¡Hola!He de admitir que esta es la primera serie de capítulos que hago y tengo bastante miedo de quedarme sin inspiración mientras lo hago,pero trataré de llevar la historia de la mejor manera posible.

Bueno,esto es una adaptación del libro "El perfume:Historia de un asesino" de Patrick Süskind.Pero eso sí,os aseguro que aquí no va a haber canibalismo,ni orgías ni nada de eso,¿OK?(Los que hayan leído el libro me entenderán).Además,la personalidad de Inuyasha creo que la haré un poco más suave,porque si no,a ver como meto romance aquí.Sí,esto será un InuKag.Y va a estar ambientado en Japón,por supuesto.

Creo que lo he aclarado ya...Si no entendéis algo preguntad,que para eso estamos.I hope you like it!


La fragancia que cura la soledad

Prólogo:El nacimiento de un prodigio

Se oían pasos retumbando en el corredor,producidos por una mujer que corría nerviosa de un lado a otro sin parar.Estaba cansada,pero sabía que ella era la única que podía ayudar a Izayoi-sama a dar a luz a su hijo.Aunque para lo que iba a vivir el bebé,tal vez hubiera sido mejor que no naciera.Pero claro,su señora jamás permitiría algo así.Un grito femenino la sacó de sus pensamientos y se dirigió a las escaleras de aquel portentoso castillo.Cualquiera hubiera matado por vivir en un lugar como aquel,pero Mitsuki ya estaba harta.La realidad de la nobleza era más dura de lo que parecía,y el castigo por hacer las cosas mal era infinito en las altas esferas.La señora Izayoi era la prueba viviente de ello,condenada a un sufrimiento inmoral e inhumano simplemente por hacer algo que,a pesar de que no estaba bien visto en aquella época,no tenía nada de malo,a opinión de Mitsuki.

¿Qué importaban las vidrieras de las ventanas,con sus ricos colores y su exquisita belleza,cuando parecía que se reían de ti a tus espaldas?¿Qué sentido tenían aquellos cuadros colgados en las paredes,pintados por los grandes maestros,que esbozaban sonrisas burlonas cuando las cosas salían mal?¿Qué hacían allí tantos criados traidores,a sabiendas de que cuando todo terminara,se marcharían para no volver,y ninguno de ellos se volvería a acordar de Izayoi-sama,contentos de no verse involucrados en los problemas de la familia?

Porque nadie regresaría,ni volvería la vista atrás,ni siquiera para decir un simple:"Espero que estéis bien".No,nadie se quedaría.Nadie excepto ella,la criada más eficiente y leal que jamás pudo haber tenido una princesa como Izayoi,Hiramoto Mitsuki.

Joven,de veinticinco años recién cumplidos.Alta y esbelta,de rostro serio pero mirada amable,su cabello rubio con destellos dorados y sus ojos de color verde habían llamado la atención de muchos jóvenes del pueblo,quienes no podían creer que alguien así fuese una criada.Muchos la habían intentado desposar sin éxito,ya que ella vivía por y para la familia Miyamoto,de la cual su señora era la última superviviente.Pero ella no sólo era físico.Su carácter benevolente,comprensivo y sincero,su inteligencia y su astucia eran factores de los que Izayoi-sama siempre se enorgullecía.

Ese recuerdo,antaño alegre,la devolvió a la realidad e hizo que se enfadara consigo misma.Izayoi-sama estaba sufriendo y ella se quedaba como una tonta inmersa en estupideces del pasado.

Con expresión decidida,Mitsuki recorrió a gran velocidad los enormes y luminosos del palacio,aunque en aquellos momentos parecía el hogar más lúgubre de la Tierra.Los gritos eran cada vez más fuertes,y ella comenzaba a desesperarse.¿Tan doloroso era tener un hijo?"En estas circunstancias sí",le dijo su conciencia.Lo cierto era que Mitsuki no podía aceptar lo que se avecinaba.Pero un plan llevaba días fraguándose en su cabeza.No podía permitir que a aquel linaje que le había salvado la vida,le fueran arrebatados los sueños y las esperanzas de un día mejor.Y aunque fuera lo último que hiciera,sabía que ella era la única capaz de conseguirlo.

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El cabello negro y largo de Izayoi estaba esparcido por la cama,sudoroso del esfuerzo que ésta estaba haciendo.Por su rostro se deslizaban gotas de sudor,y mantenía los ojos cerrados con fuerza.Cuando Mitsuki llegó a su lado,la mujer le agarró fuertemente el brazo y le susurró a duras penas:

-Mitsuki-chan,ya está llegando…Me duele mucho…Ojalá Inutaisho pudiera estar aquí …¡Ahhh!-Se notaba que Izayoi hacía mucho esfuerzo para hablar,y respiró fuertemente para contrarrestar el pinchazo de dolor que acababa de darle-Pero realmente no importa…porque tú estás conmigo¿ne-Mitsuki?

Izayoi-sama siempre la trataba como a una niña,a pesar de que sólo se llevaban unos diez años.Eso era lo que hacía que Mitsuki se sintiera más como su hermana menor que como su sirvienta.Por ese vínculo tan fuerte que las unía,mientras le colocaba a Izayoi un paño húmedo en la frente,para que al menos se sintiera más relajada,Mitsuki supo que hablar de su difunto marido había traído a su señora más dolor del que ya estaba sintiendo.

De repente,Izayoi comenzó a chillar más de lo Mitsuki estaba preparada para oír,e interpretó eso como que el bebé estaba a punto de nacer.Levantó las sábanas de la cama,y mientras le decía palabras tranquilizadoras a Izayoi-sama,ayudó a que el niño saliera del vientre de su madre.Fue rápidamente al baño para limpiarlo y vestirlo y volvió enseguida a la habitación.Su señora respiraba pesadamente y estaba tan agotada que no podía ni abrir los ojos.Mitsuki se acercó a ella y le dijo:

-Mire,Izayoi-sama,es un niño.Y parece muy sano,¿verdad?

Izayoi abrió los párpados con dificultad y sonrió al ver a su hijo.

-Sí…Es tan bonito que seguramente será tan guapo como su padre.De verdad que espero que así sea.Inutaisho estaría tan orgulloso…

Y así,Izayoi cerró los ojos y cayó en un profundo sueño.Mitsuki sonrió y se levantó para depositar al bebé en la cuna labrada en madera que había al otro lado de la habitación.Lo tapó con la manta,le deseó dulces sueños y se fue,no sin antes echarle una mirada al niño.Y ahí fue cuando se dio cuenta de que el bebé parecía estar olfateando el ambiente.Fuera lo que fuera que oliese,debió de gustarle,porque esbozó una media sonrisa y se calmó.

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Había pasado una semana tras el parto de Izayoi.Eso significaba que la fecha límite se había cumplido,todo había acabado.Por eso,a Mitsuki no le sorprendió el hecho de que su señora quisiera hablar con ella aquel día.Cuando atendió a su llamado y entró el en elegante pero frío cuarto,observó que Izayoi-sama tenía la cara pálida y los ojos hinchados,seguramente de haber desatado el torrente de lágrimas que venía conteniendo desde hace un tiempo.Izayoi se dio cuenta de esto y sonrió falsamente a Mitsuki,quien no se dejaba engañar fácilmente.Mitsuki suspiró y con cara de resignación le dijo a su señora:

-No intente mentirme,Izayoi-sama.No debe sentirse mal…No tiene nada de malo estar triste por algo así.

-No,me comporto como una persona débil al actuar de esta manera,como si le tuviera miedo a la muerte,o como si suplicara por otra oportunidad que sé que no me van a conceder…

-¡No diga eso!¡Claro que le tiene miedo a morir,a perderlo todo,es normal!Todos tenemos miedo de eso…-Izayoi se sorprendió.Mitsuki nunca le había levantado la voz,y supo que la muchacha estaba tan desesperada como ella-Y más cuando dejamos atrás cosas que queremos,por las que hemos luchado…y cuando uno no es culpable de la situación en la que está envuelto.

Izayoi se levantó del sillón en el que había permanecido sentada toda la noche,observando a su hijo,que todavía no tenía nombre,y miró por la ventana.A lo lejos,se apreciaban siluetas que sin duda eran los guardias del ejército del Rey que harían cumplir el destino de la princesa.Se dio la vuelta y miró fijamente a Mitsuki,para después comenzar a hablar en un tono serio y frío que denotaba la importancia del asunto:

-Escúchame bien,Mitsuki.No tenemos mucho tiempo,los guardias ya vienen hacia aquí.Necesito que me obedezcas en todas las órdenes que te voy a dar.Llévate al bebé,huye por la puerta trasera y vete a la ciudad más cercana.Necesito que lo cuides por mí.Deberás buscarte trabajo,pero sé que con lo lista que eres no será muy difícil para ti.Si me quieren matar,adelante,pero no tocarán a mi hijo.

Mitsuki bajó la mirada.Ese era el plan que tenía ella,sólo que con una pequeña modificación al final…Lo sentía mucho por no poder cumplir con la voluntad de su señora,pero no podía dejar a Izayoi-sama en la estacada.Al menos,debía sacrificarse por ella.También lo sintió por el niño,que no tenía la culpa de que sus padres fueran tomados por gentuza por el simple hecho de haberse enamorado.

-Una última cosa,Mitsuki.-La aludida levantó el rostro y notó que a Izayoi-sama le costaba hablar-Antes de que me quedara embarazada,Inutaisho ya se inventaba nombres para nuestros hijos,¿sabes?-Mitsuki negó con la cabeza-Lo suponía.Pero la cuestión es que él siempre me decía que si nuestro primer hijo era un niño,quería que se llamase Inuyasha.Bueno,en realidad él tivo un hijo con otra mujer,que quién sabe dónde estará,antes de conocerme a mí,pero…

-No importa,señora-Mitsuki cortó la explicación de Izayoi,porque suponía que ella se entristecería aún más-Entonces se llamará Inuyasha,¿no?-Mitsuki se grabó mentalmente el nombre,ella respetaría a muerte esa última voluntad de Izayoi-sama por no poder respetar las otras.

-Sí,Mitsuki.-Con un aire de tristeza,Izayoi se acercó hasta donde estaba su criada y la abrazó fuertemente.De verdad que me alegro de haberte conocido,pequeña…

Ambas no aguantaron más y comenzaron a llorar.

Pasados unos minutos,se separaron.Izayoi,alarmada,miró por la ventana y comprobó que los guardias se acercaban peligrosamente al palacio.Se acercó corriendo a Mitsuki,le sujetó un brazo,cogió a Inuyasha y se apresuraron a llegar hasta la puerta trasera del edificio.Cuando la alcanzaron,Izayoi dijo:

-Ya hemos perdido demasiado tiempo.-Le dio al bebé,que otra vez estaba olfateando en el aire,pero a diferencia de antes,se tensó e hizo una mueca de desprecio.-Vete corriendo,y sobre todo,no vuelvas la vista atrás.

Acto seguido,Izayoi le dio a su hijo un beso en la frente a su hijo y le susurró:

-Que seas feliz…

Los cascos de los caballos en los que venían montados los guardias resonaban en su camino hacia el palacio.Tras una última mirada a Izayoi-sama,Mitsuki echó a correr para,como le había dicho su señora,no volver la vista atrás,dejándola sola ante su destino de ser ejecutada en la horca.

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Mitsuki,a pesar de sentirse terriblemente cansada,siguió corriendo,preguntándose cuánto tiempo faltaría para llegar a la ciudad.Horas y horas corriendo,sin sentir las punzadas de dolor que atenazaban sus músculos,con un solo pensamiento en mente:salvar al hijo de Izayoi-sama.A Inuyasha.Tenía el nombre clavado en el cerebro,no podía olvidársele.

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Y por fin llegó a la ciudad.Un amasijo de personas,de tiendas en las que se venden todo tipo de objetos,desde alimentos hasta amuletos contra los espíritus.Según Mitsuki,todos falsos.Anduvo por las enormes calles saturadas de gente,para encontrar su objetivo,preguntando a varias personas por su ubicación.Cuando finalmente llegó al orfanato,la tristeza y la culpabilidad se apoderaron de su alma.Se sentía como una traidora que había despreciado la confianza que Izayoi-sama le había brindado para que cuidara de su hijo.Pero no es que Mitsuki no quisiera hacerlo,simplemente no podía hacerlo.Ella había jurado estar siempre al lado de Izayoi-sama,tanto en la vida como en la muerte,y lo iba a cumplir.

Mientras,los transeúntes que volvían de sus compras pos el mercado,la miraban con lástima al pasar.Se imaginaban que era alguna madre abandonada por el padre de su hijo que debía abandonarlo en el hogar porque no podía mantenerlo.De repente,la muchacha se alejó del lugar y se dirigió a alguna tienda en la que pudieran prestarle un papel y algo para escribir.

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Mitsuki se encontraba de nuevo en la puerta del orfanato.Al final,aquella carta le había ocupado más espacio del esperado,pero lo mejor era no esconderle nada,que tuviera bien claro de dónde había salido y porqué estaba ahí.Tras pasar unos minutos en silencio sin saber qué hacer,llamó a la puerta.Enseguida le abrió una mujer de mediana edad,con rostro indiferente y algo rellena.Llevaba el pelo liso y castaño hasta algo más allá de los hombros,y era difícil ver el color de sus ojos debido a que los tenía entrecerrados.La mujer parecía tener un aura amenazante,y Mitsuki se replanteó dejar a Inuyasha allí,pero no le quedaba otra.Empleando una voz suave,para que la otra no se sintiera atacada,le dijo:

-Buenos días.Verá,necesito que se queden con este niño por que yo no puedo cuidarlo y…

-Otra despechada,¿no?

-¿Eh?-Mitsuki supo a lo que se refería,y estuvo a punto de sacarla de su error,pero recordó que los guardias también buscarían al niño para capturarlo,y era mejor que aquella señora pensara que era hijo suyo para mantenerlo fuera de peligro.-Sí…

-¿Cómo se llama?

-Inuyasha.

-Entiendo…bueno,dámelo y terminemos con esto…

-Espere,necesito que le dé esta carta cuando cumpla los trece años.-Sacó un pergamino enrollado del bolsillo del mandil-Creo que a esa edad podrá entender lo que quiero decirle.¡Pero por favor,usted no la lea nunca!Esto…perdón,me he exaltado un poco y…-Mitsuki se calló al entender que había sonado como una histérica,pero a la otra no pareció importarle.

-No pasa nada.No me interesa saber nada de las cartas de otros.Si tanto lo quieres,se la daré-eso lo dijo mientras le arrebataba la carta de las manos a Mitsuki-Pero reza para que me acuerde de hacerlo.No tengo muy buena memoria.A propósito,¿qué día nació?

-Pues,hace una semana…O sea,el diecinueve de febrero.

-Está bien.Tendré que anotarlo en la ficha.¿Me lo das?-Mitsuki le entregó a Inuyasha a la señora.-Bueno…adiós muchacha,que te vaya bien…

Y dicho esto,la mujer cerró la puerta,dejando a Mitsuki al otro lado,preguntándose si de verdad esto era lo mejor.

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Una figura alicaída caminaba a través del bosque,desesperada y asustada de lo que iba a hacer.Sus pensamientos divagaron a Izayoi-sama,y en si la habrían ahorcado ya.El simple hecho de recordar esto era horrible,pero para Mitsuki,en el fondo,eso era lo mejor,para que toda esa tortura acabara de una vez.

Entre la espesura de los árboles,de repente se divisó una luz al fondo,que indicaba el fin del bosque,el destino de Mitsuki.Allí,según los aldeanos,había un barranco enorme,por el que nadie que cayera sobreviviría.

Mitsuki se acercó al borde y observó las pequenas piedras que se desprendían bajo sus pies,para desaparecer en la oscuridad de lo desconocido.No podía negarlo,estaba realmente asustada."Todos tenemos miedo de la muerte",lo recordaba perfectamente.Pero ella lo había jurado,ella no sería nadie sin su señora,su salvadora,su maestra…su hermana postiza.

"Yo también espero que seas feliz,Inuyasha"

Con este último pensamiento,Mitsuki saltó,y junto con aquellas piedras,ella también se sumergió en la oscuridad infinita.


Bueno,¿qué tal?Reviews para saber vuestra opinión,por favor.Pero debo decir que seguramente no actualice hasta dentro de dos semanas.Creedme que sé que es un montón de tiempo,y también sé lo que fastidia esperar,pero ahora justo me empieza el instituto y no voy a tener tanto tiempo libre como antes.Además quiero que los capis salgan bien e intento esmerarme para ello.Aunque claro,depende del número de palabras que me salgan por episodio.

Sin nada más que decir por ahora,me despido.

See you later!