Hola que tal. Yahab reportándose como es debido jajaja. Bueno aquí les traigo el otro fic del que les había comentado. En esta ocasión cambiare un poco la dinámica así que pongan atención.
Decidí omitir la palabra Flash back, básicamente porque he leído algunos otros fics y me he dado cuenta que los recuerdos se ven más bonitos en letra cursiva y de esa forma también se ve más limpia la lectura.
Entonces…
Así está la cosa : Las escenas están separadas por una rayita_ y puede haber alteraciones cronológicas entre cada una de estas, los pensamientos están entre "comillas", las notas de la Autora, están puestas en N.A. al final del cada capítulo e indicadas con un * en el intertexto. Finalmente las referencias a frases u otras cosas estarán en "cursiva y con comillas". Los recuerdos siempre estarán en cursiva y pueden aparecen en cualquier punto del texto sin previo aviso.
Los Personajes de este fic no me pertenecen a excepción de uno o dos que saldrán posteriormente en esta historia. Los derechos correspondientes pertenecen a NINTENDO y a los creadores de THE LEGEND OF ZELDA.
Este fic no está hecho con fines de lucro solo es por entretenimiento y diversión.
Sin más por el momento los dejo con la lectura nos vemos allá abajo en los comentarios :)
Capítulo 1: Almas Encadenadas
El sonido del agua tintineante hacía eco en esta oscura habitación, aquellas pequeñas gotas habían logrado filtrarse por una vieja grieta ubicada en el techo, antiguo y desgastado, los años alguna vez habían sido más amables con esta añeja construcción que ahora agonizaba bajo las fuertes lluvias de verano.
Era esa época del año en Hyrule en la que solamente teníamos cinco o seis días soleados, a lo mucho ocho.
-Si alguna vez salimos de esto recuérdame remodelar este lugar.
Ella asintió de manera muda.
-Este lugar es realmente deprimente- añadí mirando el resquicio que poco a poco dejaba el agua sobre el suelo, en algunos años en ese lugar se formaría una nueva grieta y entonces el agua avanzaría libremente hacia los pisos inferiores del castillo.
"Libre", el pensamiento remolineo en mi cabeza mientras mis ojos se perdían en la tosca puerta que estaba enfrente de mi.
-"No debo pensar en eso"- me dije mentalmente tratando de distraerme.
Un fuerte estruendo retumbo en la estancia iluminando todo a su paso, entonces cerré los ojos con fuerza, con tanta fuerza que incluso me dolieron.
-¿Estas bien?- Pregunto la voz de mi compañera.
Era la primera vez que la oía hablar en días, días que me habían parecido eternidades a tal punto que casi no recordaba como sonaba su voz.
-Si- respondí con pesadez – Sabes que no me gustan los truenos.
Su mirada se clavó en mi unos instantes y después volvió a retirarla cuando agacho la cabeza, nuevamente había vuelto a su aletargado silencio, no obstante yo seguí hablando.
-Pero me alegro que llueva, me da gusto que truene- dije al tiempo que sentía como mis ojos se humedecían lentamente. –Al menos el miedo me recuerda que sigo viva.
Ella solamente escucho. Yo seguí hablando durante largo tiempo como lo había hecho durante los últimos días, no quería que el silencio dominara la estancia que de por si ya se sentía lo suficientemente muerta.
-"Si tan solo nos dejaran en el piso todo sería más fácil"- pensé al sentir como mis muñecas ardían nuevamente bajo el peso de mi cuerpo.
Las gotas de lluvia habían comenzado a caer sobre mi cabeza humedeciendo mi largo cabello, seguramente una nueva grieta había aparecido en el techo.
-"Maldita sea"- refunfuñe, pero no lo dije en voz alta, ¿Qué pensaría ella si me escuchara hablar así? Seguramente me castigaría un mes entero. – "Lo único que falta es que se rompa una ventana y nos congelemos con el gélido viento."
-…
-Qué más da…, ya no importa, que vergüenza- murmure aspirando el aire enrarecido, el moho sabía muy bien cómo hacer su trabajo.
-…..
-Qué vergüenza sentiría mi padre al verme así- Pronuncie. –Prisionera en mi propio castillo, traicionada por mis propios guardias y atada como un animal para sacrificio- mi voz se había llenado de rabia.
Un fugaz relámpago inundo la habitación y la efímera luz me permitió ver a mi compañera, al igual que yo estaba colgando del techo con las muñecas encadenadas en unos fríos y oscuros grilletes que a su vez estaban unidos a unas sucias y enmohecidas cadenas.
-Qué ironía- volvía a hablar, pero mi voz temblaba.- ser princesa y que te encierren en la torre más alta de un castillo, he escuchado que es una experiencia emocionante- añadí en tono de burla para mí misma.- ojala mi valiente caballero viniera a salvarme. Pero no creo que lo haga porque esta vez nadie le aviso que tenían planes de raptarme- sin darme cuenta ahora lloraba, las lágrimas caían de mi mejilla amargamente.
-¿Te acuerdas Impa?..- dije tratando de no descomponer la voz.- como sus rubios cabellos se agitaban con el viento y como su espada era tan veloz como el rayo.
-Si,…. Me acuerdo- dijo ella con nostalgia- Princesa, Lamento tanto que nos haya mentido, pero seguramente tenía sus razones- termino de hablarme con voz lamentosa.
-Lo extraño tanto, aunque su recuerdo me duele me hace bien para no pensar en otras cosas.- La última vez ni siquiera nos dijimos adiós.
Esas fueron mis últimas palabras del día, los ojos se me cerraron por el cansancio y cuando desperté nuevamente las lágrimas corrían por mi rostro, había tenido un sueño horrible de cierto recuerdo que había acontecido hacia unos días o más bien dicho había recordado durante el sueño, el día en el que tomaron el castillo, habían golpeado fuerte y rápido sin siquiera darnos oportunidad de reaccionar.
Ese día también llovía por lo que Impa y yo habíamos decidido posponer nuestras prácticas de magia en el jardín, en lugar de eso habíamos decidido que sería agradable leer en la biblioteca del castillo recién remodelada después de casi dos años de estar en completo abandono por mi parte.
-Dos tazas de té por favor- pronuncio mi mentora ante la pregunta de una sirvienta.
-El mío que tenga doble azúcar- replique antes de que ella se marchara.- Me gustan las cosas dulces- añadí a pesar de la mirada inquisitiva de Impa.
La sirvienta asintió y se marchó de manera rápida.
-Princesa sabe que no debe hacer eso, no es correcto ¿Qué pensaría su padre si la viera con esos malos hábitos?, de seguro ahora mismo me está reclamando desde su tumba.
Suspire de manera un poco turbada, no me agradaban ese tipo de comentarios.
-Ya basta- refunfuñe levantadme del cómodo mueble real que hasta entonces me había albergado - quiero que comencemos con historia antigua- dije tomando uno de los libros que se encontraban en una estantería cercana.
-Qué extraño, la verdad sería mejor comenzar con algo de política, después de todo en algunos años el concejo se retirara de su puesto provisional para que usted asuma las responsabilidades del reino.
-No, no…no hoy, quiero sentirme cerca de él- susurre casi para mí misma aunque sabía que ella me había escuchado perfectamente.
Volvía a mi lugar y entonces entro la sirvienta con una bandeja de plata que contenía las dos tazas que antes habíamos ordenado, lo cual me pareció muy extraño, mire a Impa con desconcierto y ella simplemente se encogió de hombros, ¿A caso eso no había sido demasiado rápido? Ojala hubiera atinado a reaccionar como era debido, pero tanto Impa como yo decidimos ignorar aquel extraño suceso.
"Tal vez tiene piernas muy ligeras" pensaba mientras me sentaba nuevamente en mi lugar, Impa por su parte se había apoderado rápidamente de su bebida y justo cuando yo estaba decida a hacer lo mismo ella me miro con mirada acusadora.
-No me mires así.
Entonces ella carraspeo
-Definitivamente, vas a hacer que la bebida me sepa mal.
-Princesa- dijo con autoridad-, si se atreve a beber esa azúcar con agua dé por seguro que la castigo tres semanas.
Bufe de manera molesta ante el comentario, la bebida sí que me había sabido amarga sin siquiera llegar a probarla.
-Sea educada y ordene nuevamente- añadió llevándose la taza nuevamente a los labios- y esta vez hágalo correctamente.- puso la taza en la mesa y estiro la mano para tomar el libro de historia antigua, lo ojeo de manera vaga y después se paró lentamente intercalando miradas entre la sirvienta y mi persona.- que sea media cucharada de azúcar.- le dijo de manera autoritaria mientras yo disimulaba mi cara de asco.
-Si, tráigame agua de hierbas por favor.- añadí de forma divertida al tiempo que volteaba a ver a la sirvienta, esta no se había movido ni un centímetro de su lugar.
-Maldita sea
-¿Que?- dijimos mi tutora y yo casi al mismo tiempo cuando escuchamos la voz de aquella muchacha.
La sirvienta temblaba de ira y cuando nos dirigió la mirada ésta estaba llena de odio. De un momento a otro no entendía lo que estaba pasando. Impa profirió un fuerte grito de dolor y soltó el libro que llevaba en los brazos.
-¡Impa!- grite al ver como caía al suelo y se retorcía como animal herido.
La sirvienta reía de manera enajenada – Al menos la Sheikah está fuera del camino- Pronuncio mientras se acercaba lentamente hacia mí.
-Princesa.- pronuncio mi compañera de manera raída mientras luchaba por mantenerse consiente.
-¡Quien eres!- grite con voz enfurecida al ver lo que le habían hecho a mi tutora, retrocedí lentamente y me prepare para lanzar un hechizo de ataque.
De pronto aquella risa se había vuelto un sonido desquiciante.
-Princesa, no puedes detenernos- había pronunciado con una extraña voz gutural, una voz parecida a la de un demonio.
Comencé a pronunciar mi hechizo, estaba decidida a deshacerme de aquella intrusa y en ese instante los soldados del castillo hicieron su aparición, como era de esperarse estaban bien armados, dos de ellos corrieron a mi lado y al sentirme segura deje mi posición defensiva.
-¡Arréstenla!- grite con autoridad.- ¡Enveneno a Impa!
Los soldados sacaron sus armas… pero no la rodearon como yo esperaba, la extraña criatura rio nuevamente.
-Arréstenla- Pronuncio con su extraña voz
-¿Qué?
De repente sentí como me daban un fuerte golpe en la cabeza, no entendía que era lo que pasaba, la vista comenzó a nublárseme y lo último que vi era la extraña sonrisa en la cara de mis soldados, a la lejanía escuchaba como Impa gritaba mi nombre.
-Que tonta soy- dije tratando de quitarme el recuerdo di mi cabeza.
-Más tonta soy yo- escuche que ella pronunciaba.- como pude tomarme el veneno paralizante sin darme cuenta.
-Al menos tú tienes una excusa, yo me deje engañar tan fácilmente, ¿Cómo pudo pasar esto?- dije quejándome por el dolor que sentía en el cuerpo.
Llevábamos días encarceladas y era normal que alguna comenzara a quejarse, en efecto era yo la primera, aunque eso se debía a que podía sentir todo aquello cuanto acontecía, Impa en cambio seguía bajo el efecto de aquella extraña cosa que le habían hecho beber.
-Para qué demonios me dejaron viva- pronuncio de manera amarga.
-Seguramente necesitan rehenes.- le conteste.- sé que no te has dado cuenta porque tu condición no te lo permite.- hice una pausa y decidí continuar, aunque lo que estaba a punto de decir no cambiara nada sentí la necesidad de decírselo.- han revuelto el castillo por completo, si estuviera en su poder ya lo habrían volteado de arriba abajo…ESTAN, BUSCANDO ALGO. Algo que no encuentran pero que saben que tenemos- me detuve unos momentos porque mi voz se había vuelto un nudo en mi garganta.- Cuando se cansen de buscar de seguro que vienen hacia acá para tratar de sacarnos información.
Impa alzo la mirada como pudo para mirarme.
-Saben que no soy capaz de dejarte morir- añadí con tristeza y después vire mi mirada hacia arriba buscando mi mano derecha con insistencia, comenzaba a sangrar debido a la fuerza ejercida por los grilletes, entonces cerré los ojos rápidamente antes de sentir nauseas, el color mortecino de aquella parte de mi cuerpo comenzaba a desagradarme, después suspire con alivio porque a pesar de que mi mirada había sido rápida comprobé la única cosa que me importaba, mis guantes de seda seguían en su lugar.
-Nayru, por favor dame fuerzas para que no la encuentren.
Impa comprendió la razón de mis suplicas y agacho nuevamente la mirada esta vez con algo de miedo.
-¿Quiénes serán?- pronuncio con mucho esfuerzo- ¿Quiénes pueden ser que conocen el secreto de esa existencia?
Ambas nos quedamos pensativas, después de Ganondorf ninguna de las dos conocía a alguien que quisiera apoderarse de aquella cosa.
-No, es imposible.- me dije a mi misma en voz alta.- él está muerto, muerto.- repetí tratando de convencerme.
-Princesa.- mascullo Impa con dificultad.- ¿Y si no lo estuviera?
Sus palabras me llegaron como un puñal por la espalda. Enmudecí y sentí frio al tratar de armar aquella idea en mi cabeza.
-Entonces…
-Entonces?
-Todo habrá terminado.- pronuncie casi como un susurro.- Ya no hay nadie que pueda detenerlo en este mundo.- añadí volviendo a sollozar, ahora el recuerdo de esos ojos color zafiro me era mucho más doloroso.
Entre la oscuridad de aquella tormentosa noche me aferre a mis recuerdos intentando no caer en la locura, el sonido de la tormenta afuera del castillo era cada vez más fuerte "Seguro es un huracán" pensaba tratando de evadirme a mí misma, los truenos se habían vuelto más sonoros y el viento azotaba con más violencia haciendo que la única ventana de la habitación vibrara de manera constante.
"Por favor no te detengas", le susurre a la tormenta en mis pensamientos, por alguna razón no deseaba quedarme en silencio. El agua comenzaba a filtrarse cada vez más y más, mi cabeza había comenzado a dolerme seguramente ahora me estaba reclamando el exceso de humedad en ella.
-Maldita sea, solo falta que se rompa la ventana- esta vez lo había pronunciado en voz alta, Impa me miro inquisitivamente como era lo esperado.
-Un mes.- mascullo entre la oscuridad.
-Que sean dos- masculle de la misma manera, ahora que más daba.- Te aseguro que me sentiré en la gloria.
-O mejor….- había comenzado a pronunciar cuando un ruido estruendoso lleno la habitación
Todo paso tan rápido que no entendí como era que había ocurrido, la ventana estallo como si alguna clase de misil la hubiera atravesado, en instantes sentí un fuerte dolor sobre las rodillas y después me di cuenta de que aquello era ocasionado porque me encontraba en el suelo, balancee mi cabeza de un lado a otro tratando de recupérame y en el intento me lleve instintivamente una mano hasta la frente tratando de mitigar el dolor.
-Que no… sea… ninguno.- termino ella su frase con voz anonadada
¿Una mano en mi frente?...
-¡Por las diosas!- grite del asombro mirando a mi compañera todavía encadenada.- ¡estoy libre!
-Shhh- me chito de manera rápida
Y de repente lo entendí, el ruido de la tormenta era tan fuerte que seguramente los guardias del castillo todavía no se habían percatado.
-No te preocupes te libero en seguida.- le dije en voz muy baja.
-¡No!- gruño de manera efusiva- Corre.
-¿Qué!
-¡Que corras!
-No puedo dejarte….- le reclame, pero ella no me permitió continuar.
-No puedo moverme, por favor no pierdas tiempo, si de verdad te importo Huye, huye y busca ayuda.
El corazón se me estrujo, me levante del suelo como pude y mire la tosca puerta de madera que nos mantenía cautivas, algo me había liberado de manera inesperada pero…
-Es probable que se trate de una trampa.- murmure con la mirada baja.- pero si no es ahora no será nunca.- añadí con voz severa levantando mi brazo derecho y apuntado hacia mi próxima salida.
Impa sonrió.- Que las diosas guíen tu camino.- eso fue lo último que le escuché decir.
-Spiritu Ardoris*- el hechizo salió de mi boca de manera fluida como si todo mi cuerpo supiera que de eso dependía mi vida.
La puerta había estallado en pedazos, afortunadamente aquel conjuro era básico, simple y poderoso por lo cual no había necesitado de mucha magia para realizarlo y que saliera bien, bueno más o menos porque no se suponía que la puerta estallara y lo malo era que el ruido había sido sumamente estruendoso.
Baje corriendo las escaleras y cruce aquellos pasillos que me conocía de memoria, ahora tenía dos cosas muy claras en mi mente, la primera era que tenía poco tiempo pues a pesar de la escandalosa tormenta seguramente los guardias ya se había dado cuenta de mi escape porque nadie, absolutamente nadie, hubiera sido capaz de ignorar tremendo ruido. La segunda cosa era que mi huida no había sido accidental, algo o alguien la había provocado y eso me ponía de nervios al pensar que posiblemente en pisos más abajo me estuviera esperando una sorpresa y no podía asegurar que fuera un aliado.
-Si alguien se enteró de su existencia es posible que existan otros seres tratando de obtenerla.-
Vire a la derecha en el siguiente pasillo, bajar iba a ser toda una tortura si por fuerza debía pasar por el recinto principal el cual me figuraba repleto de guardias traidores.
-Si dejo que me atrapen, Hyrule se verá inmersa en una lucha de poderes.- me dije corriendo aún más rápido con todo lo que mis piernas me permitían, había estado colgada tanto tiempo que apenas si podía sentirlas y el hecho de que estuviera corriendo en ese instante de seguro se debía a algún milagro de la adrenalina que circulaba incesantemente por mi cuerpo.
-La Princesa se ha escapado ¡búsquenla!- escuche una voz sonora pero vieja. El corazón casi se me detuvo del susto y me pare en seco.- Montón de inútiles, como pudieron permitirlo.- otra voz sonaba igual de vieja pero tenía un timbre diferente.
-Diosas.- camine en otra dirección rápidamente, buscando mentalmente otra salida, tratando de visualizar el mapa del castillo en mi cabeza pero de un momento a otro el miedo lo había desfigurado totalmente.
Gire a la izquierda y volví a correr pero ya no sabía a donde iba y cuando menos lo pensaba me di cuenta de que por milagro alguno había descendido hasta el segundo piso.
-"Un poco más".- pensé casi al límite de mis fuerzas.- "Por favor piernas un poco más".- suplique a mi propio cuerpo mientras andaba por un pasillo lleno de ventanales que miraban hacia el exterior, desde ahí pude ver la verdadera furia de la tormenta que era indescriptible y amenazante. Sumergida en mis propios pensamientos y cegada por mi desesperación no me percaté de que delante de mí se movían tres sombras gigantescas y justo cuando alcanzaba el final del pasillo el piso se movió bajo mis pies.
Algo muy pesado había caído delante mío, me despabile rápidamente y enmudecí al ver a los tres enormes Lizalfos que ahora me bloqueaban el paso.*
-¿A dónde va la princesita?- dijo uno con malicia mientras sus escamas verdes relucían con la luz de los relámpagos.
-A ningún lado querido Cronos.- bramo otro dejando ver su cola con terminación de bola de hierro, su cara llena de escamas rojas y sus brillantes ojos amarillos.
-¡Hiperión! Haz tu trabajo.- gruño el ultimo que era más pequeño que el anterior pero que se notaba poseía cierta autoridad.
-Si Ceo, lo que digas- contesto el Lizalfo rojo casi haciendo reverencia al de color azul, y de un momento a otro alzo su pesada cola y la dejo caer en sobre el suelo.
El suelo tembló de manera espantosa y perdí el equilibrio al instante, cerré los ojos unos instantes y cuando los abrí el Lizalfo color azul estaba enfrente mío.
-Insignificante pero escurridiza.- dijo con una malévola sonrisa.- No quiero que esas dos brujas chifladas nos maten. Tendremos que córtale las piernas, así no podrá volver a escapar.- añadió dejando ver su escamosa cola la cual a diferencia de la del otro Lizalfo terminaba en una especie de guadaña.
Intente levantarme rápidamente pero las pocas fuerzas que hasta entonces me acompañaban ya se habían marchado.
-Por favor no.- dije con lágrimas en los ojos al percatarme de que no me podía mover más.
El Lizalfo verde y el rojo se echaron a reír ante mis palabras.
-Dile adiós a tus amigas.- me susurro el que estaba enfrente de mí.
El corazón se me detuvo unos instantes y como si el tiempo transcurriera en cámara lenta vi al enorme reptil blandir su arma contra mí. De repente se escuchó un sonido atronador, pero no eran mis piernas siendo destrozadas, uno de los ventanales se había roto y cuando mire en esa dirección vi como un gancho con cadena atravesaba la estancia de manera fugaz pero precisa quedando enganchado en uno de los pilares que había justo a mi lado y que servían de decoración en aquel lujoso pasillo. El Lizalfo retrocedió hacia atrás instintivamente y cuando viro la mirada se vio emboscado por una figura encapuchada que venía sujeta a aquella misteriosa cadena.
El reptil gruño cuando sintió el golpe, se viro hacia su atacante pero antes de que pudiera hacer algo el misterioso encapuchado saco un arco con flechas y le acertó una en el ojo derecho.
Los otros dos confundidos por la sorpresa del momento se quedaron paralizados.
-Ceo- gruño el Lizalfo rojo cuando salió de su sorpresa y en menos de lo que cata un cuco ambos Lizalfos estaban al lado del que había caído.
-Imbéciles.- Gruño el Lizalfo herido.- no dejen que se esca…
Pero la frase fue acallada por una tremenda explosión, el encapuchado había lanzado una bomba sobre ellos y los despistados reptiles apenas si se habían dado cuenta.
Me quede helada viendo aquella escena y cuando menos imagine mi cuerpo estaba lejos del suelo, el misterioso intruso me tenía entre su brazos y bajo la refulgente luz de los relámpagos pude ver un par de ojos rojos y un brillante cabello negro azabache que hacia juego con su oscura capa.
-¡Suéltame!- grite asustada
Pero él sonrió e ignorando mis esfuerzos por liberarme alzo la mano en donde traía el gancho y lo apunto hacia el ventanal roto.
Terminamos volando por el aire impulsados por aquella rara herramienta, sentí como el gélido viento golpeaba contra mi rostro y por alguna razón me aferre a su cuello, abrí mis ojos que hasta el momento habían permanecido cerrados y pude ver como debajo de nosotros se extendían los jardines del castillo. La cadena de aquel gancho se extendía mucho más allá de eso y en un abrir y cerrar de ojos estábamos fuera del castillo.
-¡Suéltame!- volví a repetir efusivamente una vez que lo vi tocar tierra firme.
No sabía con certeza si era o no mi enemigo y a pesar de que no sentía peligro alguno decidí no arriesgarme, solo podía recordar lo que había pasado en el castillo hacia solo unos días.
-No volveré a caer en eso.- dije al tiempo que le daba un golpe con el codo en el estómago.
El extraño me soltó y prolifero un sonido lastimero, y entonces me eche a correr como loca, no sabía ni a donde iba pero no pensaba detenerme.
-Espera.- escuche que me llamaba por detrás, la voz me había sonado muy familiar pero con el miedo que sentía, el aullar de la tormenta y el sonido de los truenos no estaba segura de si era real o si había sonado lo suficientemente distorsionada como para hacerme creer que lo conocía.
-¡Princesa Zelda!.- volví a escuchar que me gritaba, pero no me detuve y al no hacerlo el extraño hizo sonar un chiflido realmente sonoro, me sorprendí a misma al percáteme de ello pues de verdad debía de haber sido fuerte para pasar por encima del ruido de la tormenta.
Y después de eso una sombra enorme salió de unos matorrales cercanos haciendo que me detuviera en seco, parpadee un par de veces y entonces lo distinguí con claridad era un corcel Negro como la noche.
-¡Detenla!- grito la voz detrás de mí.- Y de inmediato el caballo se paró en dos patas cortándome el avance.
No podía seguir, eso estaba más que claro. Solo quedaba una cosa por hacer y me vire para hacerle frente a mi perseguidor pero para ese entonces él ya me había alcanzado y sujetado por el brazo izquierdo. Hice lo que tenía que hacer alce mi mano derecha y entonces el sonido fue atronador tanto o más que los propios truenos que en ese entonces nos acompañaban.
Lo primero que se me había venido a la mente al sentirme presa fue, evidentemente…, darle una buena cachetada, no sabía si funcionaria así que me sorprendí a mí misma cuando vi que daba resultado y el encapuchado se tambaleaba hacia atrás por el impacto. Rápidamente y como pude vocifere un conjuro.
-¡ REPULSIO* !- era un hechizo débil pero mi magia no daba para más, aun así mi perseguidor salió volando al contacto con el viento mágico que producía y termino en el suelo a un metro de donde yo estaba.
Me acerque rápidamente, porque sabía que no podía correr pero ahora que estaba en el suelo podría defenderme.
-¡Quién eres!.- brame con toda la autoridad que pude tratando de no desmayarme mientras lo amenazaba con el mismo conjuro con el que había hecho volar la puerta de mi celda.
-¡Espera!.- vocifero de tal manera que su voz nuevamente me confundía. -¡ESPERA SOY YO!- dijo esta vez gritando
Le clave la mirada de manera profunda.
-¡SOY YO!, ¡SOY LINK!.
Me quede pasmada al escuchar el nombre ¿Link?, imposible, no podía ser posible. El extraño se levantó lentamente. Mis ojos se cruzaron con los de él, para entonces ya se le había caído la capucha.
Continuara….
N.A.:* Spiritu Ardoris , bueno literalmente significa "Espiritu ardiente" o "El espíritu ardiente" en su defecto es un hechizo de fuego, y como bien dice Zelda no se supone que exploten las cosas pero ella no sabe muy cómo controlarlo jajaja
*Los tres hermanos Lizalfos, son unos de mis OC preferidos aquí los presento en el primer capítulo pero originalmente fueron concebidos para mi otro fic el de "Camino a Hyrule". Van a aparecer a lo largo del fic en varias ocasiones asi que aquí les dejo sus nombres y una pequeña descripción acerca de ellos.
-El Lizalfo Verde: se llama Cronos tiene un misterioso poder escondido aunque es muy torpe para utilizarlo. Es el más joven de los tres hermanos Lizalfos y en ocaciones es… como decirlo, "Impulsivo"
-El Lizalfo Rojo: Su nombre es Hiperion y es un Lizalfo que utiliza la fuerza bruta en todo lo que hace.
-El Lizalfo Azul: Su nombre es Ceo es el hermano mayor y siempre demanda respeto, creo que ya se dieron cuenta de que es un poco impetuoso.
*Repulsio, significa repulsión y es un hechizo de viento. A Zelda le gusta utilizarlo de vez en cuando.
Los comentarios:
Bueno tenía planeado hacer un prólogo para la historia… y de hecho, lo hice, pero después de pensarlo, repensarlo y rerepensarlo (xD) me dije a mi misma ¡No!, valla, es que no lo necesita porque estaba muy bien tal y como lo había empezado así que por ese motivo he tirado directamente el capítulo 1.
Quisiera comentar algo de la naturaleza de este fic pero eso sería hacer SPOILERS, y eso a mi me choca así que me los ahorrare para el capítulo tres cuando ya no exista ese problema.
*Los hechizos que voy a utilizar en este fic no tienen nada de especial, la mayoría son palabras obtenidas del latín y otras solamente son palabras que en su momento me sonaron kawaii jajaja. De todas formas al igual que en este capítulo voy a estarles poniendo los significados. No creo que se pierdan porque la cosa esta bastante clara pero de todas formas lo voy a hacer por si acaso.
Sin más por el momento espero que les haya gustado, el siguiente capítulo lo publico en 15 días y después decido si la publicación se queda quincenal o si la vuelvo mensual como la de Camino a Hyrule. :)
