Se que no pude subirlo el sábado por causas escolares pero aquí está la continuación de ¿Quién pensó que acabaría así? Creo que es necesario leerse la primera parte (obvio).

En fin, si más dilación que comience el primer capítulo acompañado de un prefacio.

Disfrutad.

Advertencia: Ningún personaje es mió.

Nunca me rendiré.

Prefacio.

Escupió sangre y cayó al suelo.

Apenas podía respirar. Ese dolor en el pecho era demasiado fuerte. La piel le ardía. Saboreó el agrio gusto de su sangre maldita.

Notó que la vista se le nublaba ligeramente, dejó de oír.

Algunas personas se situaron alrededor suyo.

Una mujer médica, líder del clan Yamanaka. Parecía llamar a los auxiliares médicos.

Su sensei, totalmente preocupado, sujetaba a sus dos compañeras.

La hija del Hokage intentaba llegar a ella. Para darla fuerza, aunque fuese con una palabra de aliento.

Su mejor amiga lloraba desesperada por el estado en el que se encontraba.

Aquel…aquel contra el que había combatido. Aquel contra el que había intentado demostrar que no era un monstruo, que era una persona fuerte y digna.

Simplemente el dolor la superaba. Cerró los ojos y se dejó llevar.

Capítulo 1: Las pequeñas.

Una chica de 13 años comenzó a levantarse de su cama.

Tenía el cabello largo, negro. Ojos de la noche y una sonrisa impecablemente blanca. Se desperezó estirando los brazos hacia arriba y contempló el paisaje desde la ventana.

Desde luego, era un buen día para empezar.

-¡Midori! ¡Ya está el desayuno!

Su madre gritó desde la cocina. La muchacha suspiró, se puso las zapatillas y salió de su habitación corriendo escaleras abajo.

-¡Buenos días a todos!-gritó eufórica.

Las cuatro personas presentes le dirigieron una mirada.

-Buenos días, Midori-chan.

Su padre dejó de leer el periódico y le lanzó una sonrisa igual de blanca que la suya.

-¡Buenos días, Midori-imouto (hermana pequeña)!-contestó su hermano mayor haciendo que chocaran los cinco.

Ella se rió y esperó a su otro hermano. Él solo asintió con la cabeza y con una mirada muy seria.

-Buenos días, hija.-dijo su madre dándola un pequeño beso en el carrillo.-Hoy pareces muy emocionada, ¿ocurre algo?

Midori fue a echarse té en una taza para después sentarse en la mesa.

-Pues sí. Hoy es mi día libre y no hay misiones.

-¡Qué suerte tienes! ¡Nosotros tenemos una reunión con otros Chunnin!-exclamó Ken.

-Y, ¿Qué vais a hacer?-preguntó Lee observándola.-Seguro que tú con Eri y Haya habéis preparado algo.

Ella se sorprendió. Su padre había dando en el clavo.

-Vamos a ir a la pradera.-dio otro sorbo a la taza.-Dicen que está llena de mariposas y flores.

-Entonces, llévate el almuerzo.-contestó Yakumo pasándola un atillo.

-¡Pero si has puesto mucho! ¡Yo no soy capaz de comerme todo esto!

-Lo sé. Pero Haya, sí.

De pronto, sonó el móvil de Daisuke.

-¿Dígame? Hola, Hikari. ¡¿Qué?! ¡Vale, vale! ¡Ahora mismo vamos!

-¡¿Qué sucede, hermano?!-preguntó Ken levantándose de la mesa.

-La reunión se ha adelantado. ¡Nos vamos! ¡Adiós papá, mamá!-gritó saliendo corriendo por la puerta de la cocina.

-¡Espérame!-gritó su hermano terminándose el café y correr tras él-¡Adiós, Midori-chan!

La susodicha le despidió con la mano pero lanzó una mirada triste a su reflejo en el té.

Desde que ella…prefería no recordarlo.

-Midori, ¿estás bien?-preguntó Yakumo viendo el estado sombrío de su hija.

-Sí, no me pasa nada…y….gracias por la comida.-intentaba buscar una excusa para marcharse.- ¡Tengo prisa!

Sin dirigir ninguna mirada más, subió corriendo por las escaleras y cerró la puerta de su cuarto con cerrojo. Se apoyó en ella y comenzó a llorar silenciosamente. Su camisón rosado comenzó a empaparse por sus saladas lágrimas. Pero se dio cuenta…

-No puedo estar más así…llegaré tarde enserio.

-

-¡Agh! ¡Tarda mucho!

Uzumaki Haya se quejaba a cada minuto que pasaba. Era la menor de los Uzumaki. Igualita a su padre excepto por el color del cabello (que era el de Hinata). Lo llevaba sujeto en una trenza que se movía al compás de sus pasos.

-No la atosigues. Ella vendrá cuando tenga que hacerlo.

La que había contestado era Uchiha Eri, la menor de los Uchiha. Parecida a su madre excepto en los ojos y el carácter (es más dulce). Estaba apoyada en un árbol, cruzada de brazos.

-¡A veces creo que su padre es Kakashi-sama!

-Pues lo siento pero me gusta mi padre.

Haya se dio la vuelta y la vió allí, en frente suyo. Con su característica sonrisa.

-¡Por fin llegaste!

-Perdón, me distraje en casa y…

Eri le puso una mano en el hombro, intentando tranquilizarla.

-No tienes que dar explicaciones. Además, es muestro día libre y podemos hacer lo que queramos.

Midori sonrió complacida. Su mejor amiga, Eri. Siempre la había apoyado en todo, y por supuesto Haya también.

-¡¿Y a qué estamos esperando?! ¡Vamos!-gritó la hiperactiva que salió corriendo, dejándolas atrás.

-

-¡Esto es demasiado!

-No te preocupes, Asuka!-dijo Asuma II.-Llegará tarde o temprano.

-Eso es lo que me preocupa.

Al instante, apareció una nube de humo y salió Hatake Sakumo.

-¡Hola! ¡Siento la tardanza! ¡Es que me he encontrado con una ancianita y…!

-¡¡¡Mentiroso!!!-gritaron todos los jônin que estaban presentes.

Se encontraban en la sala de reuniones del Hokage. Les había convocado con urgencia.

-Veo que ya estáis todos.-comenzó el Shichidaime Naruto.

-Supongo que sabréis porque os hemos convocado.-preguntó eróticamente el Rokudaime Kakashi.

-¿Es porque se acercan los exámenes jônin?-preguntó Shigure.

Ambos Hokage asintieron con la cabeza.

-Sabéis que este examen es interior. No hay luchas con otros ninjas extranjeros.

-Vosotros tenéis a Chunnin en vuestros equipos y ha llegado el momento de que se enfrenten entre sí para alcanzar sus sueños.

¿Qué sucederá? ¿Los senseis admitirán a sus alumnos Chunnin a participar en el examen? ¿Qué ocurrirá con nuestras chicas? ¡Para ello seguid la historia!

Nota: Tengo que decir que voy a estar un tiempo sin actualizar debido a los trabajos escolares, exámenes y demás ocupaciones pero espero que me visiten cuando haya subido un capítulo nuevo.

Reviews, gracias.