El día después

Harry despertó de un profundo sueño. Todo le daba vueltas. ¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado? Algo venía a su mente: Aplausos, algo así como una gran alegría, sonrisas, apretones de manos y allí, en una esquina, un cadáver… ¡Un cadáver!¡Había matado a Voldemort! Vaya, nunca se lo había imaginado. Sabía que debía hacerlo, pero nunca había pensado en el momento y ahora, ahora que ya todo había acabado no podía creerlo y se sentía bastante desorientado. Sin ninguna meta o rumbo a seguir.

Así debía sentirse la gente normal, que despierta cada mañana sin saber que ocurrirá en su futuro…

"Pero, ¡espera!" pensó. "¡si hay una meta!" Sus labios se curvaron en una sonrisa cuando pensó "Ginny".

"Buenos días Harry" abrió los ojos y la vio allí, sentada en su cama con una bandeja de desayuno. Quizá cuánto tiempo llevaba allí contemplándole.

Sus mejillas se sonrojaron. Se veía preciosa, como siempre y ahora nada en el mundo podía evitar que estuviesen juntos.

"Escucha Ginny, yo…"

"Calla y come" dijo ella y sonrojándose más aún añadió "Creo que se lo que quieres decir."Y le dio un beso en los labios. Luego se volvió y salió de la habitación.

Harry se incorporó y miró a su alrededor. Era la mañana de un hermoso y soleado día y todas las paredes estaban tapizadas de algo que él al principio no pudo reconocer.

Tomó su desayuno pensando en la nueva vida junto a Ginny que le esperaba y luego se vistió. Fue entonces que notó qué era aquello que tapizaba su habitación; cientos y cientos de felicitaciones y agradecimientos en todos los colores idiomas y formas provenientes del mundo entero. Qué rápido había viajado la noticia. Algunos emitian distintos sonidos o cambiaban de color.

Harry las miraba con una sonrisa hasta que notó una bastante particular entre el remolino de colores, zumbidos y sonidos. Era de un color azul claro. Perfectamente cuadrada, como si la hubiesen hecho con escuadra, nada se movía o cambiaba en ella y una perfecta letra de color azul marino decía:

"Nos han contado un poco.

Yo tengo mucho que contarte.

Aunque no lo creas…

Nos alegra saber que estás vivo y

Creo que debemos hablar.

Privet Drive n°4

Petunia Dursley"

Aturdido, Harry sacó el pequeño papel de entre los demás y lo guardó en su bolsillo. No sabía que hacer, si debía ser sincero, no se había acordado mucho de ellos últimamente. Supuso que algún día sentiría curiosidad por saber qué había sido de ellos, pero no había planeado una nueva visita a Privet Drive cuando abandonó ese lugar, supuestamente para siempre, un año atrás.

"Supongo que debería alegrarme que estén vivos" pensó "Aunque tantas mejores personas no lo estén" Pero no pudo pensar más en el conflictivo papel, porque en ese momento fue interrumpido por Ron y Hermione que irrumpían en la habitación. Al verlo se pararon confusamente. "Harry, estuviste maravilloso" dijo Hermione y le dio un fuerte abrazo.

"Si, eso, bien hecho amigo" agregó Ron dándole palmaditas en la espalda. Se notaba que estaba tan desconcertado como Harry, quíen nunca había pensado en cómo celebrarían ese momento.

Si lo pensaban, era digno de gran emotividad y abrazos, pero vivirlo era tan diferente. El no se sentía como un héroe, no había hecho nada. La varita mayor, o maestra, no había querido atacarlo y el hechizo de Voldemort había rebotado contra él una vez más. Sólo que ésta vez, no tenía horrocruxes que protegieran su alma. Y eso era gracias a él; a Ron; a Hermione; a Dumbledore, sus ojos se humedecieron cuando pensó en él; a Neville, que mató a Nagini; a Dobby; a todos quienes habían ayudado o entregado conciente o inconcientemente sus valiosos recuerdos y a Voldemort mismo, por ser como fue; ingenuo, desconfiado, orgulloso. Cosas que impidieron que alguien frustrase su misión.

Confiar era bueno, Voldemort hizo todo solo. Su mérito es completamente suyo, pero no triunfó. El mérito de su destrucción, Harry lo compartía con muchas personas, pero habían vencido, el mundo era libre y eso era lo único que importaba.

Los tres amigos se miraron en silencio, pero no era un silencio incómodo, era de absoluta comprensión. Después de un rato, Harry les mostró el papel.

"Observen esto" Ron leía por sobre el hombro de Hermione.

"Esos malditos cerdos…" Dijo Ron frunciendo el entrecejo.

"No, o sea si, pero… Tu no oíste lo que dijo Dudley."

"¿Qué dijo? ¿Qué no eras un excremento después de todo?"

"En realidad, dijo… que no era un desperdicio de espacio" replicó Harry mirándo al suelo.

"¡Vaya gran diferencia!"

"Para Ron." Intervino Hermione y, cual si sus palabras fuesen un hechizo, Ron se mordió la lengua instantáneamente. "Yo creo que podrías darles otra oportunidad; Es decir, fueron malos,-"¿Malos? ¿Quién dijo?" (Fue el ignorado comentario de Ron)-Fueron malos –repitió cansada Hermione- pues no sabían por lo que estabas pasando, además algunos muggles reaccionan así ante el miedo."

"¿Miedo de un niño de 8 años?" Harry y Ron rieron.

"Vamos Harry, no seas tonto, ellos siempre supieron que había algo en ti. No pudieron nunca moldearte a su antojo,como para que realmente hubieses parecido un miembro de su familia."

Harry se había quedado boquiabierto ante tales argumentos, pero rápidamente se repuso.

"Pero que no te resulte alguien como esperabas no te da derecho a encerrarlo en un armario lleno de arañas" Ron dio un respingo al imaginarse durmiendo junto a Aragog y sus parientes.

"Lo se Harry, eso fue terrible." Consintió Hermione. "Pero recuerda lo que siempre decía Dumbledore; Todos merecen una segunda oportunidad. Y al parecer, ya comprobaste que no se equivocó al confiar en Snape y que sin importar cómo este se haya portado contigo, siempre te protegió y obedeció a su promesa hasta el final, sin importar que ya hubiese muerto Dumbledore y que tuviera libertad plena de seguir al señor oscuro…"

"Si, para, para. Está bien, iré ¿De acuerdo?"

"Lo siento Harry, si quieres podemos acompañarte" ofreció Ron jugueteando con su varita.

"No se ofendan, pero si tengo que hacer esta forzosa visita familiar, es otra la persona que quisiera que me acompañara."

Un brillo cómplice apareció en los ojos de sus amigos.