Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de Kishimoto-sensei, él es el dueño, lo único mío aquí es la historia. –

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White Love

Capítulo 1:

Lo sabía, siempre lo supo. Que tonta, era obvio que con la partida del Uchiha en la vida de Sakura el rubio aprovecharía para conquistar a su amor, el amor que él le profanaba a ella y solo a ella.

Hinata comprendía que nunca tuvo la oportunidad de entrar en el corazón en forma de mujer frente al rubio. Siempre era y será una amiga. En la guerra Naruto la fue a defender, su corazón saltó de alegría aquella vez, pero ahora, después de que todo esto terminara, ella y todos los novatos de su generación se reunieron en una fiesta, Naruto comunicó que estaba esperando un momento como ese para confesar algo. Confesar su amor, dijo que estaba sumamente enamorado, quizás todos sabían de quién se trataba. Al comprender que desde ese momento sus esperanzas ya habían caído a un gran abismo decidió salir cautelosamente del departamento del rubio, lugar convocado para la celebración. Suspiró pesadamente mientras caminaba por las grandes calles de la aldea de Konoha. Es invierno y los copos de nieve caen sin parar lentamente, libres de todo apuro y problemas. Miró detenidamente la nieve caer y deseo con todas sus fuerzas ser uno más.

–Libre.

El gran abrigo blanco que cubría su pequeño cuerpo le daba el calor suficiente, sintió que podría estar afuera toda la tarde si quisiese, no sentiría frío. A pesar de que aún era media tarde no se veía a casi nadie por los alrededores. En esa época no habían muchas misiones pensó.

No teniendo completamente nada que hacer prefirió ir un momento al bosque. Quería ver la cascada, estaría toda congelada reflexionó mientras caminaba hacia el destino.

Un poco alejada de la aldea quedaba esa cascada. Le encantaba practicar allí en verano. Ella era la única que iba y sentía que era una especie de lugar secreto solo de ella. Era un refugio, lejos de sus problemas, de su vida, el clan, los de la aldea, Naruto…

–Que hermoso. –Fue lo único que pensó y dijo al ver la hermosa cascada ahora congelada agregándole un toque místico al lugar. Se sentó en un tronco y contemplo en silencio el hermoso paisaje.

No supo cuánto tiempo estuvo allí, pero se puso en alerta cuando escuchó un quejido. Activó su línea sucesora para divisar al individuo que aunque no sabía dónde estaba sabía que por sus quejidos estaba muy herido. Sus ojos plateados se abrieron un poco más de la impresión al comprender quién era el personaje en apuros.

–Uchiha… Sasuke. –Murmuró totalmente impresionada. A un kilómetro de allí más o menos estaba Uchiha Sasuke totalmente herido, sangre por todos lados, el solo se quejaba doblándose del dolor, en una pose fetal cubriendo con sus manos sus ojos.

Aunque dudó un momento fue rápidamente en ayuda hacia el Uchiha. Al estar junto a él reconoció que era un clon. –Un Zetsu. –Murmuró un poco confundida. –Se supone que en la guerra se exterminaron todos…

–Es parecido a un Zetsu pero no lo es. –Murmuró una voz que al parecer estaba a sus espaldas, pero al darse vuelta no había nadie. Miró una vez más el clon que se convertía de a poco en halcones que salieron volando lejos hasta perderse en el cielo blanco.

–¿Quién… –Alcanzó a preguntarse antes de que la figura de Uchiha Sasuke apareciera en escena. Arriba de una rama mirándola, analizándola con la mirada.

–Hyuga… Vendrás conmigo.

Hinata frunció el ceño en señal de confusión y negación, porqué tendría que ir con él. Sasuke por su parte, ante la negativa de la chica empezó a impacientarse, le disgustaba hacer este tipo de favores a Orochimaru, no tenía idea del porqué le pidió que fuese por un Hyuga. Grande fue su sorpresa al reconocer a la heredera Hyuga tan sola en ese frío lugar.

Un gran momento en silencio incómodo se apoderó del lugar. Hinata solo pensaba en cómo podría escaparse del Uchiha mientras este pensaba en cómo capturarla. Los Uchiha se caracterizan en usar técnicas de tipo fuego, los Hyuga la mayoría son de agua, los Uchiha son grandes usuarios de genjutsu y los Hyuga con el Byakugan no caen ante ninguno. Se estaba frustrando enormemente, masajeó con dos dedos su sien al pensar que contra ella lo único que quedaba para capturarla era el taijutsu. Hinata aprovechando este pequeño descuido salió corriendo lo más que daban sus pies, se subió a la rama de un árbol y saltó rápidamente de rama en rama en dirección hacia la aldea. El Uchiha solo dio un suspiro antes de ir rápidamente detrás de la chica.

Se sintió una tonta, siempre huyendo de los problemas pensó. Recordó lo débil que le encuentra su padre, ahora lo entendía. Siempre esperaba que alguien la salvase, si no había nadie solo huía como una cobarde. Si realmente quería cambiar, si realmente quería el respeto de los del clan esta era su oportunidad para demostrar años de entrenamiento.

Al alcanzarla, estaba a punto de tomarla del brazo pero como si fuese una ráfaga de viento la Hyuga lo esquivó deteniéndose abruptamente y en la pose de pelea de su clan. Vio como en cámara lenta los rápidos movimientos que la peliazulada le intentaba dar, por lo visto iba en serio. Él recordaba que la heredera del clan Hyuga era una debilucha, por un momento se alegró de haberla encontrado, era presa fácil, pero esta determinación que mostraba en cada expresión de su cara estaba cambiándole completamente su pensar de aquella chica.

Cuando esquivaba cada uno de sus golpes le vino la frustración. Aunque no dejó nunca de intentar pegarle al Uchiha se sentía horrible al pensar que todos los años entrenando duramente todos los días no sirvieron para nada, solo para seguir siendo la débil niña que necesita protección siempre.

Se estaba cansando, la Hyuga no paraba nunca, era realmente fuerte reconoció. Un dolor agudo se instaló en su hombro derecho inmovilizándolo completamente, aprovechó que ella estaba un poco ladeada al darle el golpe en el brazo para, con su mano buena noquearla del cuello. La Hyuga calló totalmente dormida al suelo cubierto de nieve.

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Al abrir de a poco sus perlados ojos pudo entender que ya no estaba en el bosque, recordó el encuentro con el Uchiha y que ella le pudo dar un golpe en el brazo, después todo se ve negro. Ahora sobándose los ojos intentando aclarar su vista para lograr saber dónde estaba pudo distinguir que alguien más se encontraba con ella, se asustó pegando un brinco de la impresión, no era uno, si no que tres. Uno de ellos era alto de cabello un poco anaranjado, el segundo era un chico de melena blanca, ojos morados y una sonrisa un poco escalofriante, al mirar al tercero reconoció la figura de Sasuke Uchiha mirándola con superioridad intentando hacerle saber con la mirada que él ganó su encuentro anterior.

–Has dormido durante por lo menos tres días. –Dijo antes de que comenzara el interrogatorio.

–Do-dónde…

–En una guarida de Orochimaru. –La silencio el moreno.

–P-por qué…

–No sabemos.

Miró un momento a los otros dos acompañantes y preguntó. –Quiénes son…

–Hola preciosura, me llamo Suigetsu. –Dijo rápidamente el albino acercándose hasta quedar por lo menos a unos centímetros solamente de distancia con la Hyuga que se coloreó enseguida notó la poca distancia.

–Tranquilízate Suigetsu. –Dijo el otro chico más relajado. –Me llamo Juugo, mucho gusto ¿Tú?

–Etto… Hi-Hinata Hyuga.

–Hinata Hyuga. –Dijo embobado el albino. –Qué bello nombre.

–Suigetsu. –Interrumpió el Uchiha. –Déjala sola, ya vendrá Orochimaru.

El albino dirigió su mirada hacia la morena una vez más para después levantarse lentamente y seguir a sus dos compañeros que habían salido ya, dejándola sola y por el sonido de la llave encerrada.

Hinata activó su Byakugan pero las paredes estaban protegidas con chakra por lo que estaba completamente desorientada. Era rehén de Orochimaru, no sabía qué podría querer de alguien como ella, probablemente su doujutsu reflexionó sentada en aquella cama pequeña.

Miró a su alrededor, las paredes eran oscuras, había una vela sobre la única mesa aparte de la cama. Era un lugar aterrador, escuchó perfectamente pasos acercándose hacia la habitación. Sabía que era el Uchiha con sus compañeros pero se escuchaban dos tipos de pisadas más, uno de ellos debía de ser Orochimaru pensó.

Orochimaru es uno de los tres legendarios Sannin, nunca lo ha visto en persona, pero la información que le dieron los libros de la biblioteca ahora le servirían de algo. Sabía que se unió a Akatsuki, formó una aldea, es el Sensei de Sasuke y lo último que se supo fue que estaba muerto, al parecer Itachi Uchiha lo selló. No entendía por qué entonces el Uchiha dijo que Orochimaru estaba vivo aún.

El sonido de la llave girar sobre el seguro de la puerta para abrirla la sacó de sus pensamientos, apreció la imagen de un hombre grande, ya mayor, de cabellos largos y negros, ojos como los de una serpiente, de piel sumamente blanca. A su lado se encontraba un chico de cabellos blancos amarrados en una cola, un poco más oscuro que el del chico llamado Suigetsu, ojos negros como la noche y de anteojos circulares. Un poco más atrás reconoció a los tres chicos de antes.

–Te preguntarás qué quiero de ti… ¿No es así? –Comenzó con un tono burlón Orochimaru. Al ver que ella solo lo miraba continuó. –Verás, Sasuke-kun hiso un equipo de cuatro integrantes hace un tiempo, en una pelea la cuarta persona fue derrotada y detenida por shinobis de Konoha. –Al ver que la morena fruncía el ceño en señal de no entender la situación salió una pequeña risita. –Estamos ocupados, necesitamos a un shinobi que sea del tipo sensorial. ¡Qué mejor que un Hyuga! Kukuku.

–Yo n-no voy a…

–Silencio… No te estoy preguntando, te estoy dando una orden. Serás la nueva integrante del equipo Taka. –Comenzó a retirarse pero se detuvo al escuchar.

–N-no lo haré. –No solo el Uchiha pudo reconocer esa mirada, aquella de determinación impregnada en los ojos de la morena sorprendió a todos en aquella habitación.

–¿Uh? Pero que niña más ruda kukuku. –Se burló el Sannin. –Lo harás igual, o tu familia y toda Konoha pagarán las consecuencias. –La cara de sorpresa en Hinata fue tan notoria que produjo más diversión en los ojos del malvado Orochimaru. –Si estás aquí prometo que no haré nada en contra la aldea de Konoha, pero si decides irte no tengo más opción que destruirla y a todos los que habitan en ella. –Hinata se preguntaba por qué tenía que ser ella, algo le decía que no buscaba a cualquier shinobi de tipo sensorial, si fuese así simplemente la mataría y conseguiría otro. Estos fueron los mismos pensamientos que aparecieron en la mente del Uchiha ¿Por qué llegar a tanto solo por una miserable Hyuga?

–Yo…

–¿Quieres proteger a tu aldea o no?

–S-si pero…

–No se hable más. Kabuto, llévala a la otra habitación, explícale todas las cosas que necesite y dale ropa nueva.

–Hai Orochimaru-sama.

–Oh, se me olvidaba… Tu nombre.

–Hi-Hinata Hyuga.

–Hinata-san, un gusto kukuku. –Dicho esto último el Sannin se retiró haciendo que los demás también, solo el tal Kabuto se quedó con ella guiándola hacia una nueva habitación y explicándole la forma de vida en aquel lugar.

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Ya sola meditaba cómo se las arreglará para salir de allí, su habitación y casi toda la guarida estaba protegida con chakra, no tenía la menor idea de su actual posición. Quería volver, se preguntó si alguien ya habría notado su ausencia; Hanabi, Oto-san, ko…

–Naruto-kun… – Dijo en un suspiro, su amado rubio no estaba ahí, esperaba que él viniese, se sentía sola. Tan pronto se dio cuenta de su pensamiento se arrepintió, como siempre ella necesitaba que alguien la viniese a buscar, siempre sería una damisela en peligro, debía aprender a salir de esta situación sola.

Se vistió con los ropajes que Kabuto dejó encima de la ahora gran cama de su nueva habitación. Era una camisa sin mangas azul marino con cierre, se quedó con sus pantalones habituales y sus sandalias negras, unas muñequeras de color negro también para terminar. Su banada ninja no la encontró por ningún lado, comenzó a revisar toda la habitación y encontró en un mueble más ropa para ella, justo de su talla. Frunció el ceño preguntándose si Orochimaru ya tenía planeado todo, pero al recordar que buscaba su banada dejó pasar esta pregunta continuando su búsqueda sin resultados positivos. Unos golpes en la puerta la asustaron, no se dio cuenta del chakra del joven Kabuto que ahora ingresaba a la habitación para avisarle que debía ir con él a cenar con los demás.

Lo siguió estudiando y memorizando los pasillos interminables que recorrieron, llegaron finalmente a una gran sala la cual tenía al centro una gran mesa con seis sillas puestas, la comida estaba servida, pero nadie estaba sentado en ninguna. Más al fondo de aquel lugar se encontraban unos sillones, con pergaminos, libros y armas dispersas, reconoció a los tres jóvenes, Juugo estaba leyendo un libro, Suigetsu estaba practicando con armas y Sasuke se encontraba estudiando pergaminos, al darse cuenta de su presencia los tres la voltearon a verla produciendo un leve sonrojo en sus mejillas.

–¡Que hermosa Hinata-san! –Gritó eufóricamente el albino dirigiéndose a ella hasta quedar muy cerca.

–Vamos Suigetsu-kun, compórtese. –Dijo Kabuto subiendo sus lentes con dos de sus dedos.

–Hn, aguafiestas. Vamos Hinata-san, siéntate al lado mío. –Y rodeándola de los hombros la condujo hasta la mesa sentándola como dijo al lado de él.

Orochimaru hiso su aparición cuando todos los presentes se sentaron sentándose él en la silla del medio, Kabuto a su lado derecho, Sasuke al lado derecho de Kabuto, Juugo al lado izquierdo de Orochimaru, Hinata entre Juugo y Suigetsu. Comieron en silencio, Hinata notaba la penetrante mirada del Uchiha sobre ella, cuando lo miró él no hiso nada por terminar aquel contacto, siguió con su mirada clavada en ella analizándola, estudiándola. Decidió no tomar con mucha importancia aquel episodio y prestó su atención a las locuras habladas por el albino.

Ya llegada la noche Orochimaru ordenó a todos que se retiraran a sus habitaciones, a Hinata la acompañó Kabuto, le dijo que él personalmente la iría a buscar por la mañana.

–Ya llegado el día la guarida está más iluminada. Aprovecharemos la luz del día para enseñarle todo el lugar si quiere.

–Hai, muchas gracias Kabuto-san.

Se retiró y acostó en la gran cama, sintiéndose solitaria. Extrañaba mucho a todos, pero si no hacía algo ahora seguiría ahí por siempre, así que tomó la decisión de seguir el juego a lo que diga Orochimaru, hasta conseguir información de su actual paradero, para poder avisar a la Hokage y a todos que se encontraba a salvo y apenas tuviera la oportunidad volvería. Con este pensamiento pudo dormir tranquila aquella noche.

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Cumpliendo su palabra Kabuto la vino a buscar por la mañana. Al salir al pasillo pudo fijarse que el techo ahora estaba como transparente, se apreciaba claramente el cielo despejado, miró a Kabuto pidiéndole una explicación con la mirada a lo que este con una pequeña risita respondió.

–Algunos días quitamos un poco la protección de chakra, pero no toda, aún queda mucha, solo es para iluminar bien el lugar sabiendo que no hay intrusos cerca.

–Oh.

Siguieron todo el día recorriendo los pasillos, ese lugar era enorme. Pero pudo aprender a llegar a todos los lugares que Kabuto le enseñó. Lo único que no le dijo fue dónde estaba la salida y dónde estaba la habitación de Orochimaru, la Hyuga suponía que fue por seguridad.

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Pasó un mes completo en aquel lugar, aún no contaba con la confianza suficiente de Orochimaru o Kabuto para revelarle el mínimo indicio de dónde se encontraba. Se llevaba bien con Suigetsu y Juugo, eran tan distintos, pero amigos al fin y al cabo, con Sasuke solo podía mencionar de buena convivencia, de ahí a algo más, nada. Sentía que cada vez que estaban cerca el Uchiha la estudiaba, intentando meterse en su mente, Hinata pensaba que Sasuke probablemente ya se dio cuenta de su plan de escapar así que prefería tenerlo lejos.

Un día Orochimaru les dijo al desayunar que irían a entrenar. No entendía el por qué, pero si con eso podría salir, quizás podría orientarse algo. Se dirigieron hacia un prado muy alejado de la guarida, no se divisaba vida por ningún lado, solo vegetación, árboles y más vegetación. Soltó un suspiro, no tenía idea de dónde estaban y si activaba su Byakugan de seguro la encerrarían.

Orochimaru ordenó que luchara contra los dos chicos para ver su potencial y que lograra identificar al mismo tiempo dónde se encontraría escondido Kabuto. Hinata se complicó un poco, pelear contra Sasuke que poseía el Sharingan, uno de los mejores Doujutsu aparte del suyo, Suigetsu que desconocía su forma de pelea y encontrar a Kabuto escondido, Juugo se negó a entrenar por "seguridad" según dijo. Por otro lado si perdía era algo positivo, Orochimaru se daría cuenta de que no le sirve y la mandaría de regreso a su hogar junto a todos sus amigos.

Al comenzar la pelea activó rápidamente su Byakugan encontrando a Suigetsu, lo persiguió y cuando lo arrinconó el peliblanco de un momento a otro se desvaneció como si se estuviera derritiendo, extrañada de haberse equivocado y haber perseguido a un clon de agua siguió su carrera esta vez identificando a Sasuke que estaba parado arriba de una rama de árbol, se le lanzó dispuesta a atacarle con el Jyuken pero no reparó en la presencia de Suigetsu a sus espaldas quien le pegó y la lanzó al suelo. Al levantarse decidió atacar al albino que no pudo esquivar los golpes rápidos del Jyuken cayendo totalmente paralizado al suelo.

Hiso un par de clones aprovechando que Sasuke la observaba para que creyera que irían por él, pero grande fue su sorpresa al escuchar un grito de Kabuto un poco más lejos de ahí. Quedaba solo él, tal y como la vez anterior no encontró nada más que atacarla con taijutsu arriesgándose a que le dieran con el Jyuken nuevamente.

Estaba un poco más cansada que él pero aun así continuaba sin parar intentando derrotarle. Rápido como siempre él esquivaba todos y cada uno de sus golpes que de no ser por el sharingan ya hubiese terminado igual que el peliblanco. Tal y como la vez anterior cuando ella logró darle el golpe de gracia él aprovechó su lado descuidado para noquearla con solo dos dedos. Orochimaru apareció poco después aplaudiendo al Uchiha.

–Kukuku, sigues siendo el mejor Sasuke-kun. Aunque nunca dejaste de serlo, esa chica es muy fuerte…

–Hmp.

Juugo apareció pronto con los cuerpos de Kabuto y Suigetsu dormidos, Sasuke captó el mensaje de su compañero y levantó el cuerpo desmayado de la Hyuga llevándola entre sus brazos.

Caminaba mucho más atrás, no tenía ninguna prisa, el cuerpo de su compañera era liviano por lo que tampoco estaba cansado ni realizaba mucho esfuerzo. Se dedicó a mirarla, podía recordarla, ella era la hija de Hiashi Hyuga, siempre tímida, aunque no la conoció tanto como para saber si era una de sus fans o no. No quería darle tanta confianza como para que después estuviese detrás de él como un perro lazarillo. Había intentado mirarla de la forma más gélida posible pero ella no le daba razones para hacerlo, de hecho ni siquiera parecía interesada en su mera presencia y no sabía el por qué pero eso le molestaba un poco.

–Nah… –Suspiró la ojiperla ocasionando que la atención del Uchiha se detuviera justo en sus delicadas facciones. –…Naruto-kun… –Su sorpresa se hiso presente al escuchar el nombre de su "amigo-rival" de la infancia de los labios rosa de Hinata, se sintió enfadado, engañado… ¿Engañado? ¿Pero qué diablos pienso?

–Tsk.

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Al despertar, Hinata pudo notar que estaba en su habitación, todo estaba oscuro, no se escuchaba ruido alguno, por lo que supuso que debía ser muy tarde. Estaba por resignarse a dormir nuevamente cuando un pequeño escalofrío recorrió su espalda entera y le dieron inmensas ganas de ir al baño, seguido de esa sensación vino un rugido de su estómago anunciando que necesitaba un poco de comida.

Un poco temerosa cogió la vela que estaba sobre la mesa, una vez prendida la mecha decide salir a oscuras y recorrer esa gran guarida hasta encontrar el baño y luego comida. Le dio un poco de miedo ir por cualquier lado sin orientación alguna, solo los leves recuerdos de la guarida de día. No quería hacer tanto ruido así que iba en puntillas de pie y descalza, cuando encontró por fin el baño y terminó de orinar, al salir se percató que.

–L-los pasillos cambiaron de posición. –Dijo un poco incrédula. –N-no puede ser… –Reflexionó. –Me he perdido. –Finalizó.

Ahora ya no le importaba el hambre que hasta hace pocos instantes sentía con casi desespero, lo único que quería era volver a su habitación y no salir más por esa noche. Después de lo que calculó media hora perdida entre los eternos pasillos decidió golpear la siguiente puerta para pedir ayuda, en el mejor de los casos quizás Kabuto la encontraba. Con ese entusiasta pensamiento siguió su indefinido rumbo hasta encontrar una puerta, tocó suavemente, llamó a Kabuto, pero detrás de la puerta no había respuesta alguna.

–P-permiso. –Pidió al intentar entrar a la habitación, no recibiendo respuesta alguna nuevamente, abrió la puerta e ingresó para darse cuenta de que la habitación estaba vacía, por lo que concluyó era la suya.

Sin fijarse en nada ni percatarse de que había otra vela encima de la mesa se dirigió rápidamente a la gran cama y se acurrucó entre las sábanas para poder dedicarse a dormir tranquila. A los pocos minutos la puerta de aquella habitación fue abierta anunciando la presencia de un nuevo personaje, que sin fijarse en nada se acostó libremente en su cama y quedó profundamente dormido.

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Se había despertado como siempre con las pesadillas de su pasado, decidió levantarse un momento, sintió una presencia por los pasillos y decidió ir a investigar, siguió el chakra hasta encontrar a la Hyuga con una vela en mano al parecer con miedo, razonó que estaba perdida. Casi alcanzándola de la nada se metió por un pasillo, al llegar a este ya no estaba, la siguió buscando sin resultado alguno, llegó a pensar que esa visión fue su imaginación y retomó el rumbo hacia su habitación.

–¡Kyaaaaa! –Un chillido le despertó haciendo que al instante entrara en un estado de alerta. Al abrir los ojos se topó con que la Hyuga estaba acostada en su cama mirándole con terror y un sonrojo, no comprendía nada ¿Qué se supone que hace ella aquí?

Kabuto y los demás acudieron al grito pegado por la ninja sensorial y al toparse con la imagen de los dos jóvenes acostados juntos se sorprendieron y pronto Suigetsu comenzó con sus bromas.

–¡Sasuke-kun! –Dijo Kabuto.

–Se lo tenían guardadito par de tórtolos jeje.

–Cállate Suigetsu. –Dijo Juugo.

Callado y serio, pero no dejando de estar sorprendido por dentro, Sasuke se levantó y se retiró dejando a todos atónitos mirándole la espalda. Hinata con una pequeña intuición miró mejor la habitación, había algo diferente… ¡La mesa! Estaba un poco más cerca de la cama que en su verdadera habitación y en aquella habían dos velas.

–Neh Hinata-san ¿Qué hacías en la habitación de Sasuke?

–D-de Sa…? –Pudo decir antes de desmayarse de la vergüenza.