¡Hola a todos!
¡Soy nueva por el fandom de Diabolik Lovers, señores y señoras! Así que por favor no me peguen(?) y acéptenme como una fan loca más xD
Bueno, antes de que se me olvide, ¡bienvenidos a mi primer fic de estos vampiros tan sexys: Cómo se conocieron, y muchas gracias por hacer click y estar leyendo esto! *Suenan cohetes, matasuegras y demás cosas festivas de fondo*
Como ya os imaginaréis, este fic va a tratar lo que se menciona en el título: cómo se conocieron los personajes. ¿Que cómo se me ocurrió la idea? ¡Muy fácil! Me paso aquí día y noche desde que vi el Anime (bueno, aquí y en otras páginas, ya saben, como Laito, no puede ser fiel porque las necesita a todas(?)), y un día vi una una serie de drabbles sobre este mismo tema, pero me quedé un poco... ¿chafada? porque no era como me lo esperaba. Entonces se me ocurrió la gran idea. ¿Y si hacía yo uno con mi punto de vista, de la forma que yo quería que fuera? ¿Y si en vez de hacerlo un drabble lo hacía un One-shot (bueno, uno de cada personaje)? Me pareció una buena idea, aunque sólo fuera para sacar las ideas de mi cabeza y estar orgullosa de mi trabajo. Pero ahí no paró la cosa. Podría hacer más partes, como la historia completa en un mini fic, pero en diferentes fics. Me explico, que sé que así no llego a nada xD: Con esto quiero decir, que seguramente, y si a vosotros os gusta la idea, podría escribir 3 fics más como continuación de este (3 de momento, al menos que me lluevan ideas otra vez y decida hace xD): La primera sería éste: Cómo se conocieron; la segunda, Cómo descubrió que era un vampiro; la tercera, Cómo se enamoraron; y para finalizar, Cómo acabaron. Además, planeó duplicarlos, es decir, hacer estos cuatro fics para los Sakamaki y otros cuatro con el mismo nombre para los Mukami. En otras palabras, tengo trabajo asegurado para un año xD
De momento comienzo con los Sakamaki, más concretamente, con Shu. Ese bello durmiente me tiene enamorada xD
¡Ah! Una cosa más: Las historias serán VampiroxOC, es decir, personaje original, sin que en ellas aparezca Yui (lo siento, no la trago y no me cae bien, es más, me parece cortita la pobre xD). Con esto quiero decir que, si no te gustan este tipo de fics, no lo leas aunque, si decides darle una oportunidad, habrá galletas con la forma de tu vampiro favorito para ti(?) Ok no, es tu decisión, y no quiero coaccionar a nadie (pero estos machos tan sexys estarían demasiado felices contigo y te amarían por el resto de sus días si lo lees, y recuerda, son inmortales x'))
Bueno, creo que ya no tengo nada más que decir, así que, sin más dilación, y tras unas pautas aclaratorias, les dejo el primer capítulo. ¡Qué lo disfruten!
LOS PERSONAJES DE DIABOLIK LOVERS NO ME PERTENECEN, SOLAMENTE LOS TOMO PRESTADOS PARA ESCRIBIR ESTA HISTORIA SIN ÁNIMO DE LUCRO. LOS PERSONAJES ORIGINALES (OC) SÍ LO HACEN Y, POR ELLO, TENGO SUS DERECHOS Y LOS DE ESTE FIC.
Número de palabras: 4212
Rate: T
Narración
Pensamiento
- Diálogo
Sonido/omatopeya
Capítulo 1: Shu
El viento soplaba con fuerza. Las pocas hojas que quedaban en los maltratados árboles del lugar eran zarandeadas sin piedad, mostrando su valía y aferrándose a sus únicos salvadores ante un elemento difícil de vencer. Pequeñas gotas de agua se precipitaban de un cielo oscuro y encapotado, aumentando su número conforme los tediosos minutos pasaban. En la lejanía, potentes destellos de luz iluminaban el tenebroso paisaje, tratando de hacer notar su efímera belleza unos segundos antes de que sus fuertes estruendos desengañaran y devolvieran a la realidad hasta al más iluso soñador. La ahora húmeda carretera que podía apreciarse a unos pocos metros era tenue y ocasionalmente alumbrada por las escasas farolas que a ambos lados de ella se encontraban, siendo algunas víctimas del furioso temporal. La plácida y tranquila noche que se había podido disfrutar solo unos momentos antes había sido transformada en algo tétrico, aterrador. Hermoso.
- Señorita Shimizu.
La calle estaba desierta. Ni una mísera alma había salido a contemplar aquel inusual paisaje. No había ningún hombre bailando bajo la lluvia, ninguna mujer riendo mientras giraba sin parar, ningún niño chapoteando en los charcos que se iban formando. Nadie.
- Señorita Shimizu.
La imagen comenzaba a difuminarse poco a poco como resultado de la lluvia que incrementaba su fuerza por momentos. Ya casi no podía ver nada, pero sus gélidos ojos seguían fijos en el lugar a través de la ventana. Su nívea piel notaba el frío que el objeto desprendía, provocando que se erizara por completo. Su cuerpo estaba allí, pero su mente se encontraba muy lejos: entre las oscuras nubes que poblaban aquel cielo sobre su cabeza, nadando entre ellas como si de negra espuma se tratara; haciéndola ver miles de ángeles que lloraban por la alegría desaparecida de aquellos días lluviosos; observando-
- ¡Señorita Yume Shimizu!
El sonido de su nombre pronunciado en aquel tono tan elevado la hicieron volver a la realidad acompañada de un pequeño bote provocado por el susto. Sus ojos de hielo abandonaron la ventana a su imaginación y miraron a la emisora de aquella voz con una expresión de sorpresa. Sus compañeros se habían girado para observarla, pues ella ocupaba el asiento de la esquina de la derecha de la última fila. Al percatarse del enfado que traslucía el anciano rostro de su profesora, una pequeña sonrisa apareció en sus rosados labios, junto con una mirada que podría superar a la de aquel precioso gatito de la película de Shrek.
Técnica 1 para evitar regañinas de los maestros activada.
- ¿Si, profesora? - preguntó inocentemente.
Las pobladas cejas de la susodicha se fruncieron aun más, haciendo temer lo peor a la estudiante.
- ¡Llevo llamándola 10 minutos! ¿Puede explicarme por qué no me ha contestado? ¿Acaso tenía la cabeza en las nubes?
Strike 1. Técnica 2, seguirle la corriente y disculparse, activada.
- Le pido disculpas, profesora. Aunque sí, estaba en las nubes, pensando en el por qué de la lluvia, viendo cómo se formaban lo rayos, escuchando la música de las gotas de agua y- -respondió la chica, perdiéndose en sus pensamientos de nuevo hasta que la otra interlocutora rompió el hechizo.
- ¡No me interesa en absoluto, señorita! ¿A qué se supone que viene a clase? ¿A fantasear o a aprender? ¿Acaso le parece aburrida la lección de hoy?
Strike 2. ¡Alerta! ¡Preguntas engañosas realizadas! Activando técnica 3 de autodefensa.
Rápidamente leyó el tema de la clase escrito en la pizarra y se apresuró a responder.
- ¿No? - dijo con un tono de pregunta que no había planeado. La arrugada boca de su profesora se abrió lentamente - ¡Quiero decir, los haikus son interesantes! ¡Muchísimo! Todos deberíamos poner uno en nuestra ... ¿vida? - siguió sin pensar, moviendo muy rápido las manos antes de darse cuenta de la tontería que había dicho, apareciendo una gotita al estilo anime en su frente.
Fallo en la ejecución de técnica 3. Respuesta estúpida emitida.
1, 2, 3...
- ¡JAJAJAJAJA! - Las potentes risas de sus compañeros quebraron el tenso silencio que se había formado segundos antes. Un notable sonrojo se dibujó en sus mejillas al tiempo que miraba con miedo a su profesora, quien le regaló una sonrisa llena de malicia.
Strike 3.
- Señorita Shimizu... - dijo con voz extremadamente tranquila la maestra.
Eliminada.
- ¡A LA SALA DE CASTIGADOS! ¡YA! -gritó esporádicamente.
Más risas.
- Pero profesora, - comenzó nerviosa y con una pizca de esperanza en la voz, esperando que la anciana se apiadara de ella - hay un pequeño problema. No sé dónde está la sala de castigados, ya que, como usted sabe, llevo aquí menos de dos semanas y-
- No se preocupe por ello, señorita. -respondió la mencionada - Estoy segura de que su imaginación la llevará a ella.
Otro estallido de risas al tiempo que un tic aparecía en uno de los plateados ojos de la joven. Con una rapidez que ni ella misma conocía y su normalmente blanca cara cubierta por la vergüenza, recogió sus cosas y se lanzó al alargado pasillo fuera de aquella ruidosa clase. Se recargó en la pared cercana y trató de tranquilizarse, respirando pausadamente.
Día 12. Expulsada de clase por primera vez desde mi llegada. Me espera un futuro prometedor.
Continuó con el ejercicio durante unos minutos, tratando de disimular su sonrojo y calmar su desbocado corazón. Realmente había comenzado con el pie izquierdo en aquel instituto y, sobre todo, con aquella profesora. Menuda amargada de la vida se había encontrado. Suspiró pesadamente y abrió con decisión sus ojos rodeados de múltiples, voluminosas y azabaches pestañas. Una casi imperceptible sonrisa se dibujó en sus labios al tiempo que su mente la animaba a comenzar la búsqueda de la oh-tan-ansiada sala.
¡A la aventura pues, Yume!
La aventura le estaba resultando más larga de lo que había esperado. Ya había perdido la noción del tiempo. Podía haber estado fácilmente treinta minutos vagando como un alma en pena por los pulcros pasillos de aquel instituto que empezaba a asemejársele a un laberinto sin salida. Había tomado más de veinte derechas y veinticinco izquierdas, así como dado la vuelta tres veces e, incluso, girado sobre sí misma otras tantas. Estaba aburrida de tanto caminar sin rumbo. Un cansado suspiro abandonó sus labios. Sabía que el timbre no tardaría en sonar, tendría que volver a su clase sin haber cumplido la orden de la amargada y, seguramente, sufriría un castigo mucho peor. Se imaginó limpiando las salas con un trajecito sacado de la mejor tienda erótica y, como si de una serie se tratara, sacudió la cabeza y el bocadillo con aquel futuro cercano se desvaneció tan pronto como había aparecido. Otro suspiro salió de sus labios. Sus pasos cesaron. Su mirada fue oscilando a través de las viejas puertas a cada lado del pasillo. Su dedo índice buscó un mechón de su azabache y rizado cabello, tirando de los marcados muelles y soltándolos, de forma que éstos volvían a su posición inicial. Mordió levemente su labio. Ganaba más arriesgándose que quedándose allí, lo sabía. Armándose de valor, escogió la puerta al fondo al fondo del pasillo y, cerrando los ojos, la abrió.
Apretó fuertemente sus párpados al no escuchar ningún sonido en la sala. ¿Se habría equivocado? ¿La estarían mirando? Con cuidado y queriendo ver dónde se encontraba a través de la fina línea de visión que poseería en aquel momento, entreabrió un ojo. Pero lo que vio la dejó asombrada. Un suave jadeo salió de su garganta al contemplar su alrededor. Ante ella se encontraba un gigante, no, enorme espacio. El suelo era de tarima oscura, como aquel que se podía apreciar en las más caras mansiones japonesas, y las extensas paredes estaban adornadas con preciosos murales de músicos, instrumentos y notas musicales. Al fondo había un ancho escenario de color negro con un piano de cola marfil en su centro. En frente de él, numerosas sillas color crema se encontraban ordenadas por filas. A los lados de la sala los instrumentos de colocaban por orden: de viento, de cuerda... todos perfectamente cuidados y con sus correspondientes partituras cerca. Y mientras su mirada vagaba por la sala, se encontró con uno en especial que hizo que saltara de emoción y abriera sus ojos todavía más: un violín. Y es que desde que era apenas una niña pequeña había querido aprender a tocar aquel instrumento de viento que le había robado el corazón desde el primer momento en que puso sus ojos en él. La música siempre había sido su vida, amaba la clásica, algo que había heredado de su madre, junto con el color de sus orbes. Recordaba que ésta le regaló su primer violín, cómo le enseñó a producir hermosas melodías, la forma en que cantaba mientras ella lo hacía. Incluso había cumplido su sueño de unirse a la banda de su ciudad natal y dar recitales. Porque, al contrario del resto de los instrumentos, el violín le parecía mágico.
No supo en qué momento sus pies comenzaron a moverse, cuándo empezó a correr hacia aquel preciado instrumento. Aunque tampoco predijo que acabaría abrazando el suelo de aquella forma. Es cierto que le encantaba la música y que aquella camisa blanca, junto con ese suéter marrón y la chaqueta negra que dejaban ver parte de su marcado pecho le favorecían mucho, pero tampoco creía que le expresaría su amor así. Es decir, no estaba loca, ¿no?
Espera, ¿blanco, marrón y negro? Creí que el suelo era de tarim... oh dios, no.
Con la incredulidad reflejada en el rostro, Yume separó su cara de aquel esculpido torso con ayuda de sus manos y dirigió su mirada hacia el rostro del extraño. Separó sus labios para disculparse, pero las palabras nunca salieron de su boca. Aquel hombre se las había robado antes de si quiera mirarla.
Bajo su femenino cuerpo, uno mucho más robusto descansaba sobre el suelo. Su pálida piel parecía brillar por la tenue luz de la preciosa lámpara de araña del techo del lugar. Sus rebeldes mechones rubios estaban desparramados por su cara, haciéndolo incluso más atractivo. Sus ojos se encontraban cerrados, adornados con pestañas de oro. (¿Acaso estaba dormido?) Se preguntaba de qué color serían: chocolate fundido, esmeraldas brillantes, azules cielo, zafiros... Más abajo, una fina nariz sobresalía en su rostro. Su marcada mandíbula le daba una apariencia más masculina. Pero lo que más le llamó la atención fueron esos finos y rosados labios. Tan bien hechos, tan tentadores que en lo único que podía pensar era en probarlos, descubrir si eran tan suaves como parecían, si sabían a fresas como su color indicaba. Ese hombre la había hipnotizado. No podía apartar sus orbes de él, de esa boca invitadora. Quizás, mientras estuviera dormido, podría robarle un beso y después salir corriendo sin mirar atrás. Sí, eso haría. Le besaría, cogería un taxi al aeropuerto, tomaría un avión a España, se cambiaría el nombre por Antonia Martín y comenzaría una nueva vida sin que nadie la conociera en el país. Dirigió la mirada a su cuerpo, musculoso y fuerte. Bueno, también podía hacerlo hombre una y mil veces y repetir el proceso anterior. Mirándolo bien, aquello no sonaba tan mal. Al fin y al cabo, soñar es gratis, ¿no?
Y yo soy una soñadora - pensó con una sonrisa observando su bien esculpido pecho.
- Vaya, sé que soy atractivo, pero no esperaba que quisieras ir tan rápido, tirándote encima de mí de esa forma. Mph, qué mujer más obscena.
Menuda imaginación la suya, ¡hasta le había puesto voz! Y era tan varonil y seductora... aunque la había llamado obscena, pero al ser una situación tan especial y única como aquella, se lo permitiría. Ya podía escribir un libro con aquel guapo hombre como protagonista, un rubio de ojos azules eléctrico que tuviera esa mirada tan profunda y penetrante, y una sonrisa ladeada como la que aquel extraño le mostraba en ese preciso instante. Estaba segura de que sería un bombazo para el público femenino. Sólo le faltaba su nombre.
¡Yuichiro! No, tiene que ser algo más internacional... mmmm... ¡Steve! Nah, no tiene cara de Steve... quizás algo más masculino...
- Y devorándome con la mirada así, sin vergüen-
- ¡Manolo! - dijo emocionada.
- za...
Vale, no era muy buena con los nombres, pero ya tenía uno muy macho. Siguiente paso: ¿de dónde sería príncipe? Se lo preguntaría directamente, al menos así su personaje principal estaría a gusto con el país que gobernaría. Iba a aprovechar que podía hablar con personas imaginarias lo máximo posible.
- ¿De dónde te gustaría ser príncipe, Manolo? - creyó interrogar en su mente.
- ...
- Porque creo que por tu color de pelo te pegaría mucho ser de algún país nórdico. ¡Ah! También podrías serlo de uno imaginario, veamos... ¡Solagnaria! No suena nada mal, ¿a que no? Además, te buscaría una princesa que tuviera un hermoso caballo blanco. Después, un mago la secuestraría y tú-
Unas frías manos en su delgada cintura la sacaron de su ensoñación. Molesta por la interrupción, miró con enfado al responsable de semejante catástrofe. Y se quedó petrificada al ver aquellas ojos fijos en los suyos. Petrificada y atrapada. Nunca había visto unos tan bonitos como esos. Sin poderlo evitar, se sumergió en el océano que escondían. Uno tan sereno, tan tranquilo, que casi le apetecía perderse en él para siempre. Suspiró sin poderlo evitar, provocando que otra sonrisa se dibujara en el rostro del joven.
- Ese suspiro... Mph, ¿acaso estás tratando de excitarme? - pronunció lentamente el rubio.
Y, del mismo modo en que aquel hombre la había encantado, la desencantó. Su cuerpo botó, por segunda vez en aquel desastroso día, al caer en la cuenta de su engaño, rozando la masculinidad del hombre bajo su cuerpo, pues en algún momento había quedado sentada sobre él.
-Mmm... -gimió el chico.
Otro tic en su ojo. Miró con terror el rostro masculino, viendo su expresión de placer y, finalmente, llegó a sus grandes manos, que todavía mantenía en su cintura. Eso no era producto de su imaginación. Acercaba su femenino cuerpo al suyo propio de aquella manera tan... íntima.
Dios, si de verdad existes, dime por favor que no está despierto.
- Sí que eres una mujer obscena.
- ¡KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!
El grito resonó por todo el aula, dejando a un rubio medio sordo con molestia reflejada en su rostro, sentado en el suelo mientras acariciaba su oreja cuidadosamente, dándole consuelo ante una mujer tan ruidosa, y a una morena que había quedado recostada en el mismo tras un escape suicida con éxito.
- Qué molestia.
- ¡¿QUÉ CREES QUE HACES?! - elevó la voz la azabache, respirando agitadamente y muerta de vergüenza por lo que acababa de ocurrir.
- Ya, deja el escándalo...
- ¡¿CÓMO TE ATREVES A TOCARME?!
- ...
- ¡¿QUIÉN TE CREES QUE ERES PARA HACERLO?!
- ...
- ¡¿ACASO NUNCA TE HAN ENSEÑADO MODALES?!
Mph, suena como algo que diría Reiji... - pensó aburrido el pálido chico mientras volvía a recostarse en el suelo, subiendo el volumen de su MP3 con el objetivo de no escucharla chillar como una loca - Al menos no en esta situación... - sus labios se curvaron con autosuficiencia al reproducir lo último en su cabeza mientras cerraba sus hermosos ojos.
- ¡¿Y AHORA POR QUÉ ESTÁS SONRIENDO?! ¡¿TE HACE GRACIA?!
- ...
- ¡RESPÓNDEME! ¡NO TE ATREVAS A IGNORARME!
- ...
- ¡¿CREES QUE PUEDES IR POR AHÍ HACIENDO ESAS... COSAS A LAS MUJERES QUE ACABAS DE CONOCER Y DE LAS QUE NI SIQUIERA SABES EL NOMBRE?!
- ...
- ¡ERES UN MALDITO APROVECHADO!
- Ya...
- ¡Y ENCIMA DICE QUE LA OBSCENA AQUÍ SOY YO! ¡JÁ!
- Para...
- ¡PUES PARA TU INFORMACIÓN, SEÑORITO OH-SOY-SEXY-Y-LO-SÉ, EL ÚNICO PERVERTIDO QUE HAY EN ESTA SALA ERES TÚ!
Se acabó.
Y ahí terminó aquel intento de diálogo, justo cuando aquel guapo joven se abalanzó con una rapidez inhumana sobre la gritona muchacha, tapándole la boca con sumo cuidado con una de sus suaves manos e inmovilizando con la otra las de la mujer al tiempo que un ruido sordo provocado por el impacto del femenino cuerpo contra el suelo acompañaba el inesperado movimiento. Otro silencio se hizo caer entre ellos dos. Uno que daba comienzo a una batalla muy acusada: agua contra hielo, robusto árbol contra delicada flor, Sol contra Luna. El ganador no había sido decidido, y cualquiera de los dos lucharía por serlo. Una de las piernas del rubio se había hecho paso entre las de la chica, induciendo un contacto aún más cercano. Las mejillas de ella seguían coloreadas, y ambos respiraban entrecortadamente, buscando el aliento que el otro le había robado. Con sutileza, y todavía clavando sus océanos en aquellos icebergs, el hombre retiró la mano de los rosados labios, mirándolos con detenimiento y deseo antes de colocar su cabeza en el cuello de la joven y espirar levemente, cerrando sus orbes y relajando su cuerpo.
- Qué ruidosa...
Y así, los segundos pasaron, uno tras otro, mientras el asombro de la joven no desaparecía de sus facciones. ¿Qué acababa de ocurrir? ¿Por qué no podía reaccionar? ¿Qué había hecho aquel hombre para tenerla así, bajo su cuerpo, indefensa y paralizada? Su cerebro no podía pensar en nada que no fuera el peso del chico sobre ella, lo bien que se sentía estar en aquella posición, con sus suaves mechones y su pausada respiración haciéndole cosquillas en el cuello. Casi tenía ganas de cerrar los ojos, como él, y dejarse llevar por Morfeo al mundo de los sueños ahí, en el aula de música. Al fin y al cabo, eso significaba su nombre, era ahí a donde pertenecía. Quizás pudiera saltarse un par de clases y después- Espera...
¿Sueños?
¿Saltarse clases?
¡Estaba en el instituto!
¡No, no, no...! ¡Debo buscar el aula de castigados!
Observó al chico sobre ella. ¿Estaba dormido? Se le veía tan pacífico, tan sereno. Tan bello.
Abrió los ojos cuando cayó en la cuenta de lo que acababa de pensar. ¿Cómo podía ver así a un chico que la había llamado obscena y se había quedado tan pancho? ¡Ella no era así, y ese hombre no la iba a cambiar, por muy guapo que fuera!
Trató de buscar un comentario que le dejara fuera de lugar como pago por aquel insulto hacia su persona. Aunque estuviera dormido, lo contabilizaría como un punto a su favor. Una pequeña bombillita se encendió en su cabeza, encontrando la frase perfecta y llenando de ironía su voz.
- Dice esos comentarios, me sujeta la cintura con fuerza cuando estoy sobre él, gime por ello, se tira encima de mí, me acerca a su cuerpo de esa manera tan insinuante y decide echarse una siestecita en esta posición. Sí, quizás sea yo la obscena. Debe de ser que en mi mundo las cosas funcionan de otra forma.
Yume 1, Pervertido 0
- Claro que lo eres. No fui yo el que se abalanzó encima de ti cuando te vio, tampoco el que te devoró con la mirada de esa forma tan lujuriosa. No imaginé que fueras la princesa de algún lugar, no te puse ningún nombre y no boté sobre ti para excitarte: pues sin haberme siquiera percatado de tu presencia, tú ya estabas demasiado caliente. Admite que te gustó que gimiera, que te encanta esta posición y que desearías que te hiciera mía aquí y ahora. Aunque, personalmente, prefiero que estés arriba y hagas tú todo el trabajo. Sé que lo disfrutarías como la mujer obscena que eres.
Yume 1, Pervertido 8 tumbado - le recordó su mente.
El aire se escapó de sus pulmones de golpe al escuchar aquellas palabras. ¡Dios, qué vergüenza! ¡La había escuchado hablar de aquellas niñerías de verdad! Eso iba a quedar grabado en su cabeza el resto de su vid- Un momento... ¿que ha dicho que yo qué?
¡¿Pero qué se cree este animal?!
- ¡Que no soy una mujer obscena! ¡Yo no voy soltando esos comentarios por ahí!
- Sí lo eres.
- ¡Que no!
- Que sí.
- ¡Que no!
- Que sí.
- ¡Que no!
- Que no.
- ¡QUE TE ESTOY DICIENDO QUE SÍ QUE SOY UNA MUJER OBSCENA, PEDAZO DE SALIDO OXIGENADO!
...
Una nueva sonrisa se dibujó en los masculinos labios.
- Mph. No era tan difícil reconocerlo, ¿no?
Ya está. Se acabó. No voy a permitir ni una más. No he venido aquí para que juegue conmigo de esta forma. Me marcho.
Con un enfado creciente y la mayor fuerza, tanto física como de voluntad, que pudo sacar, la azabache empujó al rubio sobre ella, quitándoselo de encima con una facilidad que no había esperado. Se levantó con lentitud, se sacudió su ahora arrugado uniforme y caminó hacia la puerta de la clase, dispuesta a terminar con aquella situación que la había avergonzado tanto.
- ¿Te vas tan rápido, sin ni siquiera decirme tu nombre? - llegó a sus oídos la voz del chico, quien había quedado sentado en el suelo tras el empujón.
- No es como si te interesara. - respondió la joven de forma fría, girándose hacia él y volviendo a entrelazar sus miradas.
- Te equivocas, sí me interesa - la morena abrió un poco sus ojos, sorprendida y con una pizca de esperanza de que aquel chico no fuera sólo un pervertido - ya que, si lo conozco, podré hacerte todas esas "cosas" de antes con derecho, ¿no es así? Tú misma lo dijiste hace un rato, mujer obscena.
¡¿CREES QUE PUEDES IR POR AHÍ HACIENDO ESAS... COSAS A LAS MUJERES QUE ACABAS DE CONOCER Y DE LAS QUE NI SIQUIERA SABES EL NOMBRE?!
Bofetada de vuelta a la realidad. Sus esperanzas hechas añicos.
- ¡SALIDO! - gritó a pleno pulmón, dirigiéndose a la salida con la furia recorriendo todo su cuerpo. Ya estaba en la puerta. Tomó la manilla y la giró para salir de allí lo antes posible.
- Sakamaki Shu - resonó aquella inconfundible voz en sus oídos.
La chica volvió a mirarlo, sintiendo como la furia se desvanecía. Sus ojos volvieron a hacer contacto una última vez antes de que encarara la puerta y la abriera, apareciendo una tenue sonrisa en sus labios.
- Shimizu Yume.
El ruido del objeto marcó el final de la conversación.
- Mph. - emitió el rubio, volviendo a acostarse en el frío suelo de tarima - Yume, ¿eh?
Fuera de la clase, una mujer trataba de regularizar su respiración, como ese mismo día cuando aquella anciana la había echado de clase. Ese hecho ya le parecía muy lejano, quizás, aunque no lo quisiera admitir, por aquel chico. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que había salido de aquella preciosa sala. Cuántos minutos llevaba en ese lugar. Cuántos segundos hacía que no veía esos hermosos ojos azules. Suspiró, mostrando una mezcla de sentimientos difícil de concretar: tristeza, alivio, duda... pero sobre todo, confusión. Confusión porque no entendía nada. Porque no podía detener el acelerado latir de su corazón. Porque su mente no dejaba de reproducir una y otra vez la imagen durmiente del rubio, tan sereno y a la vez tan atractivo. De sus fuertes manos en su cintura, de su seductora voz, que hacía que su piel se erizara... Rememoró esos labios tan provocadores, y su cabeza comenzó a imaginar situaciones en las que podía probarlos, besándolo tanto suave como pasionalmente. Ella contra la puerta de aquella clase, atrapada por el cuerpo del joven mientras enredaba las piernas en su cadera. Ambos recostados en una verde hierba mientras él la besaba levemente. Ella sobre él, en una cama con sábanas negras y pétalos de rosa, cubiertos solo con las primeras, y las masculinas manos de nuevo en su cintura mientras...
- ¡Ahhh! - sonó su voz con frustración. ¿Cómo podía pensar en hacer eso con un pervertido al que acababa de conocer? ¡Que alguien se lo explicara, por favor! Es cierto que era guapo, mucho, de hecho. Pero de eso a dejar volar su imaginación de aquel modo había un gran paso. Ella no era así, ¿verdad? Es decir, no como él, no como...
- Shu...
¡RIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIING!
El timbre que anunciaba el comienzo de una nueva clase sonó fuertemente, sacándola de sus pensamientos. Y la sangre se le enfrió al caer en la cuenta de lo que había estado buscando hasta que el mencionado cambió sus planes.
- ¡La sala de castigados! - gritó.
Tenía que darse prisa y llegar cuanto antes, evitando que la profesora la viera por los pasillos. Debía estar allí cuando esa mujer pasara a comprobarlo porque, sino, estaba perdida por el resto del año en aquel centro de estudios. Comenzó a correr, no sabiendo qué dirección tomar, esquivando estudiantes con una maestría típica de los mejores ninjas.
¡Rápido, rápido! - intentaba animarse a sí misma.
Y de repente, el milagro ocurrió. Allí, frente a ella, vio el cartel que la salvaría de su fatal destino. Aliviada, abrió la puerta de la clase. Parece que la suerte comenzaba a sonreírle.
- Señorita Shimizu... - escuchó. Provenía del interior del aula.
Vale, se retractaba. La suerte no estaba con ella. Y sabía a quién debía agradecerle.
- ¡A DIRECCIÓN!
¡Ésta me la pagas, maldito pervertido!
¡He vuelto! xD
Espero que, si has llegado hasta aquí, hayas disfrutado del capítulo.
Debo aclarar el por qué de mi elección de esta chica (al menos, para que se entienda un poco mejor).
En primer lugar, su nombre (Yume) significa sueño. Ahí creo que no tengo que explicar nada, todos sabemos cómo es este rubio xD Su apellido (Shimizu) quiere decir manantial de agua. Y hay tres razones por las que lo escogí: uno, me recuerda a la tranquilidad (aunque ella no es como si fuera muy tranquila xD) pero, es una soñadora. Y los soñadores como ella, que hacen del paisaje una historia, cuando están en sus pensamientos, que es la mayor parte del tiempo, se ven tranquilos, apacibles... y lo sé porque yo soy así xD Y así salieron los 4000 y pico caracteres de los que yo calculaba escribir como máximo 1500 xD La segunda razón es porque me gusta el sarcasmo entre su carácter y su apellido xD Y la tercera es, simplemente, porque no encontré ninguno más adecuado xD ¿Para qué los voy a engañar? xD
En segundo lugar, su físico y su personalidad. Quería que ambos se complementara bien y cuadraran con Shu, diferenciándose al mismo tiempo. Por eso, ella tiene el pelo largo, negro y rizado, todo lo contrario a él, en un intento de imitar y oponer la personalidad activa, nerviosa y llena de vida femenina contra la calmada, silenciosa y carente de energía masculina. Asímismo, ambos tienen los ojos claros, pero no del mismo color, ya que se parecen en algunos rasgos de la personalidad, pero no son idénticos. A ambos les encanta el tranquilo tiempo que pasan con sí mismos, pero de diferentes formas (ella imaginando historias y el escuchando música). Sin embargo, coinciden en el aspecto del sueño: son soñadores, ella en sentido creativo y él en el literal.
En tercer lugar, la música y los instrumentos. La verdad es que desde que era pequeña he amado el violín aunque, desgraciadamente, nunca he sabido tocarlo. Es una de las razones principales por las que lo elegí, además de que Shu también lo toca. Ya que no me conocen, les diré que este personaje es medio-yo xD En mi caso, sólo sé tocar un poco la batería, pero no me imaginaba a la chica aporreándola mientras Shu aplaude: más bien, estaría retorciéndose de dolor en el suelo xD
Por último en explicaciones, la hice así porque creo que a Shu le hace falta una chica que lo haga sacar sus energías de nuevo, muy activa, pero con ese punto de tranquilidad que a él le gusta.
¡AVISO IMPORTANTE! Si quieres elegir el personaje del que tratará el próximo capítulo, déjame un review. No tiene que ser muy largo, si no quieres comentar más, con el nombre me basta. En el caso de que haya más de un review y estén en empate los personajes elegidos, el siguiente capítulo será del mencionado en el primer comentario. En caso de que un personaje (ej, Subaru) tenga más votos sobre otro/s (pongamos a Laito y Ayato), independientemente de cuándo se hayan publicado, éste ganará su participación en el siguiente capítulo. Aun así, se tendrán en cuenta los comentarios anteriores y contarán como voto en los capítulos siguientes (es decir, si en un capítulo me llegan tres comentarios con votos a favor de Reiji, Kanato y Ayato, habiendo sido este último ya votado anteriormente, tendrá preferencia). Y en caso de empate, elije aquí la escritora según su imaginación xD
Así que ya saben, ¡a votar!
Subaru
Laito
Kanato
Reiji
Ayato
Y antes de irme, quiero agradecer a una amiga mía por enseñarme este maravilloso Anime y animarme a escribir, así como ayudarme con nombres y demás. La podéís encontrar en Youtube bajo el nombre de LoriKusadashi y aconsejo escuchar sus covers, sobre todo la de Miss Sadistic Night (cómo amo esa canción xD)
Después de todo esto, me despido hasta dentro de no sé cuanto tiempo, ya que me voy de vacaciones a un pueblo en el que casi no tengo conexión a Internet, al menos no todo el día, así que trataré de ver sus mensajes y escribir según sus deseos mientras pueda, por lo que no sé si regresaré con 1, 2 o más capítulos xD. Cualquier duda, siéntete libre de preguntar.
Y hablando de preguntas: ¿A alguien más le ha pasado que FanFiction borre trozos de lo que quiere publicar? Porque llevo 2 horas tratando de solucionar el problema y reconstruyendo lo escrito una y otra vez u.u No me quiere Y.Y
¡Muchísimas gracias por leer y aguantarme xD!
¡Hasta la próxima actualización!
Fallen Angel
