El camino sin fin
Capítulo 1 – Sufrimientos crecientes
Escrito por Leitbur
Traducido por Anhelle
Disclaimer: Hikaru no Go no es mío, ni ninguno de sus personajes. Yumi Hotta es el cerebro detrás de esta historia, yo únicamente los tomo prestados.
Calificado como T. Supongo que, para mí, es una historia para mayores de 13. Principalmente debido al lenguaje provocador y posiblemente algo de violencia, pero no mucho.
Esta historia tiene lugar justo después del final de la serie con el tomo 23 con la Copa Hokuto. Esta es mi advertencia para cualquiera de vosotros que quizás no hayan leído tanto de la serie y no quiero estropeárselo. Continuad bajo vuestro propio riesgo.
—El corte de las blancas en este punto fue una buena jugada. Cogió la ventaja de dos moku de las negras.
Kiyoharu Yashiro y Akira Toya asintieron al comentario de Atsushi Murata. Había sido un juego electrizante, uno que Hikaru casi había ganado. En cuanto a la partida, no muchos aparte de los cuatro ocupantes del cuarto habrían creído que Hikaru podría jugar una partida tan reñida como ésta. Yashiro intervino:
—Aunque aquí, la jugada de las negras fue brillante. Ko Yeong Ha no lo vio hasta que fue demasiado tarde.
De nuevo más asentimientos. Akira contestó entonces:
—Sí, las blancas deberían haber cambiado el orden de estas dos jugadas, entonces podrían haberlo evitado.
Después de la ceremonia de clausura, los cuatro miembros del Equipo Japonés se habían puesto de acuerdo en quedar en casa de Akira para acabar debatiendo las partidas del día. Les había parecido mejor alternativa que quedarse en el hotel otra noche. Pero aunque tenían la intención de comentar las tres partidas, la del primer tablero entre Hikaru y Ko Yeong Ha había sido el todo el objeto de debate hasta ese momento, y ya era tarde.
—Esa jugada dividió a las blancas de forma brillante. No se puede contraatacar sin poner sus propias piedras en atari aquí.
—Sí, pero las blancas respondieron bien en ese punto. Las jugadas de esta parte forzaron una batalla central que le costó a Shindo territorio.
El único que no hablaba, y ni siquiera prestaba mucha atención, era el que había jugado la primera partida del día en la Copa Hokuto. Perdido en sus propios pensamientos, Hikaru Shindo no estaba revisando el juego, sino su propia fuerza mental. No había sido lo suficientemente fuerte hoy, a pesar de toda su presunción. Había sido egoísta, imponiéndoles que fuera el Primer Capitán, sólo para enfrentarse a Ko Yeong Ha, para reivindicar por Japón lo que había dicho de Shusaku. No, no era por Japón; había sido por Sai. Nadie más lo sabía… nadie más podía entender que el Sai que estaba en su Go; que le había llevado a la búsqueda de la Jugada Divina. Aún así, hoy no había sido lo bastante fuerte.
Echando una mirada a su alrededor, Hikaru estudió la expresión intensa de su eterno rival. Akira estaba estudiando el tablero con una concentración que Hikaru sabía que era parecida a la suya. ¿Habría perdido hoy? ¿Podría Akira haberlo hecho mejor que Hikaru? Los dos habían jugado muchas partidas últimamente y Hikaru conocía la fuerza de Akira. Pero sólo habían jugado una vez en una partida oficial y en ese tipo de tipo de batallas era donde la fuerza real, de cuerpo y espíritu, era decisiva.
Mientras tanto, Akira continuaba estudiando el tablero de Go con ojos demasiado paralizados como para parpadear. Esta partida… estaba en un nivel más alto del que sabía que Hikaru poseía previamente. Se había hecho más fuerte. Era de esperar. De hecho, Akira se hubiera sentido traicionado si Hikaru no hubiera mejorado y crecido en sus habilidades de Go. Lo que esta partida mostraba sin embargo era que Hikaru se había acercado una vez más a Akira.
Era cierto que los dos estaban ya a la par, y de hecho, Akira sabía demasiado bien que la mayor diferencia entre sus habilidades consistía no en el talento, sino en la experiencia. Hikaru acabaría jugando con los Dan de alto nivel como Akira ahora, y la ventaje en experiencia disminuiría más todavía.
Mirando a su oponente, Akira se dio cuenta de la mirada de los ojos de Hikaru. El dolor y la decepción se reflejaban en ellos, pero él ya lo había experimentado antes. Akira sabía demasiado bien que cuando Hikaru se recobrara mentalmente de esto, sería entonces incluso más formidable. Su segunda partida contra Hikaru de hace tres años, la única en la que le había dominado completamente había causado una reacción similar a Akira. Por supuesto, podía explotar esto, atacar la fortaleza mental flaqueante de Hikaru y posponer su regreso un poco más, pero no lo haría. No sólo porque cualquier victoria sería vacía, como ganar por incomparecencia, y ningún verdadero jugador de Go querría ganar así, sino también porque Hikaru era su amigo. No, no exactamente su sólo amigo, era su mejor amigo. Si bien es cierto que su relación a lo largo de los años era compleja, y dudaba si se lo podría describir a alguien más, era lo que ocurría.
Durante los últimos dos años y medio, Hikaru había estado persiguiendo a Akira y Akira sabía que no sería lo último, a pesar de sus propios pasos hacía delante. Pronto estarían al mismo nivel, persiguiéndose el uno al otro, demasiado cerca para que uno de los dos sea visto definitivamente como más fuerte. Donde irían desde allí no lo sabía, pero no podía esperar a descubrirlo. La idea del Go que crearían le llenaba de una alegre ilusión.
Una hora después Hikaru y Kurata se fueron, dejando sólo a Yashiro y Akira para continuar analizando la partida. Cuando Akira sugería analizar después el juego de Yashiro, él simplemente fruncía el ceño, entonces contestaba que prefería jugar una partida de momento luego analizaría su derrota anterior. A Akira no le importaba. Después de todo, Yashiro era un jugador bastante fuerte a pesar de que todavía no estaba cerca de su propio nivel o del de Hikaru. Aun así, las aperturas agresivas de Yashiro hacían muy divertidas las partidas.
No estaba más cerca de resolver el misterio que era Hikaru Shindo que lo estaba el día en el que especuló, a pesar de lo disparatado que había sonado, que había otro Hikaru dentro de Hikaru. Había sido la única cosa que tenía sentido, dentro del mismo disparate. El hecho de que Hikaru no sólo no había pasado de él, sino que además había sugerido ligeramente que estaba por el buen camino, sólo complicaba el asunto. Hikaru era, sin embargo, exactamente como Akira había indicado ese día, nada más que el Go que jugaba
El asunto de la conexión entre Hikaru y Sai podía esperar hasta más tarde. De momento, necesitaba concentrase en la partida actual.
—Realmente fue una partida impresionante, Hikaru. Esa jugada en el centro nunca se me hubiera ocurrido.
Una vez más, Hikaru se encontró a sí mismo mirando fijamente a la recreación de su partida contra Ko Yeong Ha. Habían pasado dos días desde que el torneo había acabado, pero era obvio que todos los del grupo de Morishita 9-Dan habían querido discutir la partida con él. Después de todo, el registro de la partida ya se había publicado y también aparecería próximamente en el Go Semanal, de manera que sería esta la segunda vez en la que sus partidas habían sido registradas. La primera era por supuesto la partida Shinshodan contra Toya Meijin, que había jugado Sai. Así que había accedido y ahora estaba explicando el razonamiento las distintas jugadas con un tono no demasiado entusiasta. Algo que no dejaba indiferente al resto del grupo. Morishita 9-Dan entre ellos.
Frotándose la barbilla mientras estudiaba al chico, Morishita comprender lo que estaba preocupándole tanto. No era muy difícil. Esa partida parecía ser algo doloroso para él. Es difícil de entender, ya que fue un juego brillante, mucho mejor que cualquiera de los que le haya visto jugar antes. ¿Puede ser que haya algo más? Echó un vistazo hacia el abanico que Hikaru últimamente llevaba consigo todo el tiempo, o al menos donde fuera que Morishita le viera. Lo cogía con tanta fuerza como si estuviera llevándolo durante toda su vida. Sí, hay algo más que esto.
En seguida, Morishita se sentó de nuevo y dijo:
—Venga, ya ha habido bastante, vamos a jugar unas pocas partidas. –Miró hacia Hikaru y continuó —Shindo, ¿jugarás conmigo?
Hikaru miró a Morishita, sonrió débilmente y asintió.
—Sí Sensei, por supuesto.
Cuando empezaron a jugar, Morishita observó a Shindo cuidadosamente, notando la extrema concentración propia del muchacho. No parecía que había nada erróneo en sus jugadas desde un punto de vista técnico, pero lo que faltaba era obvio; la pasión que él ponía habitualmente en cada movimiento.
—¿Es esta la primera partida que juegas desde la del domingo?
—No, jugué con Hon Suyon ayer en el salón de Go de su tío.
Morishita alzó una ceja.
—¿De verdad? ¿Qué te impulsó a hacer eso?
Shindo replicó con indiferencia,
—Se lo prometí antes de las partidas de la Copa Hokuto. Quería ganarme y decirme que su nombre era Hon Suyon.
Mientras colocaba una ficha, Morishita preguntó:
—¿Cómo fue?
Colocando una ficha en respuesta, Hikaru dijo,
—Gané yo otra vez. Parecía bastante decepcionado.
Clac. Otra ficha golpeó el tablero.
—¿Decepcionado por su derrota, o decepcionado por el modo en el que jugaste?
Hikaru alzó la vista desde el tablero a Morishita con una expresión un tanto sorprendida en la cara.
—¿Sensei?
—He observado tu juego mejorar y evolucionar durante estos últimos dos años, pero había pasado lo mismo con la pasión con la que jugabas. Esa pasión que te hacía lo que eres ahora. No veo esa pasión en el Go que tengo ante mí. No sé por qué esa derrota contra Ko Yeong Ha ha sido tan difícil para ti, pero esa derrota sólo te hará más fuerte a menos que tú no lo quieras. Es tu turno.
Hikaru se recostó un momento, entonces rápidamente puso una ficha en el tablero. ¿Por qué estoy así? Es porque no pude defender a Sai, probar a Ko Yeong Ha que Shusaku… que Sai, todavía podía enseñar cosas… ¿verdad? Mientras hacía otra jugada, Hikaru negó con la cabeza, entonces golpeó con ira la siguiente ficha contra el tablero. No, no era sólo por Sai. Sai se hubiera recuperado de esa primera derrota, el mismo segundo en el que la segunda partida comenzara. Siempre había dicho que incluso perder tenía sentido. Estoy furioso conmigo mismo, no por fallarle a Sai, sino por fallarme a mí mismo. Esa partida… era la primera vez que perdía una partida que no podía perde mucho que costara. Mientras agarraba con más fuerza el abanico, la mano de Hikaru se movió rápidamente a la esquina superior del tablero para cortar el ataque de Morishita.
Era difícil, incluso cuando su corazón y su alma estaban completamente puestos en el juego, cuando nada importaba sino la victoria sin importar como fuera alcanzada, con una completa confianza en esa fuerza, todavía podían vencerle. Mientras colocaba otra ficha, una sonrisa cruzó los labios de Hikaru. Esto debe haber sido lo que Akira sentió después de que Sai lo derrotara por segunda vez. La duda de si mis habilidades son suficientes, si alguna vez lograré alcanzarle... Si Akira me viera ahora, ¿se reiría?
Mientras Hikaru hacía su siguiente jugada y la jugada de después, una presencia empezó a aparecer en el tablero, y un fuego demasiado familiar empezó a arder en sus ojos, en su corazón. Bien, ¡sólo vamos a ver si se ríe de esto! Lo mismo también para Ko Yeong Ha. El año que viene, en el siguiente torneo por equipos, me clasificaré para él y le enseñaré a Ko Yeong Ha y a Akira mi estilo de Go, y la próxima vez no sólo seré el primer tablero, ¡sino que también venceré a Ko Yeong Ha!
Cuando colocó la siguiente ficha, Morishita se sonrió. Volvió el chico que estaba superando la derrota y que estaría de vuelta dentro de poco volviendo a jugar su Go. Bien, porque él también tenía su propio estilo y planeaba estar cerca para enseñar a Hikaru lo que podía hacer la próxima vez que se encontraran en batalla.
Sin embargo, mientras Hikaru colocaba su siguiente jugada, Morishita jadeó ligeramente e hizo una pausa. Mirando fijamente a la ficha, parpadeó, entonces espabilando conectó. Esperó al siguiente movimiento de Hikaru, el cual vino directamente después. No, debía de haberlo imaginado. Por un momento, habría jurado que cuando Hikaru había puesto esa ficha, sus dedos habían estado brillando.
Nota del Autor:
Bien, espero que hayáis disfrutado de este capítulo. Tengo la intención de llevar esto mucho más lejos, por supuesto. Aunque no tuve ningún problema para hablar del final oficial de esta serie, me pareció triste que no volviera a ver como continuaba la carrera de profesional de Hikaru y al menos ver lo grande que llegaría a ser con seguridad. Por eso decidí continuar con la historia. Hasta dónde llegaré, no lo sé, creo que es por esto por lo que tenemos que seguir leyendo.
Esta historia es una de las dos en las que he empezado a trabajar recientemente, y ambas tienen inconvenientes. En la primera tenía problemas para decidir qué hacer después del 7º capítulo. En ésta estaba teniendo problemas para explicar como conseguirlo sobre el capítulo 7º y 8º donde entonces sabría como quería que fuera. Por lo tanto he estado considerando ambas durante un mes ahora, y finalmente he empezado ésta. A pesar de que podía haber esperado hasta tener otro capítulo escrito, publico esto ahora con la esperanza de que vuestros reviews y opiniones me ayuden a verlo todo más claramente.
Tened en cuenta también que este no es el único fan fiction en el que estoy trabajando actualmente (mi historia del Maestro de Lionel está todavía incompleta, tendré que fijar eso, así que comprobarlo si queréis) las actualizaciones de ésta puede que sean o no rápidas. Supongo que todo depende de cuanto se centre mi Musa en cada fic. Gracias y espero vuestros comentarios.
Nota de la Traductora:
El fic original lo encontraréis en mis favoritos. El título original es «The Neverending Road». He corregido y revisado la traducción de este primer capítulo, cambiando la puntuación general, y algunas construcciones que estaban demasiado calcadas del inglés.
Ésta es una historia larga, y aunque es interesante, usa un montón de vocabulario de un campo que no domino en absoluto, el go. Por favor, disculpen los posibles errores que haya podido cometer en ese sentido, la historia original está muy bien documentada.
