Buenas, después de tanto tiempo sin escribir nada, esto salió de mi mente... espero que les guste. Cariños!...


Rompiendo promesas

Toma las manos de Edward y las devuelve a la almohada, sabe que si él la toca no puede concentrarse y empieza a gemir más fuerte de lo normal.

Hasta ahora, siempre habían llegado al límite que ponía él, ese "Bella, por favor, esperemos" susurrado despacio contra su oído, apretando los labios y pasándole la camiseta en un rápido movimiento para no seguir tocando la piel de su espalda.

Sin embargo, Edward no hace ningún tipo de queja o comentario acerca de cuan lejos estaban yendo y eso a Bella le encanta. No sólo porque significaba que podía acariciarlo y quemarse con el frío de su piel sino porque está rompiendo una regla que martilleaba su cabeza como gotas de agua que siguen cayendo sobre una superficie después de la tormenta.

Baja su rostro hacia el mentón del muchacho y besa despacio, sonriendo levemente por el suspiro ahogado que acaba de escuchar, lleva su boca a su oreja y lame sin vergüenza, con la seguridad propia de quien se lo ha imaginado tantas veces que se va en ganas de hacerlo realidad.

Edward la toma por lo hombros y cuando Bella ya cree que todo va acabar, él se pone sobre ella y en un tirón fuerte y simple, desabrocha todos los botones de la camisa que lleva puesta y baja su cabeza a sus senos. Los huele, pone su mano sobre uno de ellos y aprieta haciendo que ella eleve sus caderas al encuentro de las suyas en una petición natural del cuerpo que necesita del otro para apagar tanto deseo.

Corre el sostén levemente y pasa la lengua helada por la piel caliente, saboreando la mezcla salada de su transpiración, con el perfume de su piel levemente diluido.

Hace el mismo ejercicio erótico con el otro pecho y baja su rostro un poco más, besando cada porción de piel al descubierto. Bella gime con ansiedad cuando él roza con sus labios la cintura del pantalón.

-Sh amor, o despertarás a tu padre- no la mira a los ojos, sólo lo susurra pegado a los muslos de su novia.

Los minutos pasan y se escurren entre sus dedos mientras Edward deja de pensar y analizar y da rienda suelta a todos sus deseos, sus ganas, su pasión y también su imaginación.

Tiene toda la noche para moldear el cuerpo de Bella como alfarero con barro entre sus manos y sabe que puede aprovecharlo porque Charlie roncará hasta que su despertador suene a las 5 de la mañana.

Gime roncamente cuando siente esas ganas indescriptibles de placer contenido amenazando con sorprenderlo de un momento a otro, aprieta la piel caliente y resbalosa de Bella entre sus dedos y la besa de nuevo con ardor y pasión, percibiéndola con las mismas ansias de acabar con esa tortura exquisita y demencial.

Apura el ritmo y choca su boca con la de ella para controlar los gemidos enloquecidos de ambos que denotan el hambre de intimidad deseada, de niveles álgidos de pasión por doquier, de amor entre sábanas húmedas y cuerpos repletos de efluvio del otro, de perfumes mezclados, de seres que se volvieron uno y vieron la Gloria por unos segundos.

Edward la besa con cariño y ternura mientras mueve su mano para delinear el rostro de la mujer más bella de la tierra, de su compañera, de la mujer con quien esta seguro quiere pasar el resto de su eternidad.

Acaricia el cabello de ella hasta que nota como se va durmiendo lentamente y comienza a formarse un pensamiento en su cabeza.

No tuvo el autocontrol necesario y todo lo que prometió una vez, no hacer, acabo haciéndolo en silencio, preocupado por quien entrara o vigilando los ronquidos de Charlie… pero fue tan hermoso, tan único ese momento que aunque sabe que rompió su promesa ante Dios, su primera vez tanto como humano y vampiro fue con la persona a la que le entregó su corazón cerrando los ojos, sabe que dio todo y más, pero sobre todo sabe que hacer el amor con Bella, fue el mejor regalo que alguna vez pudo pedir.