El viento me removía los cabellos. Movia los dedos de mis pies, sentia la tierra debajo de mi. Miraba al horizonte, en donde la línea del mar y del cielo se perdía. No iba a negar que aquella vista era hermosa, pero ahora mismo a mi nada me lo parecía. Inspire profundamente. No dudaba, sabia qué era lo que quería. Di mi primer paso, sin mirar abajo, siempre al horizonte, luego di el último. Mi cuerpo cayo y yo solo deseaba que impactara ya contra el pequeño trozo de tierra que había. Durante toda la bajada estuve pensando en mi bebé, le pedía perdón. Luego, impacté

Me dolia tanto que deje de respirar. Abri los ojos en intente no respirar pero mi cuerpo tomo el control, negándose a morir, y respiré. Habia pensado, asegurado, que desde tanta altura era imposible quedar con vida ¿Qué hacía yo despierta? Una parte de mi pensó que era lo que me merecía, por dejar que muriese mi hijo, porque yo era su madre y lo tendría que haber salvado, costase lo que costase.

Morir seria demasiado fácil, vivir sería lo duro y agonizante-pensé

Note debajo de mi como algo fluía y me mojaba el cabello ¿Por qué no me moria? Cerre los ojos y la negrura me engullo. Por fin, por fin llegaría mi descanso y me reuniría con mi hijo. Esta vez no dejaría que nada le pasase

*****

De súbito me desperté, ¿era este el infierno? Entonces ¿no iria al cielo con mi bebé? Pero el si estaría allí, a salvo ¿no? No me importaba quedarme condenada al infierno si mi pequeño estuviese a salvo. Abri los ojos con temor y cuidado, quizás me encontrara al mismo diablo esperándome.

Para ser el infierno se parecía bastante a una habitación normal de alguna casa. Vi a un muchacho mirándome, tan blanco como la nieve. Él no podía ser el diablo, es más, no podía tener nada que ver con él.

Creí que me estaba pidiendo perdón con la mirada pero no me dio tempo a pensar mas. No me habia fijado en que alguien tenia su pecho sobre mi y tenia su cabeza entre la mia y mi hombro. Antes de poder levantarme o quejarme sentí un fuerte dolor en mi cuello.

Chillé, chillé tan fuerte como pude, movi mis piernas y grite más, mucho mas fuerte por el dolor que me causaba moverlas. Intenté mover mis manos pero el hombre que habia estado sobre mi me cogió de las muñecas. Yo seguí gritando.

-No te muevas, se que es difícil, pero te dolerá menos, confía en mi

Mientras gritaba mire al hombre que me habia dicho eso. Yo…yo le conocía. Él me había curado hace años. Él…no pude seguir con mi planteamiento, algo comenzó a arder dentro de mi.

¿Dónde estaba yo para que me pasase esto? El infierno sería mucho mejor que esto, seguro. Carlisle me miró con la disculpa escrita en sus facciones. Aun recordaba su nombre, sabia que recordaba el momento en el que me curo mi pierna, pero mi mente estaba sumergida en aquel fuego inexistente realmente, a no ser que de vedad se estuviera quemando el edificio y no lo supiera.

Los dos hombre siguieron conmigo durante un buen rato. Quizás hubiesen sido horas o días o hasta minutos. Yo no pensaba en eso, yo solo rezaba para que todo se terminara. ¿Es que no me había valido con la muerte de mi hijo y mi propia muerte, que también después de muerta tendría que pasarlo mal? Quizás es que así fuese la muerte para los que se suicidan. Pero yo había perdido a lo único que quería en mi vida ¿No podía tener piedad y devolverme al infierno? Tenia los ojos cerrados y las manos en puños, que aunque me dolían no era nada comparado al dolor interno. Intentaba no moverme, pero alguna vez que otra me sacudia. Lo que realmente me costaba era no gritar, no chillar blasfemia tras blasfemia. Sobre todo porque la primera vez que no pude contenerme abrí los ojos y vi a Carlisle tan apenado y culpable que me odié a mi misma.

Carlisle no había quitado sus manos de mis muñecas. Yo las sentía tan frias como el viento en un dia invernal, no, más frias aun. Pero justifiqué eso a mi temperatura. ¡Estaba ardiendo! Todo lo que tocara me parecería helado.

-Esme, volveré en unas horas, no estarás sola, todo ira bien. Tranquila, confía en mi.

Abrí los ojos, pestañeando varias veces, y vi como la figura de Carlisle salía de la estancia. Eche en falta el contacto frio en las muñecas. El muchacho que habia visto al principio y que no se habia movido desde que lo vi me cogió de las muñecas, y lo agradecí.

Me esforcé de nuevo en no gritar. Sentí un dolor diferente en las piernas. El fuego con la misma intensidad, incluso podía jurar que con más, pero era como si ejercieran presión contra mis piernas, poniéndolas en su sitio. Luego, el fuego se avivó más en todo mi cuerpo. Chillé de pura agonía. Abrí los ojos, pestañeando de nuevo y vi al chico mirándome.

-Tus huesos se están uniendo- me explico.

¿Se están uniendo? ¿Cómo?¿Es que tengo huesos? Los espectros o las cenizas, como seguramente yo estaba, no tenia huesos. Yo estaba muerta…¿no?

-No, Esme, no estás muerta.- chillé de nuevo, por el fuego y la sorpresa. ¿Cómo sabia él mi nombre? ¿Y por qué yo no estaba muerta? ¿Cómo habia contestado a la pregunta de mi mente?

-Tienes demasiadas preguntas para estar en fase de cambio. – dijo él. – Siento hacerte esperar, pero algunas de tus preguntas quiere contestártelas Carlisle. Yo soy Edward.

No chillé, aunque cada vez doliera más que al principio, pero estaba tan atónita que no se por cuanto tiempo dejé que el fuego me quemara sin resistencia. ¿Qué preguntas podría contestarme él? Habia dicho algunas asi que…

-Sí que puedo contestarte algunas. Creo que la que más te interesa, y la que puedo serte de ayuda es como puedo contestar a las preguntas que no has formulado. Quizás te asustes. Yo tengo el don de leer mentes Esme

El fuego aumentó de temperatura en el momento en que él me dijo esto. Intente alejarme de él pero no podía, sus manos sujetaban mis muñecas. ¿Qué tipo de infierno era este?

-No Esme, no estás muerta, estás…viva. - ¿por qué titubeaba? – me temo que no puedo contarte más.

Su voz me relajaba, dentro de mis posibilidades, claro. Abrí los ojos de nuevo y lo miré a la cara. ¿Qué me está pasando? Me miró con tristeza y perdón.

-Estás…efectuando un cambio.

Quería llorar pero estaba segura de que mis lagrimas se evaporarían si saliese al exterior. Dudaba si podrían salir. Edward me habló durante todo el tiempo, mas yo en muchas ocasiones no le prestaba atención, aunque si que lo oía de fondo, y me alegré de que no parara, era un consuelo no sentirse sola. Pensé en casi todo momento en mi bebe, en donde se encontraría él ahora, incluso, me dije a mi misma que me hubiera gustado que mi hijo se hubiera convertido en el joven y amigable Edward. No miré al chico que tenia a mi lado cuando pensé en esto.

Era consciente de cada llama en mi interior, pero me obligué en pensar en mi bebé o en la historia que me estaba contando Edward.

-…quería ser soldado…-

El tiempo pasó, Edward no dejó de hablar en ningún momento, y yo se lo agradecía. Tampoco apartó sus manos de mis muñecas, hasta que ya no sentí el contacto frío.

"¿Cómo está?" oí a duras penas.

"Creo que aun le queda un dia" – quería llamarlos, pedirle a Edward que me siguiera hablando, y cuando despegué los labios y me dispuse a hablar un chillido salió de lo más profundo de mi pecho.

-Esme –dijo una voz. Otra vez volví a sentir un contacto frio en mis muñecas. Abrí los ojos y vi a Carlisle. Creo que nunca vi a alguien tan hermoso y preocupado a la vez.- te pondrás bien, confía en mi.

Me maravillé de su voz. Si la de Edward me parecía hermosa y tranquilizadora, la de Carlisle no podía comparársele. Era como si todo lo buena que existiera estuviese en su voz.

-Háblale Carlisle. – dijo Edward desde alguna parte. – Creo que tiene algunas preguntas para ti.

Quería hablarle, pero esta vez no abrí mi boca, por temor a los gritos. Carlisle me hablo de donde trabajaba y de cómo le habia ido el día. No era lo que más me interesaba, pero me gustaba que me lo contara.

Las llamas volvieron a subir en intensidad.

-Y…¿Qué quiere saber Edward?

-Por qué no está muerta.

Abrí los ojos de nuevo y me encontré con uno ojos dorados mirándome, me olvide por unos segundos del fuego. Luego, volvió con más violencia y cerré mis ojos con fuerza.

-Te recogieron cuando estabas inconsciente después de caerte, pensaron que estabas muerta y te llevaron a la morgue. Después yo te encontré

Pero yo no me habia caído…me había tirado. ¿Él no lo sabía?

-Carlisle ella no – ¡no se lo digas! Pensé.- sabe que le está pasando, porque está ardiendo.

¿Qué pensaría Carlisle si sabía que yo era una cobarde que había intentado suicidarme? No quería darle esa impresión.

-Esme…no se si ahora sería un buen momento para contártelo.

Quería que fuese ahora. Tenía que seguir hablando, o sino todo sería peor de lo que era ya. Note como el fuego se concentraba de una manera diferente en mi pecho. Creí que la temperatura y la intensidad no podría subir. Me equivocaba. Carlisle comenzó a hablar.

-Esme te estás convirtiendo en…serás un vampiro.

Igual que me había pasado antes, deje que el fuego me quemara sin intentar retorcerme o presentar lucha contra él. Después de lo que me pareció demasiado tiempo, abrí los ojos.

Carlisle me miraba, sin quitar su cara de sufrimiento, con Edward atrás. Los dos fijándose en mi cara. Yo no podía convertirme en ese monstruo, en algo tan aterrador y roba vidas como eso. ¿Era este mi castigo por qué no pude salvar a mi bebé? Me lo merecía.

-Pero Esme – dijo Edward- no somos como tu crees. Nosotros somos diferentes, nosotros no matamos.

Eso era imposible, según las miles de historias los vampiros se alimentan de sangre humana ¿Cómo no van a matar si necesitan ese sustento para vivir?

-No solo podemos alimentarnos de sangre humana, también de animales. Eso nos hace –

-Edward – dijo Carlisle en tono serio. Abrí inmediatamente los ojos y vi lo que nunca creí posible: un rostro tan perfecto descompuesto por la tristeza. ¿Se sentía así por mi? – este no es el momento. Esme, deja que pase el dolor y luego podrás decidir.

¿Decidir sobre qué? Una oleada de calor se agolpó en mi corazón, haciéndome que me moviera. Grité, pero contuve el grito en cuanto pude.

Las horas, minutos, segundos o lo que fuese que durara esta tortura pasaron. Habia oído a Edward decir que me quedaba un día. Un día para que se acabara todo esto ¿no? El joven ya no estaba con nosotros.

Carlisle no se separó de mi desde que vino. Si no tenía sus manos sobre mis muñecas las tenia sobre mis pómulos, o las pasaba por mi cabello. Adoré el tacto, no por el alivio de tocar algo que no estuviese ardiendo, sino porque era su tacto

De nuevo, el calor se intensificó. Habia dejado de pensar que alguna vez pararía, que habría un máximo. Oí a mi corazón, bombeando a más velocidad y el fuego subir de tempeatura. Podia sentir los dedos de los pies y de las manos. ¿Qué me estaba pasando ahora?

Edward volvió a la sala y se puso al lado de Carlisle. El corazón me bailaba a mil por hora. Parecía que todo el calor que habia carbonizado mi cuerpo se encogiera y se mantuviera en mi corazón. Apreté más mis manos y me encontré sujeta a la mano de Carlisle. Apreté y apreté hasta que los nudillos me dolieron tanto como cuando se estaban quemando. Mi corazón seguía retumbando dentro de mi hasta que, como con una adiós, se despidió y no volvió a sonar más. Con su último retumbar habia llevado mi espalda hacia arriba para luego dejarme caer pesadamente sobre lo que, ahora notaba, una cama.

Ahora ya nada quemaba, la mano de Carlisle estaba a mi temperatura, y aunque antes necesitaba esa mano por otras cuestiones, ahora la necesitaba tanto como antes, y no tenía muy claro por qué.

-Hola Esme – me saludó Carlisle con una sonrisa. Me quedé allí quieta, viendo su cara. Era como si el mejor pintor del mundo la hubiera dibujado. Era tan perfecta que dude de si seria de esta tierra. Nadie podía ser tan perfecto. Tragué y me mordí el labio…estaba…hambrienta

-Sedienta lo define mejor- miré a Edward, aun cautivada por la belleza de Carlisle. Tampoco él se quedaba lejos de la hermosura de Carlisle, aunque no tenia nada que ver lo que sentía cuando miraba al joven Edward que a Carlisle.

-Creo que hay muchas cosas que explicarte, Esme. ¿Me acompañas?

Él se levantó y me ofreció su mano. Yo la cogí con sumo gusto, y me llevaron a la solución de mis preguntas.


Esme me enternece tanto. Odio lo que tuvo que pasar, ella es tan buena que no se lo merece. Me encanta Esme =D

¡Déjenme sus Reviews! ¡Por favoooor! =D

Un beso ¡Gracias por leer!

aL.