Si no has visto la película Moon Child es complicado que entiendas este fic asi que te animo a que la eches un vistazo.

Hana... Hija mía, eres la flor más hermosa que he conocido, tan pura y maravillosa como lo era tu madre, pero llena de alegría y vitalidad de espíritu, algo de lo que ella por desgracia, carecía.
Aunque en múltiples ocasiones te hayas sentido sola, tu madre y yo te adorábamos y eras y sigues siéndolo, nuestro tesoro más preciado.
Desde hace años te vigilo en la oscuridad, te he visto crecer, madurar, convertirte en la preciosa mujer que eres ahora. Entre las sombras yo siempre cuidé de ti, de que no te pasase nada, aunque te dejé en las mejores manos, en las manos de Kei.
Las veces que te he visitado, él nunca se ha dado cuenta de mi presencia, normal, esta tan embobado contigo como lo estoy yo. Y es que en el fondo eres más hija de él de lo que yo he sido padre tuyo nunca. No sólo porque ha estado a tu lado muchos más años de los que has estado conmigo, sino porque tu madre siempre estuvo enamorada de él y no de mí. En sus últimos meses de vida, antes de que la enfermedad la consumiese del todo, entre delirios le buscaba a él y no a mí, decía su nombre en vez del mío cuando me hablaba, para ella cuando se puso enferma yo era él en su cabeza.
Tal vez sea lo mejor que no sepas nada, nada sobre el triste pasado que vivimos tu madre y yo, nada sobre tu tío lo que me hizo y quien le mató, nada sobre por qué estás sola y por qué conoces a Kei.
Pero a veces algo en mi interior me duele y me gustaría tanto que no nos olvidases a tu madre y a mí. Y que supieses que pasase lo que pasase siempre fuiste una niña feliz y que tus padres te querían con todo su corazón.
Cuanto me gustaría poderte decir todo lo que pienso, poder tocarte por última vez y decirte lo mucho que te quiero.
Pero no puedo.
Yo mismo me lo impido, soy un monstruo, un engendro, un ser que se alimenta de la vida de los demás, una criatura sin alma...
Un vampiro.
Y haré lo que siempre he hecho, desaparecer de tu vida, pero esta vez desapareceré del todo, ya que ante todo lo primero es tu felicidad. Te quiero hija mía. Te quiero Hana.