Hola a todos! Despues de mucho tiempo leyendo slash porfin me decidi a publicar mi propia historia. Comenzó como un ragalo para mi amiga Lorien y nació cuando mi amada, aunque bastante caprichosa, musa Lira me despertó en medio de la noche con esta idea Jajaja
Son dos capitulos, aunque con opción a continuación si gusta mucho xD
Disclaimer: Ningun Personaje me pertenece, todos ellos son propiedad de J. R. Rowling (si fueran mios las parejas finales serian muy diferentes jujuju)
Advertencia: Es slash, o sea relaciones entre personas del mismo sexo, en este caso dos hombres. Si no te gusta no sigas leyendo. Ademas contiene M-preg, sino te gusta esta idea tampoco, DEJA DE LEER...
Sin mas, espero que lo disfruten! ^^
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iEsto no podía estar pasando… era irreal, simplemente imposible!
Estaba acostumbrado a que su vida hiciera un giro de 180 grados. Primeramente quedó sin padres… luego se enteró que era un mago… después que un loco le quería matar… que debía matar a ese loco… y finalmente había descubierto que jugaba para el otro equipo. En la sociedad mágica no estaba mal visto que dos hombres se gustasen, ¿quien era él para romper con esa noble tradición?
Pero si había algo que no se hubiese imaginado ni es sus mas ridículos sueños era esto!
Su destino lo odiaba tanto -oh si, de eso no cabía dudas, lo odiaba y se empeñaba en hacérselo notar- que había hecho que el fuese de "esos casos especiales y poco frecuentes" que aparecían en la sociedad mágica. Se había enterado hace pocas horas…
-No solo tú - le recordó esa maldita voz en su cabeza.
-Hasta que apareces maldita sabandija, debo recordar por seguir los consejos de quien estoy en esta situación?
-Yo no te obligue - respondió inocentemente la descarada.
También la odiaba, de haber sido posible la hubiese desterrado de su cabeza hace años, pero primero debía exterminar a cierta persona.
Hace algunas semanas comenzó a notar alarmado como sus túnicas le iban cada vez más ajustadas, pero su ropa muggle le seguía llendo bien.
-Eso era porque son 3 veces más grande que tu.
-¡Por las barbas de Merlín! ¿No te callas ni un segundo?
Al principio no le dió importancia, lo atribuyó a un aumento de apetito y a la falta de ejercicio; después de todo cada vez que se subía a una escoba, no se elevaba ni 10cm del suelo que ya debía correr al baño más próximo… y eso si llegaba…
Pero decidió buscar ayuda profesional cuando su amigo Ron muy "elocuentemente" había hecho la "inteligente" observación frente a todos es la sala común, que si seguía comiendo a ese ritmo iba a comenzar a competir con su primo por el título del hombre más gordo.
Cuando acudió a madame Pomfrey lo que tenía en mente era un dieta rigurosa, no esto!
Está bien -lo reconocía- le gustaba la familia, siempre había querido una, pero también siempre se había imaginado del otro lado, siendo uno de los padres, no…. no la… no la madre!
Listo, lo había dicho, iba a ser mamá. Lo que había comenzado en las duchas como un simple "yo quiero, tu quieres, lo hacemos una vez y lo olvidamos" después de un partido de Quidditch había tenido estas consecuencias. Oh, porque si de algo estaba seguro era de que "él" era el responsable, no había vuelto a estar debajo desde esa vez…
-Ni antes…
-Por favor cállate, por piedad….
Y ahora no solo estaba ligeramente embarazado, sino que además en estado avanzado!
-¿No te diste cuenta antes? Le había regañado la enfermera.
-Si claarooo, como todos los hombres voy por la vida haciéndome ¡tests de embarazo! Había gritado al salir enfadado de la enfermería. Grave error….
Si hay algo que nunca, bajo ninguna circunstancia debes hacer en Hogwarts es decir en voz alta algo que no quieres que se sepa. Un cuadro lo había oído, este se lo había comentado a una armadura, ella a una estatua y así la noticia fue pasando por unos fantasmas menores, los centauros, por el fénix Fawkes, el director Dumbledore, el calamar gigante, las sirenas del lago y finalmente había llegado hasta Myrtle la llorona, quien en uno de sus episodios de melancolía no había tenido mejor ocurrencia que contárselo a la única criatura que nunca debió haberse enterado…Peeves. Él se encargó del resto.
Pero eso no le importaba, lo único que ahora ocupaba lugar en su mente era encontrar al culpable. Por Merlín! Ni siquiera se gustaban! Ni hablar de quererse, solo habían cedido a un estúpido impulso del momento. No podían estar en la misma habitación que ya..
-Que ya que Harry? - dijo en tono muy sugerente la autora de aceptar aquel impulso.
-Sin que nos lancemos maldiciones, solo eso!
-Si tu lo dices…
Genial! Por culpa de ese irresponsable ahora no solo perdía la cordura cada vez que peleaba con esa vocecilla producto de su imaginación, sino que debía aguantar las miradas curiosas, acusadoras y hasta impresionadas de sus compañeros. Además tenía que cumplir con ese antojo que hace rato que… antojo?
Ah no, ¡eso sí que no!
Él, Harry James Potter Evans, vencedor del mago tenebroso más poderoso que conoció su generación, orgulloso representante de Godric Gryffindor, no iba a ceder ante un antojo, ¡eso nunca!.
Y ahí estaba, en medio del pasillo, el causante de todo, ese maldito, egocéntrico, narcisista y manipulador pero delirantemente sexy y atractivo rubio. Con el cabello ligeramente desarreglado que lo volvía irresistible, quien, al verlo, se acercó y le ofreció lo que llevaba
-Se te antoja un poco de chocolate Potter?
Lo había hecho… Malfoy lo había conseguido… los gemelos iban a quedar sin padre antes de nacer.
