Nota de Autora: Existen lazos dentro de toda familia, pero ¿Cómo se relaciona una familia que no tiene lazos directos? Después de darle mucha vuelta a la idea de la familia Cullen se me ocurrió este jueguito de viñetas y no pude para de escribirlas. Como puede ver cada Cullen al resto de la familia, en especial al miembro que se une después del anterior, en determinados momentos de su larga historia. Este es el resultado. Esta es la primera historia que escribo de Crepúsculo, de hecho es la primera cosa que publico como en seis años, así que espero que se diviertan.
Disclaimer: Los personajes y lugares pertenecen a Stephenie Meyer y a otros. No pretendo ninguna ganancia y lo único que invierto es mi tiempo.
-o--o--o--o--o--o--o--o-
Primogénito
Aun no podía creer que hubiera resultado. No tenía idea de lo que estaba haciendo cuando tomé al muchacho en mis brazos y lo saque del hospital, gracias a dios nadie noto mi ausencia y mucho menos la de el chico. Tuve miedo de que nos descubrieran en mi pequeña casa en los suburbios por lo que me lo lleve a una apartada casa de madera abandonada a kilometro y medio del margen de la ciudad.
Los tres días habían sido terribles, el pobre se moría de dolor y yo esperaba que todo fuera parte natural del proceso, apenas podía recordar lo que me había ocurrido 255 años atrás. Cuando el cambio termino le explique todo con calma; le hable de lo que había sido de sus padres y de las opciones que yo podía ofrecerle, temí que él se negara de inmediato a mi modo de vida, después de todo el recuerdo de mis amigos italianos estaba aun muy fresco en mi memoria. Fue reconfortante que el muchacho me escuchara con calma y aceptara mis palabras y mis concejos, parecía estar muy agradecido conmigo.
Por primera vez en siglos tuve a alguien con quien hablar sin ninguna inhibición o miedo, alguien que escuchaba mis teorías y mis razones aceptándolas o retroalimentándolas. Le enseñe todo lo que el tiempo me permitía en esos primeros días, claro está, manteniéndonos a buena distancia de los humanos para que él no se sintiera atraído por la sed.
Edward era, a falta de otra palabra, fascinante.
Habían pasado casi dos meses desde que lo sacara del hospital. Aquella noche estábamos sentados en las destartaladas sillas de la pequeña cabaña. Ya estaba considerando la posibilidad de mudarnos a algún lugar menos deprimente, tal vez adquirir algún terreno cerca de Milwaukee o cerca de Michigan.
-Doctor.- dijo mientras pasaba las hojas del periódico que le había conseguido ese día con un enorme encabezado de "LA GUERRA APUNTO DE ACABAR".
-Dime Edward.-
-¿Esta no es su casa permanente?-
-No, claro que no muchacho, es solo un… alberge provisional. Buscaremos un lugar más apropiado. ¿Qué opinas?-
-Está bien.- se encogió de hombros y siguió hojeando el periódico.
Aun tenia expresiones muy humanas, algunas de las cuales yo había olvidado hacia ya mucho tiempo. Lo observe leer el periódico con algo de nostalgia, recordé que había mencionado su vieja intención de unirse al ejército. Me estremecí, no podía pensar en un peor lugar para un joven como él, humano o no, que uno de esos terribles campos de batalla en Europa llenos de trincheras, alambre de púas y gas mostaza. Y lo peor de todo, lleno de hombres moribundo con heridas terribles de las que manaba sangre incontrolablemente.
-Doctor.-
-¿Si Edward?-
-¿Cree que no podría controlarme si veo sangre?-
-Creo que no Edward, tu instinto es un muy fuerte, dale algún tiempo para que lo puedas controlar.-
El siguió pasando las hojas. Al cabo de un rato se movió algo intranquilo en su lugar. Lo había visto hacer lo mismo en un par de ocasiones pero hasta ahora no le había tomado importancia.
-¿Pasa algo?- pregunte
-Usted no puede. ¿Verdad?-
Lo mire desconcertado. Espere a que se explicara pero el solo siguió observándome.
-¿No puedo que Edward?-
-Escucharme.-
-¿Escucharte?- mi confusión fue mayúscula.
-No, definitivamente no puede, pensé que si pero…-
-Edward por favor, dime de qué estás hablando.-
Él lo pensó un momento y luego de dejara el periódico a un lado me miro directamente y hablo muy despacio.
-Desde el día en que dejo de dolerme he podido escuchar todas y cada una de las ideas que usted ha tenido. No se ofenda pero usa usted términos demasiado antiguos, incluso palabras que no conozco.-
Lo mire boquiabierto. "¿Puedes escuchar lo que pienso?" El me observó un minuto con curiosidad y luego asintió. "¿Todo?" Asintió de nuevo. Estaba sorprendido, solo había visto algo similar en Italia con…
-Su amigo Aro. ¿El necesita tocar a los otros para que funcione?- preguntó.
-Sí, supongo que tu no.- asintió. -¿Por qué no me lo habías mencionado antes?-
-Pues, no lo sé, no me pareció importante.- de nuevo se encogió de hombros, tomo el periódico y siguió leyéndolo. –Doctor.-
-Dime Edward.-
-¿Puedo llamarlo Carlisle?- pregunto sin desviar la mirada.
No pude evitar sonreí. Sin duda Edward era un muchacho fascinante.
-o--o--o--o--o--o--o--o-
Nota de Autora: Taraaaan! Ya esta, se que esta viñeta esta algo floja pero era la única forma que se me ocurre de manejar la relación entre Carlisle y Edward. Al principio debió haber sido extraño tener que acostumbrarse a la presencia del otro, sobre todo porque Carlisle tenía siglos sin tratar a alguien en la familiaridad con la que de pronto puede tratar a Edward. Puede que Edward se haya dado cuenta de inmediato de su don, pero no me parece lógico que ande contando de inmediato lo que puede hacer, seamos sinceros, en muchas ocasiones los padres son los últimos en enterarse de lo que pasa a sus hijos y no porque sean malos padres. En fin así se me ocurrió.
No prometo hacer una serie inmensa de viñetas, pero por lo menos cada Cullen se llevara su pedacito de gloria en esta pequeña historia.
¿Lo aman? ¿Lo odian? Los reviews son la solución, además ayudan a dejar de fumar. Denle Go y háganme feliz nn!
Saluditos
