Era el quinto torneo finalmente, torneo que juntaba a las mejores estrellas de los videojuegos de cierta compañía, el cual acababa de ser anunciado a los competidores que están confirmados en el mismo, obligándolos a venir de inmediato para una pronta celebración de parte de los principales organizadores: las dos manos hermanas, por supuesto, ningunos como Master y Crazy Hand.

Es la semana de integración y bienvenida. Por afuera de la mansión se oye el taladrante barullo de los niños, que se saludaban con abrazos cargados de adoración y algunas risas indudables de alegría; las princesas, que parecía como si volviesen a conocerse, incluso había una joven rubia demasiado rara mezclada con ellas, jamás la advirtió en un torneo pasado, ni en la muchedumbre o los ayudantes; para los más grandes (como espadachines, villanos, magos y simples guerreros) un corto contacto de hombro a hombro y un apretón bastaba para demostrar gran afecto, acompañado de sus mejores sonrisas.

En otro lado, ajeno a la convivencia, PiA, el guardián de la diosa Palutena, se siente fuera de lugar todavía. Marth no da señales de vida y el mercenario de Crimea tampoco...ni se diga de Link, que él es quien lo tiene como calcomanía a la puerta principal desde la mañana.

Una armonía de colores cálidos, propios del espectáculo tardío, pelea con el azul celeste para ganarse su respectivo lugar. El joven ángel curva sus comisuras en señal de infinita paz y satisfacción, sabe que esta es la hora favorita de su enamorado.

Y como si de mera invocación se tratase, el tarot y los juegos raros de Robin con los libros, como si todo eso de verdad sirviera, el pequeño castaño divisa la sombra del único smasher veterano faltante en el gigante recinto que los acogía desde hace algunos ayeres.

Link ha llegado y la sonrisita que tiene en su propio rostro no puede ser más patética y cursi.

Ve cambios en él; los primeros, a simple vista, no modela ropajes verdes, su cabello es más largo y está amarrado en una coleta baja, sus gestos más afables y dulces, la notoria falta de peso... ¿acaso seguirá trabajando en el rancho de Ordon? Sí, ese del que siempre le platicaba en la manecilla del crepúsculo entrante. Las 6:30. Su crepúsculo.

El alado se siente nervioso al verlo bajar de su yegua, esa fiel acompañante que sabe se llama Epona. Su maleta en mano y la brisa del aire dando un cosquilleo delicioso y ansiado en sus mejillas y estómago.

—Ho-hola—saluda, teniéndolo lo suficientemente cerca y hablando lo suficientemente audible—. ¿Cómo estás? ¡Has cambiado mucho! Pero te sienta bien, digo, unos ajustes le hacen beneficios a cualquiera...—habla un poco atropellado, pero es parte de. De esa emoción que lo consume de forma abrasadora.

—¡Hola!—él habla, un poco más agudo de lo normal, y Pit está completamente consciente de que su cara debe ser la de un perfecto tarado, simplemente no puede dejar de ver esos preciosos ojos azules, en los cuales se ve reflejado como en un espejo recién pulido— Discúlpame pero... ¿tengo el placer de conocerte?

Es una broma, ¿verdad?

—Déjate de juegos, Link—ríe con inocencia—, no creo que el tal Zant haya vuelto a Hyrule y te haya borrado la memoria para olvidarte de tu mejor amigo.

—No estoy jugando y, ¿puedo saber por qué sabes mi nombre? Me da curiosidad imperiosa—su tonada era de irrefutable confusión, su postura, una mano en equipaje y la otra en el mentón, de clara duda. ¿Por qué?

—Porque somos amigos, te digo—se limita a decir el capitán.

—Que yo sepa no, pero descuida, podemos serlo—hay un estruendo banal en sus interiores, algo se rompe en muchos pedazos así como el rubio lo hace con su posición anterior. En su cara se plasma una sonrisa linda y cariñosa—. Por cierto, ¡qué bonitas alas! Me recuerdan a las del gran Revali.

—¿Re-qué?—cuestiona Pit, ahora el confundido es él ante el gesto del joven de azul parado frente a sí.

—Revali, uno de los elegidos.

—¡Ya sé! ¿Es algún amigo de Midna? Por todos los cielos, dime algo y sal de tu papel de extranjero—intuye Pit, mas bien insiste, golpeando con levedad el brazo ajeno.

—Dices cosas muy graciosas—el héroe de Hyrule ríe a anchas, ¿qué es tan divertido?— Aunque, ahora que lo pienso, Midna suena muy parecido a Mipha—un aura de tristeza cae sobre el buen actor que tiene en frente.

—¿Qué tienes? ¿Te sientes triste? ¿Quieres que vayamos a ver el atardecer al lago? Sé que te gusta hacerlo mientras comemos manzanas del árbol de junto—invita el más pequeño con una sonrisa sincera, sabe que el héroe de los mundos opuestos no puede resistirse ante tal petición.

—¿Gustarme a mí las efímeras tardes? Te equivocas, mi querido amigo orni en proceso de evolución. Prefiero las manzanas y las noches, que son un poco más largas y, a veces, infinitas.

"¿Te he contado, Pit? Le conocí en algo parecido a otra vida. En Melee el pasado era mucho más alegre y menos distraído. ¡No le vayas a decir que te lo dije!"

No podía ser verdad, ¿o sí?

Todo este tiempo había tachado al príncipe de Altea de mentiroso u olvidadizo.

—Bueno yo...me llamo Pit, un placer conocerte—dice a modo de despedida, dando pasos lentos hacia delante, por fin comprendiendo la gravedad del asunto.

—Combina contigo; y sigo sin saber cómo, pero ya sabes que soy Link, elegido de la raza hyliana. Un gusto—agita su mano ante la distancia que ha tomado su acompañante.

—Lue-luego nos vemos—repite con dolor en sus cuerdas vocales.

—Adiós, pequeño orni.

Corre tan rápido que sus sandalias ahora son un problema. El campo de agua estancada es su parada final y, sin querer, sus ojos se convierten en diminutas cascadas tornasol.

—¿A dónde te has ido, chico de luz y sombra? ¿No sientes que te extraño?

Un vistazo y la avalancha cae.


N/A

Un nuevo fic, y como es corto tendrá actualizaciones un poco lentas. :(((
Hmm, podría hacer una actualización cada quince días.

¡Espero que les guste la idea! No pienso hacer más de 15 capítulos. xD
Como verán, el Link que conoció Pit es el de BOTW, por eso, al mencionarle cosas de TP es normal que desconozca. :"(