Ni Sonic ni ninguno de los personajes que desarrollaré en la siguiente historia no me pertenecen, sólo su trama.


Introducción

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Muchas mujeres estaban en la pista de baile, todas con mascarillas, podía distinguir a la princesa María y la princesa Cream; mis mejores amigas, las únicas que tenía, tal vez terminaría casado con una de ellas, no me sorprendería, y a ellas tampoco. También podía distinguir al príncipe Shadow, el hijo del dueño de éste castillo, un gran patán. De todos, al que más odiaba era él y se relacionaba constantemente -además de mi amigo Tails-. Era algo pretencioso, al igual que yo, él formaba parte de una de las familias más codiciadas del planeta, su padre era rey y dueño de muchas tierras, mi padre y el suyo eran muy amigos; pero desafortunadamente no comparto la misma relación de hermandad con su primogénito. Aunque, podía contar con él como un fiel compañero.

Tails estaba situado a mi lado, tomando un poco de vino, observando muy concentrado a la princesa Cream, era una tristeza que las princesas y los príncipes no pudieran casarse con alguien que no sea de la élite y económicamente igual a nosotros. Pues sé que, muy dentro de Tails, él la amaba, y ella lo amaba a él; con sólo mirarlo se notaba. Reconocí muchas caras, pues sus máscaras no escondían mucho. Mis padres charlaban con unos hombres de aspecto muy importante, pero de sinceridad, no me interesaba. Knuckles, estaba al lado de Shadow, harto de su compañía, tal vez era muy fastidioso y pretencioso para su forma de ser.

Lo observe acercarse a nosotros con una cara de fastidio: —Él es... No hay palabras― se quejó Knuckles dirigiéndose a Shadow. Hace poco que había iniciado como caballero y guardaespaldas de él, por alguna casualidad, el anterior renunció muy molesto, al igual que los demás; y nos los culpo, Shadow es simplemente insoportable.

―Voy a terminar matándolo― refunfuñó Knuckles.

―Te compadezco―dijo Tails, él era mi guardaespaldas y mi mejor amigo, su trabajo no era del todo una pesadilla, pero no cuando yo me escapaba, eso sí era una pesadilla el tratar de encontrarme, ¿qué puedo decir? , soy el ser más rápido y hábil sobre un caballo de mi reino, nadie me alcanzaba con respecto a perseguirme en caballo.

Después de un buen rato hablando con los chicos, me dirigí al jardín, necesitaba despejarme. Muy pronto mis padres me buscarían esposa, y aunque no me entusiasmaba mucho el casarme con alguien que no amo, tenía que hacerlo; uniría lazos con otros reinos y tendremos más "personas de confianza". Como primogénito del rey tenia esa obligación. No solo yo me casaría, sino también mis hermanos. Aunque no me agrada mucho la idea, no quiero que ellos sean infelices, pues sé muy bien que ellos son unos chicos que les gusta ser independientes y libres, no lo opuesto. El jardín simplemente era hermoso, habían varias secciones de rosas de distintos colores, y una sección de plantas curativas, lo que me recordó a la gata de pelaje morado y con habilidades curativas/mágicas, Blaze, la enfermera de mi castillo, suponía que Shadow también tenía el suyo, todos los tenían. Caminé por los jardines y arranqué una pequeña rosa de color rojo, una rosa muy hermosa.

―¡Hey!― escuché a una voz femenina exclamando detrás de mí.

Me volví a ver y encontré a una eriza, tenía aspecto de sirviente, pero con una pequeña mirada pude admirar su hermoso físico. supuse que era una sirvienta; había que admitir que era hermosa: ―Me tarde una semana en sembrar todas esas plantas como para que tú vengas a arrancarlas―, regañó la hermosa eriza, con las manos a los lados de su cintura, denotando enojo.

―Perdón, hermosa dama, pero no pude evitar ver tan hermosa rosa y querer hacerla mía― halagué. Ella me observó y rodó los ojos, dejando a relucir su falta de educación ―Rodar los ojos es de mala educación, señorita.

―Supongo que arrancar rosas ajenas y menospreciar el arduo trabajo de la plebe también lo es― Le dediqué una mirada corrosiva, ¿De verdad le hablaba así a un miembro de la nobleza? Parecía una copia en actitud de Shadow, grosera, sarcástica, altanera; pero terriblemente hermosa y de rasgos finos, delicados. Era fascinante, interesante de contemplar. Una distinguida joya en bruto, definitivamente, "Perdón, mi Lord por ser una plebeya y no saber de las normas de etiqueta" siguió hablando la eriza, sacándome de mis pensamientos, vi cómo hacía una reverencia en burla.

Por primera vez había visto que alguien me tratara con tanto recelo y altanería, además de Tails y Knuckles. Qué insolente.

Me encanta.

―Sólo no arranques nada, ¿Está bien?― se volteó e hizo ademán, pero no quería que ella se fuera. No.

Impide que se vaya.

Respondiendo inmediatamente a los deseos de mi subconsciente, capturé su mano y jalé de ella, haciendo que se diera la vuelta para verme fijamente a los ojos con una expresión de confusión.

¿Ahora qué harás, genio?

Sin saber qué hacer o decir, en una actitud algo carbonera y busca problemas, arranqué otra rosa. Deseaba verla molestarse y hacer otra rabieta, ya que no había alguna otra cosa que hacer para atraer su atención.

"Atraer la atención siempre es bueno dependiendo de qué tipo sea, ten cuidado de captar malas miradas, hijo", me aconsejó mi madre una vez, el día que cumplí mi mayoría de edad.

―Una bella flor, para una bella dama― adulé al darme cuenta que me había quedado como un idiota en silencio. Extendí mi brazo ofreciéndole la rosa, esperando una respuesta. Cualquier chica en cualquier reino se derretiría con ése gesto. En cambio, ésta observó estupefacta la rosa y de un golpe la tiró al suelo, eso me había sorprendido, aunque no mucho luego de ver cómo la pelirrosa hacía ésa escena, el rostro de la eriza se tornaba de un rosa a un rojo intenso.

―Te dije que no arrancaras una rosa más― rugió aún más molesta, separando las palabras y acercándose un paso más por cada palabra que salía por sus labios, como si detrás de cada palabra hubiera una maldición. La pequeña eriza rosada sin darse de cuenta que había acortado la distancia entre nosotros y que la cercanía era algo peligrosa, se giró dándome la espalda y dirigiéndose adentro del castillo, de donde había salido, perdiéndose entre la multitud. Dicho acto me dejo boquiabierto, cualquier chica se hubiera sucumbido. Ella, en cambio, se enojó por arrancar otra de sus amadas rosas, tal vez sí le había costado mucho trabajo.

Además, ella no es cualquier chica.

Nunca me habían hablado así, y en realidad, no me molestaba. No pude evitar ruborizarme por el hecho tan poco común de una dama hablándome de ése modo tan atrevido. Había algo peculiar en ella, no era como ninguna de las princesas que había conocido en su pasado. Sus ojos color esmeralda me atraían, me seducían a seguirla, ¿Se daba ella cuenta de lo que causaba dentro de mi?. Ese cabello tan largo y de un peculiar color rosa me dejaba atónito.

Rápidamente corrí hacía donde ella se había ido, y logré alcanzarla. Me posicioné en frente de ella, tan de repente que lo único que conseguí fue asustarla. Ella saltó en un brinco y soltó un pequeño alarido, por un movimiento tramposo, ésta casi cae al suelo pero logré atajarla en mis brazos. Ella tenía los ojos cerrados, tal vez esperando una caída, pero al ver que no hubo ningún golpe los abrió, se fijó a en mis ojos, obteniendo que esos luceros me hipnotizaran, tenían un brillo singular, rozando la perfección. Su rostro estaba tan ruborizado como un rubí y de golpe me empujó:

―¡Eres un insolente! ¿Cómo te atreves a sostenerme de esa forma?―bramó exaltada.

―Sino te hubiera sostenido, estarías tirada en el suelo―bufé, le había salvado el culo, ¿Y así me lo agradecía?

―¡Pues el suelo es más prometedor que los brazos de un petulante, descarado, presumido príncipe!―contraatacó, alzando su tono de voz, atrayendo la mirada de muchos invitados, que ahora son espectadores de dicha escena.

No pude evitar reír ante los adjetivos con los que me había descrito: ―Tienes suerte de que éste petulante, descarado y presumido príncipe no haya ordenado ya que te encarcelaran por tu insolencia.

―Cualquier cárcel en el universo sería mejor que ver tu mirada desdeñosa y presenciar tu actitud malcriada―replicó a mi amenaza, en el fondo logré escuchar una carcajada. Si más no me equivocaba, perteneciente a Shadow.

Despectiva, finalizó: ―Tal vez mi clase social sea más baja que la de usted, pero de algo que sí puedo hacer gala es de mi nivel alto de conciencia, de cuál usted es muy pobre― Se volvió, desvaneciéndose -una vez más- entre la gente.

Qué osada.

Qué agraciada osadía.

Sin pensarlo dos veces y dejándome llevar por mis deseos, me acerqué a Shadow, dejando atrás a los espectadores de la pasada escena; ―Gracias por el entretenimiento gratis, no debí contratar a los bufones―, dijo él en burla.

―¿Cuánto por la eriza rosada que tienes como sirvienta?― le corté, borrando cualquier rastro de humor en su rostro. Fijó en mí sus ojos, serio y con el ceño fruncido en señal de confusión. Después captó mi señal y su ceño se frunció más.

―Ella no estuvo, está ni estará a la venta― desafió con un brillo de enojo en sus ojos rubís, lo observé confundido. Muchas veces habíamos cambiado o vendido sirvientes entre nosotros, ¿Por qué no ella? Pero, luego lo comprendí.

Él estaba enamorado de ella.

Claro que lo estaba, Shadow no tenía ningún apego emocional con nadie que no fuera sus padres, llevaba mucho tiempo conociéndolo para saberlo; y que de la nada el erizo pelinegro se mostrará territorial era una situación muy particular. Nunca lo había visto con una actitud parecida, así que sin forzar mucho la propuesta, pedí:

―Dame su nombre al menos, Shadow― El carmesí de sus ojos ardían como llamas infernales, sabía que estaba tanteando en territorio peligroso, pero de verdad quería saber más de ella. Su cara era un poema.

Él tardó un rato en sostenerme la mirada y no decir nada hasta que se limitó a decir: "Amelia", murmuró, como si de un secreto se tratara o, más bien, en un acto de esconderla de mí, por lo que pude percibir. Su mirar sufrió una metamorfosis, de tristeza a reto.

Reto aceptado.

Me preguntaba si su actitud hostil se debía a la eriza pelirrosa o el simple hecho de que mi presencia le fastidiaba. No era un secreto para nadie que la relación entre Shadow y yo era estrecha, algo complicada. Ambos nos apoyábamos el uno al otro, pero eso no cambiaba ésa tensión, ése sentimiento competitivo que muchas veces ayudó a progresar nuestra relación tanto para mejor como para peor. Y en ésta situación la eriza de hebras rosada sería la causa que abriría camino a una nueva competencia entre nosotros. Tal vez la última, la definitiva.

Sobre entendiendo lo que las miradas expresaban, porque ninguno de los dos era lo suficientemente descarado y machista para hacer un comentario respectivo, ambos nos volvimos y caminamos en diferentes. La balanza nunca se había inclinado a favor de alguno de los dos, siempre resultaba en un patético empate, pero ésta vez sería diferente. En un instante comencé a sentirme obsesionado con aquella eriza, y con poder conseguir lo que ilícitamente le pertenecía a su querido rival y amigo. Quería saber más de ella, hacerla suya, y muchas más.

Pues, que así sea. Nada nunca le impedía obtener lo que quería.

Y ésta vez no será la excepción.


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No sé si lo habrán notado pero en ésta nueva edición Sonic es más descarado y machista que en la antigua, bueno, no siempre Shadow debe ser el malo. Aquí hay siempre igualdad :v me gusta éste Sonic malo, es lo opuesto a cómo lo desarrollan en muchas ff, no es lo suficientemente malo para rozar lo villano, está en un punto medio. Y así me encanta, ¿qué opinan?

Antes de empezar a escribir los nuevos caps, debo actualizar y editar los antiguos, ya saben, ponerlos regios ;) si no han leído la ff por blogger, tendrán que saber que los capítulos subidos son más de 10, ¡me espera mucho trabajo! 😂