Disclaimer: Sakura y todos los demás personajes no me pertenecen, le pertenecen a Clamp, mentes maravillosas, y la historia pertenece a Sherryl Woods, sólo adapto esta historia sin fines de lucro.

Un Lugar Mágico

Prólogo

Aún tenía las mejillas empapadas por las lágrimas y el ánimo alterado cuando alguien…, no, no sólo alguien, toda una comitiva familiar llamó a la puerta del apartamento en el que Sakura vivía en Boston. Antes de que pudiera levantarse del sofá, la puerta se abrió y aparecieron sus tres hermanas, con aspecto de ángeles vengadores.

Si Sakura no se hubiera sentido tan triste y humillada, seguramente habría tenido que sonreír ante aquella actitud de estar dispuestas a todo. De haber llegado antes de que ella echara a Toshio a la calle de una patada, sus hermanas lo habrían hecho echarse a temblar.

Las hermanas Kinomoto eran especiales. Por separado, cada una tenía una personalidad muy diferente, pero juntas poseían una fuerza que había que tener en cuenta. Y nada las unía más que un enemigo común; en ese caso, el hombre que había estado mintiendo a Sakura durante más de seis meses.

Chiharu y Rika se sentaron una a cada lado de ella y comenzaron a decirle lo rápido que iba a solucionarse todo, lo bien que iba a estar sin esa sabandija mentirosa. Así continuaron con la mejor intención, hasta que ella empezó a tener unas enormes ganas de gritar.

Tomoyo no decía nada, pero la agitación con la que caminaba de un extremo a otro de la habitación y el color rojo de sus mejillas sugerían que estaba haciendo un esfuerzo por no explotar. Tomoyo se tomaba muy en serio sus obligaciones de hermana mayor, pero también tenía el temperamento volátil de su padre. Sakura la miró con cautela.

—Tomy, a lo mejor deberías sentarte —le sugirió en voz baja—. Nos vas a provocar un traumatismo cervical por tratar de seguir tus movimientos.

Su hermana mayor respondió frunciendo el ceño.

—Estoy tratando de decidir si hacer que Toshio tenga que sentar su penoso trasero ante un juez o limitarme a darle una paliza.

El resto de las hermanas se miraron. Con Tomoyo, ninguna de esas opciones parecía imposible. Tenía una licenciatura en Derecho, un fuerte sentido de la justicia y un gancho de derecha que merecía todo el respeto del mundo.

—¿De qué serviría eso, Tomy? —preguntó Rika, la pacífica—. Sólo conseguirías que tu nombre apareciera en los periódicos junto a un triste relato de los hechos y de la causa de tu comportamiento, cosa que no haría sino prolongar el dolor de Sakura y humillarla un poco más. Todo el mundo sabría que ese canalla la tuvo engañada durante meses. ¿De verdad quieres que papá se entere de todo esto? Tendrías que defenderlo por asesinato.

—Tienes razón —admitió Tomoyo con un suspiro.

Se quedaron en silencio, pensando en las palabras de Rika. Su padre era un japonés fuerte y escandaloso que había hecho pasar miedo a más novios de sus hijas de los que ellas querían recordar. Y eso que en aquellas ocasiones se había tratado de buenos chicos; la comadreja de Toshio no sabría dónde meterse si su padre se enteraba de lo que había hecho.

Tomoyo miró a Sakura.

—¿Seguro que no quieres que haga nada? Hay muchas maneras de vengarse que no conllevan derramamiento de sangre.

—No, no hagas nada —se apresuró a decir Sakura—. Ya es bastante humillante que ustedes se hayan enterado de que Toshio me ocultó la existencia de su mujer y sus dos hijos y que yo siguiera pensando que estaba soltero a pesar de que siempre esquivaba mis preguntas de por qué nunca podíamos vernos los fines de semana o por qué pasábamos tan poco tiempo en público. Hacía que todo pareciera tan razonable…

—¿Y qué hizo que te lo contara esta noche? ¿Los remordimientos? —preguntó Chiharu.

—Ojalá —respondió Sakura con tristeza—. Me encontré con ellos cuando estaban comprándoles unos zapatos a los niños. Incluso en ese momento trató de hacerme creer que sólo estaba guardando las apariencias, que su matrimonio estaba acabado. Con lo tonta que soy, seguramente también me lo habría creído si no llega a ser porque su mujer lo vio y le lanzó una mirada que habría dejado helado a cualquiera. Tengo la sensación de que ésta no era la primera vez que sorprendía a Toshio engañándola. Lo que no puedo imaginar es cómo se las habrá arreglado para venir una vez más a darme una explicación.

—Pero tú no te habrás creído ni una palabra de lo que te ha dicho, ¿verdad? —preguntó Tomoyo.

—Claro que no. Ustedes venían hacia aquí y yo ya hacía un buen rato que estaba deseando que se fuera —tuvo que respirar hondo para no echarse a llorar de nuevo—. ¿Cómo he podido ser tan estúpida? Debería haber sumado dos más dos hace ya meses.

Rika sonrió y le dio un golpecito en las costillas.

—Siempre se te dieron muy mal las matemáticas.

—No tiene gracia, hermanita —replicó Sakura—. ¿Qué voy a hacer ahora? No puedo seguir trabajando en Rockingham. Esto demuestra que no hay que liarse con alguien del trabajo, aunque sea una empresa tan grande como Rockingham. Se me revuelve el estómago sólo de pensar en volver a verlo. Y pensar que hasta ayer mismo hacía todo lo que podía para encontrarme con él en los pasillos…

—Tienes que alejarte de aquí, tomarte un descanso —opinó Chiharu con expresión pensativa—. Y conozco el lugar perfecto para hacerlo.

—Lo que necesito es encontrar otro trabajo —corrigió Sakura—. No es que tuviera una carrera prometedora en Rockingham, pero al menos el sueldo de recepcionista me daba para pagar el alquiler.

—No hace falta que te pongas a buscar inmediatamente —intervino Tomoyo—. Si necesitas dinero, yo te dejaré lo que te haga falta.

—Habló la poderosa abogada que gana tanto dinero que no tiene ni tiempo para gastarlo —bromeó Rika—. Las demás también podemos ayudarte.

—Por supuesto —asintió Chiharu de inmediato.

—Entonces eso queda solucionado —siguió hablando Tomoyo—. Y creo que sé a qué se refería Chiharu hace un momento. Deberías ir a casa de la abuela. Siempre hemos dicho que es un lugar mágico. No se me ocurre un sitio mejor para aclarar tus ideas.

—Cuando decíamos eso éramos unas niñas y estábamos de vacaciones. Claro que pensábamos que era mágico. Pero desde entonces, ninguna de nosotras ha vuelto. Ni siquiera mamá va por allí desde que la abuela murió. Seguramente la casa estará destrozada.

—Mayor razón para ir —aseguró Tomoyo—. Podrías arreglarla. Es justo lo que necesitas. Debe de valer una fortuna y, si nadie va a utilizarla, podríamos convencer a mamá para venderla.

—Mamá nunca haría algo así —dijo Chiharu—. Todas sabemos el cariño que le tiene a esa casa.

—De todos modos —continuó la hermana mayor—, arreglar la casa hará que estés distraída todo el día y, por la noche, estarás tan cansada, que te quedarás dormida sin ningún problema. Las demás podemos ir a verte y a hacerte compañía los fines de semana.

—Se avergüenzan tanto de mí que están todas deseando que me largue de aquí, ¿verdad? —preguntó Sakura en tono lastimero.

No estaba segura de querer ir a un lugar donde estaría a solas con sus pensamientos. La casa de la abuela, Rose Cottage, estaba a orillas de la bahía de Chesapeake, en Virginia del Norte. Con lo que había crecido aquella región en los últimos años, probablemente ya no estaría tan aislada como la recordaba, pero, comparada con Boston, seguiría siendo todo un remanso de paz rural. Dudaba mucho que hubiera un cine o un centro comercial en kilómetros a la redonda.

—No es ningún destierro —insistió Tomoyo.

—¿Por qué tengo que darle a Toshio la satisfacción de verme huir? —preguntó Sakura—. Él es el canalla.

—En eso tiene razón —opinó Rika.

Tomoyo les lanzó a ambas una mirada de reprobación.

—¿Qué sugieres entonces? Tendrás que verlo todas las mañanas al llegar a trabajar. ¿Te parece mejor plan?

No, la verdad es que le parecía una tortura.

—Vamos, Sakura —siguió diciendo Tomoyo con más dulzura—. Sabes que tengo razón. Allí tendrás tiempo para decidir qué quieres hacer. Ya va siendo hora de que saques provecho a tu título universitario. En Rockingham estabas desperdiciando tu talento con la esperanza de que algún día quedara un puesto libre en el departamento de marketing. Esto podría ser lo mejor que te ha pasado, si te sirve para encontrar un buen trabajo en lugar de uno seguro pero aburrido.

En aquel momento, con el corazón roto y el orgullo herido, a Sakura le resultaba imposible ver lo que había ocurrido aquella noche como una especie de bendición, pero siempre era aconsejable hacer caso a Tomoyo.

—Si tú lo dices… —murmuró débilmente.

—¿Prefieres quedarte aquí hecha pedazos?

—No —respondió ella con firmeza.

Jamás se había regodeado en su tristeza y no pensaba empezar a hacerlo ahora, y menos por alguien como Toshio Thompson, de los Thompson de Providence y Nantucket. ¿Cómo había podido dejarse engañar por su noble origen? El abolengo y el buen nombre no garantizaban que alguien fuera buena persona.

—Estupendo —concluyó Tomoyo—. Te ayudaremos a hacer el equipaje. Puedes salir a primera hora de la mañana. Es un viaje largo y te conviene llegar antes de que se haga de noche.

—Ni siquiera he presentado mi dimisión en el trabajo —protestó Sakura, aunque lo cierto era que no le hacía ninguna ilusión tener que ir por allí y arriesgarse a encontrarse con Toshio.

—Mándala por fax —le sugirió Tomoyo fríamente—. Y si alguien protesta, le dices que hable con Toshio, que lo explique él. Quizá así lo despidan. O, si lo prefieres, déjame que yo los llame: les diré un par de cosas sobre el acoso sexual en el trabajo.

—No fue… —empezó a decir Sakura para callar a su hermana.

—Pero estuvo cerca —replicó Tomoyo—. ¿Te habló de la posibilidad de conseguir un puesto mejor?

—Sí —admitió Sakura. No obstante, no la convencía la idea de despedirse de ese modo. Sus padres les habían inculcado un fuerte sentido de la responsabilidad, y las personas responsables avisaban con al menos dos semanas de antelación, aunque se tratara de un empleo que odiaran y que no tenía ningún futuro—. Pero…

—Nada de peros —la interrumpió Tomoyo.

Sakura suspiró.

—Está bien. ¿Cómo voy a conseguir que mamá me dé la llave de la casa sin tener que contarle toda la historia? —a pesar de su dulce apariencia sureña, su madre era tan feroz como Fujitaka Kinomoto y era igual de capaz de convertir la vida de Toshio en un infierno.

—No te preocupes por mamá —Tomoyo rebuscó en su enorme bolso hasta sacar una vieja llave atada con un lazo de raso rosa—. Yo tengo una copia de la llave.

Sakura, Rika y Chiharu la miraron.

—¿Por qué?

—Es una especie de talismán —respondió en tono defensivo—. Cuando las cosas se complican en el trabajo y todo me parece una locura, saco la llave y trato de recordar que hay una vida más allá de los tribunales. Hay días que me escaparía a Rose Cottage si pudiese.

—Pero hace años que no vas —dijo Sakura, sorprendida por una muestra de sentimentalismo que era muy poco usual en su aguerrida hermana mayor.

—Parece que basta sólo con saber que está ahí.

Sakura suspiró mientras deseaba que aquella casa sirviera de refugio también para ella y tuviera la misma capacidad curativa que tenía para Tomoyo. Por el momento, aún con la imagen de Toshio acompañado de su mujer y sus hijos y las palabras de su confesión retumbándole en la cabeza, tenía sus dudas de que así fuera.

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Notas de la escritora: ¡Hola! Primero quiero aclarar que soy nueva en esto del fanfic jajaja llevo años leyendo pero apenas me he decidido a subir un fanfic ¿las razones? Estoy escribiendo un fanfic de mi autoría y quería ver que tal me iba primero con una adaptación. n.n

¿Qué tal les pareció el prólogo? A partir de la próxima semana (subiré los capítulos semanalmente :D) empiezan los enredos jijiji y también verán a cierto castaño aparecer por ahí.

Por favor dejen muchos Reviews para saber que les pareció.

Porque tengo otros 2 proyectos de adaptación en mente aparte del fanfic.

Espero y no decepcionarlos =D

Cualquier sugerencia, tomatazo, duda, etc.… déjenlo en un review, que yo contestaré en el próximo capítulo.

Matta ne! Nos leemos! ^-^