Hola gente bella! Buen día.

Bueno aquí me encuentro de nuevo con algo fuera de lo normal… sí. Es sobre Silent Hill me encanta está saga de videojuegos.

Esperó que les agrade.

Desclaimer: Los personajes y escenarios de Silent Hill no me pertenecen.

Capítulo único. Yo soy una niña. Alessa G.

Podía sentir como su carne era rostizada por las ardientes llamas, sus lágrimas se evaporaban con el calor infernal, su piel comenzaba a tornarse roja para sentir en cuerpo propio el dolor de ser chamuscada por todos esos fanáticos. Aquella desagradable mujer la miraba con gozo.

Todos los que estaban a su alrededor gozaban de verla morir, sus gritos no hacían que ellos pararan, su clemencia tampoco era escuchada… sobre todo ¿por qué? Ella era una niña normal, no se consideraba un demonio o… una bruja.

—Yo soy una niña—gritó mientras bajo su cuerpo amarrado al tronco alto ardía.

—¡Cállate demonio!—gritó uno de los fanáticos.

Seguía llorando, no podía hacer otra cosa, sentía el ardor en cada membrana de su ser y una ira enorme consumiéndola. Los odiaba, los odiaba con toda su alma.

Miró a Dahlia su madre… no hacía nada por detenerlos, solamente lloraba y lamentaba ver cómo su hija era cocinada viva, solamente para matar al demonio que se suponía que ella llevaba dentro.

Se repetía así misma que ella era una niña normal.

Al sentir cómo la vida se le iba imaginó algo diferente…

Alessa G. esa soy yo, soy una niña como cualquier otra, vivo en Silent Hill un pequeño pueblo americano. Cuando sea grande mi sueño es ser una doctora famosa para poder sanar a la gente, amar a mi madre.

Mi madre siempre me abraza, me besa y me dice lo mucho que me ama, sus pelirrojos cabellos y ojos azules me miran con amor.

Alessa, mi amor vamos a casa—me toma mi mamá de la mano y me lleva a casa a probar su rica comida.

Sin embargo; tras ser chamuscada la pequeña Alessa no murió, ella salvó su lado infantil e inocente, lo dejó en el cuerpo de una pequeña huérfana en el Orfanato de Toluca y el lado oscuro de Alessa permaneció vivo, lleno de ira, de odio contra todos aquellos qué la lastimaron.

Ella era una niña… una niña no se merecía haber sido violada en el baño de la escuela, no se merecía haber sido despreciada por sus compañeros… diciéndole que ella era una bruja, ella no era ninguna bruja y sobre todo ser desplazada por los profesores y esa maldita mujer.

Ella era una niña.

Nadie la podía comprender, nadie comprendía el enorme dolor que sentía al ser ahora un ser maligno que quería venganza, sus demonios, sus creaciones cómo el Piramyd Head siempre la protegían pero no llenaban ese vacío y apaciguaban el dolor que sentía.

Cuando la vio, a ella, la madre adoptiva de su contraparte, Rose sintió que alguien la quería, al ver como protegía la rubia a su hija Sharon se pudo sentir querida. Sintió esa necesidad de abrazarla, cuando entró en el cuerpo de la mujer sintió aquel sentimiento cálido que la había hecho enfrentarse contra aquel maldito culto, a dejar que la golpearan y Christabella la apuñalará.

Al asesinar a cada uno de los miembros del culto después de treinta años, fue feliz, miró a Sharon, se miró cómo era realmente. Y simplemente deseó que le fuera bien a su contraparte, que viviera lo que ella no vivió.

Amó a Rose como su madre.

—Yo solo soy una niña—se dijo así misma—Era una niña—

El alma en pena de Alessa Gisellpe se desvaneció.

Ella sólo era una niña.