Bueno les traigo un fanfic, estaba en la casa de mi abuela aburrida, cuando de pronto esto vino a mi cabeza, ¿qué tal? jajaja

Espero que les guste!

Disclaimer: Ni Inuyasha ni el resto de los personaje son míos, pertenecen a Rumiko Takajashi.

Estaban sentados a la sombra de árbol sagrado, descansando después de una larga batalla contra Naraku.

No decían ni una palabra, solo disfrutaban del silencio y de la tranquilidad que aquella tarde les ofrecía.

Bueno, al menos la joven del futuro se podía deleitar con aquella calma, porque nuestro querido hanyou no soportaba quedarse demasiado tiempo callado, y para entonces, ya se estaba irritando. Es que, desde que había conocido la voz de la muchacha, que era como música para sus oídos, no resistía muchos minutos sin escucharla.

De hecho, últimamente la molestaba solo para que le hablara, y era precisamente eso lo que pensaba hacer ahora. Pero no era cosa fácil, sabía que si decía algo demasiado fuera de lugar, se ganaría un pasaje directo para saludar a su querido amigo, el suelo, y no es que se llevaran, solo que ya lo había visitado tanto que estaba harto de él.

Se puso a pensar en un tema de conversación, ahí fue cuando se dio cuenta de algo, él no era demasiado bueno pensando, a los diez segundos, ya le dolía la cabeza.

Decidió dejarlo pasar, ya se le ocurriría algo luego, sólo que le hubiera gustado hablar con ella allí, en ese momento, cuando estaban solos, y nadie los interrumpiría.

Comenzó a observar a la chica que estaba sentada a su lado, era hermosa, perfecta. Antes le costaba aceptarlo, pero sabía que ya era hora de dejar de mentirse a si mismo, ella, era la mujer que él amaba, aunque, no tenía porque decírselo aun ¿Cierto?

Entonces, contemplándola, notó algo. Los fragmentos de la perla de Shikón, ese maldito de Naraku tenía la mayoría.

El ya sabía cual era su deseo, se convertiría en un verdadero monstruo, o al menos eso pensaba por ahora.

También estaba seguro de que pedirían sus amigos.

Sango salvaría a Kohaku, conociéndolo, Miroku pediría a un montón de mujeres bonitas a su alrededor, Shippo, querría que su padre reviviera, Kirara, seguramente solicitaría pescado, y Kagome... mmm ahora que lo pensaba, no tenía idea de que desearía ella.

La movió un poco para despertarla, pues la joven se había dormido apoyada en su hombro.

-Hey, Kagome- llamó el muchacho impaciente.

-¿Mmm? Inuyasha, ¿qué pasa?

-Oye Kagome, si tú tuvieras la perla de Shikón, ¿qué deseo pedirías?- Preguntó sin rodeos el chico de orejas de perro.

La pelinegra lo meditó un rato y luego respondió:

-Yo... pediría ser una hanyou, como tú- dijo con una sonrisa.

Y por supuesto, Inuyasha casi se cae para atrás al oír esto.

-¿QUÉ? ¡Kagome! ¿Te golpeaste la cabeza o qué? ¿Cómo diablos puedes pensar en eso? ¿Sabes siquiera el giro que daría tu vida si te convirtieras en...ay, no... Kagome no llores por favor- suplicó el chico, al ver las lágrimas que se acumulaban en los ojos cafés de la muchacha y caían lentamente por sus mejillas.

Con cuidado de no lastimarla con sus garras, paso su pulgar por la cara de la chica, secando las gotas de agua salada, aunque esto no detuvo los gemidos que se avecinaban.

-Es que... creí que eso te pondría feliz Inuyasha- dijo la adolescente entre sollozos.

-Kagome... pero, ¿por qué piensas eso?- Cuestionó el peliplateado, extrañado por esa respuesta.

-Pues, por lo que me dijiste hace unas semanas.

Flash Back:

Inuyasha y Kagome se encontraban peleando contra un monstruo, este, tenía un fragmento de la perla, y los había atacado para obtener los que ellos dos poseían.

Sango se había ido hacía tres días a la aldea de los exterminadores, para llevar flores a las tumbas de sus amigos y familiares, y como Miroku y Shippo les habían acompañado, en estos momentos, el chico de orejas de perro, y la chica del futuro, se encontraban luchando solos.

Bueno, no es que fuera muy difícil para Inuyasha derrotar a demonios de este tipo, solo que se había acostumbrado a pelear junto a sus amigos.

Una vez que terminaron con el youkai, Kagome recogió el fragmento, y buscaron un lugar seguro para pasar la noche.

Mientras cenaban, charlaban de distintas cosas, entre ellas, del pasado de Inuyasha.

Kagome había aprendido que a él no le gustaba hablar de lo acontecido en su niñez, porque, por lo poco que había contado algunas veces, no la habría pasado demasiado bien que digamos. ¿Qué digo? Había sufrido un infierno, y bueno, hablar de ello, para Inuyasha, era mostrar su lado débil, y era algo que el muchacho odiaba hacer, pero al parecer, cuando estaban solos, podía abrirse un poco más.

-...cuando mi madre murió, los aldeanos me echaron de la aldea, decían que un sucio hanyou como yo, no merecía vivir entre los humanos. Tuve que hacer todo por mi cuenta, buscar comida, refugio, defenderme, todo...

-Inuyasha...- Ella no sabía que decir, era algo horrible, era tan solo un niño. Ahora entendía porque jamás confiaba en nadie. Decidió abrazarlo, y hacerle saber que estaba allí para él, que nunca lo abandonaría.

-...lo peor fue, que estaba solo, no había nadie que me entendiera, y me dijera que todo iba a estar bien, poco a poco iba perdiendo las esperanzas, y, antes de querer convertirme en un verdadero monstruo, solo quería encontrar a alguien como yo... –dijo el chico de ojos dorados, hablando más consigo mismo que con la muchacha que tenía al lado, de pronto, se dio cuenta de que había hablado demasiado, entonces se apresuró a decir- como sea, ya no importa vamos a dormir Kagome.

Fin Del Flash Back.

-Kagome… Así que era por eso...

-Pensé que te pondrías feliz si me transformaba en hanyou, porque, dijiste que querías tener a alguien como tú. Lo he estado pensando desde esa noche.

-Ya veo, Kagome, yo no me refería tanto a eso. Quiero decir, se lo que dije, pero... esto es demasiado, no tienes idea de lo que te esperaría si lo haces.

-No me importa lo que sea, lo daría todo, yo... yo solo, quiero que tu seas feliz- expresó con colores bailando por toda su cara, pero con una sinceridad infinita.

Inuyasha, enternecido por las palabras de Kagome, la abrazo fuertemente y le dijo al oído:

-No me importa lo que seas Kagome, humana o hanyou, me da igual, solo quédate a mi lado, porque eso es lo que me hace feliz.

-Inuyasha...- comenzó a decir la joven del futuro. Se quedaría a su lado, para siempre, después de todo...- Eso también me hace feliz a mi- finalizó con una sonrisa, aunque pensándolo bien, ¿Por qué no convertirse en hanyou? Estaba segura, de que ni bien tuviera la oportunidad, le daría una sorpresa.

Continuará...