Con cariño para mi Aless (notas como, uso la palabra mi) te quiero un buen gracias por acompañarme, eres un niño muy dulce. Tu madre te quiere n.n
Shaman King no me pertenece ni ninguno de sus personajes.
T o r p e z a
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Si se tiene que definir este tipo de relación solo se puede llegar a una simple conclusión, torpeza. Y es que, por muy lista que sea ella y por muy transparente que sea él; ninguno puede hacer nada para dar el siguiente paso. Aunque así lo deseen.
El barre, ella lo mira, el sonríe, ella lo ignora, el ríe; es la pantomima constante que viven día a día que poco son capaces de entender pero, ambos saben lo que eso quiere decir… un te quiero, un lo sé, un te amo, un me avergüenzas y un también lo sé.
Y podrán pasar días, meses, años en que Yoh solo que quede viendo los labios de la rubia deseando probarlos, sin dar un paso más… pero es directamente proporcional al tiempo que Anna se pasa pensando en las mil y un formas de darle nombre a ese sentimiento que hace años llevan dentro.
Porque no es un simple compromiso, ni una connotación de afecto, tampoco es costumbre, ni fraternidad… aquel sentimiento que llevan juntos guardados en su corazón con forma de una cajita de con una llave de plata, los mantiene alejados por simples tabús, en los están inmersos la pena la moral y el que dirán. Si, están alejados a una infinita distancia psicología que, en realidad solo son dos pasos, mirándose a los ojos y transmitiéndose todo aquel sentimiento que llevan dentro sin decir una sola palabra. Aun si el mundo desaparecía, podía caerse el cielo pero si sus ojos se cruzaban todo podía resumirse a dos puntos donde solo son ellos dos. Y era así como había llegado aquel día, como entre tantos otros parecía que el mundo se caía en pedazos… a decir verdad solo eran Ren y Horo peleando.
-¡Lo siento!- escuchó tras de sí el castaño, cuando abrió los ojos estaba sobre de ella, sus labios unos junto a otros suaves y húmedos, su respiración se había hecho una. No pudo soportarlo más. El castaño sabía que después de eso, su mejilla le iba a doler, también sabía que Horo- Horo pagarías las consecuencias y tendría que barrer la casa por un año por pasar corriendo y provocar este roce. Pero en el fondo los dos se lo agradecían.
Yoh Asakura, sin tener ninguna idea de lo que hacía, una tarde de primavera, chocó accidentalmente sus labios con los de su prometida por primera vez. Cerró los ojos con fuerza, aspiro su aroma, subió una de sus manos para acariciar su cabello y luego lentamente la beso.
Contorneo sus labios, entre abrió su boca, exploró con cuidado aquella cavidad que emanaba mana de placer y quien sabe cuántas cosas más, dulce y profundo sin dejar de ser sensual, justo como era ella. Para su sorpresa aquella cachetada nunca llegó…
Solo pudo sentir como torpemente sus manos se rozaron, para tomarse con más fuerza.
Se amaban
Bien lo sabían
Pero la verdad, eran muy torpes para admitirlo.
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F i n
