¡Hey! Vengo a probar suerte nuevamente con un fanfic en BnHA que espero sí terminar.
Básicamente es un AU de villanos que tiene mucho que ver con la teoría Dabi (si no la conocen,pueden buscarla en internet pero en resumidas cuentas trata de que Dabi es el otro hermano de Todoroki),aquí manejo a Dabi como el hijo mayor de los Todoroki,mayor que Fuyumi por casi dos años.
Es un DekuTodo pero eso se verá más adelante.
Espero que realmente les guste tanto como a mí me ha gustado escribirla.
Recuerden,todos los créditos de BnHA son para Kohei Horikoshi, yo solo escribí la historia y el nombre de "Akise" es simplemente una idea mía,no significa que canónicamente Dabi se llame así o que la teoría sea real (espero que sí), sin más, disfruten.
— ¡Ya estoy harto!—Exclamó el pelirrojo a su padre mientras salía de su casa con su hermano menor tras de él temblando de miedo e ira.
Ya estaba harto de su vida como hijo de Endeavor. Estaba harto de que su madre lo odiara por parecerse a ese hombre, de no poder ir al hospital a visitarla con Natsuo y Fuyumi porque siempre que lo veía ella sufría un ataque al recordar al hombre con el que se casó, y a pesar de eso, no la culpaba porque él se sentía igual cada que se miraba al espejo. Estaba harto de no ser más que un experimento fallido.
Ya estaba harto de ser un Todoroki.
Ese día, a sus trece años, decidió largarse de su casa con un par de maletas y algo de dinero que sacó de la caja fuerte de su padre, la cual calcinó cuidadosamente con su quirk para no derretir o quemar el dinero. Todo estaba planeado, desde la hora en que se iría porque su padre no estaba hasta su vida a corto plazo pero, siempre había un inconveniente.
En su caso, su inconveniente fue que su pequeño hermano salía de entrenar casi desfalleciendo, vomitando algo de sangre al salir del gimnasio. No podía dejar pasar eso.
—Nii-san...—Susurró el pequeño con voz rota y entre esfuerzos porque apenas respiraba. Al instante fue corriendo a auxiliarlo, notando que traía cicatrices hechas con un par de cuchillas y algunas quemaduras leves.
—Tú, cabrón—Dijo el pelirrojo a su padre mientras cargaba a su hermano entre sus brazos, el cual temblaba y tomaba aire por lo exhausto que estaba—Hoy era su día libre.
Sin embargo, a pesar de estar frente a él, Enji simplemente lo ignoró y pasó a su lado como si el simple viento hubiera susurrado.
—Déjalo en su habitación, mañana tiene escuela—Fueron las únicas palabras que salieron de la boca del hombre con complexión robusta que se quitaba las vendas con sangre de sus puños. Fue en ese momento que no pudo más con la furia que cargaba, dejó a su hermano recostado tras de él y lanzó algunas llamas contra el hombre que estaba dándole la espalda como lo hacía desde que obtuvo su quirk; aunque claro, era de esperar que el segundo mejor héroe esquivara aquel débil e improvisado ataque.
—Lárgate a tu habitación, Natsuo.
Esa fue la gota que derramó el vaso dentro del pelirrojo. Comenzó a reír histéricamente, provocando que su hermano menor lo mirara con una mezcla de terror y preocupación ¿Y si ya se había desquiciado como su madre por su culpa? No quería que otra persona sufriera por él, o peor, no quería volver a ser lastimado por alguien que amaba.
A pesar de que a diario entrenaba con su padre, Shouto secretamente le tenía miedo a las cosas hirviendo porque le recordaba a como hacía unas semanas antes su madre le tiró agua hirviendo en el rostro. Podía soportar el fuego, al que odiaba, pero lava o algún líquido caliente le hacía estremecer, por ello tenía algunas quemaduras leves en su cuerpo.
—... ¿Eres tan mierda que ni siquiera reconoces a tus hijos, Enji?—Soltó venenosamente el chico pelirrojo antes de ir por sus maletas y mirar iracundo al hombre que solo volteaba su rostro para verle con la misma cara de enojo que siempre se cargaba—Me largo—Fue lo último que dijo el muchacho antes de dar media vuelta y caminar rumbo a las escaleras.
—Shouto, ven para acá—Escuchó decir a sus espaldas; vio de reojo a su hermano menor, quien le miró confuso, con pavor; su mirar gritaba auxilio por donde se viera, quería que alguien le ayudara a saber qué hacer.
—Shou...Elige. Elige una vida siendo el títere de este bastardo o elige pelear. Elige vivir. Elige liberarte de esta mierda que llamamos padre—Dijo el muchacho pelirrojo a su hermano de cinco años que miraba a su padre con miedo y furia, con la misma mirada que veía en el espejo cuando se veía de niño al llegar su padre a entrenarlo hasta que su quirk se reveló, siendo una gran decepción al ser solamente fuego, quirk que no se adaptaba demasiado a su cuerpo susceptible al calor, provocando que varias veces tuviera que reposar en cama afiebrado y que se viera menor en comparación a sus hermanos por su débil cuerpo.
—Shouto, no le hagas caso—Recriminó Endeavor con una voz más firme y un tono más alto, haciendo temblar ligeramente al herido niño de cabellos bicolor.
—Elige dejar a este bastardo egocéntrico con sus delirios de grandeza—El pequeño de ojos dispares comenzó a morder su labio, indeciso por no saber qué hacer—Elige no ser quemado nunca más—Fue hasta ese momento que las palabras de su hermano le calaron y le hicieron ponerse en pie, preparado para irse porque sabía que esa sería su única oportunidad de abandonar su tortura diaria.
— ¡Shouto! No te vayas con eso, te lo prohíbo—El niño de heterocromía hizo caso omiso de esa orden, yendo directo a su cuarto para sacar una maleta que siempre tenía preparada en caso de algún desalojo o desastre natural y salió corriendo donde su hermano se encontraba, esperándolo para comenzar una nueva vida lejos de ahí.
—Nos vemos, Enji—Y tras esas palabras, el par de hermanos Todoroki fueron hacia la puerta para huir de aquella vida, para liberarse de aquellas ataduras y estigmas, preparados para afrontar lo que sea a costa de no volver jamás al lugar de donde partieron.
Sin embargo, sus dificultades iniciaban desde ese instante ya que al llegar a la puerta, una gran muralla de flamas se interpuso entre su salida de escape y ellos; por inercia, el pelirrojo mayor colocó a su hermano tras de él mientras que se acomodaba en posición de defensa hacia donde Endeavor se encontraba.
— ¡Lárgate tú pero deja a Shouto aquí!—Gritó el héroe, saltando desde el primer piso de la casa a donde los menores se encontraban — ¡Deja a mi creación perfecta y tú lárgate!—Shouto temblaba de miedo tras su hermano, lágrimas salían por su despavorido y pálido rostro mientras apretaba con fuerza el pantalón del joven.
—Si yo me largo, es con Shouto. Te guste o no, segundón—Contraatacó el pelirrojo mientras acariciaba los cabellos de su hermano en un vago intento por calmarlo. Ese día Fuyumi se quedaba tarde en la escuela por el consejo estudiantil mientras que Natsuo tenía actividades del club, solo estaban ellos tres en la mansión.
— ¡No te llevarás a mi obra perfecta contigo, Akise!—Gritó de nuevo Endeavor, haciendo que, literalmente, el Todoroki menor se congelara de miedo por activar su quirk inconscientemente.
— ¿Ahora sí recuerdas mi nombre, Enji?—Akise aventó un par de llamaradas para ganar tiempo, cargando a su hermano al hombro cual costal al haberlo despegado del hielo que, para su suerte era muy fino, agarrando la maleta de Shouto y una suya para salir corriendo.
— ¡SHOUTO!—Berreó el hombre con una voz tétrica, como de inframundo, mientras iba tras ellos cual toro a manta roja. Lanzó llamas para incendiar no solo la puerta si no el tramo que corría el pelirrojo con su hermano al hombro para llegar a la puerta, la cual parecía un aro de fuego del circo cuya entrada se hacía cada vez más pequeña.
El calor comenzaba a hacer mella en Akise gracias a la sensibilidad al calor heredada por parte de su madre. Joder. Necesitaba cada vez más aire para seguir ya que sentía que con cada flama que les era lanzada, su cuerpo se desvanecía y su visión se nublaba.
— ¡Akise-niisan!—Exclamó Shouto desesperado, pataleando al ver a Endeavor acercarse a ellos con tranquilidad y firmeza, sabiendo que nunca escaparían si seguía aventando flamas alrededor del par de niños.
—Shouto...Eres muy fuerte—Balbuceó el pelirrojo con la voz rasposa mientras arrastraba los pies para seguir adelante—Haz hielo—Con esa orden, el de cabellos bicolor al instante hizo hielo alrededor de su hermano, haciendo que tomara algo de aire frío e, instantes después, con fuego casi amarillo hizo humo de los pedazos de hielo para crear algo de niebla y retrasar al menos un poco a su padre, quien tosía mientras que con llamaradas se abría paso entre el fuego.
Tras caminar unos metros con Shouto jalando las maletas, el pelirrojo gruñó y lanzó explosiones con un grito ya que sintió como una llama alcanzaba su pierna, haciéndolo caer de bruces pero no se rendiría, no cuando estaba a metros de la tan anhelada puerta por la que había querido salir por años. A pesar del dolor, tuvo una idea.
— ¡Shouto!—Se escuchó gritar tras las flamas que comenzaban a intensificarse por las llamaradas que Akise lanzó momentos atrás. Sabía que Enji era resistente al calor pero muy altas temperaturas y poco oxígeno lo harían retroceder. Solo había un chance.
—Shouto, haz hielo el humo de la puerta, mantenlos fríos y por ningún motivo te acerques—Al instante, el de heterocromía comenzó a hacer hielo todo el humo que salía, quemándose al tratar de tocarlos—Patéalos hacia acá cuando te avise.
El pelirrojo logró levantarse y, cojeando, aventó las maletas afuera de la puerta, volteando hacia donde Enji estaba luchando entre las flamas para pasar, encontrándose finalmente con su hijo mayor, abalanzándose contra él al instante.
— ¿¡Dónde está Shouto!?—Vociferó el hombre, tomando del cuello a su hijo mientras lo alzaba del piso para zarandearlo, apretando ligeramente su tráquea para aplicar presión y que respondiera.
— ¡No te importa!—Gritó antes de toser por el humo y por su cerrada garganta que le dificultaba el hecho de seguir despierto.
—...Realmente debí deshacerme de ti cuando tuve la oportunidad—Declaró el hombre antes de aventar a su hijo al piso y caminar hacia el niño que congelaba obedientemente el humo mientras lo mantenía en ese estado, era muy cansado pero le constaba que solo había ese chance de ser libre.
Akise lanzó algunas llamaradas débiles al hombre, llamaradas que ni cosquillas le hicieron pero le molestaban y retrasaban su llegada a su pequeño tesoro que temblaba y sollozaba mientras seguía con su labor.
—No tengo tiempo que perder en estupideces—Logró escuchar el pelirrojo desde el piso antes de sentir como su alrededor comenzaba a subir de temperatura radicalmente, haciendo que se sentara justo antes de que el suelo derretido llegara a su cabeza.
El pelirrojo de ojos azules estaba desesperado y atarantado por la falta de aire y el aumento de dióxido de carbono y temperatura en el ambiente, se sentía débil y pesado, con unas terribles ganas de cerrar sus ojos pero no. Debía ser fuerte, era su turno de ser fuerte porque alguien más contaba con él. No lo defraudaría como lo hicieron sus padres.
—Vamos, Shouto—Justo antes de que Endeavor pudiera ponerle una mano encima al aterrorizado niño, sintió una débil llamarada en su mano que le impidió tocarlo.
—Te dije...Que...Lo dejaras—Dijo entre suspiros el pelirrojo que se ponía de pie— ¡Pelea con alguien de tu tamaño, hijo de puta!—Gritó al ponerse completamente de pie, aun tomando grandes bocanadas de aire por lo afectado que se encontraba, con problemas divisaba al par de manchones que eran su hermano y su padre pero no se rendiría, no cuando le costó diez años tomar aquella decisión.
—Tsk, verás cómo me deshago del error que me arrepiento de haber cometido hace años...Darte la vida—Shouto comenzó a llorar al escuchar aquello, sabía que su padre era cruel y que él era su pieza maestra pero decir aquello le hizo recordar el momento en que su madre le tiró agua en su rostro...Seguro su hermano se sentía así ahora. Incluso a él le dolían esas palabras.
— ¡Shouto, sigue con tu tarea!—Escuchó a lo lejos el pequeño, limpiando sus lágrimas de su único ojo no vendado para voltear a ver como su hermano se envolvía en llamas igual que su padre, con la peculiaridad de que las llamas eran azules.
Una descarga de adrenalina fue lo que le permitió hacer aquello. Durante años lo había practicado pero nunca iba más allá de activar su fuego en sus patadas y en sus manos y mucho menos combinar fuego azul -su más reciente adquisición- con el manejo de fuego en su cuerpo pero en esa situación daría todo por salir de ese infierno junto a su hermano.
Se sentía poderoso.
Corrió hacia donde estaba el hombre pelirrojo y comenzó a atacarle con explosiones de fuego azul y lava que lograba con el piso de su casa, esquivaba algunos golpes y daba un par más, a final de cuentas, durante un par de años fue pupilo de ese tipo, sabía su estilo de pelea así que leer sus movimientos no era tan difícil.
— ¿Y cuánto crees que te durará el truco, idiota?—Preguntó Enji tras lanzar varias llamaradas que solo intensificaron el incendio, comenzando a caer ya pedazos de madera y metal. Akise sabía que le quedaba poco tiempo antes de que se desvaneciera así que evitaba la pelea física ya que aquello lo agotaría aún más y todavía debía guardar adrenalina para huir. Cuando el humo se dispersó, Akise ya estaba cerca de su hermano que mantenía fríos los hielos de humo.
— ¡Ahora!—Gritó el pelirrojo al ver como Endeavor se abría paso entre las flamas como demonio. Shouto pateó los hielos hacia adelante para que Akise lanzara flamas a ellos para crear humo denso, lo que dificultaría la visión de Enji.
El pelirrojo tomó en sus brazos a su hermano y salió corriendo junto a sus maletas lo más rápido que podía, ya no tenía aliento y quería desvanecerse, su visión era nublada y su cuerpo le exigía recostarse en plena calle. Ya ni siquiera sentía el dolor de las quemaduras que recibió al salir de aquella puerta en llamas por cubrir a su hermanito.
— ¡Akise-niisan! —Exclamó el niño a su hermano que corría como si de ello dependiera su vida aun cuando sus pupilas comenzaban a achicarse y sus pulmones ya no le ayudaran a oxigenar su cuerpo—¡Tu cabello se quema! —Shouto, preocupado por su hermano, le puso algo de hielo para apagar el fuego de sus cabellos que comenzaban a caerse porque se habían vuelto cenizas.
Por suerte, justo cuando iban a media calle y Endeavor pensaba en perseguirlos, una llamada de su agencia le interrumpió con un caso muy importante que comenzaba a cobrar la vida de muchos por lo que tuvo que salir a su trabajo mientras los bomberos llegaban para apagar el fuego.
Después de correr una media hora con su hermano en brazos, el pelirrojo no pudo más y cayó rendido en un callejón con Shouto sobre de él. Se había sobre esforzado, tenía moretones por los golpes recibidos de su padre, quemaduras en todo su cuerpo, ropa quemada y parte de su cabello hecho cenizas pero, lo que más preocupaba, eran las graves quemaduras que sufrió por haber usado las flamas azules en su cuerpo, también tenía una alta fiebre por su baja compatibilidad con el fuego y estaba ligeramente intoxicado por el dióxido de carbono, de hecho era un milagro que hubiera podido seguir corriendo tanto tiempo pero todo valió la pena ya que al fin había logrado huir de aquella prisión junto a su pobre hermano.
Al fin era un hombre libre y, desde ese día, era el nuevo héroe favorito de un niño cuyo ojo sano volvió a vislumbrar esperanza por un mejor mañana y esa era su mejor recompensa.
El nombre de Akise viene de los kanjis de otoño (Aki) y nieve (se) porque Fuyumi tiene nombre de estación (Fuyu=invierno) y Natsuo (Natsu=verano)
Por cierto,el título está basado en una canción llamada asphyxia de Cö shu nie (el OP de Tokyo Ghoul:Re).
Si quieren (me gustaría) dejen favs, follows, rw's, etc.
¡Gracias por leer!
