Desde el accidente han pasado casi 6 meses, Sherlock ha estado viendo en un piso de Londres con Dakota una mujer que siempre cuidará desde aquel día que pasaron juntos, ella tiene un bebé de 7 meses, una niña preciosa que quiere mucho. No le ha contado aún a Watson que sigue vivo, todavía no está preparado para eso.
Están acostando a la niña, ella mira como se le van cerrando los ojos a la pequeña mientras él desde la puerta contempla la escena, una escena muy entrañable.
Ahora que la niña está durmiendo, ¿te quedarás en casa para hacerme compañía?
No, sabes que por las noches es el mejor momento para que salga – responde Sherlock – no me esperes despierto, llegaré tarde.
Irás con Irene, como si no lo viera venir - Sherlock asiente, es verdad que pasa mucho tiempo con Irene, pero aparte de Dakota es la única que sabe que está vivo – haz lo que quieras con tu vida, que no te importe nada ni nadie.
No grites, que vas a despertar a la niña – le grita Sherlock empezándose a cabrear – y si te refieres a Watson todavía no estoy preparado para eso.
Eso, ahora preocúpate por la niña, que se nota que la quieres mucho – aquel comentario no fue del agrado de Sherlock. Que cogió su abrigo, su gorro y su bufanda y salió de la casa lo más rápido que pudo.
Dakota se quedó allí llorando, como no quería lamentarse más, fue a la cocina, cogió una botella de vino y una copa, al final no usó la copa y bebió a morro de la botella. Necesitaba desahogarse y como llamara a Watson o a Lestrade todo se iría al garete porque podría irse de la lengua.
Sherlock por su parte caminaba rumbo al piso que Dakota tenía en el centro de sus padres para verse allí con Irene, ya que si iba al piso de Irene la gente podía verle y no quería que eso pasara.
En aquel piso se encontró a Irene esperándole con una copa de vino en cada mano. Le tendió una, que cogió, se quitó el abrigo y el gorro, se sentó en un sofá y suspiró.
Me vas a contar que te pasa – le preguntó Irene.
Que Dakota a veces me saca de mis casillas – responde dándole un sorbo a su copa – dice que debo decírselo ya a Watson.
Eso lo decidirás tú querido – le dice Irene besándole de improviso – te recuerdo que la semana que viene iremos al aniversario de tu falsa muerte. Así que te lo digo para que pienses cuando dirás la verdad. Y yo iré a tu "falso" aniversario de muerte para que nadie sospeche, Dakota también tendrá que ir.
No me atosigues como Dakota. Vengo contigo para estar más tranquilo, todo a su debido tiempo – aquello deja a Irene pensativa. Sabe que aparte de lo de muerte oculta algo que ella descubrió hace apenas 2 meses cuando llamó a casa de Dakota.
Irene le cuenta lo que ha hecho, que clientes ha tenido y que lleva sin ver a Jim dos semanas, eso hace despertar la curiosidad de Sherlock. Jim siempre va semanalmente a ver a Irene para relajarse y no de la misma manera que lo hace él.
Cuando Sherlock ve que es tarde, se vuelve a poner su gorro, su bufanda y su abrigo y sale al descubierto de la calle, de vuelva a casa de Dakota. Entra sin hacer ruido, encuentra a Dakota dormida en el sofá con una botella de vino a sus pies y comida china encima de la mesa. Como él no ha bebido mucho, recoge el salón y lleva a Dakota a su habitación. Le da las buenas noches y un beso en la mejilla cuando la ha acostado del todo. Ella le agarra del brazo y sonríe, lo hace tan fuerte que Sherlock no se puede mover. Intenta irse pero nada.
La niña está llorando y no seré yo quien vaya – comenta en sueños Dakota – Sherlock te he dicho que vayas, ve de una maldita vez. No me hagas pegarte.
Dakota soy yo Sherlock, suéltame – le susurra y ella le suelta.
En su habitación Sherlock se queda mirando al techo y pensando en que todo lo que le han dicho hoy Dakota e Irene, de paso piensa en Watson hasta que queda dormido.
