Este fic está ambientado un año después de Los Grandes Juegos Mágicos ya que necesito a Minerva en el gremio, aún así evitaré cualquier spoiler del manga


-Hay que elegir un nuevo maestro

-No, Sting sigue vivo, lo sé- replicó Rogue llevándose las manos a la cabeza

-Rogue, por mucho que insistas en negar la realidad esta no va a cambiar…- pronunciaba tristemente Minerva, ella tampoco quería asimilar que Sting había fallecido, después de todo él nunca había perdido la fe en ella, siempre esperó a que regresase al gremio aún a pesar del horrible comportamiento que había tenido hacia él en el pasado.

-Sigue vivo- insistió el mago

-Frosch… Frosch no sabe que pensar- decía desanimado el exceed mientras Lector se esforzaba por contener las lágrimas.

-Aunque siguiese vivo…

-Sigue vivo- corrigió Rogue

-Está bien, aunque "sigue" vivo alguien tiene que reemplazarlo mientras… ¿Quién lo hará?- todo el gremio dirijió su mirada a los 4 miembros más fuertes: Rogue Cheney, Minerva Orland, Olga Nanagia y Rufus Lohr.

-Debería ser Rogue, su magia es parecida a la de Sting y es tan o más fuerte de lo que era él- dijo alguien rompiendo el silencio que se había formado y algunas voces empezaron a apoyar esa idea. Rogue, por su parte, el hecho de que le quisiesen como maestro le pillaba tan por sorpresa que ni se dio cuenta de que aquel sujeto había hablado de su amigo en pasado, cómo si realmente estuviese muerto.

-No, me niego a ser yo quién le reemplace

-¿Y Rufus? Él podría ser un buen maestro- dijo una nueva voz

-En efecto, lo recuerdo, el mandato de Eucliffe, sus errores, sus buenas decisiones… sé lo que necesito saber, pero carezco de interés alguno en ocupar el puesto.

-¿Y qué tal Yukino?

-¿Q-qué? ¿Yo? P-pero si yo no soy muy fuerte y tampoco…. Yo creo que debería ser Minerva- algunos integrantes se miraron mutuamente, ya había un año pero la gente seguía sin estar segura de que Minerva fuese trigo limpio, además era la hija del anterior y opresor maestro de Sabertooth.

Rogue no tardó en hacer callar y apoyar la idea de que Minerva ocupase el lugar de Sting, si alguien tenía que hacerlo ella parecía la más adecuada.

Finalmente, y a disgusto de algunos, Minerva fue nombrada maestra.