Mis amadas premoniciones.

Otra vez esa mirada ausente, viendo fijamente a algo sin prestarle la más minima antención.
Era otra de esas premoniciones que tanto detestaba, que la atormentaban desde que era humana y se habían hecho más potentes cuando se trasnformó, siempre iguales: borrosas e impresisas, nunca confiaba en ellas por que podian cambiar y por eso las aborrecia, pero esta vez algo la asombró, ésta visión era diferente, era más clara de lo normal.
Veia a dos hombres en medio del bosque, uno delgado con alborotado cabello cobrizo y el otro fortachón de rizos negros, ambos guapos y con ojos dorados. Edward y Emmett Cullen eran sus nombres. La miraban con asombro y desconfianza, pero ella no era el motivo de esas miradas, era él, su acompañante...
Otra visión interrumpió inesperadamente la anterior y ésta era aun más clara, más real.
Vió a un joven alto cubierto de cicatrices de combate, con cabello ondulado y rubio y con unos grandes ojos color negro que dejaban ver confusión en su interior. Él caminó hacia esa solitaria cafetería, donde ella estaba. Ella no esperó, se bajó de un salto del taburete de la barra y fué directamente hacia él.

— Me has hecho esperar mucho tiempo —dijo ella, sonriendo.

— Lo siento, señorita — él le contestó con un marcado acento sureño, devolviendole la sonrisa.

Y sin alguna explicación, se tomaron de la mano.

Tan rápido como vino, la visión se desapareció.
Alice habia encontrado eso que tanto buscaba, su familia... los Cullen, esas extrañas criaturas de ojos topacio y a Jasper, él hombre con quien tal vez pasaria el resto de su eternidad.
Ella sonrio con entusiasmo y sin pensarlo echo a correr, ¿a dónde? hacia donde sus amadas visiones la llevaran.


Siempre quise escribir algo de este fandom, pero la inspiración no llegaba.
Es mi primer escrito de Twilight ¡Acepto críticas y consejos!

~ Sarah.