdido en el momento en que llego a casa y no encontró a su compañero. Se frotaba la cara y tomaba de su cabello con fuerza, está a punto de romperse y lo peor del caso es que no sabía a quién acudir, la policía no haría nada al respecto, y no tenía amigos en quien podía confiar realmente.

Las calles estaban llenas de casas, Endo miraba por la ventana a esas personas felices. ¿Por qué él no podía vivir así? Las peleas con Kazemaru se hacían cada vez más fuerte y más insoportables, ya no había noches de pasión, ya no habían sonrisas en la mañana. Solo trabajo, trabajo y más trabajo por parte de ambos. Pensó que quizás era todo por su culpa, pero ni siquiera recordaba porque había comenzado todo. Su teléfono sonó nuevamente así que lo descolgó con rapidez pensando que tal vez era el secuestrador. Era un compañero de trabajo.

—[Hola Endo, mañana estoy libre de trabajo así que pensaba que tal vez, quisieras ir a hacer algo.]— Era su asistente. Endo trabajaba en una compañía privada de ingeniería en sistema, también estaba a cargo del área administrativa como Kazemaru, pero el tiempo que se requería era mayor y había iniciado apenas hace unos cuantos meses. Su asistente era una persona muy competente y muy talentosa, pero también muy atractiva, y por las fechas en donde su relación con Kazemaru se veía en la basura, decidió comenzar a tener una relación fuera del área de trabajo con él.

—Fidio, ahora no tengo tiempo, mañana tampoco.— Respondió de manera ceca, jamás le había hablado así, pero ahora no podía hacer más nada. Parecía que todo lo que le estaba pasando ese día era como una sucesión de castigos. Sí lo sabía, había hecho mal, muy mal, pero ahora poco importaba eso, sabía que si le prestaba demasiada atención se sentiría aún más mierda que antes. El chico entendió perfectamente, cosa que extraño un poco a Endo, no le hizo ninguna pregunta y se despidió sin siquiera dejar que Endo le contestara. Sabía que se había molestado, pero luego se disculparía. Ahora tenía cosas más importantes en las que pensar.

El auto se detuvo frente a la calle en donde se podía apreciar la inmensa torre. Eran casi las seis de la tarde, faltaba muy poco para que se cumplieran las dos horas, tiempo que se llevó exactamente para llegar hasta ese lugar. Le pago más de lo que debía al conducto y cruzo la calle sin ver a los lados, solo quería llegar y que le dijeran la suma que debía pagar para que toda esa pesadilla se acabara de una vez por todas. Eran las seis en punto, Endo caminaba en círculos, el sol descendía junto con su paciencia. Hasta que su teléfono volvió a sonar. Lo descolgó con una mezcla entre miedo y decisión.

—[En serio me agrada tu puntualidad]— La voz computarizada estaba siendo irreverente con Endo pero no podía hacer nada, solo dejar que hablara. Le pregunto qué era lo que quería mientras giraba su cabeza hacia todos lados deseando poder encontrar o ver algo —[No gastes tus energías, nunca podrás verme, pero yo si te veo a ti. Siempre te he visto.]— Endo se sorprendió, eso quería decir que los estuvieron observando por bastante tiempo, no era algo improvisado. Los habían estado estudiando. No podía estar más molesto —[No arrugues así la cara, no te ves bien. ¿Qué es lo que quiero? Déjame pensar]

—¡No juegues conmigo!— Grito Endo al borde de la histeria total.

—[Te recomiendo que seas lindo conmigo,]— Le contesto la voz —[Justo ahora no te encuentras en la mejor de las posiciones.]— Y era cierto, Endo estaba entre la espada y la pared. —[Yo conozco todos tus secretitos y tengo a tu chico, muy lindo por cierto. Tiene un hermoso cabello.]

—¡Te atreves a tocar a Ichirouta y te juro que...!

—[¿Me juras, que?]— Le corto rápidamente, estaba jugando con su cabeza, pero ¿Por qué? ¿Quién era? ¿Qué le había hecho Endo? —[Es simple. Mucho más simple de lo que piensas. Pero si te lo dijera ahora no sería divertido ¿O sí?]

—¿Qué es lo que quieres?— Le pregunto Endo con un hilo de voz, no tenía fuerzas de nada. Cuando escucho la orden del secuestrador.

Sus ojos se abrieron y su corazón se detuvo un instante, tenía miedo, estaba confundido. No sabía porque hacía eso ¿Quién era esa persona? ¿Qué estaba pasando? ¿Porque no le podían entregar a Kazemaru de una vez? Debía hacer algo, debía obedecer al secuestrador, quien quiera que fuese tenía a su novio y lo quería recuperar. Jamás se le paso por la cabeza que el precio fuese tan alto, jamás se le paso por la cabeza que existía un ''por qué'' razonable, jamás se le paso por la cabeza que las cosas no terminarían bien.

Debía seguir las órdenes, solo eso, para recuperar algo. Algo que jamás fue suyo.


Y hasta aquí!

Espero que les haya gustado este cortito primer capitulo, yo la verdad no estoy convencida todavía pero ya los que siguen serán más largos, lo prometo.

Y pues si, hice puto a Endou :3

Próxima actualización: Viernes 19 del 2013

Más información: Mi facebook ._.

Capítulo 2: Malas noticias ¿Quién eres tú?

Nos estamos leyendo. ~

''Podemos estar felices de saber que el futuro nos pertenece completamente'' - Adolf Hitler