Este es una pequeña historia que se me ocurrió, en compensación a mis tardanzas con el fic "Zorro de Konoha". El relato ocurre antes del tercer fic de mi trilogía de las historias de Kurama con los hijos de Naruto, y serán unos tres capítulos a lo menos. Este es corto porque es el comienzo, y ya se me está haciendo tarde para ir a acostarme, porque mañana tengo U T-T.
En fin, espero disfruten esta pequeña introducción a la historia^^.
¿Seguro que los Biju no se enferman...?
Atardecía en Konoha, donde los aldeanos caminaban por las calles haciendo sus compras, normalmente las mujeres acompañadas de sus hijos, hablando tranquilamente con alguien más. Y ciertas personas no eran la excepción.
-… Por favor, Kurama-san- pidió Hinata, mirando algo nerviosa al enorme zorro anaranjado que caminaba a su lado, con una banda negra de Konoha en la frente, y moviendo molesto sus nueve colas.
-He dicho no- murmuró molesto Kurama, frunciendo el ceño, y estornudó fuertemente.
-Sabe que Bolt no le tiró esas kunai con intención de lastimarlo- le recordó Hinata, apenada.
-Lo sé, lo hizo para probar su puntería- gruñó el zorro, rascándose la nariz, que estaba algo roja, a lo que la mujer sonrió nerviosa- Desde que entró en la academia se ha vuelto un engreído igual a su viejo, y ha empeorado ahora que ese compañero tuyo le dio esa maldita clase de cómo se debe portar un arma-
-Shino-kun lo hizo porque a los de primer año se les enseña lo básico- explicó Hinata, deteniéndose en una tienda para comprar las verduras para la cena- Bolt solo… Bueno, quiso experimentar un poco-
-Sí, con mis nueve colas- gruñó más molesto el zorro, sentándose y cruzándose de brazos, mientras atendían a la Hyuga. En eso, volvió a estornudar.
Hinata suspiró apesadumbrada, pagando la lechuga.
Esa tarde, después de clases, Bolt, molesto porque su padre volvió a olvidarse a ir a buscarlo a la Academia porque, junto a Kurama, tuvo una misión en el día, empezó a lanzarle a ambos kunai, haciendo que ella y Himawari se ocultaran detrás del sillón, y su marido y el Kyubi esquivaran las armas del pequeño, hasta que una le llegó a la cola del zorro…
Y, por eso, para que se calmara un poco, lo invitó a acompañarlo a comprar las cosas para la cena, mientras intentaba charlar con él para que se le bajara el mal humor.
-Muchas gracias, que les vaya bien, Hinata-sama, Kurama-sama- se despidió el vendedor.
-Igualmente- se despidió Hinata, alejándose, mientras el zorro la seguía en silencio- Kurama-san, ¿por qué nunca devuelve los saludos?- le preguntó, curiosa.
-Bha. Es cierto que han pasado ya dos años desde que estoy fuera del mocoso, pero eso no significa que me rebajaré para algo así- murmuró Kurama, mirando para otro lado al estornudar.
-… ¿Aún no acepta del todo a los aldeanos?- le preguntó algo triste Hinata, haciendo que Kurama la mirara, dejando de restregarse la nariz.
-… No es algo que se haga tan fácilmente- le aseguró fastidiado el Kyubi, mientras hacía ruidos con su nariz para respirar mejor. Le molestaba verla así de deprimida, al fin y al cabo, en la familia Uzumaki, a la única que respetaba, o jamás le gruñía, era a la mujer que caminaba a su lado-… Pero de a poco lo intento-
Al escucharlo, Hinata le sonrió, más animada.
-Me alegra mucho escuchar eso, Kurama-san- le aseguró, dedicándole una cálida sonrisa.
-Tsch- Kurama bufó, mirando para otro lado, con un leve rubor, aun preguntándose cómo diablos el tonto de Naruto pudo conseguir a semejante mujer…
-No se enoje más, Kurama-san- le pidió Hinata, sonriendo.
-Tsch. Lo haré cuando tus mocosos me dejen un día en paz- le aseguró, haciendo que se riera levemente.
-Sabe que a Himawari le gusta mucho estar con usted-
-Se me pega como lapa, y le ha dado esa estúpida idea de que sea su compañero cuando salga de la academia. Ella no debería entrar ahí. No tiene madera de kunoichi-murmuró molesto Kurama.
-Lo dice porque no quiere que ella esté en peligro- le señaló Hinata, haciendo que el Kyubi se sonrojara fuertemente, pero, como siempre, no se atreviera a gritarle- Pero es necesario que ella sepa defenderse, y se equivoca con respecto a ella. Himawari tiene capacidades para ser una excelente kunoichi. Es hija de su padre y mía.
"Eso es lo que me preocupa…" pensó fastidiado el zorro, y estornudó fuertemente, haciendo que la mujer lo mirara, algo preocupada.
-Aun así, ¿podrías decirle a los mocosos que me dejen, al menos por un maldito y condenado día, en paz?- pidió Kurama, rascándose nuevamente la nariz, que ya estaba bastante roja- Estoy harto de que la mocosa, cuando me ve, se me abalance y me aplaste, y de que el tornillo me use como muñeco de práctica para cada tontería que le enseñan en la academia-
-Pero, Kurama-san…-sonrió nerviosa Hinata.
-Siempre con lo mismo- continuo Kurama, fastidiado- Un poco de espacio es lo único que pido.
-¿Espacio?- se quedó pensativa la pelinegra- Disculpe, pero eso ni Naruto-kun ni yo podemos conseguirle. Bolt y Himawari siempre logran encontrarlo… A menos a que quiera regresar por un tiempo al interior de Naruto-kun-sugirió Hinata.
-¡NO!- saltó molesto Kurama, asustándola- ¡AH! ¡N-No quise…! ¡Digo…!- se alteró al verla asustada, pero se quedó en blanco al verla sonreír, algo divertida.
-Entonces, aunque quiera un tiempo lejos de mis niños, no quiere estar tan lejos de ellos- sentenció Hinata, haciendo que el Kyubi murmurara por lo bajo, enojado por haber caído en semejante trampa.
-Entonces, ¿qué diablos sugieres?- le preguntó Kurama, para que se olvidara del hecho de que, aunque él quería descansar de sus mocosos, no planeaba abandonarlos.
-Bueno…- pensó Hinata-… ¿Pedírselos?- sugirió, haciendo que el zorro la quedara mirando.
-Me mandarían a la…-
-Kurama-san- lo interrumpió Hinata, frunciendo levemente el ceño, asustando a Kurama.
-Y-Ya sé… Ya sé… Nada de groserías- murmuró el Kyubi, recordando cierta charla que tuvo con la Hyuga.
Había estado discutiendo con Naruto sobre la torpeza de este en una misión, frente a los niños, y se le salió cierta palabra que, después de decirla, Hinata se lo llevó del salón de la oreja, y le estuvo dando un sermón de una media hora, pidiéndole que se abstuviera de usar un lenguaje de ese tipo, especialmente frente a los niños.
De mala gana, y algo temeroso, aceptó.
Suspiró, molesto al recordar ese incidente, y, entonces, volvió a estornudar, pero tan fuerte que le salió un moco, por lo que se detuvo, tosiendo.
-¿Kurama-san?- Hinata también se detuvo, mirándolo preocupado.
-E-Estoy bien- aseguró Kurama, tapándose la nariz, molesto con ese último estornudo tan vergonzoso.
-No, no lo está- Hinata se le acercó- Desde que regresó de esa misión con Naruto-kun ha estado estornudando-se agachó para estar a su altura, y sacó un pañuelo- Vamos, Kurama-san- le pidió, poniéndoselo en la nariz.
-¡¿Q-Qué acaso crees que soy uno de los mocosos para que me limpies los mocos o algo así?!- exigió saber avergonzado el zorro, pero se calló al verla tan preocupada.
Se tragó el orgullo, y se sonó la nariz con el pañuelo, al que Hinata apretaba levemente, para ayudarlo.
-¿Ve?- Hinata le sonrió, levantándose y botando el papel, mientras Kurama estaba bastante rojo por lo sucedido, pero entonces volvió a estornudar, haciendo que ella lo mirara preocupada- ¿Seguro que se siente bien? Naruto-kun me contó que cayó al agua durante la misión-
-Me resbalé y caí a ese estúpido arroyo mientras peleábamos contra esos vándalos- recordó molesto Kurama, empezando a toser- P-Pero no voy a enfermarme ni nada por el estilo- aseguró- Los Biju no nos enfermamos-sentenció.
-Sí, pero… Kurama-san, usted no se ha cuidado últimamente- le hizo señalar Hinata, preocupada, tomando su atención- Suele estar mucho tiempo afuera de la casa, antes de irse a dormir con Himawari-
-Me gusta vigilar que no hay nadie que aceche la casa-aseguró Kurama.
-Pero… ¿No sería suficiente con verificar que no hay nadie con malas intenciones cerca?- preguntó Hinata, dejándolo calladito, hasta que estornudó fuertemente- ¿Kurama-san?- lo miró preocupada.
-¡E-Estoy bien!- aseguró Kurama, rascándose la nariz ya roja, pero estornudó más fuerte.
-¿Sabe qué? Vámonos a la casa. Le daré de beber algo caliente- sentenció Hinata, preocupada por su estado- Vamos, Kurama-san- emprendió camino.
-¡¿Q-Qué?!- la miró molesto Kurama, sin moverse de donde estaba- ¡Yo no…!- estornudó- ¡No estoy…!- otro estornudo-… ¡Enfermo!- aseguró, empezando a toser, haciendo que la mujer se detuviera, y se volteara preocupada.
Demonios… La cabeza le daba vueltas y vueltas… Estaba enojado porque Bolt lo usó de tiro al blanco… Con Himawari por no dejarlo nunca en paz… Con esa mujer por preocuparse tanto… Con Naruto por… no sabía por qué, pero estaba enojado con todo el mundo por ese insoportable dolor de cabeza, y esos estornudos insoportable…
Empezó a temblar, sintiendo ahora que la cabeza empezaba a quemarle… y… antes de darse cuenta… había caído al duro piso, haciendo que los aldeanos que hacían las compras se detuvieran, de inmediato.
-¡Kurama-san!- Hinata se le acercó, preocupada, dejando en el piso la comida para la cena- ¡Kurama-san!- lo llamó, pero el zorro estaba dormido, sudando levemente, y algo sonrojado.
Hinata, sin darse cuenta en los aldeanos que empezaron a rodearlos, preocupados por la situación, le quito con cuidado la banda al Kyubi, y puso su mano en la frente de este, para darse cuenta que tenía mucha fiebre.
-… ¿Kurama-san?- lo miró, sorprendida y preocupada.
Kurama frunció el ceño, jadeando levemente…
La cabeza le daba vueltas… Sentía como si hubiera salido de algún maldito genjutsu o algo peor… Se sentía cansado… Y acalorado. ¡Demonios! ¡¿Cómo es que hacía tanto calor…?! ¡¿Acaso Bolt le prendió fuego a la casa o algo así…?! ¡Cuando lo agarrara….!
Aun así, no podía moverse bien. Frunció el ceño, y abrió sus cansados ojos rojo sangre, viendo todo borroso, pero recobrando mejor el conocimiento.
Sabía que estaba de vuelta en la casa del mocoso, por el olor. Podía escuchar los pasos a su alrededor, y voces familiares hablando entre ellas, preocupados. Sintió que tenía puesto algo encima, como una frazada, y su cabeza estaba recostada en una almohada.
Cerró los ojos, empezando a toser. Demonios… La garganta le estaba jugando una mala pasada.
-¡Kurama-chan!- escuchó, y sintió que un pequeño cuerpo aterrizaba encima, quitándole la respiración por unos momentos.
-¡Mocosa…!- se sentó de un movimiento, mirando Himawari en su regazo, que, para sorpresa suya, se veía bastante preocupada-¿Qué te…?- pero no pudo preguntar más, porque sintió que se le iban las energías, por lo que cayó al piso, aunque al menos su cabeza aterrizó en la almohada.
-¡Ah! ¡Kurama!- Naruto se le acercó, claramente preocupado.
-¿Qué demonios…?- el zorro abrió los ojos, ya con la vista más clara, para darse cuenta que estaba en el salón de la casa, encima de la alfombra. No solo estaban Naruto y su mocosa, también estaban Bolt, Hinata… ¿Kakashi, Sakura y Sarada…? ¿Eh…?
-No te desabrigues, viejo zorro- Naruto lo volvió a tapar, extrañándolo más.
-¿Qué…?- Kurama lo miró más desorientado que nunca. ¿A que iba tanta preocupación por parte de su Jinchūriki?
-Perdón- se disculpó Himawari, al lado de su hermano, que miraba todo cruzado de brazos.
-¡No es tu culpa! ¡Es culpa de Kurama por enfermarse-dattebasa!- aseguró el rubio.
-No es su culpa- le aseguró Sarada, frunciendo el ceño- Nadie busca enfermarse- el rubio le mostró la lengua burlescamente.
-¿Qué cosa…?- preguntó con un hilo de voz Kurama, haciendo que lo miraran- Yo no… No estoy enfermo…-aseguró cansado.
-¿Cómo qué no?- le preguntó Sakura, cruzándose de brazos.
-Kurama-san, te desmayaste de camino a la casa, ¿no te acuerdas?- le preguntó Hinata.
-… ¿Me desmayé…?- se preguntó el zorro, y empezó a toser, alertando a todos- ¿Qué demonios…?-
-Parece que contrajiste una enfermedad- le dijo la pelirrosa- Naruto me llamó para hacerte un chequeo. No te preocupes, shannaro, es solo un resfriado-
-¿Qué…?- Kurama se sentó, mirándola molesto- Los Biju no nos resfriamos- le aseguró casi gruñendo, pero empezó a estornudar.
-Si… Se nota…-lo quedó mirando la kunoichi.
-En fin. Me alegra que estés bien- le aseguró el Hokage, tomando su atención como la de los demás- Vine en cuanto escuché que te desmayaste, pero, si es un resfriado, entonces no es nada grave… ¿Pero nunca antes te habías resfriado?-preguntó, algo curioso.
-¿Has escuchado alguna vez a un Biju estornudar por problemas de salud?- preguntó molesto Kurama- No estoy resfriado….- empezó a decir, hasta estornudar fuertemente.
-Tienes fiebre, estás sudando, estornudas…- contó Sakura- ¿Seguro que no es un resfrío?- le preguntó sarcásticamente, haciendo que Kurama mirara para otro lado.
-Dijiste que cayó a un río durante la misión, ¿verdad?- Kakashi miró a Naruto, que asintió.
-Sí. Desde entonces empezó a estornudar-dattebayo- recordó el rubio.
-Yo no…- estornudó Kurama- No estoy…- volvió a estornudar- ¡ARGH! ¡Demonios!- se tapó la nariz, ya harto.
-¡Se resfrió~! ¡Se resfrió~!- se burló Bolt, divertido.
-¡Bolt!- lo regañó Hinata, poniéndole una manta en los hombros a Kurama, sonrojándolo, y que Naruto inflara los cachetes, celoso.
-… Lo siento, mamá…- murmuró el pequeño, haciendo que Himawari sonriera divertida.
-Sakura-san, ¿por qué no sana a Kurama-chan como me sanó a mí cuando me sentí mal?- le preguntó la pequeña girasol, algo curiosa.
-El jutsu sanador no sirvió con Kurama- recordó Sakura, algo extrañada- Tal vez porque es un Biju, tiene un metabolismo diferente y no resulta-
-… Demonios…- gruñó Kurama, con la nariz roja, sudando levemente, y con las orejas gachas, fastidiado con lo que acababa de pasar-…Por el Sabio… ¡¿DÓNDE DEMONIOS SE HA ESCUCHADO DE UN BIJU QUE SE HA RESFRIADO?!- se rascó la cabeza, enfurecido.
-Vamos, cálmate-dattebayo- le pidió Naruto, con una gota en la cabeza.
-Lo mejor será que tomes reposo, hasta que sanes- sentenció Sakura.
-No irás a misiones hasta entonces- ordenó Kakashi, serio, dejándolo atónito- No planeo que alguien de la aldea trabaje en este estado- agregó al ver que iba a reclamar, dejándolo callado.
-Que suerte… Ojalá yo me enfermara, así no iría a clases-dattebasa- opinó Bolt.
-Los shannaro no se enferman…- murmuró Sarada.
-¡¿Qué?!- se enojó el pequeño.
-Tranquilo, Kurama-chan- Himawari se acercó al resfriado Biju- ¡Yo cuidaré de ti!- le sonrió, dejándolo en blanco.
-Esto será divertido-dattebasa- sonrió Bolt, ya imaginando algo que le puso los pelos de punta al Kyubi.
No… Lo único que quería era un tiempo para relajarse… Y ahora… la mocosa iba a estar pegada como chicle…. Y el mocoso, era seguro, le iba a gastar una broma en su estado…
Iba a sufrir algo cercano al infierno….
Sarada miró extrañada a Kurama, que ahora era rodeado de un aura deprimente.
Los adultos intercambiaron miradas, preguntándose si ese era algún otro síntoma.
Como ven, Kurama-chan se ha resfriado, y ahora será el turno de sus mocosos en cuidarlo... Pero veamos si sobrevive a esto ^^'.
Si tienen alguna sugerencia para el cuidado del Kyubi, sería divertido leerlo^^. Especialmente para Himawari-chan, que será la "doctora girasol"
-¡¿Y yo qué?!- me preguntó Bolt.
-Mm... ¿Mata sanos?-
-¡¿EH?!-
-Esto...*ACHU*... no es divertido...- gruñó Kurama, acostado.
-Tranquilo, Kurama-chan- Himawari se le acercó- Yo cuidaré de ti-
-NOOOOOOOOOOO-
-Oye, oye... ¬¬'-
-Shannaro- murmuró Sarada.
-En fin, Sarada-chan, será tu turno dar la despedida.
-Bien- la niña se acomodó los lentes- A todos los lectores, esperamos que esta pequeña historia de tres capítulos sea de su agrado. Nos vemos en el próximo (que tal vez sea este fin de semana), no olviden comentar y...-
-¡Nos vemos-dattebasa!-interrumpió Bolt, contento, fastidiando a la Uchiha.
-*ACHU*... Dejen de hacer ruido...- gruñó Kurama.
-¡Kurama-chan, encontré una vacuna gigante!- avisó Himawari, asustandolo- Esto sana personas, ¿verdad?-
-¡¿TE PAREZCO UNA PERSONA...?! ¡E-ESPERA...! ¡NO TE ME ACERQUES CON ESA COSAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!-
Nos leemos^^' (me despido, ignorando al pobre Biju a mis espaldas)
