Un hombre moribundo caminaba por un campo de París, cualquiera que lo viera diría que había pasado años en la calle, pero tenía cierta verdad, no los había pasado en la calle, sino en la prisión mágica, quizás la peor prisión, Azkaban, rodeada de criaturas espectrales y siniestras, que te hacían tener la sensación de que nunca volverías a ser feliz, y tenían la capacidad de sacarte el alma, Dementores.
Ese hombre, que tenía el rostro demacrado, y carecía de emociones, aunque se notaba que en sus tiempo había sido atractivo, el ya largo cabello, enmarañado y sucio, y sus ojos grises, hacían una persona que cuando era joven, había sido todo un casanova, lleno de vida, que hacia travesuras, y era el que hacia suspirar a la chicas, quien lo diría, ese hombre demacrado, era Sirius Black.
Black escuchó voces, y rápidamente, se convirtió en un gran perro negro, pues si, Sirius Black era un animago ilegal, pues se había convertido en su quinto año de Hogwarts, adivinaron, el hombre, era un mago.
Camino en su forma perruna, hacia donde había oído el ruido, cuando se acercó, se sorprendió al ver a una niña pequeña, debía tener al menos 13 años, y tenía el cabello tan enmarañado como el hombre que ocupaba el lugar del perro hace minutos, el enorme can se acercó, y la chica sollozó, él, se acercó a ella, y con su gran hocico tanteó el brazo de la chica, la castaña, se sobresaltó pero se tranquilizó cuando vio al enorme perro.
-Hola amiguito.—Dijo la chica mientras estiraba su mano para acariciar al animago.—Estas muy flaco, ¿Quieres comer algo?.—La chica sacó de su mochila unas galletas, que el perro comió con ansias; La chica había estado llorando, se notaba por sus ojos rojos, el enorme can se sentó junto a ella, y coloco su cabeza sobre las piernas de la chica.
Ella siguió acariciando la cabeza del animal.
-¿Sabes qué?—Le dijo al perro.—Estoy perdida.—Dijo sonriéndole.—Soy un desastre.—
El perro se levantó y tiro un poco de la campera de la chica, para llevarla hasta el límite del bosque, allí la chica probablemente reconocería el camino, y así fue, pero antes de irse, la chica lo detuvo y sacó un gran Sándwich, y se lo entrego al can, seguido de un Gracias. El perro comió gustoso lo que la chica le ofrecía.
El animago, luego de comer, se proponía irse, cuando la chica, lo volvió a detener, para ponerle alrededor del cuello una cadenita de oro blanco, que decía: S&H.
-Me lo encontré, y me encantó.—Explico la chica.—Ahora es tuyo, porque yo me llamo Hermione, y tú te llamarás…Sirio, como la estrella.—El perro ladró, encantado por el nombre, después de todo, se llamaba así, ¿No?.—Me alegro que te guste.
Luego de unas caricias, y una galleta, a chica se fue.
Lo que ninguno sabia, es que se verían en el futuro…
Bien, chicas, serán tres capis, este y dos más, que este vendría a ser "Pasado" el próximo presente y el otro futuro..:D
La vida de Sirius y Hermione.
