Nombre del one-shot: Injustos.

Personaje: Donatello Hamato y Oc: Melody.

Pairing: -

Línea de tiempo: AU: Dark Destination. No-canon.

Advertencias: Disclaimer TMNT versión humana; los personajes no me pertenecen, créditos a Nickelodeon. OoC [Fuera de personaje]. Semi-AU [Universo Alterno]. Oc [Personaje original]. Situaciones dramáticas, dolorosas y sádicas. Nada de lo ocurrido aquí tiene que ver con la serie original; todo es creado sin fines de lucro.

Puntos a tener en cuenta: Narración. —Diálogo. «Pensamientos».

Total de palabras: 2185.

Clasificación: T

Categoría: Drama, Dolor.

Nota: ¡Bien! Antes que nada, debo decir que este libro nuevo está dedicado a LoveOfDragons (te amo preciosa *inserte corazoncitos*). Anteriormente estos one-shot's pertenecían a otro libro que se componía de una gran gama de cortos, pero lo borré por varias razones. En fin, como iba diciendo volveré a publicar estos one-shot's y drabbles del universo que terminé creando "Dark Destination".

Espero disfruten la lectura :D


Summary: Porque ellos habían sido a muy injustos y entonces él también iba a serlo.


Injustos

.

.

.

El joven genio trata de limpiarse las lágrimas que todavía resbalan por su pálido rostro. Aquello dolía, dolía demasiado quemaba ardía y le destruía y le hacía daño de mil y un formas existentes. Por ello no puede detener sus ojos incesantes de tristeza y desesperación.

¿Así era como se sentía el verdadero dolor? Pues si era así, era horrible y no lograba imaginarse cómo una persona llegaría a soportarlo por más de varias horas. Porque verdaderamente el dolor de ser traicionado, odiado, despreciado, abandonado e ignorado era algo que realmente torturaba todo su ser; algo que lo estaba matando de la peor manera existente.

Y es que ee cierto, todo lo malo le estaba sucediendo solamente a él: Una misión fallida, un experimento mal hecho con consecuencias graves, el rechazo de su padre al convertirse en lo que es en esos momentos —un humano, uno simple y débil y patético—, y sin contar el hecho de que ya no tenía a nadie junto a él, ni siquiera a Abril que en ese momento estaba junto a su rival amoroso Casey. Ambos disfrutando de la fresca noche en New York.

Y las lágrimas no se detienen y brotan de sus ojos y se escurren por sus mejillas y caen al vacío sin miedo alguno, sin temor a que luego se disuelvan al impactar contra el suelo (y por un momento las envidia porque desea con toda su alma desaparecer sin tener miedo).

Y le duele claro que le duele. Y es un dolor que lo tortura sin descanso que lo aniquila lentamente como si el mundo se alegrara de verlo sufrir sólo a él sin ser capaz siquiera de defenderse. Y eso lo lastima. Eso lo hiere y corrompe y destruye de manera inimaginable. Y el dolor hace que su cabeza dé vueltas, vueltas y más vueltas. Porque verdaderamente lo está quebrando sin piedad ni oportunidad de clemencia.

Empero necesita un alivio inmediato o morirá —pero eso al mundo poco le importa—. Necesita algo que lo saque de ese interminable dolor algo que lo aleje de toda su vida algo que haga que deje de sentir que deje de percibir la felicidad de lo demás a costa de su huida y destierro. Porque sí, él puede sentir aquella felicidad(la traicionera y grotesca de sus hermanos y sus amigos)emanar de ellos al darse cuenta de que se habían librado de Donatello, el hermano nerd, histérico y enamoradizo tonto.

Entonces una furia desmedida lo recorre porque nada de eso es su culpa. Ellos son los crueles, él no. Él jamás habría hecho daño a nadie. En cambio ellos ya le han hecho mucho daño a él con sus burlas, tonterías y bromas siempre siendo el objetivo lastimarlo de alguna forma u otra —y ese pensamiento lo rabia y le llena de frustración e impotencia que solamente alimentan los atisbos de rencor que luego se convierten en huracanes—.

Porque él nunca le había hecho daño siquiera a Mikey, el cual se la pasaba tocando sus cosas o lanzándole globos de agua. A lo máximo que había llegado a herir a sus hermanos —y que sin duda ni siquiera los llegó a marcar— fue en gritarle a la cara a cada uno de ellos o no obedecer órdenes o hacer unas cuantas bromas pesadas, que al final resultaban ser provechoso para ellos. Jamás los dañó tanto como ellos lo están dañando a él.

La rabia es mucha junto con la tristeza y la soledad que siempre lo acompañan.

Y ya no sabe qué hacer con su vida, porque ésta ya no tiene ningún sentido por la cual seguir intentado alargarla.

Vuelve a limpiarse las lágrimas con las mangas de su camisa y se deja recostar en una pared y deslizarse por ésta hasta caer al suelo donde se acurruca sintiendo aún ese dolor en su pecho, ese dolor que lo abruma, que lo mata lentamente.

Y entonces piensa; ¿por qué ellos eran así de injustos? ¿Por qué le habían hecho toda esa maldad? Fueron injustos, muy injustos.

Vaya, vaya, vaya... —murmura una voz femenina en el aire y enseguida el muchacho de ojos chocolates se levanta observando a todas direcciones.

—¿Quién está ahí? —inquiere ocultando el nerviosismo que siente.

—Sólo soy yo —afirma en respuesta la voz y enseguida una mujer con una capa negra aparece frente a él como por arte de magia a lo cual retrocede espantado soltando un sonido de sorpresa—. Tranquilízate, querido, no te haré daño.

—¿Quién eres tú? —aventura tan burdamente como puede frunciendo las cejas y examinando al ente vestido de negro.

—Soy la que puede liberarte de lo que sientes. —Aclama como si nada con una alegría casi genuina y una diminuta chispa de bondad en su voz.

—¿Qué? —suelta realmente confundido ante esas palabras y esa proposición.

—Puedo hacer que dejes de sufrir —aclara entonces ella y se quita la capucha dando vista a una hermosa joven de cabello tan negro como la misma noche y ojos color madera de caoba y de piel tan blanca y pura como la misma nieve. Donatello queda petrificado por momentos—. Puedo hacer que ya no sientas dolor.

—¿Y cómo sabes que yo-?

—Sé todo sobre ti, Donatello —lo interrumpe al tiempo que sonríe dulcemente—. Sé que eras una tortuga, y ninja además. Sé que te convertiste en humano por culpa de un accidente. Sé que tu familia te dio la espalda al ver que no eras como ellos. También sé que la chica que amaste desde siempre te abandonó por un idiota que no la merece.

Él solamente se queda callado, y bajando la cabeza siente el dolor calarle más hondo ante las palabras de aquella desconocida.

—Te duele, ¿no es cierto? —pregunta entonces ella todavía manteniendo esa mueca de cruel bondad y pena.

Pero el joven no responde. La respuesta es más que clara.

—Sé que es así. —Reitera la extraña con satisfacción.

—Sí.

—Entonces, ¿quieres que te ayude?

—¿Cómo confiar en un desconocido?

Ella suelta un sonido algo ahogado y luego sonríe de nuevo con una dulzura realmente maternal y carcajea bajamente.

—Sé que no quieres creerme. Sé que yo también estaría como tú si alguien viniera a decirme lo que te estoy diciendo —se abraza a sí misma sintiendo todos los sentimientos que emanan del roto muchacho—. Pero créeme si te digo que... puedo sentir lo mismo que tú. Y sí sé cuánto duele sé que te está matando y sé que buscas desesperado una salida. Así que sí, me duele como a ti y no quiero verte así, por favor. Me duele y quiero ayudarte.

—¿E-enserio? —Pregunta ligeramente esperanzado levantando la cabeza y observando con ilusión a la joven. Ella asiente levemente—. Entonces, ¿cómo podrías ayudarme?

—Tengo poderes y te puedo dar opciones —afirma con una sonrisa alegre. Él asiente en afirmación (y no le importa si es que aquello suena realmente tonto o falso porque ya no sabe qué hacer y sólo quiere encontrar una salida —o vivir en una mentira que llegué a calmar su sufrido corazón—). La joven sonríe todavía más al notar esa expresión de genuina credulidad—. Puedo borrarte la memoria...

—No. —La interrumpe rápidamente.

—Está bien, bien —acepta algo nerviosa pero igualmente confundida—. Entonces podría darte poderes.

—¿Poderes? ¿De qué tipo?

—Como los de un Akuma o un Yōkai.

—Los quiero. —Alega rápidamente sorprendiéndola.

—Pero... debo decirte que... es peligroso —advierte borrando lentamente su sonrisa y mirando hacia algún otro lugar—. Tener poderes es difícil, quizás éstos lleguen a controlarte o algo así. Es difícil controlar los poderes sobrenaturales y más si eres una persona llena de... —se detiene de golpe.

—¿Llena de...?

—¡Nada! —Niega rápidamente y suspira cansada negando repetidas veces con la cabeza para luego volver a observarlo—. Déjame decirte que tener poderes es peligroso, y más aún si alguien en tu estado es portador.

—¿Alguien en mi estado? —Frunce el ceño con hastío y la toma de los hombros—. ¿Acaso no quieres ayudarme? ¿No viniste hasta mí para eso? ¿Para ayudarme a salir de un pozo de dolor?

(La está manipulando y lo saben —pero no quieren verlo porque eso sería realmente injusto—).

—¡Claro que sí! —Afirma la muchacha con decisión y se suelta del agarre—. Pero, entiéndelo, es peligroso.

—No me importa, si dices que puede ayudarme a acabar con mi dolor, por favor, hazlo.

—¿Y no prefieres que te borre la memoria y te dé una nueva vida?

—No —niega serio y luego muestra una sonrisa melancólica—. Hay varios recuerdos que aprecio demasiado como para borrarlos. No quiero perderlos, ya que... son lo único bueno que tengo en mi vida. Recuerdos donde éramos una familia feliz.

Ella intenta replicar, pero luego de soltar un suspiro rendido lo acepta sin poder decir nada al respecto.

—Está bien —acepta finalmente la chica y volviendo a sonreír dulcemente le extendió una mano donde se hace presente una llama blanca—. ¿Es un trato?

—Trato. —Acepta él rápidamente estrechando la mano con ella y enseguida siente una fuerza increíble recorrerle el cuerpo entero en tanto su sangre comienza a circular a una velocidad sobrehumana y sus sentidos quedan al máximo siendo capaz de oír los susurros de personas que se hallan a varias calles o captando el aroma de una pizza a domicilio.

Entonces sus ojos cambian de cafés a rojos sangre dando por hecho que el trato está finalizado.

Y entonces una sonrisa se asoma por el rostro del joven pero no una que comúnmente usa. No muestra ni felicidad ni alegría ni siquiera tristeza. Pareciera ser una sonrisa vacía, sin vida pero llena de la más pura maldad al mismo tiempo que el dolor oculto en cada facción suya —de algo que está quebrado pero que sigue en pie y que no cederá hasta romper todo a su alrededor—. Porque sí, ya tiene poderes pero no siente casi ningún tipo de alivio (no es una droga después todo y eso lo desilusiona pero también lo hace sentirse satisfecho).

Y la muchacha de cabello oscuro ya no está, ha desaparecido como si el viento se la hubiera llevado lejos. Pero eso no le importa en lo más mínimo porque al fin tenía la capacidad no sólo de soportar el dolor —pues el dolor se ha esfumado de pronto pero le ha dejado un sabor amargo que le recuerda que estuvo ahí— sino también de devolverlo. Y claro, se lo agradecería, más tarde.

Aunque por ahora debía encargarse de su venganza en contra de su molesta ex familia. Ellos iban a pagarle todo lo malo y con creces.

Porque como ellos habían sido injustos con él, él también lo sería. Y ahora que se ha vuelto un ser sobrenatural con poderes inimaginables finalmente se vengaría de los que le han hecho tanto daño; y esos fueron su propia familia.

Y ellos lo pagarían muy caro.

Chasquea lo dedos y cambia de atuendo ahora portando un elegante traje negro. Debía estar presentable si es que quería impresionar a los únicos que estaban a la altura de ser su nuevo clan.

Suelta una estruendosa risa rompiendo por completo el gran silencio nocturno.

—Prepárate, New York, porque ya nada será igual —alega hablándole a la nada en tanto su oscura sonrisa de dientes blancos se alza denotando la maldad y odio que quiere dejar salir—. Porque un nuevo monstruo ha aparecido y éste nunca será vencido —se peina un poco el cabello hacia atrás y sonríe enormemente al tiempo que sus ojos brillan con intensidad cuales rubíes hechizados—. No serás rescatada siquiera por tus queridos héroes nocturnos, porque después de todo ellos ya han perdido al arma que siempre los ayudaba a vencer.

Y ríe una vez más de la desgracia que está a punto de hacer pasar no solo a esa ciudad sino al mundo completo.

Porque ya había comenzado su venganza y al igual que ellos habían sido injustos —de la peor manera— con él, él igualmente lo sería.


Continuará.