LA DUQUESA
Capitulo 1
TERRY Y CANDY
Bath, Inglaterra 1807
[ ]…me ignoras, no me miras, ni anhelas, ni recuerdas o ya simplemente me olvidaste? yo no puedo dejar de pensar en ti, sin verte, oírte, sentirte, sin … ti; apareces de la nada, en mi casa, mi vida, mi corazón… no, no es cierto de ahí nunca te has ido… nunca te he olvidado; vives en mi memoria, mi recuerdo, mi piel, mis entrañas
No puedo obviar que estas solo a unos metros de distancia, solo un par de puertas y unos pasos nos separan. ¡Son tantas las cosas que tenemos pendientes!. No, no, no es el momento…
Lentamente abro la puerta de mi dormitorio, guío mis pasos por el oscuro y silencioso pasillo, llego a la puerta de tu alcoba y con sumo cuidado me adentro en ella apenas iluminada por la tenue luz de la luna llena, me dirijo a tu cama, me saco el camisón y me acuesto a tu lado bajo las sabanas, acerco mi cuerpo desnudo al tuyo, mis dedos se dirigen hacia tu cuello, los enredo en tus cabellos, beso tu espalda y mi mano pasa sobre tu cuerpo dirigiéndose a tu torso, te lo acaricio, pasando suavemente mis dedos desde tu abdomen hacia el pecho y volviendo de tu pecho al abdomen, sigo besando tiernamente tu cuello, tu espalda y tu me ignoras… [ ]
[ ]…por fin lentamente giras poniéndote frente a mi fijando tus ojos sobre los míos, con una mirada que parece eterna nos decimos todo sin palabras, me recuestas sobre mi espalda y te pones sobre mi, acaricias mis mejillas sin dejar de mirarme fijamente a los ojos, yo tampoco puedo apartarlos de los tuyos, bajas tu cabeza y con tu boca tomas la mía que tanto ansia la tuya, tus besos, tu aliento, tu sabor; tus manos recorren mi cuerpo y las mías vagan por tus glúteos, espalda y cabello. Rompes el profundo beso de mi boca y sin separar tus labios de mi piel bajan suavemente desde el mentón a mi cuello y de ahí pasan a mi pecho donde se detienen, primero en uno y luego en otro… [ ]
[ ]…al mismo tiempo que nuestros cuerpos se funden, arden, convulsionan y explotan; una vez mas tu mirada se clava en la mía y tus ojos gritan mi nombre, los míos el tuyo, tomas mi boca introduciéndote en ella con desesperanza y yo respondo del mismo modo. Ruedas tu cuerpo hacia un lado quedando frente a mi, con una mano recoges unas lagrimas de mi mejilla, lagrimas de amor, deseo, añoranza, felicidad… lagrimas de mis sentimientos hacia ti. Me quedo allí unos minutos mas viéndote a los ojos, me doy la vuelta y me siento sobre la cama buscando con la mano mi camisón en el suelo, lo pongo y me levanto dirigiéndome a la puerta
_no te vayas- suplicas- quédate en mi cama… duerme conmigo- son tus primeras palabras en esta noche, donde no ha hecho falta decir ninguna otra cosa, nuestro cuerpo y alma ya lo ha hecho por nosotros.
Regreso a tu lado en la cama y ahora soy yo quien recoge las lágrimas silenciosas en tus mejillas; en la misma postura, de lado uno frente a otro permanecemos inmóviles, mis ojos perdidos en los tuyos…
Despuntando el alba me despierto recostada en tu pecho y atrapada en tus brazos…*
Castillo Grandchester, Londres 1785
_ Terence! Terence!
_ Terence, donde estas? Donde te has metido esta vez?... veras cuando te encuentre!... llevo más de una hora buscándote.
La señorita Pony lo estaba buscando desde hacia largo tiempo, el siempre había sido un niño un poco difícil, pero más aun desde la llegada de aquella niña.
_ Aquí te encuentro al fin, no me vayas a decir que llevas todo este tiempo aquí escondido.
_ Dejame Srta. Pony, quiero estar solo
_ No debes tener ese comportamiento, no es bueno para ti ni para nadie aquí.
_ Quiero estar solo, no creo molestar a nadie con eso
_ Mi pequeño Terence, se que es muy duro para ti haber sido separado de tu mama, pero ahora tu vida es aquí y tendrás que acostumbrarte a ella y a las nuevas reglas.
Terence se abalanzo a los brazos de la señorita Pony llorando y ella le acogió dulcemente; cuan duro había sido para aquel pequeño ser separado de su madre a la edad de 4 años, para ser llevado a un lugar lejano, a vivir con su padre. Pero eso no había sido todo, ahora su padre tenía una esposa y precisamente no era su madre.
_ Vamos te daré la cena y luego te acompaño al dormitorio, me quedare contigo hasta que te duermas.
_ Nana...
_ dime mi niño- dijo esbozando una sonrisa porque volvía a llamarle nana, cuando estaba enfadado siempre le decía srta. Pony
_ no nada… -arrepentido de lo que iba a decirle- mejor vamos a la cena ya estoy hambriento.
_ esta bien, pero no quiero que te sigas escondiendo y me tengas buscándote por todas partes- le dio un beso en la frente y se fueron a la cocina.
Una vez terminada la cena y ya en el dormitorio del joven Terence
_ descansa mi pequeño, sabes que yo estare contigo, siempre cuidare de ti.– le dio un beso y saliendo del dormitorio del pequeño- Felices sueños.
La Srta. Pony era la nana del pequeño Terence desde su nacimiento hace 5 años, allá en America en la ciudad de New York, y apenas poco mas de un año atrás que estaban en Inglaterra, el país de su padre, el ahora duque de Grandchester.
Richard Grandchester, segundo hijo del duque de Grandchester, ingreso a la marina Real a la edad de 15 años, obteniendo el titulo de Capitán 9 años después; sirvió en Nueva York durante la guerra de Independencia de los Estados Unidos, y fue allí donde conoció a Eleanor Baker, una hermosa joven con la que mantendría una relación clandestina fruto de la cual naciese Terence; en los aproximados 6 años que durara aquella historia de amor, ambos vivieron un apasionado romance, pero nunca contrajeron matrimonio, llegando a su fin cuando Richard recibió la noticia de que su hermano mayor ahora duque de Grandchester había fallecido, al no dejar descendencia seria él quien heredaría el titulo, muy a su pesar el intenso amor por aquella mujer no estaba por encima del deber y el honor, regreso a Inglaterra abandonando a la madre de su hijo pues ella no era lo que la nobleza inglesa entendía como una dama capaz de portar el titulo de duquesa, llevándose con él a su ilegitimo hijo.
A su regreso a Inglaterra y tomando posesión del título de duque su siguiente paso fue contraer nupcias con una mujer digna de su nueva posición y que le diera al menos un hijo legitimo para ser el nuevo heredero, como marcaban las reglas de la nobleza; pasados poco más de tres meses contrajo matrimonio con Florencia Luisa de Sajonia, perteneciente a la nobleza alemana.
En tan solo un año Terence había pasado de vivir feliz junto a sus padres a vivir en otro país separado de su madre, con un padre que ahora le ignoraba, al menos él así creía, y con una nueva madre que no le había dedicado ni un solo segundo de tiempo ni cariño. Y por si fuera poco con eso hacia dos semanas que había llegado al castillo aquella niña.
_ Buenos días Lady Candice, buenos días Lord Terence- saludaba el profesor que todos los días en la mañana se ocupaba de instruir al niño desde su llegada a Londres, y ahora también a la recién llegada niña.
_ Buenos días profesor Spencer- contestaban ellos a unísono.
Terminadas sus clases ellos salían al jardín antes de la comida, pero nunca compartían juegos de niños ni siquiera una palabra; Terence solía dirigirse a practicar tiro con arco o simplemente se sentaba al pie de un árbol en el jardín, Candice por su parte siempre se iba a jugar con su mascota, Klin, un perro raza leonberger o se adentraba al bosque que seguía al jardín. Después de la comida, seguían las clases para ambos ahora por separado; Él practicaba esgrima, tiro con arco o montaba a caballo con Armand, el joven que le instruía en estas materias, mientras ella tomaba clases de inglés pues debía perfeccionarlo ya que no era ese su idioma materno, además de otras clases especificas para una futura lady.
La presencia de los duques era prácticamente nula para ambos niños, en su mayoría del tiempo ellos no estaban en el castillo, las muchas obligaciones del duque ahora muy involucrado en temas políticos y otros asuntos relacionados a sus negociosos le tenían viajando constantemente y la duquesa le acompañaba casi siempre a sus viajes. La responsable de los niños era la nana, la srta. Pony, que cariñosamente hacia su papel para ambos pequeños, tenia gran pasión por el pequeño Terence pues le conocía desde su nacimiento y le había criado junto a su madre, pero en aquel pequeño espacio de tiempo desde la llegada de Candice también había cogido mucho cariño a la dulce niña, que aunque su mirada desprendía una enorme tristeza, siempre intentaba estar alegre. El mayor deseo de la nana era que los dos niños fueran amigos, que se hicieran compañía, ellos eran los únicos jóvenes en el castillo, siempre rodeados de la servidumbre y los diferentes profesores, pero eso parecía misión imposible pues ninguno hacia nada por acercarse al otro, y cuando ella mas intentaba que compartieran juegos mas se alejaban uno de otro.
Habían pasado 3 meses desde la llegada de Candice al Castillo Granchester y todo seguía igual en aquella propiedad, pero ese día una vez terminadas las clases de la mañana con el profesor Spencer y ya ambos niños en su rutina de salir al jardín, Candice paseaba y jugaba con Klin mientras sin fijarse se acercaba donde estaba Terence, a penas estaba a un par de metros de él e iba a alejarse de allí, pero- esta llorando- se dijo y se acerco al niño
_ te sucede algo? estas… estas llorando
Terence sabiéndose descubierto seco rápidamente sus lágrimas y dándose la vuelta respondió
_ no me pasa nada, nada que te importe, además yo no lloro, no soy una "mona pecosa llorona"- le dijo gritando y muy malhumorado, él la había visto a ella llorar en más de una ocasión, mientras le compartía sus penas a su mascota, prácticamente era a quien ella únicamente le hablaba.
_ ¿mona pecosa llorona?
_y como se le dice a quien se sube a los árboles, tiene pecas y se la pasa llorando?
_ Mocoso malcriado! - se dio la vuelta alejándose de aquel lugar con Klin mientras las lagrimas empezaban a correr ahora por sus mejillas, él la había visto, y por que tiene que gritarme y llamarme asi? se dijo.
Dos niños de tan solo 5 años ella y 6 él, tan pequeños y ambos sufriendo la misma pena, la ausencia de sus padres, la primera por su muerte que ella misma presencio y el segundo la separación de su madre y la indeferencia, eso creía él, de su padre. Siendo tan jóvenes ese drama y la soledad que les rodeaba les habían hecho madurar y no les dejaba a ninguno de ellos comportarse como los niños que eran.
Candice se había alejado tanto de allí hundida en su propio pesar que se adentro en el bosque que rodeaba el castillo, llego al lado de un gran roble al que tantas veces se subía desde que había llegado a su nueva casa en Londres y comenzó a treparlo, tan perdida estaba en su propio sufrimiento que ni se fijaba a donde se sujetaba, le resbalo una mano perdió el equilibrio y cayo golpeándose la cabeza y perdiendo el conocimiento, Klin intento hacerla reaccionar lamiéndola en la cara y las manos pero no respondía, después de un tiempo en que ella no daba ninguna señal de movimiento el perro se fue en dirección al castillo.
_ Klin que haces aquí solo, donde dejaste a tu ama? – dijo Terence al ver al perro que llegaba allí solo corriendo y ladrando y dándose cuenta que ella no aparecía, pues Klin nunca se separaba de la niña
La mascota le volvió a ladrar varias veces y como el niño no le hacía caso de seguirlo, le mordió por sus ropas y empezó a tirar de él, en un principio intento zafarse del perro, pero no dejaba de insistir, asi que
_ esta bien ire contigo- le dijo al nervioso animal
Klin lo soltó de la mordedura y salió en dirección al bosque, volviendo la vista a tras de vez en cuando para asegurarse de que Terence le seguía, una vez que llego donde la niña empezó a ladrar con fuerza y un poco después apareció Terence en el lugar, al ver a la niña allí tendida sin moverse y viendo un hilo de sangre que le corría por un lado de la frente le dio pánico, tomando valor se acerco a ella y comprobó de que respiraba, cuando se aseguro de ello empezó a hablarle pero ella seguía inconsciente.
_ quédate aquí con ella Klin, no la dejes sola, voy a buscar ayuda, enseguida regreso – dijo mientras tomaba dirección hacia el castillo, sin parar de correr y mirar atrás decía- va a estar bien, veras que va a estar bien.
Llegando al castillo encontró a Armand, que los estaba buscando pues ya era la hora de la comida y los dos estaban desaparecidos.
_ joven Terence, donde estaba? Les estábamos…
_ rápido Armand, no hay tiempo ven conmigo
_ que pasa joven, por que tanto apuro?
_ rápido Armand, sígueme, es Candice… esta herida
_ herida?, que paso Terence
_ no lo se rápido ven conmigo
Armand ya no pregunto mas, solo siguió al niño que había salido corriendo hacia el bosque y casi ya le perdía de vista. Cuando llego al lugar vio a la niña tendida en el suelo inconsciente y con una herida sangrante en la cabeza, la tomo en sus brazos con sumo cuidado y se la llevo al castillo, seguido del niño y el perro todos en completo silencio.
Terence no había querido comer, no podía quitarse de la cabeza la imagen de Candice tendida en el suelo, inmóvil y con la cabeza ensangrentada. Había sido una impresión demasiado fuerte para un niño ver aquella escena, y sin darse cuenta empezó a preguntarse que pasaría si la niña moría, ¿porque de repente sentía tanta angustia por ella?...si nunca se había tomado la molestia siquiera de hablarle, solo lo justo y necesario, si aquellos meses que habían vivido juntos siempre la había ignorado.
La srta. Pony salió del dormitorio de la niña y allí estaba Terence, que no se había movido de la puerta desde que llegaron.
_ Nana, como esta?
_ Esta bien, mi niño
_ Seguro que esta bien, nana? No se morirá verdad?
_ no mi niño, no se va a morir solo fue un golpe y ya ha recuperado la consciencia, solo necesita descansar se encuentra adolorida y desconcertada, solo eso.
_ quiero entrar, ver que esta bien…
_ después pasaras a verla, ahora tiene que descansar – las palabras del niño fueron música para sus oídos, nunca pensó que la niña le llegara a preocupar de aquella forma- y tu también, debes de ir a comer algo y acostarte un poco, te vendrá bien estas muy tenso.
Aquella tarde no hubo actividades para ninguno de los dos niños, Candice durmió casi toda la tarde y Terence permaneció en su dormitorio preocupado e intranquilo por la niña. Se sentía culpable del accidente, ella se acerco a él por que estaba llorando y él la espanto con su contestación, por eso se había adentrado en el bosque…era lo único que se repetía una y otra vez.
_ Terence voy al dormitorio de Candice a llevarle algo de comer, quieres venir a verla ahora?
_ si nana voy contigo
La stra. Pony entro a la habitación de Candice llevando consigo una bandeja Terence iba detrás de ella, dejo la bandeja en una mesa y se acerco a la niña que estaba despierta, le reviso el vendaje que tenia en la cabeza y sonriendo le dijo que pronto estaría bien que tan solo era una herida superficial, le acerco la bandeja a la cama para que tomara algo de alimento y salió dejando allí justo donde se había parado al entrar a aquel dormitorio al niño; él la miro sin decir nada durante algún tiempo
_ Estas bien?
Ella solo asintió con la cabeza, _auhhh!- exclamo y se llevo la mano a la herida, el movimiento hizo que una punzada la atravesase.
_ te duele?
_ si la muevo si duele – intento sonreir
_ te caiste del roble, verdad?
Candice solo bajo la mirada sin contestarle
_ yo ya mejor me voy –dijo el después de un tiempo en silencio y ya abriendo la puerta
_ gracias- dijo Candice
Terence volteo a mirarla pero sin decir nada
_ la srta. Pony me ha dicho que tu avisaste del estado en que me encontraba
_ no fui yo… fue klin, él vino a buscarme- sonrío
_ parece que es mi angel de la guarda, siempre esta para salvarme –dijo en apenas un murmullo.- gracias igual por avisar.
Terence la miro por unos segundos mas sonrío levemente y salió del dormitorio de la niña. Una vez fuera se sintió aliviado de que ella estuviera bien, para él había sido una gran angustia pensar que le había pasado algo grave.
Durante los dos días siguientes Candice permaneció en su habitación, como había recomendado el médico que la visito el día del accidente, era prudente tomar dos días de reposo después del golpe en la cabeza. En ese tiempo Terence, tomo sus clases como de costumbre y su tiempo libre lo paso con Klin. En las noches acompaño a srta. Pony cuando le llevaba la cena a Candice y se quedaba allí mientras cenaba, apenas hablaban tan solo un "¿como te sientes?" dicho por él y un "mejor" o "ya duele menos" en respuesta de ella.
Otro día llego y Candice ya estaba preparada para seguir con su rutina, fue ella la primera en llegar al salón donde tomaban las clases del profesor Spencer.
_ Buenos días Terence – dijo cuando este entraba al lugar
_ Buenos días- viéndola-¿ya estás bien?- ella solo asintió con un movimiento de cabeza
_ Buenos días lord Terence
_ Buenos días profesor Spencer
_… oh buenos días lady Candice ¿ya se encuentra usted recuperada?
_ Buenos días profesor Spencer, si gracias ya estoy bien
_ me alegro de que no haya sido nada, ahora empecemos con nuestra tarea, tomen asiento.
Después de las clases de la mañana, Candice salió rápida hacia el jardín tenia que ver a Klin, hacia casi 3 días que no le veía y el había sido su salvador nuevamente
_ Klin estas aquí, te quiero mucho amigo, eres mi ángel de la guarda – dijo mientras le acariciaba y él saltaba a su alredor, el can era casi tan grande como ella y la hizo caer, ella se río y siguió jugando con él desde el suelo.
Terence veía todo esto a una distancia prudencial, cuando ella se levanto se le acerco y
_ Terence Graham Grandchester Baker- y mientras le tendía una mano- ¿podemos ser amigos?
_ Candice Adelaida Amalia de Sajonia – dándole la mano que el acerco a sus labios y beso, sonrojada respondió - si, podemos ser amigos- y después de unos segundos
_ ¿ahora ya somos amigos? – pregunto Candice
_ supongo que si, a decir verdad nunca he tenido un amigo
_ yo tampoco
_ mi mama me dice.. –Aguándosele los ojos continuo- me decía Terry, creo que si tu eres mi amiga podías llamarme Terry.
_ bien Terry, mi papa me decía Candy
A partir de ese momento serian por mucho y para ellos Terry y Candy
CONTINUARA…
