Hola! Sean bienvenidos a esta tonta e ilógica historia del Breath of the Wild!
Como verán en el resumen, este Link no es como el que conocemos y lo sabrán desde el principio... Y sin más preámbulos, comencemos!
El Verdadero Héroe de Hyrule
Capítulo I
La Maqueta de Ciencias
Si bien ya estaba muy cerca el sol de ponerse justo en el punto medio del cielo, el joven Héroe de Hyrule seguía descansando plácidamente enredado entre las sábanas de su cama. La hora, hoy no le importaba, porque era su día libre, y pretendía aprovecharlo dándose uno de esos descansos que pocas veces se permitía a sí mismo.
―Irme de putas...― se decía― Debería irme de putas...
El otro día había recibido una buena propina dado su indudable arduo esfuerzo en el trabajo, así que... ¿por qué no gastarlo en unas dulces acompañantes para...hacerle compañía? (Valga la redondancia)
Tenía que aprovechar que el Rey no había prohibido los burdeles... Claro que no, ¿cómo podría el principal cliente suspender ese negocio?
Así el Héroe se levantó de la cama con el objetivo de disfrutar su día libre, aunque quienquiera que conociese su historia pensaría que ese día nunca llegaría... Pero sí, llegó, o al menos eso pensaba el ingenuo Link mientras se vestía y salía con alegría de camino a su habitual burdel.
No era del tipo que necesitase comprar una acompañante para tener compañía, pero indudablemente era más fácil, requería de menos esfuerzo y tiempo, y eso era precisamente lo que el Héroe quería para no perder su día libre.
Con confianza, sabiendo que nada más al entrar llamaría la atención de cada una de las mujeres, empujó la puerta de la entrada para encontrarse con aquellas molestas voces que le resultaban familiares.
―¿CUÁ... cuánto dices que cueSTAAA?― preguntaba un hombre de ya cierta edad que, obviamente ebrio, y rodeado de mujeres, elogiaba sus curvas. El hombre acariciaba su propia panza mientras escuchaba los cálculos que le decían―. Eso es―hip! Un pooco caaaro.
Ni una...
¡Ni una sola mujer se había movido para dirigirse al Héroe! Pero claro, ¿qué necesidad había de atender al Héroe, si podían atender al hombre MÁS RICO DE TODO HYRULE.
―¿Se puede saber... qué diantres estás haciendo aquí?!― gritó molesto Link.
Enseguida el hombre se percató de la notable presencia del famoso Héroe de Hyrule, protector del reino, y guardaespaldas de su hija, y fue entonces que reaccionó.
―¡LINK!― llamó el viejo― Ahí estás, hijo. Sabía...Hip! Sabía que estariiias aquí.
―¿Qué quieres, viejo?― decía Link con desganas. Ni un puto día en paz lograría tener... Eso estaba más que claro.
―¿¡ZELDAAA!?― Lanzó el Rey, con un tono que si bien pudo haber pasado desapercibido como un simple grito, algún que otro gesto lo hizo parecer una pregunta.
―¿Y ahora qué pasa con su hija...?
―Ella...― el Rey levantó de su asiento y caminando un poco, desbalanzeándose, paró de repente en seco con el brazo levantado y resaltando su dedo índice al de los demás― Sí, sí...Hip! Zelda es mi hijaaa?
De nuevo el gesto de pregunta que hacía el Rey erróneamente, que, sin dudas, en este caso tenía notables variantes y consecuencias si se llegase a entender que el Rey tenía dudas sobre el origen de su hija.
Link dio un suspiro de resignación, y con paciencia y calma, dijo:
―Ajá... ¿Qué le pasa a Zelda?
―¡MONSTRUOOOOS! ¡NO!? Tengo dinero para todas...
A saber que el Rey no podría explicarle a ciencia exacta, decidió apresurarse en salir disparado al Castillo. Joder, ni un puto día, ¿eh? La deja sola UN PUTO día y ya el Rey habla de unos monstruos.
Pensando lo peor, el Héroe corrió hacia el primer establo y tomó "prestado" uno de los caballos para llegar más rápido... aunque sabía que lo peor no era llegar, sino encontrarla dentro del Castillo, que era literalmente COLOSAL y su estructura había sido diseñada por un arquitecto loco aficionado por los laberintos.
Correteando por cada esquina, se percató de que todos los guardias estaban en su posición habitual y que ninguno estaba alarmado... ¡¿Es que acaso nadie va a proteger a la princesa?! Tomó el camino rápido hacia su habitación, si bien era poco probable que unos monstruos estuvieran ahí, tuvo el pequeño presentimiento...
―¡Zelda!― llamó Link al entrar.
La joven dio un saltillo al escuchar la brusca entrada del Héroe. Ella se hallaba en el suelo, sentada, vestida con un traje sencillo y cubierto de manchas rojas.
Al percatarse, Link corrió hacia ella y la agarró entre sus brazos.
―¡Link!― se sorprendió.
―Zelda...¿Quién te ha hecho esto?― decía Link― Dime, ¿dónde te han herido?
―Link, escucha...
―¡Juro que mataré a ese bastardo!
―¡LINK! ¡QUE ESTOY BIEN, JODER!
Y se entiende, con esa energía...
El Héroe analizó la situación y se dignó a mirar a su alrededor. Junto a ellos en el suelo había algunas herramientas artesanales y por supuesto, la pintura de color rojo, entre otras. Entendiendo, se separó sonrojado instantáneamente de la princesa, dejándola golpearse bruscamente contra el suelo.
―¡Auch! ¿¡Serás idiota!?
Dejando reposar un poco su mente tras aquel embarazoso momento, decidió apresurarse en encontrar el motivo de tanta desesperación por parte del Rey y la importante razón de haber desperdiciado su día libre.
―¿Qué es lo que necesitas?― preguntó sin cortesía, como habitualmente solía hacer.
―Uhh... Verás, mañana a primera hora tengo clase de ciencias y me han mandado la tarea de hacer una maqueta que debo entregar mañana...
―Así que, es eso lo que hacías.
―Exacto...pero, no puedo hacerlo sin tu ayuda... Tengo que hacer una maqueta sobre un bokoblin, pero nunca he visto uno y las imágenes de los libros son un tanto borrosas... Así que, si pudieras prestarme tu experiencia y ayudarme a hacer esto... Lo agradecería.
¿Lo agradecería? Hoy era su día libre. Su ÚNICO día libre, ¡¿y lo iba a desperdiciar para poder ayudar a la princesita a hacer una maqueta de un monstruo?! ¡¿Es que acaso no podía tratarse de algo más crítico y peligroso, más importante y relevante, así como un troll en las mazmorras, el descubrimiento de la piedra filosofal, o algo por el estilo?! (*hágase obvia referencia a Harry Potter)
―A ver, princesita, a ver si me entiendes...― decía perdiendo su paciencia― Desde que trabajo como tu guardaespaldas, no he tenido un día, UN MALDITO día de descanso, y cuando por fin se me otorga...
―Por favor...
¡Ahí estaba! La técnica suprema de la princesita, aquella de la que ninguno salía ileso: ser tierna. Aquel pucherito era la solución a cada uno de sus problemas, solo necesitaba poner esa linda carita y su papi, los sirvientes e inclusive el mismo Link hacían todo lo que ella quisiese.
¡PERO NO ESTA VEZ! Ya estaba harto de seguir los jueguitos de la princesita... Necesitaba su día libre como fuese.
―Con todos mis respetos, princesa... Ese es vuestro problema. A mí me pagan por protegerla, no por hacerle los deberes, así que, con su permiso, voy a mi burdel.
El Héroe ya estaba caminando hacia la salida cuando un comentario hizo que se parase en seco.
―¿Es que acaso no disfrutas de mi compañía...?
Link no se atrevía a voltearse y dejar que Zelda viese su notable rostro enrojecido por su comentario. ¿Cómo se atrevía a decir algo así tan comprometedor? Esa situación, que sin duda había pasado por la mente del protagonista ya más de una vez, sin embargo, era propicie de su vergüenza y realmente no esperaba esa declaración directa por parte de ella.
―Zelda... Que...¿Qué dices...?
―Si necesitas ir a un burdel es porque no disfrutas de mi compañía... ¿No es así?
―Pero... ¿De qué hablas?― Cada palabra que salía de la boca de la princesa simplemente lo confundía y aturdía más― Yo... En ese sentido... No podría negarme...
―¿Por qué gastarías dinero contratando amigas si me tienes aquí como amiga? ¡Sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras!
―eh..?― El Héroe parpadeó incrédulo y sonrió con desgana― Princesa, ¿cuál es su definición de burdel?
―Oh, pues... Es ese lugar donde las personas van a hablar y pedir consejos a cambio de dinero. Mi papá va allí muy a menudo.
Claro, claro. Así que el Rey nunca le dijo que, básicamente, se dedicaba únicamente a dormir, comer, y fornicar. Probablemente esta niña nunca haya recibido una clase de biología, y de ahí la malinterpretación por parte del joven Héroe.
Avergonzado de sí mismo, dio un pequeño suspiro para luego hablarle con tranquilidad.
―En todo caso, esa maqueta la tiene que hacer usted...
Con toda su paciencia, fue caminando paso por paso alejándose de la princesa y de sus aposentos y dirigirse a su amado burdel a buscarse una "amiga". Se alejó, olvidándose de todo, y con el caballo que había llegado, así mismo se fue, para devolverlo nuevamente al mismo lugar donde lo tomó prestado. Entró al burdel, donde ya no se encontraba el Rey en el salón principal, porque bien podría deducirse que se hallaba en estos momentos en una sala un tanto más privada.
Justo cuando se dirigió a la barra para tomarse una bebida antes de empezar la acción, la encargada del bar comenzó a entablar una conversación con él, para revelarle algunas cositas que Link necesitaba saber.
―El Rey ya se ha ido― aclaró.
―No me había dado cuenta― respondió Link en tono sarcástico.
Si estuviese ahí, se notaría, por todas las mujeres que tendría a su alrededor.
―Me dijo algo sobre la princesa antes de irse, algo que deberías saber.
―No quiero saber nada de la princesa hoy.
―Escúchame, y si no te importa, pues sigue disfrutando tu día. De lo contrario, agradecerás haberte enterado.
―Más vale que sea de trolls y piedras filosofales...― decía Link para sí mismo―. Te escucho.
La mujer tomó asiento a su lado tras haberle dado la vuelta a la barra.
―Parece ser que la princesa está haciendo una maqueta, y que necesita tu ayuda.
―Ya lo sé. ¿Era solo eso?
―No. Hay una historia detrás. Lo cierto es que esa maqueta se le fue orientada hace más de un mes... pero simplemente no puede hacerla. Todos los días, a tus escondidas, trabajaba para hacer la dichosa maqueta que se estropeaba una y otra vez, con el fin de no molestarte con más del trabajo que tienes... Ella pensó en ti, y por eso es que hasta el día de hoy no tenía completa la maqueta. Ella necesita tu ayuda, Héroe...
―Zelda...¿Zelda hizo eso por mí?
―Así es.
Ella ha estado trabajando todos los días para que él no tuviese que trabajar en eso... Y él solo pensaba en él mismo.
La escena casi no podía ser más épica, o pretenderlo, cuando una de las acompañantes se acercó al joven para buscar cliente, y le acarició la espalda.
―¿Te apuntas, Héroe?― dijo ella.
Link la miró y luego miró a la encargada del bar. Era decidirse entre su único día libre o Zelda... Pero Zelda ya había tomado su decisión.
―Lo siento, yo...― dijo Link, levantándose de la silla y alejándose de las mujeres―. Tengo un trabajo que hacer.
Salió del burdel y se dirigió a su casa, donde bien agarró su equipamento y salió al bosque a buscar a sus presas.
o―o―o―o―o―o―o
―Él no va a venir, ¿cierto?― decía Zelda mirando perdidamente a la ventana, que mostraba el cielo anaranjado convirtiéndose en azul oscuro, la hora del crepúsculo.
―Ya vendrá, le he dejado un recado― dijo su padre, que se encontraba a su lado.
Pasaron las horas y las horas, y Link no aparecía... Hasta que el cielo se aclaró y salió el sol. Era la perdición de Zelda, quien ya se estaba preparando psicológicamente para explicarle a la profesora los motivos por el cual no hizo la maqueta.
Caminaba lentamente por los pasillos para dirigirse al salón de clases, cuando justo al final de él, divisó a la figura del joven Héroe, desgastado, que tenía algo muy grande enrollado entre sus brazos. La princesa notó que estaba herido, no gravemente, sino con pequeñas grietas y arañazos en su piel, pero igual eran heridas y podían infectarse. Se apresuró en acercarse a él.
―¡Link!― dijo ella― ¿Estás bien...? ¿Qué te ha pasado?
―Su maqueta, princesa...― respondió Link con una sonrisa y puso el gran paquete en el suelo. Le quitó todo envolvimiento, dejando ver a un perfecto bokoblin disecado.
Vencer a un monstruo ya de por sí era toda una azaña, pero lograr vencerlo de una forma en la que la herida que le ocasionó no fuese visible debió costarle mucho trabajo.
―Link, esto...no puedo creerlo...¿Hiciste eso por mí?
―No malinterpretes, Zelda. Lo hago por un aumento de salario...
―¡Mira que eres...!― iba a decirle algún insulto pero se detuvo y le sonrió― Muchas gracias... Y recuerda, llámame "MI princesa".
―Sí, sí…
Fin del Capítilo
TmT creo que este cap me quedó un poco corto, pero no se preocupen, es porque es el principio! No olviden dejar un comentario! (Críticas, saludos, etc.).
Besoooos!
Karahah
