Advertencia: no he visto la segunda temporada de Ladybug y a pesar de que me las he ingeniado para evitar spoilers, quiero decir que probablemente no coincida con nada de lo que tal vez pase, pero respetará el canon que se haya mostrado en la primera temporada... y ni Ladybug ni Chat Noir me pertenecen (todavía es necesario aumentar mi dolor con estas declaraciones?)

Así que comenzamos la historia que tiene como casi medio año en mi computadora sin poder ser completada. Mi propósito era acabarla y luego ver la segunda temporada, por eso estamos aquí.

Esta historia fue inspirada por el fic "Break Down to Build Up" de TheHearts'Compass (si lo llegan a leer, entenderán mi desesperación... yep, no está completo y yo quise jugar con el toque de qué pasaría si... un pequeño experimento de drama de mi parte, aún no estoy segura si funcionará)

Era hora de escribir un poco de angustia y esta es una nota muy larga, sorry, pero disfruten el prólogo de "Dos Años" y tarde de nuevo, pero ¡Feliz Año Nuevo! y también igual de tarde, ¡Feliz San Valentín! ... D:


Prólogo: "Dos años"

¿Sabes de esos momentos en que quieres arrancarte el corazón? ¿De esos instantes en que te preguntas y si tal vez? ¿Y si hubiera tomado otra decisión?

Nada de esas preguntas importaba ahora, pues no había forma de volver al pasado. Por eso Marinette se repetía que encontraría una forma de sobrevivir, de poner un pie frente al otro y continuar viviendo como había prometido.

"Respira" se mentalizó para levantarse esa mañana. "Podemos hacerlo" Arrastró sus pies y ganando impulso se sentó en su cama. "Estoy bien Tikki" habló en voz alta para calmar a la kwami que la veía con tristeza. Era su rutina, convencerse de que podía con otro día y asegurarle a su pequeña amiga que estaba bien, aunque ninguna de las dos creyera esas palabras.

Dos años habían pasado, París se había recuperado, ella no. Pero fingía que así había sido, caminando por las calles a su trabajo en la compañía que siempre había deseado, diseñando vestidos para pasarelas como había imaginado y aunque durante unas horas se perdía entre papeles, colores y telas, siempre llegaba un momento en que recordaba y la luz que sus ojos recuperaban entre diseños, se perdía para dejarla sin fuerzas.

Gabriel Agreste tenía el mismo problema que ella. Levantarse no ayudaba a disminuir su culpabilidad, sólo acrecentarla cuando en su buró veía la foto de la que alguna vez fue una familia completa. Una familia feliz. Su personalidad sólo se acentuó más, o eso habían notado los más cercanos. Natalie había visto el distanciamiento que ya era parte de la personalidad de su jefe aumentar con cada día que pasaba.

Toda esa tristeza y dolor se debía a una sola persona. Dicha persona ahora sólo era una memoria, una leyenda de un héroe para unos, el mejor amigo y compañero de combate para alguien más, el único hijo y familia para un villano que ya no era más.

Dos años era poco tiempo para olvidar. Dos años eran apenas un suspiro en una vida. Para ellos, esos dos años habían sido una eternidad.