-Los años pasaron increíblemente rápidos, no puedo creer que al fin vaya a ver a mis padres de nuevo, ayer cumplí mortalmente 18 años, pero si hablamos de un Dios diría que tengo unos 18 siglos de vida, no esperó por ver a mi madre y padre, los amo, ellos siempre tuvieron el tiempo para tener la forma mortal y venirme a visitar, la razón de alejarme fue por una guerra que se formuló en el inframundo, y aunque suene raro, la guerra termino hace tan solo unas semanas, sé que mis padres trataron de protegerme, aun puede recordar cuando lloraron en mi hombro cuando yo tenía 4 siglos, pero eso se terminó, mi vida volverá a tomar su camino, estos fueron los pensamientos de una joven de 18 años mientras caminaba por una pasillo secreto entre una de las calles que habían en la ciudad de México, ella era muy hermosa, delgada, de ojos color verde pastel, labios delgados, cabellera marrón y ondulada, varios accesorios de plata en sus muñecas, como un reloj…, piel no tan morena, más bien parecía de ser un tono melón oscuro, vestida con unos pantalones azules combinada con una blusa blanca holgada y finalmente tacones color castaño, tan solo mirarla daba una impresión hacia los hombres mortales, pero no, ella nunca fue tocada por ninguno, en especial por la simple razón de que ella no era mortal, llegó a su destino deseado, una puerta que estaba decorada con signos mayas, como dragones y letras extrañas, antes de abrirla volteó la cabeza a ambos lados para ver si había alguna persona que la estuviera espiando, afortunadamente estaba sola y abrió la puerta, un poderoso brilló hizo caso omiso a que ella cerrara los ojos, pero después de acostumbrarse entró con confianza, caminó un poco y mientras más lo hacía más podía escuchar la música festiva que venía de la Tierra de los Recordados, unos pasos más la luz brillante desapareció y ella apareció echada en el suelo al costado de un árbol, se levantó y se dirigió a sonde la música de escuchaba, no era ni un poco de distancia, solo un paso y vio a todo el Reino de su Madre la Muerte, dio una enorme sonrisa y empezó a dirigirse a el Palacio Real, mientras más se acercaba a el castillo una cosa cambiaba de ella con cada paso, lo primero fue que su vestimenta cambio por completo, convirtiéndose en un vestido de escote corazón nada revelador en la parte de su pecho, tenia Cristales de color verde fosforescente en la parte de su abdomen formando un rombo , de la cintura para abajo podía verse que era realmente cómodo como la tela caía debajo de sus piernas hasta el suelo, el vestido era color fucsia oscuro, (no me gusta el fucsia pero me pareció que le combinaba bastante bien al personaje por parte de su madre y los cristales verdes de parte de su padre),llevada un collar de corazón dorado en el cuello y accesorios del mismo mineral, por el sonido que se escuchaba de sus pies se sabía que llevaba tacones, para ser mas detallistas eran de color plateados, el estilo era Stiletto, tenía una franja llena de peños cristales en la parte de los dedos y de altura unos 9 cm, después de unos minutos su cuero era otro, heredado de su madre tenía la piel blanca como la nieve y cabello a un costado ondulado color café con una flor de loto azul decorando frente, la sombra de ojos consistía tonos de verde y rosa pastel y los labios color rosa claro y suave, sus ojos idénticos a los de su madre pero la pupila era de color verde limón y su iris un poco más suave del color anterior, para finalizar su transformación ella pudo obtener una de las cosas más representativas y única de su padre, sus alas emplumadas, solo que eran color blancas al igual que su piel pero en cada borde de cada pluma se podía observar un tono oscuro lo que la unía de manera única a ella y su padre, ella ya no pudo aguantar más la ganas de ver a su familia así que como su transformación ya estaba completa, decidió teletransportarse en una ráfaga de pétalos azules, paso de imprevista en todo la multitud del Reino y logró entrar al Palacio sin problemas, ella rápidamente corrió a la sala principal del enorme edificio y ahí estaban, sus padres los seres a los que ella mas amada en todo su vida, la Muerte fue la primera en voltear la cabeza, ella aun seguía siendo una Reina joven y muy hermosa, era una Diosa no podía envejecer.
-¡DAILA!, ¡MI BEBÉ!, la Muerte no pudo contener las lágrimas de felicidad al ver a su pequeña hija convertida en toda una mujer, Daila era su nombre, significaba la Flor más hermosa y sí que lo era.
-MADRE ¡OH! MADRE, ME ALEGRO TANTO DE VERTE, sollozó ella también en su abrazó de felicidad, Y MI PADRE, ¿DONDE ESTÁ?, preguntó alegremente, la Muerte le dio una sonrisa.
-Tu padre está ahí, mi chiquita, con la mano le señalo la habitación en donde estaba su padre, ella rápidamente corrió hacia ella y abrió la puerta viendo a su padre.
-¡PAPÁ!, gritó con alegría, Xibalba se dio la vuelta con la mirada sorprendida.
-¿Hija?, ¿DAILA?, ¡Oh por los Dioses!, ¡HIJA!, Xibalba corrió rápidamente para abrazar a su hija, cuánto tiempo había pasado desde que tuvieron un abrazo tan puro y lleno de felicidad, por lo menos unos buenos años desde que ella tenía 10 años mortalmente.
-¡PAPÁ NO SABES CUANTO TE EXTRAÑE!, Daila sollozó de nuevo de manera alegre en el hombro de su padre, el hacía lo mismo, hasta que la Muerte apareció en la puerta de la habitación mirando con ternura.
-Mi amor, nuestra hija regresó, ¡REGRESÓ!, Xibalba sonrió tan feliz que ella se acercó a él.
-Si que lo hizo Balby, nuestra pequeña volvió, los tres de abrazaron y sollozaron hasta que Daila escuchó unos ruidos muy familiares que la hacían correr de alegría, al parecer dos criaturas estaban ladrando no paso mucho para que salgan de su escondite y vayan a su mejor amiga, la hija de sus amos.
-Oh Caramelo no has cambiado nada y tu tampoco Colmillos, se dirigió a sus mascotas con un abrazo, ambos eran perros pero uno era de la Tierra de los Recordados más conocido como Caramelo, era hembra y hecho de azúcar con pequeños detalles de color oro en todo su cuerpo como era común en los Recordados y el otro venía de la Tierra de los Olvidados bautizado como Colmillos, hecho de alquitrán con los ojos parecidos a los de su amo pero verdes fosforescentes y detalles del mismo color, siendo de género macho.
-Te extrañaron mucho, querida, no sabes cuánto…, la Muerte miro tal escena con comprensión, toda esa felicidad se desvaneció cuando Daila notó que sus perros retrocedieron unos pasos con pequeños chillidos de miedo, ella reaccionó y volteó para ver que era.
-Papá, mamá, ¿que está pasando?, dijo sintiendo miedo cuando oyó pasos fuertes acercándose a la puerta.
-Hija…tenemos que presentarte a alguien…, Xibalba la miró con nostalgia y su voz llegó a sonar melancólico.
-¡Oh!, que bella sorpresa que su hija este presente, el Dios Itztlacoliuhqui-Ixquimilli (lo sé el nombre es exageradamente largo y raro pero me base en la mitología mexica y todos los nombres son larguísimos), el Dios de la Piedra, de la frialdad, de la dureza y del castigo, (en la imagen corporal será mucho más diferente), este Dios era muy apuesto al parecer, parecía hecho de piedra o tal vez mármol, su piel era gris oscuro, tenía forma humana, aunque tenía su barba más gris que su piel, el era tan solo dos años mayor que Daila, así que podía haber un tipo de química entre ellos, pero Daila lo negó por completo, no lo conoce mucho pero sabe de que es capaz si es que tuvieran algo.
-¡Oh la Muerte! te vez magnifica mi señora, le besó los nudillos, ella lo tomó a la ligera como cualquier otro Dios lo haría.
-Gracias Itztlaco (será su apodo), tú te vez bastante bien desde la última vez que nos vimos cuando eras un niño, respondió ella con toda su amabilidad, el se inclinó hacia ella y pasó a saludar al Rey de la Tierra de los Olvidados.
-¡Xibalba! un gusto de verte, ¿como va todo en el Reino ah?, se estrecharon las manos de ambos, la pareja era muy amigos de él por la relación amistosa que tuvieron con sus padres, pero ellos fueron asesinados a sangre fría cuando él tenía 10 siglos.
-Muy bien, ¿tu estas controlando bien el Reino de los Castigos?, preguntó amablemente, el Reino de los Castigos era un lugar muy parecido a la Tierra de los Olvidados solo que en vez de sus colores verde y negro, era celeste y negro y no había ninguna persona allí, por lo general venían ahí los que habían tenido una mala vida y los que se suicidaron, eran muy pocos, pero los castigos eran horribles.
-Ahí todo tranquilo, sus ojos se pusieron ante la figura de Daila, los ojos lujuriosos ante sus pensamientos pervertidos y malignos, que ganas tenia de hacerla gritar y quitarle su virginidad, él siempre la deseó en secreto ya que la conoció desde muy pequeña y ahora era todo lo que él podía desear.
-¡Daila!, se ve bellísima esta noche, le beso los nudillos, Daila se quedó sin aliento al sentir su tacto, no es que le caía mal, sino que ella no lo conocía mucho, hasta podría parecer que era un desconocido para ella, siempre tuvo precaución con él, sentía que sería capaz de hacerle daño, era intimidante.
-Muchas gracias Itztlaco, ¿quien diría que después de años en la Tierra de los Mortales me vería así?, dejo escapar un pequeño sonrojo.
-Tal vez allá han pasado años, pero acá siglos preciosa, dijo seductoramente.
Daila le dio una mirada como diciendo: ¿me dijiste preciosa?, ella lo recibió a mal, pero no protestó.
-Bueno creo que es hora de irme, vendré a visitarlos más pronto, ya que debemos programar algunas cosas para ustedes ya sabrán, los ojos de Daila se abrieron cuando Itztlaco la miró como diciendo: esta involucrada en esto.
-Espera, ¿no te quieres quedar a cenar?, debes estar muriendo de hambre, la Muerte avanzó hacia la puerta para que todos salieran a cenar, se dirigieron al comedor, CAD uno pidió lo que quería, la Muerte y Xibalba se sentaron juntos mientras Daila se sentía enormemente incomoda por sentarse al costado de Itztlaco, ella no habló mucho durante la cena, pero su compañero de comedor fue todo lo contrario, compartió chistes con Xibalba, cosas que no le daban gracia a las mujeres y de una manera rara terminaron la cena.
-Gracias a todos por esta comida, debo irme, mañana hablamos madre, padre, hasta luego Itztlaco, sus padres se despidieron de ella con un abrazó y su amigo con un beso en la mejilla, unos minutos después la Muerte dio un bostezo, señal de que era hora de dormir, Xibalba le dio un beso en sus labios, y Itztlaco con un gesto de despedida, cuando finalmente los hombres se quedaron solos decidieron divertirse un poco.
-¡Hey, Xibalba!, que te parece una apuesta, de la nada Itztlaco lo dijo de manera natural, Xibalba lo miró de forma interesada.
-¿De que se trata mi buen amigo?, dijo apoyando su brazo en la mesa.
-Es muy fácil, verá se que sus alas son muy fuertes mi Señor, ¿y sabe?Tláloc estos últimos días hará que llueva por todo el inframundo, que tan veloz el usted mi Rey, está es la apuesta, un carrera, se trata a cerca de que usted debe llegar a la meta sin una gota de agua de la lluvia, usted volará y yo correré a pie, el primero que llegue seco a la meta gana.
-No es mala idea, ¿que quieres de mi?, le preguntó.
-La Tierra de los Recordados y de los Olvidados, y tu, y tu familia serán desterrados a mi Tierra, Xibalba se quedó impactado por lo que quería, pero era una buena ocasión para pedir algo que el siempre había querido.
-Muy bien…y si yo ganó, tú me darás devuelta la espada de esgrima que tu padre me robó.
-Me parece bien, por las reglas antiguas, la apueste se concluye, ambos apretaron sus manos y la apuesta ya estaba hecha, no habría vuelta atrás y Xibalba no sabía en qué lío se había metido ahora.
