Disclaimer: Nada mío, solo la idea. Personajes y demases pertenecen a JK Rowling. Fic sin fin de lucro alguno.
Hermione despertaba en un momento muy curioso del día. Con un suspiro suave observaba a su alrededor sin tener idea de lo que sucedía. Con una sonrisa suave también, a su lado estaba sentada una persona. El lugar olía a cigarro tremendamente y ella no sabía siquiera si estaba en donde se había quedado el otro día. Al alzar la cabeza notó que estaba en una habitación a casi oscuras. Una luz muy tenue. A su lado había un hombre y parecía que fumaba con mucha paciencia. Alzó más la cabeza y notó una nariz ganchuda y unas túnicas negras que podía reconocer perfectamente. Pero, estaba fumando. Ese no debía ser él. El hecho era que allí estaba sentado a su lado y mirándole.
- ¿Dónde estoy?- preguntó ella y aquel hombre la miró con mucha calma. El cigarro estaba a medio consumir, sobre un vaso pequeño. ¿Qué pasaba en su mundo?
- En tu hogar, con tu esposo- le dijo y ella parpadeó como tonta. ¿Cómo que esposo? Ella no estaba casada. No que recordara.
- ¿Con quién?- preguntó y Severus Snape la miró con mucha calma. Sonrió con sus desiguales dientes amarillos. Claro, ya sabía por qué estaban amarillentos. El cigarrillo.
- Con tu esposo- le dijo seriamente. Si era cierto que eran esposos, ¿por qué él no sonaba amable y cálido con ella? Aunque eso sonara ligeramente perturbador.
- Yo no estoy casada.
- Sí lo estás. Solo que no puedes recordarlo.
- ¿Y si me casé cómo es que no hay pruebas?- refutó ella, mirando el rostro de Snape. Bien, se había despertado en un cuarto desconocido. Estaba casada y lo peor del asunto era que no recordaba absolutamente nada de eso.
- Sí las hay- anunció tomando el cigarro y mirándolo con mucho detalle.
- Profesor Snape, usted no fuma.
- Sí, sí fumo...
¿Por qué no recordaba que el profesor Snape fumaba? Suspiró y miró a su alrededor. Severus solo tenía el cigarillo en sus labios y la contemplaba dese la silla. ¿Qué diablos pasaba con ella? ¿Por qué ambos estaban juntos? A qué mente retorcida se le había ocurrido que ellos dos harían una gran pareja. ¿Quizá a ella? Severus la miró con mucho detalle.
- No necesitas llamarme "profesor Snape"- le criticó- somos esposos así que las formalidades no son necesarias.
- Pero señor, usted y yo no nos casamos.
- Claro que sí, Hermione- dijo y su expresión se compuso de una manera extraña. Como si eso le agradase y a la vez le disgustase- Solo que estás exhausta y no puedes recordarlo. Pronto vas a recordarlo.
- ¡Pero esto no tiene sentido! ¡Usted no fuma, usted no es mi esposo!
- No fumo delante de ti por respeto a mi esposa. Sin embargo estaba nervioso por ti y tuve que hacerlo.
- Gracias por la aclaratoria- le dijo ella desde la cama.
Planificaba levantarse, pero Severus Snape negó con la cabeza.
- Puedes quedarte allí, no tienes por qué levantarte- suspiró y una bocanada de humo, salió de su boca. Lo apagó cuidadosamente y se mantuvo en la puerta- necesitas descansar.
¡Diablos! ¡Si dormían en la misma cama, se iba a sentir extraña! ¡Se iba a sentir particularmente confundida! ¿Habrían...habrían hecho el amor? ¿Severus Snape la habría tocado? ¿La habría hecho su esposa en aquella cama? Daba un poco de miedo enterarse. Snape ya no estaba en la puerta, para cuando despertó de su pensamiento fatalista. La cama estaba cómoda, reconfortante y blanda. Cerró los ojos en muy poco tiempo, como si algo le empujara invisiblemente, a dormirse.
Estando dormida, su mente dio un sin fin de vueltas y vueltas. No podía ni encontrar algún momento donde ellos se jurasen "amor eterno" y se dijeran "sí" en una boda. ¡Ni siquiera podía recordar si él fumaba! Bueno, estaba en medio de una dimensión desconocida donde Snape no era él y creía que ellos estaban casados.
