Disclaimer: Todos los personajes de InuYasha pertenecen a Rumiko Takahashi.
Stay Away
Por Kuruma Chidori
Capítulo 1 . "It feels like her"
Tenía que admitir que la sola idea de lo que él había tenido que vivir durante los últimos quinientos años, podía resultar increíblemente agotador e incluso tedioso para quien se enterara de todas las molestias que se había tomado para conseguir lo que buscaba, pero para alguien con la personalidad paciente y determinada de Sesshomaru, aquello había sido algo que desde la primera vez había aceptado sin duda alguna… y es que después de todo las recompensas valían los esfuerzos.
Sesshomaru se recargó sobre el respaldo de su silla giratoria y observó el paisaje a través de la ventana de su apartamento. Apenas era medio día pero el cielo se hallaba nublado y las calles completamente mojadas por la lluvia que no había cesado desde la noche anterior.
Encendió el tercer cigarrillo del día y lo llevó a sus labios.
Se sentía aburrido, la lluvia había estropeado sus planes ya que el vuelo que tenía agendado para ese día había sido cancelado debido al clima.
Sesshomaru se levantó y se dirigió a su cocina, abrió el refrigerador y sacó una lata de soda distraídamente mientras revisaba en su celular las noticias del día, sin apartar el cigarro de la boca.
El hombre de cabellos plateados, o mejor dicho, el demonio, se había adaptado perfectamente a la época que le tocaba vivir. Con el paso de los siglos y como era evidente, todo había cambiado en todo sentido, los humanos finalmente se habían apoderado de prácticamente toda la tierra, y los youkais y espíritus habían pasado a la extinción casi en su totalidad salvo los que habían logrado sobrevivir y adaptarse a toda la era de cambios acontecidos; sin embargo, los que quedaban y se habían negado a mezclarse con la civilización humana, se hallaban ocultos en lugares recónditos donde rara vez solían ser vistos, por lo que cuando alguna persona llegaba a tener contacto con uno de ellos, era cuando se daba pie a las leyendas y mitos populares. Por otro lado, había otros demonios que habían aceptado la realidad y la evolución de las cosas, y antes de perecer, habían preferido, como era su caso, envolverse en ese mundo.
Era así como entre la sociedad se podían hallar youkai y hanyou perfectamente camuflados, sin que nadie notara la peculiaridad de su naturaleza ni llamara la atención.
En cuanto a Sesshomaru, él específicamente no había tenido muchos problemas en adaptarse a las cosas tras las invasión de occidente en el país, y lo que en un inicio había sido el imperio que había forjado en las tierras del oeste, eventualmente se habían transformado en haciendas y luego fábricas, teniéndolo siempre a él de dueño, hasta que eventualmente y en la actualidad, se trataba de una empresa a su cargo que con el tiempo había crecido lo suficiente como para darle las comodidades de llevar una vida sin mayores preocupaciones.
Sin embargo, todo aquello no era tan sencillo como se escuchaba, después de todo, Sesshomaru no podía darse el lujo de levantar sospechas, por lo que cada cierto tiempo debía fingir su muerte, dejando todas las acciones a algún "pariente" lejano que no se trataba mas que de él mismo, con algunas variaciones en su apariencia física para no levantar sospechas a terceros, principalmente con las empresas con quienes tenían convenios y con los medios, puesto que su junta corporativa estaba conformada por su familia directa, después de todo, quinientos años le habían dejado los hijos suficientes como para mantener el núcleo de la empresa principal un círculo cerrado.
Sesshomaru apartó su atención de las noticias matutinas cuando su teléfono celular comenzó a vibrar.
-Diga
-Buenos días padre, imagino no podrá venir dado el tiempo que hace – Se escuchó por el otro lado del auricular.
-En efecto. ¿Todo marcha bien?
-Sí, no tiene nada de qué preocuparse, Kaoru y yo llevaremos la junta sin mayor problema.
-Bien. Llámame si es necesario.
-Está bien… Eh… -La voz de su primogénito sonó dudosa.
-¿Qué pasa?
-Kaoru, Byakko y yo nos estábamos preguntando si ya pronto tomará la decisión de…
-No es el momento para hablar de eso. –Le cortó de golpe.
-Lo sé, planeábamos hacerlo en persona pero dado que no vendrá, ellas insisten en saber si…
-Tatsuo – Soltó cortante.
-Está bien.
-Hablaremos después. – Sesshomaru cortó la llamada con el entrecejo ligeramente fruncido, sin darle oportunidad de responder a su hijo. El youkai tiró las cenizas del cigarrillo en el cenicero que tenía sobre la mesa de la cocina, y regresó a su tarea de leer las noticias en el celular.
Podía comprender el porqué de la insistencia de sus hijos, después de todo, ellos tres habían sido los primeros hijos de él y Rin; sin embargo, en esta ocasión, él había tomado la decisión de no buscarla.
-Al menos en esta vida… - Dijo para sí mismo, y sin pensarlo mucho, abrió la galería de fotos de su celular y pinchó la foto que semanas atrás una de sus hijas le había enviado.
En la fotografía podía verse a una mujer de aproximadamente 20 años, cabello oscuro, piel ligeramente tostada y grandes ojos marrones muy expresivos caminando por una avenida del centro de la ciudad.
"¡La encontramos! ¡Es nuestra madre!" era el texto con el que había llegado acompañada la fotografía ese día.
Sesshomaru alzó la ceja mientras bebía un trago de su soda, sin apartar la mirada de la foto.
Tenía que admitir que era la primera vez que una reencarnación de Rin era tan parecida a la mujer de la que se había enamorado originalmente y aquello le removía las emociones. Durante todos esos siglos él se había dedicado a buscar sus reencarnaciones para estar con ella, no importaba la apariencia, el alma era la misma y él siempre la encontraba, y como si del destino se tratara, volvían a enamorarse, las cosas evolucionaban como era lógico y volvían a formar una familia. Aún así era inevitable que la mujer muriera dos veces por cada vida, después de todo, tenseiga sólo le daba la oportunidad de traerla de nuevo una sola vez, y tras la muerte definitiva, Sesshomaru debía esperar el tiempo que fuera necesario para volver a encontrarla.
Nombres distintos, historias distintas, apariencias distintas… Rin nunca sería la misma en realidad, pero su esencia era la misma en el interior y eso era lo que desde un inicio le había cautivado. Las cosas se daban naturalmente entre ellos una y otra vez.
Sin embargo, tras la última ocasión en que estuvieron juntos y ella había fallecido, el alma de Rin había reencarnado en un hombre, por lo que Sesshomaru por primera vez y tras casi cuatro siglos, consideró que era ya el momento de dejarla libre y permitir que forjara un nuevo destino, aún si en la siguiente reencarnación volviese a ser mujer, por lo que con ese pensamiento y determinación dentro suyo, se había dispuesto a no volver a buscarla; no obstante, sus hijos primogénitos habían sido necios y la habían vuelto a encontrar por su cuenta y ahora eran ellos los que insistían una y otra vez en el tema pero Sesshomaru no deseaba relacionarse, pues en el fondo, y aunque nunca lo diría, cada vez que perdía a Rin, una parte de él moría. Enfermedades, vejez, partos problemáticos, ataques enemigos… no importaba cómo, ella finalmente moría y el youkai de algún modo estaba ya convencido de que Rin siempre corría peligro si permanecía a su lado, por lo que esta vez no irrumpiría en su vida, la estaba dejando libre.
El demonio dio la última fumada a su cigarrillo antes de que este se consumiera por completo, y tras apagarlo en el cenicero, dio un último vistazo a la fotografía de la muchacha para después seleccionar la opción "delete".
Estaba hecho, no tenía nada que ver con aquella joven, y las cosas seguirían de ese modo, no importaba como.
El demonio blanco terminó su soda, tiró la lata en el cuenco de basura de la esquina de la cocina, tomó su chaqueta, un paraguas negro y salió de su apartamento dispuesto a caminar un rato. Si el clima había arruinado sus planes de trabajo, al menos no impediría que saliera a distraerse un momento.
Sesshomaru se colocó la chaqueta de cuero café y abrió el paraguas antes de salir del edificio. No estaba del todo seguro hacia dónde iba, sólo dejaba que sus pies lo condujeran, y aunque bien podía haber tomado las llaves del auto y conducir, ese día por alguna razón prefería caminar.
Se detuvo en una tienda de autoservicio para comprar una caja de cigarros y después pasó a una cafetería y pidió un café negro. Eran pocas las ocasiones en las que podía relajarse de ese modo y pasar un tiempo a solas y tranquilo, después de todo, la vida de ejecutivo no le permitía muchas treguas, aún cuando admitía que no le desagradaba en lo absoluto su trabajo. A fin de cuentas, si algo jamás cambiaría de él, era el hecho de que siempre había ansiado ser el más poderoso en todo sentido, y dado a que las épocas ahora eran distintas, no era tan útil ser el mejor guerrero, sino tener poder empresarial, tener bienes, contactos, privilegios y favores políticos, y él lo había conseguido.
Sí, Sesshomaru siempre sería ambicioso, siempre buscaría tener poder.
El demonio salió despreocupadamente de la cafetería con el vaso de café en la mano, y una vez se situó debajo del techo, se dispuso a sacar de su bolsillo el encendedor y la cajetilla de cigarros cuando de pronto sintió que alguien se impactaba contra su brazo, y sin detenerse a disculparse, salía corriendo de ahí. La cajetilla resbaló de entre sus dedos y Sesshomaru la recogió no de muy buen humor. Alcanzó a vislumbrar a lo lejos que quien había chocado con él se trataba de un hombre joven que parecía tener mucha prisa y llevaba un bulto en las manos.
-¡Que alguien lo detenga por favor!
Sesshomaru levantó la mirada.
-Esa voz…
Acercándose a su dirección, el youkai observó a una muchacha de cabellos oscuros, jeans, botas para lluvia y saco correr a paso veloz.
-¡Por favor, deténganlo! – Volvió a gritar, y justo al pasar frente a él, la joven resbaló con el suelo mojado y cayó de sentón a sus pies - ¡auch!...
-¿Se encuentra bien?
-Ah... sí, sí, gracias… -Dijo mientras tomaba la mano que Sesshomaru le ofrecía para ayudarla a ponerse de pie – Ese maldito… ¿vio a un sujeto que pasó corriendo por aquí? – La muchacha respiraba agitadamente.
-Efectivamente
-Argh… ¡Ese maldito me arrebató el bolso! ¡Sabía que no tenía que descuidarme! Y ahora por torpe no podré alcanzarlo…
-Incluso si no se resbalaba, no iba a alcanzarlo. – Puntualizó con seguridad. La mujer, que hasta ese momento no le había prestado atención a Sesshomaru, le miró con malos ojos.
-¿Cómo dice? –Preguntó, casi ofendida.
-No importa qué, no lo alcanzaría, le llevaba bastante ventaja.
Sesshomaru hablaba casi en modo automático pues se hallaba ligeramente en shock al haberse encontrado con aquella joven, la misma de la fotografía que momentos antes había borrado de su teléfono, la misma que sus hijos reconocían como la actual encarnación de su madre.
-Rin…
La muchacha por un instante se sintió intimidada ante la mirada penetrante del sujeto que tenía enfrente, después recuperó la compostura y su no muy buen humor por lo que le había dicho, pero antes de poder decir algo, notó que aún la tenía de la mano por lo que se sonrojó, soltándose de inmediato.
-Uhm… - La muchacha esquivó la mirada del youkai.
-Si gusta, puedo llevarla a la estación de policía a que de testimonio y levante un acta. Mi auto está cerca de aquí, puedo llevarla sin problema.– Casi al tiempo que pronunciaba esas palabras, Sesshomaru se recriminaba mentalmente por la enorme contradicción entre sus actos y sus pensamientos.
La joven le miró con sorpresa y después con algo de recelo, después de todo, esa clase de amabilidad por parte de un desconocido no era usual, mucho menos en la ciudad, pero su desconfianza se disipó casi al instante. No estaba segura de a qué se debía, pero por alguna razón ese hombre le transmitía confianza.
-Está bien, muchas gracias – Respondió.
-El auto está estacionado a un par de calles de aquí – Dijo y comenzó a caminar, con la joven siguiéndole de cerca. Sesshomaru le ofreció el paraguas por cortesía.
-No se preocupe, no quiero que se moje usted, yo ya estoy bastante empapada por la caída – Dijo con una sonrisa nerviosa - ¡Oh! Espero que eso no sea un problema… después de todo voy a mojar los asientos de su auto y…
-No importa. – Cortó la oración de la muchacha, quien le miró con extrañeza.
Caminaron en silencio hasta llegar al estacionamiento del edificio donde vivía y Sesshomaru la hizo esperar unos minutos en lo que él volvía a su apartamento por las llaves, trayecto en el cual el demonio no dejaba de preguntarse el porqué de lo que hacía.
-No importa… La dejaré en la estación y no volveré a verla.
-Pensé que no volvería – Dijo con una sonrisa amable la joven una vez que Sesshomaru abrió la puerta de su auto para dejarla pasar. El camino a la estación de policía se suscitó en completo silencio hasta que ella volvió a hablar - ¿Usted no es alguien de muchas palabras, no es así?
-No, no lo soy.
Aquella respuesta tan carente de sentimiento alertó por un instante a la muchacha. ¿En qué estaba pensando? Subirse al auto de un desconocido era una locura en esos tiempos y por más que momentos antes le había transmitido una sensación de confianza, su sentido común comenzaba a alertarla, aunado al hecho que de pronto había comenzado a recordar vagamente los perfiles psicológicos que había leído en un libro sobre asesinos seriales. Después de todo, los sujetos más encantadores y mejor vestidos, muchas veces albergaban las mentes más siniestras y retorcidas. En ese instante, ella ya no podía ignorar el hecho de que Sesshomaru tenía un auto del año y vestía la clase de ropa que ella ni en sueños podía darse el lujo de comprar, además de poseer una apariencia ridículamente atractiva.
-Eh… entiendo. ¿Sabe? No quiero ocasionarle más molestias, si gusta puede dejarme en aquella esquina, yo caminaré las calles que faltan… -Dijo de pronto, intentando romper el hielo a la vez que salirse de tan incómoda situación.
-Te dejaré en la entrada de la estación y me marcharé, no planeo dejarte en medio de la calle, sigue lloviendo. – Respondió sin mirarla.
-Ah... sí… entiendo – Su voz se notaba claramente tensa… ¿en qué momento había dejado él de hablarle de usted? Ahora estaba siendo tuteada y su nerviosismo aumentaba cada vez más.
-No tienes de qué preocuparte. –Dijo el youkai, a quien no pasaba inadvertido su tono de voz, así como podía percibir el latido acelerado de su corazón. – ¿Qué te han robado? – Preguntó, más que por interés en el tema, como método para distraerla de lo que le ponía nerviosa.
-M-mi cámara fotográfica – Exclamó, casi como si hipara.
-¿Eres fotógrafa?
-Estoy tomando trabajos de medio tiempo para el periódico y estaba en medio de un proyecto fotográfico cuando aquel sujeto me arrebató el bolso con la cámara… - Su mirada se ensombreció ligeramente. Costearse la cámara no había sido fácil, y ahora se había quedado sin herramienta de trabajo.
-Entiendo.
-Ojalá pudiera recuperarla, pero lo dudo – suspiró- Por lo menos no me quedaré cruzada de brazos ni con las ganas de levantar el acta. – La joven se encogió de hombros, Sesshomaru no dijo nada al respecto.
-Ya hemos llegado – Anunció al tiempo que orillaba el auto para que ella pudiera bajar.
-Sí… muchas gracias por todo, lamento las molestias – Respondió ya más tranquila pues evidentemente se había preocupado por nada. La joven bajó del auto y antes de cerrar la puerta le dirigió una sonrisa– Por cierto, mucho gusto en conocerlo, señor... eh…
-Sesshomaru Taisho.
-Sesshomaru-sama, entonces. – Dijo, ampliando su sonrisa. Aquellas palabras hicieron que el youkai abriera ampliamente los ojos, sintiendo un vuelco en el pecho – Mi nombre es Sanada, Rin Sanada.
Y haciendo un gesto con la mano despidiéndose, Rin cerró la puerta y entró a la estación de policía.
Sesshomaru se llevó una mano a la frente.
-No puede ser cierto…
Acababa de condenarse, dentro de sí, comenzaron a revolverse una gran cantidad de pensamientos y sentimientos. Lo había arruinado, tenía que volver a verla. Era un estúpido.
Continuará…
N/A
Bueno, y es así como apenas he terminado mi proyecto anterior de Contra Corriente que ya ando de nuevo por aquí con una nueva historia. Como podrán notar, estoy tomando un giro bastante distinto esta vez en cuanto a trama, pero aún así retomando el hilo original del anime, ambientado a muchos años después.
Soy consciente que es posible que esta historia no sea muy bien recibida, después de todo si bien en esencia Rin es la misma, el personaje no lo será del todo como tal, un meollo tipo Kagome y Kikyo, pero yo me concentraré en hacerlo lo más parecido posible, como quien dice, sé que no es Rin, pero es Rin, intentemos no darle demasiada vuelta al asunto.
Espero les haya gustado la idea de esta historia y la reciban bien, cualquier sugerencia, crítica o comentario será bienvenido.
Saludos, y nos vemos el próximo capítulo.
Kuruma Chidori
