Saitei Machigai.
By: Fesabi
Para Kagome Higurashi, el peor error de su vida fue el haber entregado el corazón, alma y cuerpo aquel hombre despiadado, Inuyasha Taisho. Después de dos años no le queda otra alternativa que recurrir de nuevo a aquel hombre, que la hecho de su vida sin tentarse el corazón, de una manera cruel; con el único propósito que le preste dinero para salvar la vida de su hijo.
Capítulo I.- Encuentro.
Se encuentra nerviosa, el volver a ver a Inuyasha Taisho después de dos años, le remueve cada fibra de su cuerpo, en esa ocasión no se iba a ir sin verlo y decir lo que tiene que decirle; aunque ha de admitir que tiene miedo a la reacción de él, el que pueda quitarle a su bebé.
-En un momento viene el señor Taisho.- escucha el anuncio de la secretaria, incorporándose del sillón.
Sabía de antemano que nadie podía ver al señor Taisho sin previa cita o bien que él se interesara en esa persona, lo sabía ella de propia mano, solamente se encuentra en ese lugar gracias a que la secretaría del jefe, se había apiadado de ella al verla pálida, ojerosa y desesperada.
-¿Quiere acompañarme a la oficina, señorita Higurashi?.- asiente como respuesta y la guía abriéndole una puerta para dejarla entrar- en un momento viene el señor Taisho.-
No es capaz de articular palabra alguna, a pesar de que el guardia que la dejo pasar al sentir también pena por ella, le menciono que el señor Taisho no era tan mala persona como se decía, solo que ella sabía que aquello era mentira, Inuyasha Taisho era el ser humano letal que podría existir. La herida de su corazón lo podría explicar sencillamente.
Trata de tranquilizar su corazón y sus nervios, pero le es inútil sabe de antemano que necesitara de todo su ser para enfrentar al hombre que iba a cruzar la puerta en algún minuto.
¿Qué le iba a decir?.
¿Cómo puede empezar?.
¿La dejará hablar?.
¡Sí!, tenía que dejarla hablar, a eso había viajado para hablar con Inuyasha y conseguir el dinero que depende su hijo en esos momentos.
Sabía de antemano que Inuyasha no iba a tener alguna compasión con ella, así que con ese sentimiento no podría contar y mucho menos alguno otro que no fuera el propio placer de aquel magnate, Inuyasha Taisho lo único que buscaba en la vida era: el placer.
Y ella había disfrutado de ello hacia unos años atrás.
Mirando atrás, solo podía decirse que ella había sido demasiado inocente, dejando que Inuyasha la envolviera y sedujera a su antojo, utilizándola para después echarla de su lado como un objeto que no se requiere más de su uso.
Lo que sabía con seguridad es que ella no había sido nada para él. Y lo peor es que él si había sido todo para ella.
Después de dos años, pensó que podría haber superado su recuerdo, pero sabe que no es así, todavía le duele la manera en que la trato, la herida todavía no cicatriza y no sabe si en algún futuro llegue hacerlo.
Kagome apretó los puños, tratando de que con ello alejar el dolor que sentía, debía de olvidar, lo único importante en ese momento, en el presente era su bebé. Por él se había atrevido a ir en búsqueda de su padre, su hijo necesitaba de él, el dinero que Inuyasha pudiera proporcionarle.
¿Cómo podría hacer que Inuyasha le prestara dos millones de dólares?.
¿Cómo poder hacer que él se interesara en el asunto?
¿Cómo podría enfrentarse a él?.
Cuando la puerta se abrió y encontró aquel hombre de ojos dorados, supo que tenía más de un problema.
-.-
Kagome parecía un pequeño conejo noqueado por los faros de un coche. Temblaba de pies a cabeza, sonríe al saber que él estaría en ese mismo estado, pero le daba casi pena, si es que no la conociera tan bien.
Agallas tenía Kagome al volver a enfrentarse a él después de dos años, a pesar del tiempo transcurrido su cuerpo reaccionaba con ella como si nunca se hubieran separado y aquello le molestaba de sobremanera. Kagome lo noqueaba.
-¿Qué quieres?.-
-Yo…yo…-
-Te doy la oportunidad de hablar conmigo, y lo único que haces es balbucear.- se burla pasando a su lado, siendo consiente que el aroma de Kagome no ha cambiado al paso de los dos años, jazmín algo que lo vuelve loco.
-Inuyasha…- ¿cómo se le pudo haber olvidado lo atractivo que es Inuyasha?.
-En otra época solías decirme Inu…-
Un sonrojo se apodera de sus mejillas, al recordar que solía decirle de esa forma en la cama.
-Eso… quedo en el pasado.- recordando el motivo de su visita.
-¿Qué quieres?, si no mal recuerdo no eras bienvenida hace dos años y no veo el por qué ha cambiado las cosas.- a pesar del tiempo transcurrido sigue doliéndole los insultos de Inuyasha y ese no es la excepción.
-He venido a…-
-Espero que sea el perdón y devolverme el dinero que me robaste.- la interrumpe.
¿Por qué no le ayudaba poniendo las cosas fáciles?, típico de Inuyasha resaltar temas que podrían aclararse si dejara hablarle.
-Se… que no… estuvo bien, tomar ese dinero.- reconoce, pero tiene una justificación…. Además tú me diste las tarjetas…-
-Si fue una ventaja de haber salido conmigo, te rehusaste a gastar dinero mientras duro nuestra relación y una vez terminada, por venganza decidiste gastar todo en lo que podías, ¿eso le llamas buena explicación?, ¿no te bastaron las tiendas de moda?.-
-¿Crees que me lo gaste en ropa?.- sin poder creer lo poco que llego a conocerla
-¡Por supuesto!, ¿en qué otra pudiste gastar?.-
-Puedo explicar en qué me lo gaste…-
-Ahórrate tus explicaciones, solo después de que rompiéramos mostraste tu verdadera cara.-
-¡Nunca fui de compras!...- exclama furiosa, ¿Por qué no le creía?- lo tuve que utilizar para sobrevivir… no tenía otra cosa… lo deje todo por ti.- y fue una tonta en hacerlo.
-No recuerdo que te hayas quejado en absoluto.-
-¡Por qué pensé que teníamos algo bueno!, nunca pensé que se llegaría terminar todo tan rápido.- era verdad.
-¡Feh!, típico de las mujeres pensar que todo lo que termina en cama, por lógica termina en matrimonio.-
-Yo estaba enamorada de ti.- admite con dolor, siendo consiente que eso nunca le importo a él.
-¡Ja!, si claro.-
-¿Crees que mentía?, ¿Qué fingía?...- ¿Cómo podía ser tan cruel de burlarse del amor sincero que llego a tenerle?.
-Por supuesto, a que chica no le atrae la idea de casarse con un multimillonario, todas las mujeres que conozco serían capaces de todo, como tú comprenderás Koibito…-
-Yo nunca te considere eso…- cerrando sus ojos y controlar sus emociones aún más el haberla llamado de esa forma.- más bien te considero el peor error de mi vida.-
-Sí, claro. Como no tuviste suerte conmigo… pero te deseo suerte con el próximo.- replica de forma sarcástica.
-En verdad mereces que nadie te quiera y estar solo, Inuyasha.-
-Nunca estoy solo y si necesito que me quieran, para eso tengo mi fortuna, ¿no?.-
Desearía salir de ese lugar y olvidarse de aquel hombre, volver a su casa y abrazar a su hijo. Por él está en ese lugar.
-No sé qué demonios hago perdiendo mi tiempo contigo, si no vas hablar, me voy.- amenaza.
-¡No!, no puedes irte.- entrando en pavor.
-Tienes diez segundo en decirme que quieres.-
-Yo…-
-Diez, nueve, ocho…-
¿Cómo decirle?, ¿Cómo mencionarle que tiene un hijo de cuya existencia se negó a creer?, ¿Cómo explicarle que necesita dinero porque esta aterrada?.
-… Cuatro, tres, dos...-
-Tienes…. Un hijo.- escupe, al sentir que todo a su alrededor se queda estático ante sus palabras. Observando a Inuyasha, espero cualquier posible reacción de él menos esa.
-Jajajaja… ¿un hijo?... esa es buena.- ríe.
-¿No me crees?.- pregunta incrédula.
-Ya he escuchado eso antes, así que busca otra cosa para llamar de nuevo mi atención.-
-¡Es verdad!... tenemos un hijo de un año y medio.- ¿Por qué no le cree?- no hubiera recurrido a ti si no fuera necesario.-
-Es una broma de mal gusto, pero sabes cómo hacer que un hombre preste atención.- dejándose caer en la silla.
-¡Por supuesto que no es broma!... es verdad.-
-Si claro…- ¿Qué pretendía Kagome contándole aquella mentira?, ¿volverse a meter a su cama?.
-¡El bebé nació treinta y seis semanas desde que tú y yo…-
-¿Tuvimos sexo?.- concluye sonriente.- ¿Por qué no lo dices?, ¿te apena?.- se burla.
-Da igual. El punto es que te estarás preguntando, porque no te volví a insistir.- al ver que no hay alguna emoción que no sea burla en el rostro de Inuyasha.
-Si el caso fuera, se me habría ocurrido.-
-Tú me echaste.- ignorando el sonido de burla de su voz, como si en verdad le mintiera al respecto.- trate de hablar contigo, por celular, a tu casa, a tu oficina y vine, y me echaste cruelmente y no me creíste, ni siquiera dejaste que te explicara nada.- reprocha.
-Y pensé que con lo último habías aprendido la lección de no venir.-
Siente una pulsada de dolor directo a su corazón, como si la herida volviera abrirse.
-¿Qué tengo que hacer para que me creas?.- susurra, conteniendo las ganas de llorar.
-Trae al supuesto bebé.-
-No puedo…-
-Entonces es mentira.- levantándose de la silla- y ya que todo está aclarado de este supuesto hijo me voy.-
-¡No!... no puede viajar por que todavía es muy pequeño… y por qué no tengo dinero.- es verdad, deseaba que le creyera.
-¿Foto?, enséñame una foto de él.- demanda.
-No traigo.- ¿por qué no se le ocurrió traer una del bebé?, estaba tan desesperada y angustiada cuando recibió aquella llamada que no paro a pensar en algo más que correr a pedirle ayuda a Inuyasha.
-Menuda madre estás hecha, no conozco madre que no lleve consigo una foto de su bebé, si es que existe este.-
-¡Si existe!...- grita- y no necesito llevar una fotografía de él para probar que existe, siempre lo tengo a mi lado las veinticuatro horas del día y los trecientos sesenta y cinco días del año.-
-Admiro tu creatividad.- sonríe Inuyasha.
-¿Qué te hice para que fueras tan cruel conmigo?.- al saber que sus ojos ya están llenándose de lágrimas, ¿Cómo fue capaz de llegar amar alguna vez a ese hombre?.
-Conozco a las de tu tipo… ¿vamos al grano?, ¿Qué quieres?.-
-Necesito prestados, dos millones de dólares… prometo pagarte.-
-¡Ja!, ¿Por qué no se lo pides a tu amante en turno?.-
-¡No tengo amante!, y tú sabes que nunca lo tuve hasta que te conocí.- y fue el peor error conocerlo, entregarse a él, sí que fue estúpida e ingenia, ¿Qué se podía esperar de una muchacha de dieciocho años?.
-Admito que me sorprendió que fueras virgen, fuiste buena lo reconozco, pero no tanto para casarme contigo.- otro golpe directo a su corazón, una diversión fue todo lo que significó para él.
-Te pagaría poco a poco…- ignorando el hecho de que desea salir ya corriendo de ese lugar y llorar hasta que todas sus lágrimas se sequen, como una vez hace dos años atrás.
-Ni en un millón de años podrías pagar esa cantidad…. Y como ya hemos aclarado ese punto.- fija su vista en el reloj de su muñeca.- tengo una reunión con los embajadores ingleses que pretenden sacarme dinero y si son tan originales como tú, creo que será una tarde provechosa.- encaminándose a la salida.
¿Eso era todo?, ¡no podía irse así!. No cuando ella había viajado desde Japón a verlo y conseguir el dinero.
-¡No!, por favor…- suplica- te pagaría intereses, lo que quieras, ¡haría cualquier cosa!.- concluye desesperada, en verdad necesitaba el dinero. Cae derrotada en la silla hundiendo sus hombros.
Se gira encaminándose de regreso donde esta Kagome.
-¿Enserio harías lo que sea?.- alzando una ceja.
-Una madre haría lo que fuera por su hijo.- alzando su rostro y ver los ojos dorados que una vez llego adorar.
-Lo que se…-murmura para si- aunque esto fuera, ¿una semana de sexo conmigo?.- concluye sonriente.
-¡Qué!, estás loco.- al incorporarse.
-No, simplemente estoy haciendo un buen negocio.- dice sencillamente.
-Pero… si no me soportas, ¡me odias!.- sin saber el porqué de esa propuesta.
-¿Tomas lo de una semana?, ¿O lo dejas?.- recorriendo con su mirada dorada el cuerpo de la que fue la primera mujer que llego a volverlo loco, a tal punto de haber pensado en matrimonio.
-No puedo una semana…- siendo consiente que acaba de aceptar la propuesta.
-¿Por qué?.- acercándose al cuerpo de Kagome, aspirando ese aroma que lo vuelve loco.
-No puedo dejar a Senkai solo tanto tiempo, apenas tiene un año y medio, debe de extrañarme mucho.-
-¿Senkai?.- confundido.
-Espero que no te moleste haberle puesto el nombre de tu abuelo.- aunque ha de admitir que en su tiempo estuvo tentada a poner un nombre que no lo relacionara con Inuyasha, pero sabía que era una tontería, más que su bebé es una copia en miniatura de su padre.
-Por supuesto que no, si el caso es que fuera cierto.-
-¡Es verdad!, ¿Por qué no me crees?.- cansada de la misma discusión desde hace una hora.
-Sencillamente porque siempre utilice protección contigo.- ya harto de que Kagome fingiera algo que él sabe que no es cierto.
-No lo niego, pero todo método anticonceptivo puede fallar, nada es cien por cierto seguro.- eso mismo le dijo el doctor que confirmo su embarazo.
-¡Feh!, tonterías… no me importa para que quieras el dinero, nunca me ha importado por ello de que te quedaras con lo que robaste.- concluye al recordarle aquel detalle.
-¡Nunca fue para mí!, sé que las tarjetas no eran mías, pero Senkai necesitaba cosas, un hogar, comida, pañales, todo lo que necesita un bebé, por eso me atreví a usarlas.- explica.
-¿Y ahora que necesita?, ¿un carro o una mansión?.-
-¡Por supuesto que no!.- horrorizada por que Inuyasha siga manteniendo ese concepto hacia ella, que no le crea, ¿en qué momento perdió su confianza?, o tal vez nunca la tuvo- no se quien se enteró que es hijo tuyo y desea raptarlo, no puedo permitirlo… es un bebé.- sin saber cuánto tiempo más podrá estar en esa posición sin desmoronarse de la desesperación y dolor.
-Esa es buena.- ríe al encaminarse hacia la salida.
-¡Te lo suplico!, acepto ser tu amante, pero solo este fin de semana…- al llamar de nuevo la atención del ojidorado- Sango solo puede cuidarlo este fin de semana.- explicando el porqué de ello.
-Está bien… considerando que eres una mujer cara, no esperaba menos… un millón por día.-
Ese insulto le duele aún más que cualquier otro, rompiendo otra vez su pobre corazón, y aquello consta que todavía se encuentra enamorada de Inuyasha Taisho, magnate de Japón.
-En unos minutos tengo una junta, así que dile al chofer que te lleve a recoger tus cosas y te traiga de vuelta.- ordena, notando la palidez de Kagome, en algún momento atrás podría haberle importando pero ahora no- planeo aprovechar cada segundo de este trato.- concluye con aquel tono de voz arrogante, saliendo del lugar.
Se deja caer en la silla, sin poder más detener las lágrimas que se deslizan contra su voluntad, ahogando los sollozos que desean salir de sus labios que tiemblan al igual que su cuerpo. Desearía salir de ese lugar, volver a Japón y abrazar a su pequeño, olvidarse de Inuyasha Taisho; pero es inútil. Debe de permanecer ese fin de semana con él, para salvar a su pequeño.
Querer a alguien que no te quiere es como intentar volar con una ala rota.
Continuaraaaaaa!...
¡Konichiwa chicas!, tanto tiempo sin vernos por aquí, pero he estado tan ocupada con escuela, trabajo, problemas personales, etc; que a veces pienso que necesito una nueva "vida", si alguien sabe dónde conseguirla adelante díganme que necesito una ja! xD!. Aquí les traigo una nueva historia, en la de Millionaire Deal y Forbidden Love, ya tengo los capítulos terminados, simplemente me falta el famoso lemón, no he estado inspirada para que quede bien, he escrito varios pero ninguno me satisface, es como si algo le faltara, pero no sé qué; este fin de semana subo el último capítulo de Forbidden Love y el que sigue de Millionaire Deal, ya deseo terminarlos y empezar un nuevo año 2011; Muchas gracias a todas por estar siempre pendientes de mí, se los agradezco mucho y no pienso decepcionarlas, así que Fesabi, ha regresado.
Muchas gracias por todo su apoyo si no olvidarse de mí.
Se despide
Fesabi.
