El difícil aceptar aquellos cumplidos cuando sabes que aquellos no van dirigidos a ti. Cuando sabes que van dirigidos a aquella mascara que tanto odias. Y cuando sabes la cruel realidad del mundo.

''La vida es solo una obra ridícula, interpretada por actores cuyos rostros estaban cubiertos por máscaras y antifaces''

Porque el Hideki Sohta que todos conocen…

No era el verdadero…

Ahora miraba al espejo y podía encontrar a un hombre vestido de traje, que lo observaba con mirada seria y resuelta. Parecía tener éxito en la vida.

Lástima que aquel hombre era falso, una mentira.

Cuantas habían sido las veces en las que habían pensado en quitarse aquella mascara que tanto detestaba? Habían sido muchas… mi pobre conciencia estaba segura de ello.

Pero de solo imaginarme aquellos rostros cubiertos de temor, cuyas miradas sorprendidas me observaban con temor, aquellos cuerpos temblando mientras retrocedían con lágrimas en los ojos. Porque simplemente, ellos no podrían aceptarme por quien realmente soy.

Porque la única persona que lo había hecho, había sido aquella chica de cabello verde manzana, cuyas manos suaves aún recuerdo. Su primera amiga, su primer amor y su primer corazón roto.

Los años habían pasado ahora él ya la había olvidado, quizás jamás olvide aquello por lo que había pasado. Lo mantendría como una marca, una herida de guerra. Y continuaría con el guión.

El show debe continuar.

El profesor salió de aquel baño luego de echar una última mirada a su apariencia tan superficial. Camino por los pasillos escuchando los murmullos y halagos de los alumnos. Interiormente se preguntó si alguno podría descubrir al verdadero Sohta, perdido en algún vacío en sus ojos. Pero solo recibía aquellas miradas de admiración que tanto le molestaba.

Miró hacia la puerta de la escuela. Había un hermoso día y el sol brillaba como nunca. Pero su humor no era el que todas las personas parecían tener hoy.

Camino con la mirada baja y pasos lentos. Como si llevara un peso inmenso en sus hombros. El peso de su máscara.

Ya no tenía las fuerzas para seguir fingiendo.

La máscara estaba cayendo.

Y con una lágrima recorriendo su mejilla, la máscara se deslizo por su rostro hasta caer en el suelo, rompiéndose en mil pedazos.


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By: Shadow