Lady Dark: Usualmente, mis amenazas de muerte quedan como eso. Simples amenazas de muerte.

Lady Evil: Pero estamos listas a hacerlas realidad esta vez.

Lady Dark: Dado que el desgraciado servidor no solo borró de nuevo esta historia, sino todas las que teníamos, algunas de las cuales no habíamos tocado desde hacía dos años.

Lady Evil: Nuevamente alegando que hemos violado las líneas guías de la computadora al integrar personajes reales (nunca lo hicimos), colocar chats, o historias interactivas, puntos que nunca usamos.

Lady Dark: Estoy empezando a creer que la han agarrado personalmente en contra nuestra, y eso sí me enoja.

Lady Evil: Por eso, vamos a ofrecer una suculenta recompensa al que nos presente la cabeza del webmaster responsable de este desastre.

Lady Dark: Anexada al resto de su cuerpo o no, aunque tenemos predilección por la segunda opción.

Lady Evil: De momento, vamos a recargar todos nuestro fics.

Lady Dark: Excepto aquellos que no tenían respaldo. Como mi lindo "Mensajero del Caos" BUAJAJAJAJAJA.

Lady Evil¿Quién te manda a no guardarlos?

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Capítulo I¿Y mi pasaporte?

Comenzamos un lindo día de verano, en la colosal mansión Hiwatari, donde, tras la partida de su hermano rumbo a Rusia, donde nuevamente se pondría a entrenar para el campeonato mundial, y su abuelo, que había ido a Australia para una importante reunión de negocios; Akira Hiwatari había decidido organizar un improvisado torneo de canasta con la servidumbre, moviendo los muebles del comedor principal. Tras dos talladas horas de encuentro, casi todos habían sido eliminados, menos Aki, el mayordomo principal, Ota, el jefe de cocineros y uno de los jardineros; alrededor del ellos, el resto del personal estaba tenso y expectante por saber el resultado final, al grado que hasta habían desconectado los teléfonos y el timbre, cualquier llamada podía esperar hasta después, más aún si era Voltaire quejándose por algo.

La ronda era tallada y habían unos 2000 en premios, cada uno tenía una cara digna de campeones mundiales de póquer, completamente inexpresivos, no tan buenos como Kai, pero casi. Esta era la última mano, la que decidiría quién se quedaría con la bolsa y honor de ser "Campeón de Canasta" de la mansión; Aki estaba a punto de coger del mazo la carta que decidiría el final cuando de pronto...

— ¡KAAAAAAIIIIIII! – se escuchó el agudo grito reverberar por el salón principal, asustando a todo el mundo y haciendo que los jugadores tiraran las cartas, evidentemente arruinando la partida.

— �¿Qué rayos... – dijo Aki mientras se llevaba la mano al pecho para asegurarse de no haber sufrido de un ataque cardiaco, pero de inmediato enojado con quién hubiera tenido la audacia de interrumpir el juego que de seguro lo convertirían en campeón de la casa.

Buscando la causa de tal escándalo, las sirvientas se dirigieron a la entrada principal, les hizo prácticamente dar un salto de dos metros hacia atrás sin articular palabra o emitir un ruido más allá de una especie de ahogado chillido. Viendo el alboroto, Aki decidió dar por terminada la partida y fue a ver que estaba pasando¿qué podría ser tan malo como para asustar gente que prácticamente convivía diariamente con Voltaire Hiwatari? Ni el mismo diablo podrías asustarlos. Temiendo encontrar al cachudo, la muerte personificada o alguno de los participantes de Big Brother VIP (N/A: Admítanlo, esos "reality show" son un insulto a la inteligencia de cualquier mamífero), Aki salió al salón y lo que encontró, hizo que todas esas cosas fueran completamente insignificantes, ahí, con un ligero vestido de verano y su cabello lila suelto al viento que entraba por la puerta aún abierta, estaba parada Asuka Minamoto, su futura cuñada, que no se veía para nada de buen humor.

— ¡Suki! – dijo con un súbito tono ligero - ¿Cómo has estado¿Qué haces por aquí?

— ¡No empieces con eso Akira¿Dónde está Kai? – no, definitivamente no estaba de humor.

— Ohh... ehhhh... - ¿por qué Kai debía siempre dejarlo con estos problemas? – No está – le respondió con voz débil.

— ¿Y a dónde fue? – a Suki no le gustaba la respuesta, y eso la ponía de mal humor, sobre todo porque ya estaba de mal humor, desde su manicurista favorita estaba enferma y otra tuvo que hacerle el trabajo de las uñas.

— Suki, querida, realmente importan ese tipo de cosas, es un día hermoso, deberíamos ir tú y yo a comprar unos helados y... – cualquier cosa que Akira fuera a sugerir fue seriamente cortada cuando Asuka lo agarró por el collar de su camisa de manera amenazadora.

— ¿DÓNDE ESTÁ? – le dijo ella de manera muy lenta.

— Mmmm... buenoooo, ya sabes que el torneo mundial de Beyblade comienza en unos días... y él tiene que participar... así que antes tenía que entrenar... y para eso unirse a su equipo...

— Entonces está con los Bladebreakers esos... no se me escapará – murmuró ella entrecerrando los ojos.

— De hecho ahora se llaman BBA Revolution... – ella le dirigió la peligrosa mirada – pero él ya no está con ellos – finalizó con una risita nerviosa.

— ¿Entonces? – Suki bajaba su voz a un tono peligroso.

— Decidió unirse a los Blitzkrieg Boys así que se fue – trataba de poner sus manos a modo defensivo.

— ¿Bliztbrug...? – ella quedó sin saber que decir, o pronunciar.

— Blitzkrieg, mi querida Asuka, es el nombre que han tomado los Demolition Boys y me parece que van a participar en el Campeonato Mundial, ya tengo solicitado en Pay-Per-View los partidos¿quieres verlos? – le dijo Aki, tratando de soltarse y conseguir un tono agradable de voz.

— ¿Los Demolition Boys... – quedó un minuto desconcertada, pero de nuevo bajó la voz a su tono peligroso - ¿Con quién est�?

— Ohhhh... ya sabes, Tala, Bryan, Spencer Ian, los muchachos de siempre... – los dientes de Akira casi enceguecían mientras sonreía para calmar a Suki.

— ¿Y alguien más? – ella circulaba alrededor de él, poniéndolo lo más nerviosos posible.

— Bueno, ya sabes, Boris fue despedido desde hace un año y me parece que él abuelo no tiene intención de recontratarlo, lo que, por cierto, me hace pensar en por qué lo contrato en primer lugar, quiero decir, el tipo no era tan inteligente y su gusto para la ropa era pésimo, supongo que... – pero la charla sin sentido de Aki fue agresivamente interrumpida cuando la muchacha lo agarró del cuello a manera que casi lo ahogaba.

— ¿QUIÉN? – sus ojos centelleaban como una furia.

— Pasha... ellos fueron con Pasha – Aki empezaba a sentirse mareado, y parecía que nadie iba a ponerse entre él y la enloquecida adolescente que amenazaba con matarlo.

— ¿Qué? Me voy un mísero mes a Okinawa y me abandona por la Pashanka esa, yéndose a Rusia sin siquiera responder mis mensajes. ¡ELLA MORIRÁ! – Suki gritando con indignación, lo soltó de modo que cayó de espaldas al suelo, con la cara casi tan azul como su pelo.

— Suki, no tienes que ponerte así, quiero decir, tampoco es que sea el fin del mundo, solamente va a dar unas vueltas alrededor del globo y compartir por unas semanas cuartos de hotel en locaciones exóticas con los muchachos... y con Pasha – Akira trataba de sonar consolador, pero fallaba miserablemente.

Asuka se había puesto muy rara, súbitamente callada y tranquila, solo parada en medio del salón, con las manos enlazadas una con la otra, los ojos cerrados y dando profunda bocanadas de aire. Aki la miraba de modo curioso, preguntándose si finalmente se había tranquilizado o ira a hacer erupción en una colosal furia homicida que se llevaría todo por delante; lo que finalmente ella hizo es algo que lo tomó por sorpresa, pero cuando lo pensó con más tranquilidad un poco después, realmente no era tan inesperado.

— Ota... – dijo ella con voz tranquila, dirigiéndose al mayordomo principal, que aún los escuchaba mientras se agazapaba cobardemente tras una puerta.

— Sí, señorita – el sirviente trataba en lo posible de mantener una voz digna.

— Prepara las maletas del joven Akira, me va a acompañar a Rusia – ordenó ella con tono de superioridad - ¡Ahora! – finalizó cortante, dejando claro que no había campo para otra respuesta que acatar, y tan rápido como es imaginable, Ota salió corriendo a cumplir.

— Pero... pero... –Aki estaba sin palabras, ahora entendía por qué su abuelo no estaba muy seguro de su esto del matrimonio era una buena o mala idea.

— Ssshhh... – lo calló ella mientras sacaba su teléfono del bolso – Tengo que hacer una llamada... ¡Aló! Aria, es Asuka, quiero que me prepares un guardarropa completo para Rusia en verano, y prepara mi pasaporte y las tarjetas de crédito internacionales, paso por ahí en 20 minutos y no quieren retrasos.

— Suki¿no crees que estás sobre-actuando? – Aki usaba el mismo tono de voz que uno usaría con una persona de la que se está seguro que es mentalmente inestable.

— No Akira, en los más mínimo – le respondió ella con arrogancia – simplemente soy una jovencita que va a visitar a su querido novio y apoyarlo durante su competencia... ¡PARA COMPLETAR MATANDO A ESA DESCARADA RUSA MAL VESTIDA EN EL MOMENTO QUE INTENTE CUALQUIER COSA RARA! – súbitamente tenía los ojos muy abiertos e hiperventilaba.

— Con tal que lo tomes así de tranquila – a Aki lo invadía la risita nerviosa, que se cortó cuando Suki lo tomó del nuevo del cuello y lo arrastró para buscar a Ota y apurarlo con esas maletas.

X) X) X) X) X) X)

Seis horas, dos tragos y un caos en primera clase después, Asuka y Akira aterrizaron en Moscú, activando cada alarma de seguridad antiterrorista que había a su paso, aparentemente todas las visitas previas que alguna vez le habían hecho a Kai había dejado su mella en el subconsciente de cada policía de la ciudad. Tras un par de golpizas, unos sobornos y una persecución policíaca que realmente no pasó a más porque resulta que Voltaire es compañero de póquer de Vladimir Putin; Asuka y Akira llegaron al nuevo centro de entrenamiento que los Blitzkrieg tenían en Moscú. Después del chasco de la última vez, Voltaire decidió que si iba a seguir patrocinando un equipo de beyblade (cosa muy buena para obtener publicidad, como le recomendó su abogado) al menos debería alejarse lo más posible de la imagen que había dejado Boris, así que les dio un edificio nuevo, en un antiguo palacio al otro extremo de la ciudad; donde podían seguir entrenando y alegarle a la prensa que nada tenían que ver con el pequeño intento de conquista mundial de hacía dos años.

(N/A: Falta de originalidad, si los villanos alguna vez tienen algún propósito real, lo que raro en la serie, ese siempre termina siendo la conquista del mundo)

Luego de pasar a los guardias de la puerta, que se quedaron de piedra al ver que tenían enfrente no solo al nieto de su jefe, sino al par de mayores buscapleitos / terroristas potenciales del mundo; así que Suki y Aki pasaron sin problemas, dejando que los dos pobres encargados de seguridad tuvieran que cargos los 2.5 toneladas de equipaje que traían entre los dos. Ataviados con simples abrigos, en caso de la brisa fresca nada más, porque el verano moscovita es bastante cálido, los dos se deslizaron por los oscuros pasadizos del viejo palacio zarista, con Aki tratando de mantener a Asuka a raya, no fuera que le diera otro de esos ataques homicidas y tratara de matar a alguien por mirarla feo, especialmente si se topaban de frente con Pasha.

— ¿Qué hacen ustedes aquí? – les gritaron desde algún punto del pasillo central cuando ya llevaban una media hora de vagar.

— ¿Qué¿Quién? – esa no era la voz que Suki esperaba, de hecho, pertenecía a muchacho evidentemente nuevo en el centro, con un largo cabello castaño y ojos grises.

— Dije¿qué hacen ustedes aquí? Esta área es fuera de límites para la gente que no pertenece al centro – evidentemente el muchachito no tenía idea de con quienes estaba hablando y aunque hubiera reconocido a Aki por su completo parecido a Kai, la falta de marcas, grandes ojos simpáticos y constante sonrisa o gesto de desconcierto, lo hacían lo suficientemente distinto.

— Parece que no sabe quienes somos – le susurró Aki al oído de Suki, señalando lo obvio.

— No me digas - le dijo ella con sarcasmo, y subiendo la voz se dirigió al jovencito recién llegado - ¡Dime donde está Pashanka, pequeño gusano!

— ¿Cómo te atreves a hablarme así? No tengo por qué decirte donde está la señorita, y ustedes deben de salir de inmediato antes de que llame a seguridad – le respondió el muchacho con altanería.

— ¿Seguridad? Conque quieres un pleito, pues yo te demostraré un pleito – Suki se le fue a lanzar encima, obviando cualquier consideración y lista para irse de golpes contra el chiquillo, que aunque entrenado y con unos 5 centímetros y 20 kilos de masa corporal más que ella, de seguro solo tenía oportunidad de aguantar cinco minutos; afortunadamente para su propia salud, aunque él no estuviera conciente de ello, Akira agarró a Asuka lo más fuerte que podía por la cintura, tratando de postergar lo más posible el tener que organizar un entierro para un pobre baboso que no conocían ni por cinco minutos.

— ¿Qué está pasando ahí? – se escuchó otra voz desde el otro extremo del pasillo, Aki se distrajo un minuto de su labor de salvaguarda de la salud de extraños y volteó para ver a un conocido beyluchador de cabello púrpura y gran nariz andando por el otro extremo del pasillo hacia ellos.

— ¡Hola Ian¿Cómo hasta estado? – le saludo con naturalidad Aki, aunque aún hacia esfuerzo por controlar a Suki.

Ian, que por alguna razón llevaba una muñeca enyesada, se les quedó viendo de modo desconcertado, primero sorprendido y luego divertido; variando su vista de la roja y enojada cara de Asuka, que aún trataba de alcanzar al beyluchador de cabello castaño, y este, que miraba con burla a la furia lilácea que trataba de atacarlo como si esta solo fuera alguna chiquita malhumorada y no la bestia asesina que Ian conocía de verdad.

— ¿Podrías explicarme que ocurre, Iván? – evidentemente el pequeño beyluchador se dirigía al muchacho de pelo castaño, que lo miraba con respeto.

— Claro señor, hace un minuto descubrí a este par de intrusos en el pasillo, se negaron a irse y esta loca exige ver a la señorita Pasha – le respondió Iván con seriedad casi marcial.

— �¿Loca! Yo te mostraré una loca – Suki trató de lanzársele con más fuerza, de modo que casi le desgarra el brazo a Akira.

— ¿Sabes quienes son ellos, Iván? – Ian trataba de controlar las risas.

— Unos intrusos – le respondió el recluta, como si fuera lo más obvio y sencillo.

— Me temo que no, ella es Asuka Minamoto, la prometida de Kai, y heredera de las empresas Minamoto; mientras que le pobre que trata de sostenerla sin morir es Akira Hiwatari, el hermano de Kai y nieto del señor Voltaire – la sonrisa de Ian se iba haciendo más y más grande por cada palabra que decía, y se partía de la risa para cuando acabó de explicarle a Iván. Mientras por cada palabra, este se iba poniendo menos y menos altanero, y para cuando acabó, ya estaba gris, listo para desmayarse.

— ¡Lo siento mucho señorita¿Qué puedo hacer para que me perdone? – inclinado de una manera que parecía dolorosa, Iván rogaba a Suki por su vida, y Aki, al fin libre de sostener a la lilácea, acompañaba a Ian en su risa desde el suelo.

— Puedes comenzar por traer mi equipaje – le respondió ella, ahora calmada pero definitivamente amenazadora.

— Claro, claro – y trastabillando, el pobre Iván se fue corriendo, es de preguntarse si se apuraría tanto si supiera que va a ocupar una grúa para poder cargarlo todo, en caso de que aún desee tener una espalda útil en la mañana.

— Eso no es justo, Suki, vas a matar al niño lentamente si hace eso, al menos a golpes no hubiera sufrido tanto – Aki paneas logró decir eso entre jadeos, ya no aguantaba de tanto reír e Ian tenía que ayudarlo a levantarse de donde estaba en el suelo.

— Merecido se lo tiene – Suki trataba de arreglarse el cabello, y notando seriamente a Ian, se volteó a él con la pregunta que la carcomía.

— ¿Dónde está la bruja Pasha, y, más importante aún, mi lindo Kai? – trataba de sonar amistosa, pero sus verdaderas intenciones eran más que evidentes.

— No están – le respondió Ian cortante, temiendo lo peor.

— ¿Y dónde están? – de nuevo, en menos de 24 horas, Asuka resumía su papel de homicida psicópata.

— Me temo que eso es algo que no puedo decir – Ian puso sus manos en un gesto defensivo, o al menos lo trató, al tener una enyesada.

— Eso va a dolerle – murmuró Aki para sí, mientras veía desde un rincón el desarrollo de la acción.

— Puedo hacerte lamentar esa decisión – ella se le acercó lentamente, eliminando terreno entre ellos y pareciendo más imponente.

— Pasha me tiene amenazado – trató de excusarse Ian, con voz de ultraje.

— Pues ahora te amenazo yo – Suki estaba a menos de 30 centímetros del pequeño beyluchador y lo observaba con superioridad desde los 15 centímetros que le llevaba.

— Dónde está la diferencia entre tu castigo y el de ella. Me va matar lentamente¿sabes? – Ian no quería meterse con ninguna, él estaba más contento solo observando las cosas de lado y hacer comentarios incómodos al respecto.

— La diferencia Ian, radica entre morir lento, o morir MUY lento – pese a sus años en la Abadía, tratando con Boris y los más terribles y poderosos beyluchadores del todo el mundo, si había alguien que podía hacer a Ian se muriera del miedo esas eran Pasha y Suki en sus fases psicópatas, cual más de las dos, pero Asuka estaba ahí en ese momento, de Pasha se podría encargar después.

— Bueno... este... la verdad es que...