Disclaimer: Todo el universo de Thor es propiedad de Marvel y la mitología nórdica

¡Hola mundo! No me azoten por empezar una historia ya escribiendo otra, pero ¿qué puedo decir? Este fic nació de la nada aunque no irá más allá de ocho capítulos ya que en realidad fue pensado como one-shot. Para mi asombro salió en primera persona, todo un logro teniendo en cuenta que prefiero algo más externo, sobre todo con Loki. Como sea, tengo la impresión de que no puedo narrar a Loki sin un pasado bien jodido y siendo feliz de la vida. También aquí es gemelo de Sif, aunque siendo honesta sólo fue su nombre… personalidad y apariencia sólo una pizca. Dije bueno pensarla con ojos verdes tampoco es que sea tan difícil y sólo fluyó. Seguramente existan algunos errores como ¿en realidad las cuatro por cuatro pueden andar por medio metro de nieve? O algo tan simple como ¿Para qué lado está el manubrio en un auto en Noruega? Si alguien me aclarara esas dudas sería feliz

Espero sea de su agrado y de antemano gracias por leer.


Día 1

Hogar dulce hogar

Maldije por enésima vez, arrepintiéndome casi instantáneamente de cumplir su deseo De todas formas no es que ella se vaya enterar ¿o sí? pensé mentalmente No, no, no ¡No puedo ser tan mal hijo! ¡No después de todo lo que hizo por mí! Un pequeño sacrificio es mínimo en comparación al suyo… Argh… Tranquilo Loki, sólo son un par de días, le darás todo a la familia de Sif y se acabó… Apenas y unos saludos corteses, un par de firmas ¡y listo! De regreso a tu asquerosa vida.

El autobús se detuvo en un estrepitoso sonido metálico. El chófer masculló en un inglés muy mal pronunciado ES AQUÍ. Atontado miré del chófer al autobús vacío y del autobús vacío al chófer. Era al único que podía estarle hablando, eso era claro. Lo que no llegaba a entender era que se detuviese frente a un camino desierto cubierto de nieve al menos por medio metro. A la distancia pude percibir una lucecilla brillar, incrédulo que esa luz fuera la lejana villa que visitaba, eran por lo menos varios kilómetros de camino sin fin. El gordo y fortachón hombre no se hizo esperar y para cuando traté de hablar, el vehículo se alejaba dejándome –para mi mala suerte- en medio de la nada ¿Por qué tengo que venir a un país tan jodidamente lejano y a pleno invierno? ¡Aborrezco la nieve! Pensaba, sintiendo como su contacto con mis jeans rotos y botines era lo más horrible en el universo. Fue una mala idea venir en invierno, lo admitía. Pero de otra forma, mi presupuesto no habría soportado tan costoso pasaje de avión, rogaba porque esa mujer llamada Frigga -que madre nombró antes de fallecer- fuese del tipo que aceptase despojos humanos permitiendo mi intrusión en su casa. Pagar por alojamiento –sí, es que había uno- me dejaría en la más absoluta ruina. Suspiré sintiendo como los pasos se me hacían más lentos y cansados. Miré hacia atrás encontrándome con el viejo camino que me había arruinado apenas a unos metros. Bufé lleno de horror, con suerte y había caminado un poco y ya estaba totalmente rendido.

Han pasado años desde la última vez que estuve en Undredal, demasiados años, como para recordar algo tan simple como Es Noruega, hace frio casi todo el año y en invierno se te congelan hasta las pelotas No es que no supiera lo obvio, pero me llevó un tiempo tomar la decisión de hacer una visita y para cuando me decidí no tomé en consideración lo jodidamente difícil que era llegar. Especialmente a la villa Odinson. Si hubiese pensado un poco más habría bajado antes, en la carretera que daba con el pueblo en cuestión, y llamado a Frigga, pero no. Tenía que seguir mi orgullo y llegar por mi propio medio. Debería hacerlo ahora… llamar pensé algo molesto por darme por vencido tan rápido.

Suspiré sintiendo las cejas unírseme por tan fruncido que tenía el ceño. No había cobertura, ni una mísera rayita de señal. Y como si no lo comprendiera ya, la imagen parpadeante sobre la pantalla del móvil me lo sacaba en cara SIN COBERTURA.

Estaba furioso y avergonzado de mí mismo, primero por ser tan idiota, segundo porque ese autobús era el último en pasar aquel día. Pensando en mis opciones también eran dos: Seguir a la carretera a espera de que algún alma tuviese compasión de mí y llevarme al pueblo, o continuar caminando por la nieve.

Por unos segundos me detuve pensando que lo mejor sería lo primero, de todas formas había caminado escasos metros. Por otra parte la oscuridad caería pronto, el día duraba muy poco en esas fechas. Para donde mirase sólo había bosques blancos y mesetas de igual color. Era tan hermoso como aterrador. Quise no pensar en eso, pero los recuerdos son inevitables. Los malos recuerdos son peores, como una cicatriz que jamás sanará. Que apuñala cuando me creo libre. Odio este miserable pueblo, odio a la villa Odinson y todos los que la habitan y Odio más que cualquier cosa visitarlos por la muerte de personas a las que no quiero recordar.

El sonido de un motor me sacó de mis lamentos, di vuelta en redondo notando como una colosal camioneta cuatro por cuatro se abría paso como si nada. No tardó minuto y medio antes de pararse a mi lado.

La ventanilla bajó lentamente y al poder habituar mi rostro al del conductor me hallé perdido en esos profundos ojos azules, no quería analizarlo demasiado pero parecía que el extraño también hacía lo mismo conmigo. Lo que vi en su expresión fue sorpresa e incredulidad. Se llevó una mano al cabello rubio y una sonrisa cruzó por su rostro. ¡Era un jodido hombre jodidamente bueno y jodidamente noruego! Esperaba que la cortesía de Undredal siguiera siendo la misma de antaño y me sugiriera llevarme.

Entonces abrió la boca y su idioma me cayó como agua fría recordándome que sería imposible comunicarnos y poder ponerme a salvo

-Jeg snakker ikke norsk – No hablo noruego mascullé seguro de que tampoco es que lo haya pronunciado precisamente bien, pero el rubio pareció comprenderlo. Por como lucía le echaba unos años más que los míos ¿tal vez treinta? -Snakker du engelsk?- ¿Hablas inglés? Su risa divertida me sobresaltó

-Sí, bastante bien y tú noruego es fatal- decía con un claro acento británico, tal vez no era tan nórdico como pensaba, o se crió en las grandes ciudades, ya que ahí sabía, el inglés era enseñado y la mayoría lo hablaba fluidamente. O simplemente lo aprendió en Undredal. Me culpé por menos preciar a mi pueblo natal. -¿Necesitas que te lleve? Pero por allá sólo encontrarás…-

-La villa Odinson- le corté sintiendo como el frio me estaba congelando, lo único que quería era huir de allí mismo y apretujarme contra la calidez de alguna chimenea –Es a donde voy- Volví a sentir su análisis, antes de asentir

-Loki Laufeyson, es difícil no reconocerte pero aún no me creo que estés por aquí. Vamos sube- instó abriéndome la puerta, inevitablemente sentí como si San Pedro me abriera las puertas del cielo, sin dudarlo me senté al lado del desconocido con el abultado bolso sobre mis brazos –pensé que madre mentía cuando dijo que nos visitarías- enarqué una ceja de sorpresa

-No me digas ¿Thor Odinson?- él asintió con una sonrisa que iluminaría el mundo entero –gracias al cielo… creí que moriría congelado, me olvidé de lo lejos que viven- el asintió sin quitarse esa sonrisita tonta. ¿Estaba feliz por verme? No, yo abandoné casa a los once, seguramente Thor apenas y me recordaba.

Lancé un pesado suspiro, ya no podría retractarme y regresar a… maldita sea, no es necesario pensarlo aún, tal vez un nuevo comienzo en Francia, donde me pueda dejar llevar por aquel mundo parisino de arte y música, una vida bohemia no estaría mal aunque mi francés dista de ser perfecto… Tal vez Inglaterra, el idioma no sería problema y tengo un par de conocidos… Argh… Ya estoy desvariando otra vez, concéntrate Loki, luego verás que hacer con tu horrible y desgraciada vida. Volví a sentir la misma necesidad desde que tomé el vuelo de querer salir corriendo, tuve que obligarme a mantenerme firme y juntar mis mejores fuerzas para no ceder.

En cuanto tuve la desgracia de sentarme al lado de ese gordo energúmeno roncador en la clase turista, ya me estaba arrepintiendo, el vuelo fue tan largo como para destrozar mis nervios y ahondar en mis peores temores. Había sido una buena idea enviarle un mensaje a Frigga antes de tomar el avión, de otra forma ya estaría camino a Suecia o cualquier otro país cercano, bien lejos de Undredal, tampoco quise profundizar en detalles, simplemente hacerle saber que llegaría al aeropuerto en Stavanger y que mis intenciones no eran abusar de su hospitalidad, si es que estaba en su plan darme alojamiento. Esperaba que así fuese y que no sólo sean un par de saludos y enviarme a buscar hospedaje.

Observé por el rabillo del ojo al conductor, demasiado desabrigado para el frío clima que estuvo a punto de empalarme, su camisa de franela a cuadros muy estilo leñador casi gritaba mírame soy muy lugareño y es que no necesitaba tener dos dedos de frente para saber que Thor representaba todo lo que la mitología le agregaba a su nombre; Rubio, fornido, bien parecido, voz firme pero cálida y esos preciosos ojos que me recordaban al cielo de Undredal, un celeste casi cristalino centelleando por suaves rayos de sol, como hacía él cuando sonreía.

Me sorprendí del pensamiento, vaya análisis en menos de quince minutos. Seguramente, mi país de origen me estaba enloqueciendo. Fruncí el entrecejo, cansado de llenarme la cabeza de estupideces. Aun así varias ideas inconexas me daban vueltas en la mente. Thor, el pueblo, madre, la muerte de mi hermana y claro… de Laufey.

Le dirigí una larga mirada al rubio, tarareaba una cálida canción que pude reconocer como una para niños, se me hacía conocida pero no podría asegurarlo, la bruma de mis recuerdos de niñez estaban nubosos, el que borrara de mi mente en totalidad mi lengua mater, no hacía más que confirmar el hecho de que me acercaba a un mundo desconocido y aterrador. Desearía poder entender su canción:

"Ro ro til fiskeskjær,

Hvor mange fisker får (fikk) du der?

En til far og en til mor,

En til søster og en til bror.

Og en til den som fisken fikk

Og det var vesle Loki"

La tonada duró apenas unos segundos, los suficientes como para sentirme un total extranjero, habría jurado oír mi nombre al final de la estrofa pero no estaba del todo seguro. Luego continuó tarareándola varios minutos después.

Thor por su amable sonido y brillo en la mirada parecía más un niño que un descendiente vikingo, me resultaba gracioso lo distintos que éramos, tanto como en las viejas leyendas nórdicas del Dios del trueno y su hermanastro Loki. Me encabronaba de sobremanera que gracias a él y nuestro parecido fuese apodado Lengua de plata o el Dios de las mentiras. Para mi mala suerte, ese apodo no cambió con mi mudanza a New Jersey. Si había algo que detestaba más que mi vida en Noruega era mi maldito nombre. Loki el Dios de las mentiras, carajo, que en la mitología había mejores dioses. Obviamente era cosa de mirar a mi izquierda para saber que no fui el único perjudicado.

Mis padres descendientes directos de la familia fundadora de Undredal–al igual que los de Thor- decidieron hace siglos seguir sus tradiciones y nombrarnos como los dioses que veneraban sus ancestros, al igual que mis abuelos, padres de Laufey habían hecho con él. Y para cuando tuve uso de razón éramos una pequeña comunidad de dioses. Dudo que algo haya cambiado porque al parecer Sif, mi hermana gemela se casó con Thor. Argh…Volver a ser Thor y Loki, me estaba poniendo de los nervios. Decidí no pensar en nada y seguir con la mirada el camino inmaculadamente blanco.

La casa de los Odinson seguía tan enorme e intachable como siempre, de fuerte madera pintada de blanco y estilo clásico, muy parecido a la mayoría de las casas del pueblo pero mucho más grande con un detalle cálido a la vista. El techo estaba cubierto de nieve, al igual que su alrededor. Tan magnánimo como lo recordaba, una villa oculta en medio de bosques y mesetas, con el mar en el horizonte. Sí, debía admitir que quise olvidarlo, pero es imposible.

-¡Loki!- salió a mi encuentro una mujer de la que apenas recordaba su cara pero que identifique como Frigga, su calidez fue lo más agradable que he sentido en años. –Debiste llamar para ir a buscarte, ese mensaje fue muy corto, por suerte Thor pensó en que tal vez se te ocurriese la locura de llegar por tu cuenta- Asique Thor, en realidad me estaba buscando, vaya cortesía que tenían en Undredal.

El rubio me arrebató de las manos el pesado bolso como si fuera tan liviano como una hoja, al hacerlo me sonrió y se adentró a la casa. Pude sentir la fija mirada de alguien desde dentro e imaginé que sería Odín, un hombre del que no recordaba absolutamente nada.

De pronto el sonido de pisadas me obligaron a poner mayor atención, eran suaves y livianas pero no por eso menos lentas. Casi me atragante cuando vi esos dos niños corriendo para estrecharme en un abrazo a mis piernas.

-¡Tío Loki!- chillaron los dos en el mismo acento británico de Frigga y Thor

-¿Tío?- mascullé intentando quitármelos de encima pero parecían decididos a continuar el contacto -¿Cómo que tío?- Frigga sonrió para mi asombro

-Son hijos de Sif y Thor, tus sobrinos ¿a qué no son hermosos?- No pude negar ni afirmar sus ideas, demasiado absorto con aquel par de ojos verdes iguales a los míos, facciones muy parecidas y sonrisas idénticas lo único que parecían tener del padre era el cabello rubio. Un varón y una niña, dos sobrinos de casi cinco años. Tal vez menos, no lo sabía a ciencia cierta. Yo detestaba a los niños. Pero irónicamente fui incapaz de apartarlos.

-¿Cómo? ¿Cuándo?- no eran preguntas, sólo balbuceo, debía admitir que no sabía nada de casa desde que me fui con madre. Dispuesto a jamás volver. Si estaba allí fue por una promesa y no por un deseo propio.

De pronto mi rubio cuñado se apareció con los ojos como platos ante la escenita.

-¡Frigga! ¡Loki! Dejen a su pobre tío, ha tenido un viaje muy largo- ambos bufaron sin soltarse, yo seguía demasiado idiotizado como para comprender sus palabras ¿Acaso le habían puesto mi nombre a uno de los niños? Dios santo…

Los mocosos se removieron con cara de molestia, tardando unos segundos en soltarme del todo. Espacio personal invadido en menos de cinco segundos desde mi llegada. Vamos bien.

No era de extrañar que de todas formas no se alejaran del todo, dispuestos a curiosear y mirarme como si me hubiera crecido un cuerno en la cabeza Madre dame fuerzas para resistir estos duros tiempos, pensé lanzándoles una fea mirada a la cual rieron y me copiaron el gesto.

-Pasa, por favor- instó Frigga tomándome del brazo, sus manos eran delgadas y casi habría jurado que tan cálidas como sus palabras, los infantes me empujaban por las piernas en un gesto inútil para decidirme a poner un pie dentro de la residencia –Tu habitación, está lista- en mi interior suspiré de alivio aun sintiendo como mi expresión era de sorpresa -¿No creerías que permitiría que te quedes en cualquier hotelucho o sí?- No supe que responder, intentando que mi mueca no me evidenciara

-Estoy agradecido por ello- ella me regaló una sonrisa tan amplia como la de Thor y los chiquillos, ahora entendía de dónde venía la mueca.

Me duché disfrutando como el agua borraba el incómodo momento con Odín, un saludo de manos, un par de frases y una despectiva mirada que no se me pasó por alto. Amigo de Laufey tenía que ser. Por suerte la amable Frigga me ofreció la comodidad de esa enorme habitación con baño incluido. Y por lo visto parecía una de las mejores habitaciones, ya que la vista era envidiable. Los fiordos en el horizonte tragando aquellas montañas blancas, un par de nubes robándole la poca luz que quedaba del día, el pueblo, no tan lejano como creí a merced de ese manto frío. Y yo regodeándome en la calidez del agua.

Al abrir la shower door el intercambio de temperaturas me puso la piel de gallina aun así continué el recorrido hasta el espejo sobre el lavabo de un cristal opaco con detalles en dorado. Quitando el vapor con la mano el reflejo sonrojado de un pálido sujeto ojeroso, me sacó en cara lo cansado que estaba tras el viaje. Vaya travesía me había pegado, mi cuerpo había perdido parte de la rigidez aunque la espalda tardaría un poco más Ya estarás feliz, madre pensé alzando la mirada al techo.

Me enrollé en la cintura una toalla blanca que al parecer Frigga había dejado estratégicamente en el sillón del mismo color, no me sorprendía que sólo ese cuarto fuera más grande que todo nuestro apartamento en New Jersey. Me llevé la otra toalla más pequeña hasta el cabello mojado, de un largo delineándome los hombros, antes de lo de madre lo llevaba corto casi al estilo militar, para cuando lo noté ya tenía esa apariencia andrógina y pensé ¡Ya qué! a ella ya no le importará. Y ahora claro, estaba en un lugar desconocido, con personas que no recuerdo en un mundo completamente extraño. Sobreviviré me animaba Tal vez, no sea tan malo como me imaginé, o eso quise pensar hasta salir del cuarto de baño con sólo la toalla encima y encontrarme a esos dos diablillos registrando mi bolso dejando un desastre de prendas tiradas por la habitación, papeles por los aires y sus risas infantiles talándome la cabeza como si fueran cantos directo del infierno.

Antes de que me saliera el grito de horror fue Frigga quien chilló primero al abrir la puerta con semejante escena de por medio. Primero fue de mi cara a los niños para luego ver el desastre de cosas tiradas.

-¡Frigga! ¡Loki!- chilló, por costumbre me giré, reconociendo tontamente que fue un gesto estúpido -¿Pero qué creen que están haciendo?- los dos niños hablaban rápido en lengua nórdica lo que no me dejaba seguirlos, aunque no era necesario, sabía que los dos estaban culpando al otro.

Para arruinarlo aún más Thor entró al oír los gritos, recorriéndome con la mirada, casi me olvide de mi piel desnuda en el asunto. Los niños se callaron de inmediato al ver la mirada reprobatoria de su padre, debía admitir que incluso hasta a mí se me pasó el enojo con su cara.

-Loki no puedo creer que te dejaras llevar otra vez por lo que tu hermana te pide- Asique la instigadora era la niña, fue gracioso ver como formaba un mohín parecido a un gesto de orgullo sin arrepentimiento. Inevitablemente pude ver en ella a Thor pero fue la expresión del niño lo que me caló hondo, eran los ojos de mi hermana. Su misma forma de comportarse, su misma cara y el dolor me obligó a tragar cerrando los ojos para que las lágrimas no me acusaran de algo que no quiero sentir.

-Lo siento papá- ¿dónde fue que oí eso? Ah sí, hace unos quince años, tal vez más. Sif se había caído y Farbauti no estaba, Laufey estaba furioso porque no sabía tratar con niños, me aterré de tan sólo verlo gruñir acercándosele a mi hermana -lo siento papá- aún lo recuerdo, los niños no deberían disculparse por herirse pero ese hombre estaba furioso y un lo siento parecía ser lo menos que podía decir, jamás supe por qué lo hice pero le grité que corriera y que no mirara atrás. Tal vez, si lo sé. Es mejor ser despreciado a que ella lo supiese. Huyó a casa de Thor, dónde Farbauti se encargó que residiera un tiempo hasta que mi cuerpo no diera indicios de daño. Sus manos golpeándome sin piedad, arrancando mechones de cabello. Jamás fui demasiado bueno, todo lo hacía a mi conveniencia pero por mi hermanita… por ella habría dado la vida y casi estuve a punto.

-Loki, lo sentimos- dijo una voz a la distancia que reconocí como Frigga, de seguro mi expresión era dolorosa, por lo que la transformé de inmediato en una mueca de calma. Los monstruos ya no estaban pero Thor y Frigga seguían alternando miradas del desastre a mí.

-Está bien, sólo necesito cambiarme- a lo que agregue casi con un tic en el ojo –son muy activos- Thor que seguía serio esbozó una sonrisa

-Déjame ayudarte a ordenar- sugirió el rubio pero me adelante

-No es necesario, de todas formas tenía que desempacar, ahora si me disculpan-susurré casi en tono de súplica ambos asintieron cerrando la puerta. Me derrumbé contra el colchón, lo que temía estaba comenzando a suceder. Los recuerdos me volvían a joder la existencia, después de todo era inevitable que sucediera, allí se originaron mis traumas de partida. Alcé la mirada al desastre ¿Qué no iba a ser tan malo? ¿En serio?

La cena estaba provista de mucha carne y vino, haciendo honor a sus nombres. Thor devoraba una pierna de pollo seguido en modales por su hija, a diferencia el niño con mi nombre daba pequeños cortes a su porción y tragaba lo más lento que podía, sintiendo la escena como un Déjà vu; Sif y yo. Quise sonreír pero la mueca parecía un gesto extraño. Odín y Frigga comían con la misma gracia de su nieto y hablaban en frases cortas de manera cordial.

Analicé al viejo bajo el cristal de mi copa recién servida, era mayor, de cabello gris y un ojo parchado, el otro era del mismo tono cielo de su hijo, la mueca en su rostro me estaba poniendo de los nervios. Era lo que yo llamaría hostil. Pero antes de que pudiera seguir descifrándolo su primogénito llamó mi atención pidiendo la ensalada de papas, al rozar nuestros dedos volvió a mirarme con esa intensidad que me dejaba tieso, era del tipo de persona que podía ver hasta tu alma si se lo proponía. Aunque poco recuerdo de él, su mirada es instintiva y difícil de olvidar.

-Me hace muy feliz volver a verte Loki- decía Frigga con un tono de precaución en su voz, tanteando mis reacciones. Esa mujer me estaba agradando mucho –Cuando me contactaste me dio mucho gusto, creí que sabias de la muerte de tu padre y tu hermana –No es mi padre, quise chillar pero con un esfuerzo sobre humano me mantuve inexpresivo a sabiendas que por las caras de melancolía de esos mocosos, era mejor no entrar en detalles –Que Hela no te lo haya mencionado es…

-Tu tía fue muy imprudente- soltó Odín con voz fría, la sangre se me congeló en el acto ¿acaso estaba probando mi carácter? De otra forma no podría dejar pasar sus palabras

-es mi madre- mascullé intentando que la voz me sonara lo menos ponzoñosa posible –Y ella hizo lo correcto por mi bien- fue esta vez la cara sorprendida de todos que me recordó que mi respuesta parecía la de un loco. Cierto, a sus ojos Laufey fue un buen padre, un gran abuelo y un excelente amigo. Yo era el niñito loco que se fue con su tía a Estados Unidos.

Suspiré tragando un poco de vino junto con mis emociones

-No era un buen momento-intenté explicar

-¿No era un buen momento viajar para el funeral de tu familia? Ya veo- Si, Odín estaba tanteándome y no le daría en el gusto. Thor se quejó pero con una mano le espetó a dejarme hablar. El ambiente se me hizo tóxico obligándome a tragar otra vez mi ira. Frigga parecía preocupada

-No, no lo era- espeté sin agregar más y seguir como si nada hubiese pasado –Por cierto me había olvidado de lo frío que es por aquí- Frigga sonrió, el viejo casi me fulminó con la mirada, fue Thor el que me cortó. Con una creciente ira flotándole en la mirada

-¡¿Cómo que no era un buen momento?!- su voz hervía de pura rabia, estando frente a él fue inevitable que me tomara por la camisa por sobre la mesa y escupiera esas amargas palabras. Si, totalmente impulsivo y torpe. La botella de vino que nos separaba calló arrojando su contenido por el inmaculado mantel color crema. Aun así nadie hizo nada por detenerlo, el aire estaba rancio a pleito.

-Thor- graznó el viejo pero el menor no se detuvo

-Estaba endeudado- mascullé cansado por la situación, los infantes parecían asustados ocultándose entre los brazos de Frigga

-¿Qué?- parecía que no entendiera mis palabras

-¿Ludópata?- Parpadeé un par de veces sin comprenderlo, la palabra me sonaba extraña dentro de la conversación, incomprensible, rara… entonces recordé ESO. Laufey era un ludópata, alcohólico, adicto y varios otros sinónimos ¿Creía que yo también era de ese tipo? La idea me pareció estúpida pero de labios del patriarca sonaba como afirmación. Lo pensé un segundo, entre menos explicaciones tuviera que dar mejor, por lo que asentí lentamente fingiendo vergüenza. Obviamente La razón distaba de la ocurrente idea. No, no era un jugador, hacía no mucho no bebía alcohol y adicciones ¿tal vez al trabajo? Odín parecía satisfecho, en mi interior, yo también lo estaba. Un problema menos.

-¿Entonces por qué ahora?- Thor parecía herido -¿Qué buscas de todo esto?- fue Odín quien tomó la palabra

-¿No es obvio? Viene por su herencia y a negociar- casi me reí por tan alta estima en la que me tenía el viejo -¿Cuánto quieres por la casa de Laufey y sus tierras?- sin rodeos, así era Odín, la mirada de Frigga pasaba de mi a su marido sin comprender cómo la cena se transformó en una reunión de negocios. Aunque habría disfrutado mucho sacar de quicio a su marido preferí cortar por lo sano y revelar mis verdaderos motivos para estar cenando con ellos.

-Nada- farfullé mirando fijamente a Thor, me soltó con fuerza, casi me desplomé contra la silla –Tienes razón, Odín- no estaba interesado en darle lugar a un señor o respeto que no sentía –Vine por la herencia, pero no tengo intensiones de venderla- el mayor parecía tan molesto como su hijo –Si hubieses tenido un poco de paciencia podríamos haberlo discutido de forma menos ortodoxa –Entonces dirigí mi mirada a la de los niños, esmeralda contra esmeralda, les sonreí buscando calmarlos–Tranquilos mocosos, ¿me devolverían lo que me han quitado?- ambos se pusieron rojos de vergüenza, no me extrañó cuando la niña sacó de su bolsillo un sobre. El sobre que guardaba en mi equipaje y no pude hallar al volver a ordenar el desastre que dejaron tras su paso. Por la cara de Thor, estarían castigados por un largo tiempo. Frigga no estaba menos decepcionada, casi quise reír.

Cuando el sobre estuvo en mis manos, se lo dejé al patriarca

-Como dije, tenía deudas y no pude solucionarlo antes, ya van dos años desde sus muertes y no fue hasta que…-pero me detuve, me recordé que no necesitaban saberlo –Madre no quería preocuparme antes, cuando nuestra situación financiera pendía de un hilo- Thor parecía relajarse al igual que la familia entera, exceptuando al viejo que me miraba con aquel aire despectivo aún. –Tenía pensado dejárselas a Thor, pero sin ofender, me parece mejor idea darles la casa y tierras como regalo a mis sobrinos- ambos abrieron los ojos como platos– En efecto, Odín seguía leyendo boquiabierto, el poder que les estaba dando si es que aceptaba. –Eso a cambio de todo el tiempo que no estuve ni estaré en sus vidas- Por la cara de los presentes la confusión no se les pasaría dentro de un rato. Suspiré sintiéndome más cansado que nunca

-Asique en vez de un pago lo que deseas es cortar lazos- Odín disfrutaba pinchando en la herida

-Así es- Thor me dedicó una mirada de asombro y decepción.

Me encerré en la habitación, dispuesto a que la familia tomara el regalo que les daba, era la decisión correcta. Yo no quería nada de eso, e incluso si necesitara el dinero esa propiedad jamás fue mía, ni jamás lo será. No podría valerme de eso, la idea de volver era desagradable. Lo que me atenazaba la conciencia, era la cara de decepción de todos –exceptuando al patriarca- sentir que les di esperanzas para arrancárselas. Pero vamos, ser un tío, no era lo mío.

-Loki ¿puedo entrar?- decía el rubio con ya la mitad de su cuerpo adentro, la risa se me escapó sola, Thor lo tomó como un sí. La cama era grande lo que nos daba el espacio suficiente como para sentarnos uno al lado del otro. Sin la necesidad de estar demasiado cerca –Escucha yo… lamento lo de esta tarde, padre se comportó como… nunca antes lo había visto precipitarse tanto y yo, estaba muy enojado, me confunde tu actitud… Aun así, esa no es excusa para tratarte como lo hice – Asentí intentando concentrarme en sus palabras y no cómo refulgían aquellas gemas color cielo – ¿Estás seguro de lo que quieres hacer? Son tus propiedades Loki

-No, no lo son– le corté buscando su mirada para demostrarle lo decidido que estaba –son de tus hijos ahora, yo no quiero nada de ese hombre– Thor suspiró dejando escapar su molestia, parecía cansado de mi necedad. Estaba seguro de que su discusión con Odín salió mal y tendría la intensión de hacerme entrar en razón, era gracioso lo fácil que era leerlo, como un libro abierto

-Aunque no entiendo tu odio hacia tu padre ni la idea de regalarle a mis hijos tus propiedades, yo esperaba…-hizo un mohín –quiero decir… estaba muy feliz de que regresaras, creímos que te quedarías mucho tiempo, mis hijos te adoran Loki, eres su héroe- fruncí el ceño atontado, apenas me conocían era imposible tal cosa a menos que

-¿Sif les hablaba de mí?- el rubio asintió –Pero ellos debieron tener tres años en aquel entonces

-La grababa cuando les contaba cuentos- por su expresión supe lo mucho que la extrañaba, una sonrisa tonta se dibujó en sus labios y continuó –Y te hizo el héroe de sus historias, los niños han visto esos videos por años y ahora estas en vivo ¿captas?- asentí, sintiéndome de pronto malhumorado, no por la idea de ser el héroe de dos mocosos de cinco años, Thor estaba chantajeándome emocionalmente y pareciera que ni cuenta se daba. Estúpido grandulón, no me esperaba este tipo de ataques – ¿Es necesario que no vuelvas más? ¿Por qué romper nuestros lazos? Somos familia Loki y eso no lo puedes cambiar-

-Mi decisión está tomada, Thor- él suspiró dejando caer su cabeza contra el colchón

-Tan terco- masculló deslizando su mano por mi brazo en un gesto extraño, me voltee entre sorprendido y molesto encontrándome con una expresión enternecida por ese nuevo mohín –Entonces dime ¿cuánto tiempo tenemos para disfrutar de tan importante compañía?- sonreí

-Tres días– por su cara de decepción imaginé que reclamaría o algo pero se contuvo cambiando su molestia por una sonrisa

-Entonces tendremos que aprovecharte al máximo – el movimiento fue rápido, allí donde tenía su mano en mi brazo, tiró con fuerza para desestabilizarme y caer contra el colchón, al mirar al frente intentando soltarme ya estaba atrapado en esa prisión humana –Prepárate Loki- tragué con fuerza casi por inercia, turbado por ese fuerte cuerpo sobre el mío


Antes de despedirnos quería agregar que Undredal es real y no hace mucho la forma de llegar era en barco –aunque como nunca he estado allí esperemos que Wikipedia diga la verdad- asique en serio cuando me guié por mi bien querido google maps no podía evitar imaginarme a Loki sufriendo por llegar hasta allí y ser rescatado por un Thor muy nórdico –tenía que decirlo- nos leemos pronto