Ok, yo sé que suena cursi y todo pero créanme, no lo es tanto. Supongo que está buena la historia (porque la hice yo, claro) y algunas veces está muy… rara, pero sólo apóyenme xD

Jajajaja

Que la disfruten:

No lo hagas

1. Una mala cita

-¡Ring, Ring!

-¡Yo contesto! –Dijo Harry –Hola Ginny.

-¿Qué onda?

-Nada aquí, ¿tú?

-Nada… mmm… ¿planes para hoy, galán? –preguntó Ginny pícara.

-Mmm… al parecer no.

-Claro… ¿con quién se irá Cho ahora?

-La verdad no sé… quizá se porta bien hoy.

-¡Vamos, Harry! ¡Deja de mentirte! ¡Cho te engaña cada 15… no, 10 minutos!

-Ginny, el que la haya cachado una vez no significa que…

-Desengáñate y dime con quién fue.

-Correcto. Creo que ahora es con su jefe, un tal David Rodríguez –se rindió Harry. Sacó la bolsa de palomitas del microondas y se sentó en el sofá prendiendo la televisión.

-¿con que así fue como ganó su último empleo? Sigo pensando que debes terminar con esto, Harry.

-Déjalo –dijo Harry con desgana -¿Cómo va todo por allá en la Madriguera?

-¡OH! Bien, gracias. Mamá te manda saludos. ¿Qué tal Ron?

-Bañándose… creo que ahora es más aseado desde que Hermione trabaja en el mismo piso. La otra vez lo regañó. Dijo que no quería llevar a un novio cochino a todas partes. Fue genial.

-Jajaja –dijo sarcásticamente Ron saliendo del baño –te escuche ¿sabes?

-Lo siento –contestó Harry.

-Mmm… no dudo que Ron esté más limpio –dijo Ginny riendo.

-Ni yo, amiga. Ni yo. Es increíble que Hermione haya alcanzado su propósito de la "peddo".

-Ahora tendremos trabajo doble.

-¿Por qué?

-Tú eres su secretario o algo así, Ron es su tesorero… o algo así –añadió riéndose –y yo soy su asistente.

-¿Asistente?

-Sí –dijo Ginny orgullosa -, me dio algo mucho más importante que ustedes dos juntos.

-Te felicito –dijo sinceramente Harry. Se rieron y después se quedaron callados unos minutos.

-¿Sabes? Hoy nos hemos reído mucho. Y repetimos demasiadas palabras. Que vocabulario tan inculto tenemos. Por eso los países no progresan.

-Buen punto.

-Tengo una idea –dijo Ginny. Estaba comiendo jícama con limón y chile. Se lamió los dedos. -Tendremos una palabra del día… y la tendremos que repetir mucho.

-OK. La de hoy es "imbécil".

-¿Por qué?

-Porque el imbécil de Ron acaba de cambiarle de canal... ¡Auch! Y me acaba de pegar –explicó Harry sobándose el hombro.

-Que tipo tan imbécil.

-¡oye, funciona!

-Claro que funciona. ¿Acaso alguna de mis ideas brillantes no ha funcionado?

-Cuando planeamos ponerle a Cho una chinche en su silla no funcionó.

-Tú mismo lo dijiste: planeamos.

-¡Fue tu idea!

-Hubiera funcionado si Ron se hubiera sentado en donde le tocaba.

-Tienes razón. Tengo ganas de llevarla a un campamento y ponerla en el lago cuando duerma con su colchón llena de hormigas de las grandes que pican.

-¡Estas viendo "Juego de Gemelas" en Disney Channel! Amo esa parte. Pero hablando en serio. Lo que en verdad deberías hacer es cortarla en vez de otro de mis brillantes planes.

-¡Hey, este fue mi plan!

-Pero… -dijo Ginny. Entonces se pegó en la frente. -¡Dios! ¿Qué hora es?

-Mmm… Creo que las 6:46… no 47.

-Ok, gran diferencia. Bueno, me tengo que ir, Harry. Michael me viene a recoger a las 7 y aún no estoy lista. Como sea… es un tipo tan imbécil.

-¿Por?

-Es un fanático de Dragon Ball Z y me llevará a la premier de la película o algo así.

-Si te molesta, ¿Por qué no acabas con él?

-No tengo idea. Bueno, me voy, Harry.

-Claro… que te diviertas.

-Lo intentaré…Adiós.

-Bye.

Harry y Ginny llevaban una relación muy estrecha. Los mejores amigos. Ninguno podía vivir sin hablar con el otro. Llevaban su vida propia pero, con el tiempo, se volvieron algo más que amigos. Hermanos. Era como si cada quien tuviera su horrocrux en el otro. Por otro lado, Ron y Hermione eran novios. Cuando Ron y Hermione no estaban besándose, hablaban de sus cosas o, como en los tiempos de antes, peleando por cosas insignificantes para después terminar besándose de nuevo, por lo que Ginny y Harry aprendieron a llevarse bien. Ginny trabajaba en un restaurante muggle martes, miércoles y jueves y cuando un jugador de quidditch se lesionaba o enfermaba lo sustituía temporalmente. Harry y Ron eran aurores. Hermione trabajaba en su oficina en las afueras del ministerio defendiendo a los elfos domésticos. Ya había reunido 589 afiliados; impresionante.

-¿Terminaste de hablar? –preguntó Ron agarrando palomitas.

-Sí –dijo Harry, también agarrando palomas.

-¿Te dijo algo de Michael? –preguntó Ron. Siempre preguntaba lo mismo. Harry procuraba no decir nada como buen amigo, pero siempre lograba salir –Vamos, Harry. No voy a hacer nada estúpido. ¿No la lastimó, o sí?

-¡No seas imbécil! Si fuera así, tú y yo lo hubiéramos llevado a Francia con caníbales.

-Peor… lo hubiéramos llevado con tía Muriel –dijo Ron con una sonrisa –Bien, ¿Qué te dijo de él?

No, nunca pararía. –Dijo que saldrían hoy. ¡Eso es todo! Vamos… ¿me crees?

-No. Como sea, todavía tengo Veritaserum.

Harry hizo una mueca. –No me gusta que hagas eso… Es como si me violaran. Sabes, Ginny se enojó cuando supo que te había dicho que Michael había hablado de matrimonio.

-No se enojó contigo, se enojó conmigo. Me hizo beber Veritaserum para saber si me lo dijiste por ti mismo.

-Con que viene de familia, ¿eh?

-Exacto –dijo poniendo el canal de pesca –Jajaja, ¡Que tipo tan tonto! ¡Fácil puede usar un hechizo convocador! Jajaja.

-Eso nos hace valorar la magia, colega –dijo Harry cambiándole de canal mientras Ron se retorcía de risa al ver al señor esperar como tarado a que el pez atrapara la carnada.

WwWwWwWw

¡Ding, dong!

-¡Ya voy! –exclamó Ginny. Abrió la puerta. Ahí estaba con su cabello del tal "Gokú" de su caricatura. ¡No, por favor! Se atrevió a usar su traje del mismo muñeco. Y… ¡Problemas! Trae un traje en sus manos.

-Hola, dulzura –la besó en los labios y le puso el traje en sus manos –Quiero que lo uses… No pensaras ir así… ¡Vamos a la premier!

-Claro… pero… genial –Ginny lo tomó en sus manos y subió.

Se quitó los jeans y su remera de un tirón y vio el traje. Era de lo más estúpido… que vergüenza daría que la vieran. Esperaba que no pararan en ningún lugar. Definitivamente llevaría su celular por si tenía que optar su plan de rescate. Se puso rápidamente el traje y se soltó el cabello. Al bajar Michael aplaudió. Ginny hizo un esfuerzo por no poner los ojos en blanco y posó.

-Te ves maravillosa.

-Gracias… tú… también –se volteó y maldijo por lo bajo.

-¿Qué decías? –dijo Michael mientras le abría la puerta del carro.

-Nada… absolutamente nada –respondió y le devolvió una sonrisa. Por debajo del rostro se pudría de pánico.

WwWwWwWw

¡Ring, ring!

-¿Bueno? ¿Ginny? Creí que estabas con Michael.

-No hables, escucha. Agarra un pedazo de pergamino y una pluma porque te voy a decir en dónde estoy.

-¿Qué? ¿Te hizo algo ese imbécil cara de…?

-¿Qué te dije, Harry?

-Claro, lo siento. Un minuto.

-Apresúrate. Michael no tarda en venir del baño… ¡Oiga, oiga, deje de escuchar y póngase a ver la película! –dijo Ginny refiriéndose a un señor junto a ella.

-Eso fue… raro. Estoy listo.

-Bien estoy en la premier de Dragon Ball Z… ¿sabes dónde es?

-No.

-En el cine de siempre. Sala 7. Penúltima fila, octavo lugar, ¿entendido?

-Sí. Espera. ¿De la pantalla para atrás o de atrás para adelante?

-De la pantalla para atrás.

-Claro, nos vemos.

-Apresúrate. ¡OH! Lo olvidaba, tráete la capa invisible.

-¿Puedo preguntar porque?

-¡No! – y Ginny colgó.

Harry levantó de un tirón a Ron, que estaba dormido.

-¿Qué pasa?

-Damisela en peligro –se limitó a decir Harry mientras agarraba la varita.

-¿Ginny?

-Exacto. Al parecer está practicando su plan de rescate de nuevo.

-¿Tú? –preguntó Ron divertido.

-Exacto, vámonos.

WwWwWwWw

Michael se acababa de sentar junto a Ginny. Ésta rezaba por que Harry no tardara en llegar y que no trajera al imbécil de Ron. Lo de la palabra del día funcionaba. Sonrió.

-¿Por qué sonríes? –preguntó Michael con su voz que pretendía ser coqueta. Por sexta vez en esa noche trató de poner una buena cara.

-La película esta muy buena –respondió.

WwWwWwWw

-Que lleno está. ¿Por qué vendrían a ver una estupidez como…? ¿Cómo dices que se llama?

-Creo que Bolas Z o algo así. Pero no tiene nada de raro. ¿No has venido a una premier de un tal Larry Potto?

-No, ¿tú si?

-No, pero lo veo por televisión. Vamos, aquí hay un lugar. Hay que ponernos la capa invisible, Ron.

-Sabes, cada vez parecemos más muggles.

WwWwWwWw

¿Por qué tardaban tanto? ¿Les habrá pasado algo? No, Ginny, no pienses eso. ¡Sí! Ahí estaban. Ron la agarró por la muñeca. Michael la agarró por la otra. ¿Por qué tenía que arruinar todo?

-¿Adonde se la llevan? –preguntó.

-Cita con el dentista –respondió Harry. Michael se desconcertó y, sin darse cuenta, la soltó. Harry aprovecho y se metieron debajo de la capa invisible.

-¿Adonde fueron? –preguntó Michael. Se encogió de hombros y miró a la chica que tenía a lado sonriéndole.

-Y todavía coquetea con otra chica… patético –susurró Ginny mirándolo con asco.

-No, es imbécil –corrigió Harry.

-Sí…

-Bien, ahora, vámonos –apuró Ron.

Al llegar al carro Ron le echó una ojeada a Ginny. Dio una carcajada. Harry la miró y estuvo apunto de reírse cuando:

-Dime que tú tampoco te reirás.

-No, claro que no –dijo Harry reprimiendo una sonrisa y abriéndole la puerta trasera del coche. Ron alzó las cejas sorprendido. Cuando Harry se subió al carro, los otros pelirrojos ya se estaban peleando.

-Vamos, pensé que tenías dignidad –decía Ron riéndose.

-No era el plan… aparte…

-Aparte nada… eso te pasa por salir con tipos tan imbéciles.

-La palabra imbécil no la puedes usar, Ron. Es sólo de Harry y mía.

-¡Ay, ay! ¡Que infantil!

-No me hagas golpearte.

-Pues a la otra escoge mejor a tus noviecitos.

-¿A ti que te importa con quién salga?

-¡Soy tu hermano mayor!

-¡Por un año!

-¿A la madriguera, Ginny? –la interrupción de Harry hizo que éstos dos se callaran. Ginny se recostó.

-Mamá y papá no están. Pensaron que llegaría después y fueron a cenar. Creo que desde que soy la única que vive ahí salen demasiado –respondió frunciendo el entrecejo.

-Al departamento, entonces.

-¡No! –exclamaron Ron y Ginny.

-No compartiré con Ron.

-No compartiré con Ginny.

-Eres un apestoso.

-Troll engreída.

-No dijiste eso –dijo Ginny parándose sobresaltada y empezó a jalarle los cabellos a Ron mientras éste trataba de soltarse gritando. Entonces Harry se paró en la orilla y los separó. Las ganas por echarse a reír cada vez se hacían más fuertes.

-Bien, ¿cual es el plan? –preguntó Harry.

-No tengo idea –dijeron los dos al mismo tiempo. Harry sonrió y pensó que sería una noche larga. Después de 5 minutos de silencio Ron habló:

-Que aburrido es el silencio.

-Y más si estás tú aquí.

-No dijiste eso.

-OH, sí lo dije, Ronnie cara de pony.

-¡ALTO! –Dijo Harry levantando la mano antes de que Ginny lo golpeara–Les propongo algo: Ginny se queda en nuestro departamento, Ron, y se duerme en mi cuarto. Los dos estarían separados.

-¿Y tú donde dormirías? –preguntó Ron. El caso estaba ganado. Ron ya se había convencido.

-Supongo que en el sofá.

-¡No lo permitiría! –exclamó Ginny descruzándose de brazos. –Yo me duermo en el sofá si quieres.

-No. A ti te dejamos con Hermione –dijo Ron. A Ginny se le iluminó la cara, pero de pronto se ensombreció.

-Hermione está fuera de la ciudad. Llega mañana para su conferencia de no se qué –dijo. Harry y Ginny miraban a Ron.

-Bien, –dijo –pero si te cansas, Harry, la corres de tu cuarto.

Harry prendió el carro poniendo los ojos en blanco y aceleró. No podía creer que fueran tan aniñados. Sonrió. ¡Que lindo! Al llegar al departamento Harry le dio una camisa a Ginny de él mismo y unos shorts.

-¿Qué harás con tu traje? –preguntó Harry.

-Ni lo preguntes –dijo Ginny mientras salía del baño agitándose el cabello. La ropa le quedaba grande –me lo dio el imbécil de Michael. Quería que tuviera la "atmósfera" de la caricatura.

-¿Cómo le hiciste para que te quedara el short? –preguntó Harry con curiosidad. Ginny sonrió y levantó un poco la camisa para que pudiera ver el contorno del short que estaba amarrado con una liga para cabello.–Que buen truco. Bien, saldré a ver la tele. Si quieres cenar la cocina está…

-Harry, no es la primera vez que vengo –dijo Ginny sonriendo.

-Cierto.

"Mmm…que rico olor", pensó Ginny. Se sonrojó. ¿Cómo podía pensar eso de su mejor amigo? Bueno, eso no era malo. Podía pensar que olía rico, así como él podía pensar que no estaba gorda. ¿Pero y si no se valía?

-Claro que sí se vale, amiga –dijo una voz detrás de ella, la mía.