Thorio2002
Harry Potter
Y el Hechizo de los cuatro poderes
¿Porque escribo este libro? Es una buena pregunta, cuando lo empecé a escribir, todavía no había salido a la calle el libro Harry Potter y las Reliquias de la muerte, todavía faltaban varios meses y mi intención era hacer un libro (escribir una historia) para que la gente se entretuviera hasta la salida del libro. Pero me costó mucho más trabajo de lo que pensé que me llevaría. Después que salió el libro de J.K. Rowling por lo deje un poco de lado. Pero poco tiempo después lo continué ya que no me pareció el mejor trabajo de Rowling, los otros libros eran mejores y siempre me pareció que por lo menos en el último libro Harry no podía seguir valiéndose solo de su inmensa suerte y la ayuda de los demás.
Además, me pareció que tenía algunas contradicciones con los otros libros, talvez, solo no entendí parte del libro, pero no me gusta que Harry se pase la mayor parte del tiempo escondiéndose,tenga entrada expedita a la mente de Voldemor, cuando el, estaba usando Oclumancia contra Harry durante todo Sexto año. O que Voldemort tome el ministerio, nadie en el ministerio se da cuenta cuando la gente comienza a ser controlada, ni siquiera se da cuenta Scrimgeour y este pudo no haber querido decir nada sobre Harry, pero porque no usaron Varitaserum, o porque no escapó para avisarle al mundo mágico lo que pasaba, en fin, supongo que eso le aguaba la trama
Espero que esto no le parezca una blasfemia a los otros que como a mí les gusta los libros de Harry Potter (de hecho me parece una de las mejores sagas de libros, junto con el Señor de los anillo, Artemis Fowl, Eragon, las sagas de libros de la dragonlance, los libros de Fundación de Asimov y las sagas de libros de Star Wars creo que leí todos salvo algunos de Boba Fett). En este momento todavía no lo termino, volví a comenzar a escribir luego de mucho, mucho tiempo, no tenía muchas ganas de escribir y me costaba concentrarme. Espero crear una buena historia, que refleje un poquito la forma de escribir de Rowling, es decir el relato desde el punto de vista de Harry, todo lo que se ve y se sabe es lo que ve, siente y sabe Harry (casi siempre, pero no siempre, pasa eso).
1
Verano en Privet driveYa había pasado el funeral de Dumbledore. Harry, Ginny, Ron y Hermione se encontraban en el expreso de Hogwartz dirigiéndose a Londres. Harry llevaba la mano dentro del bolsillo, cerrada sobre el Horcrux, pensando lo que debería hacer.
Se acercaban a Londres y Hermione preguntó:
—Harry, ¿crees que tus tíos nos acepten en sus casa?, ¿¡a nosotros!
—No lo sé, por las buenas seguro que no, a mí, hasta mi cumpleaños prometieron "soportarme". Pero ustedes dos… creo que lo considerarán demasiado. Tal vez debamos contarles algo sobre las matanzas de muggles de este año, y si les decimos que como ustedes pueden hacer magia estaremos más seguros… —dijo dudando —no sé…, tal vez acepten, depende de que les de más miedo...
—Por lo menos, esta vez, no estarás solo con esos muggles —dijo Ginny, que se hallaba apoyada en el hombro de Harry, que se hallaba tan bien junto a ella, que no se acordaba de la resolución de alejarse.
—Si no quieren que nos quedemos les echo el maleficio que les hace crecer las uñas de los pies —aseguró Ron con una sonrisa.
—Creo que estamos llegando a Londres, deberíamos cambiarnos —dijo Harry, a modo de respuesta.
—Tienes razón —dijeron las chicas, que tomaron su ropa muggle y salieron rumbo al baño de chicas.
Quince minutos después entraban a la estación King Cross y recorrían el tren arrastrando sus equipajes. Delante de ellos iban Crabbe y Goyle, que se veían un poco perdidos sin Malfoy que les dijera a quien molestar.
En el andén esperaban los Weasley, que charlaban amenamente con los padres de Hermione. Tras ellos podía verse la adusta figura de dos Aurores.
Los tres se acercaron al grupo.
—¿Cómo ha estado el viaje chicos? —inquirió el Sr. Weasley.
—Bastante tranquilo —respondió Harry, a la vez que le estrechaba la mano, luego saludó a la Sra. Weasley y a los padres de Hermione.
Necesito ir a hablar con los aurores —dijo Harry, dejando solos a Ron y Hermione para que le dijeran sus padres que acompañarían a Harry en su casa hasta su cumpleaños.
Cuando Harry llegó hasta los aurores, que se hallaban vestidos con unos oscuros trajes muggles, lo saludaron con una inclinación de cabeza.
—Supongo que han venido a acompañarme hasta mi casa ¿no?- inquirió.
—Efectivamente Sr. Potter, hemos venido con un auto del ministerio para tal fin. —respondió el más alto de los dos tomando la palabra.
—Y cuando lleguen, ¿qué harán?
Tenemos órdenes de hacer guardia en su casa señor Potter.
—En casa de mis tíos no corro peligro, por lo menos hasta mi cumpleaños, debido a unos hechizos protectores realizados por Dumbledore. Además mis amigos Ron y Hermione estarán con migo. No deseo que se queden ahí.
—Debemos hacerlo señor Potter, seguimos órdenes.
—Lo que quieran, pero si se empeñan me escaparé y les aseguro que no podrán hallarme. —lo dijo sin realmente creerlo, ya que había prometido quedarse hasta su cumpleaños.
—¿Pero promete que permanecerá en su casa?
—Prometo que haré lo posible.
—No sé…, debo preguntar a mis superiores. —Diciendo esto el auror se dirigió al andén nueve y tres cuartos, para aparecerse en el ministerio. A los pocos minutos regresó y le dijo a Harry:
—Esta bien señor Potter, el primer ministro dijo, que sea como usted desea, si no desea su ayuda, no lo obligará a tenerla— le contó el auror con vos imperturbable —y nos ordenó que regresemos al ministerio luego de escoltarlo a su casa.
—Bien, así esta mejor —dijo Harry imperturbable — Ustedes seguramente son buenos aurores, pero no me gustaría que les sucediera nada por defenderme en el lugar en el que yo no corro peligro, ustedes morirían, y yo nunca hubiera estado en peligro.
—Este es nuestro trabajo señor Potter, pero gracias —agregando luego —es un placer conocerlo —yo soy Charles y el Kyle.
Harry les sonrió y fue a ver como les había ido a sus amigos con sus respectivos padres.
La madre de Ron abrasaba a su hijo como si no fuera a volver a verlo, mientras Ron trataba de zafarse diciendo:
—Ya basta…, mamá… basta… me avergüenzas… nos veremos apenas en un mes. Basta ya —dándole unos últimos besos lo dejo para abrasar a Harry.
—Cuídense mucho chicos dijo el Sr. Weasley— y le tendió la mano a Harry, abrazó a su hijo y le dio un beso a Hermione, agregando —nos veremos luego del cumpleaños de Harry.
Luego Hermione se despidió de sus padres, quienes la abrasaron fuerte, diciendo:
—Nos veremos pronto, estamos invitados a la boda de Bill —dijo el padre de Hermione.
Y la madre agregó:
—Cuida tus dientes cariño, no comas muchas golosinas.
Comenzaron a avanzar hacia el auto del ministerio, precedidos por los aurores, Harry y Ginny fueron retrasándose. Harry saludó finalmente a Ginny, con un beso en la mejilla, mientras le murmuraba al oído:
—No te abrazo, pues no sé quien puede estar mirando.
Y cuando se separaba ella lo abrasó y lo besó y luego le dijo:
—No me interesa que el innombrable este mirando Harry.
Harry miró alrededor para ver si no había alguien observándolos y cavilando que haría y bajando mucho la voz dijo:
—Te extrañaré Ginny, pero me moriría si algo te sucediera.
Y comenzaron a caminar también hacia el coche del ministerio.
Antes de guardar el equipaje Harry preguntó:
—¿Señor Weasley, en que regresará a su casa?
—En taxi creo, ¿por qué? Inquirió el Sr. Weasley.
—Porque creo que también puedo hacer que los lleven a ustedes y a los padres de Hermione.
Se dirigió a los aurores y preguntó:
—Charles, crees que será posible que llevemos a los Sres. Weasley y Granger de camino a mi casa —Charles miró a su compañero que asintió con un ligero movimiento de cabeza y respondió con una media sonrisa:
—Sí, creo que sí, en el ministerio no especificaron el camino que debíamos seguir hasta su casa Sr. Potter.
Guardaron todo el equipaje. Luego, subieron al frente los dos aurores y los padres de Hermione junto al chofer. En el asiento trasero ampliado hasta el tamaño de un sofá de tres cuerpos, iban sentados los Sres. Weasley, Ginny, Ron, Hermione y Harry.
No hablaron mucho durante el viaje, primero dejaron en su hogar cerca de la costa a los padres de Hermione que abrasaron nuevamente a su hija antes de bajar. Luego fueron a casa de los Weasley en las afueras del pueblo de Ottery St. Catchpole, donde bajaron. El Sr. Weasley les dijo nuevamente:
—Cuídense mucho.
La Sra. Weasley les dio un beso nuevamente a cada uno. Harry apretó la mano de Ginny antes de que bajara y le dijo suavemente:
—Nos veremos pronto.
—Eso espero Harry Potter, o tomaré mi escoba e iré a buscarte —Luego bajo dirigiéndose a su casa sin darle tiempo a Harry de responder.
Luego fueron al número cuatro de Privet Drive, donde se detuvo el coche y bajaron los aurores diciendo:
—Esperen un momento que revisemos la zona —unos momentos después regresó y dijo —Es seguro, pueden bajar. Esperaremos hasta que entren.
Ya estaba anocheciendo cuando Harry tocó el timbre y esperó unos momentos hasta que se oyeron pasos en el interior. Tío Vernon abrió la puerta con aspecto de malhumor, este año no se habían molestado en ir a buscar a Harry, ya que no se querían encontrar con esos "bichos raros", refiriéndose a los magos amigos de su sobrino.
Tamaña sorpresa se llevó al encontrarse a esos dos "mocosos" amigos de Harry, esos magos, que tal vez vinieran a amenazarlo, para que no tratara mal a su sobrino. Por lo que dijo en un tono bastante desagradable:
—¡Que hacen "estos" aquí!
—Entremos y te diremos —respondió Harry cortante.
Vernon estuvo a punto de decir que esos dos no entraban, cuando vio el coche negro y los dos tipos parados junto a este mirándolos. En ese momento se dio cuenta de que escucho un coche momentos antes de que tocaran el timbre.
«Tal vez llegaron con esos dos y fueran magos» sus peores sospechas se vieron cumplidas cuando estos dijeron:
—Vamos Harry entren así podemos irnos. —luego de eso, se oyó la voz de tía Petunia proveniente de la sala que decía:
—¿Quien es Vernon?
—Es el "mocoso" —le respondió tío Vernon, al tiempo que le decía a los muchachos en un gruñido—pasen.
"Cuando esos dos de afuera se hallan ido, los hecho" pensó, "Seguramente al igual que Harry estos dos no pueden hacer magia todavía."
Hermione miró hacia la calle que en este momento se hallaba vacía y sacó su varita, haciendo caso omiso de la cara púrpura que tenía tío Vernon. Ron tomó las jaulas de Pigwedgeon y Crookshanks mientras que Harry se ocupó de la jaula de Hedwig y penetraron en la casa. Hermione controló una vez más que la calle permaneciera desierta, mientras apuntaba con su varita a los baúles y murmuraba «¡Baúl locomotor!», con lo que los baúles se elevaron unos centímetros y comenzaron a avanzar delante de Hermione. Tío Vernon abrió los ojos enormes, no podía creer lo que estaba viendo, la vena de su frente latía furiosamente amenazando con estallar, miró nervioso a la calle.
Por alguna razón no lograba articular lo que quería. Harry lo miró y sonrió antes de decir:
—Tranquilo tío, no hay nadie en la calle —dejó la lechuza junto a Pig y Crookshanks sobre los baúles y le dijo a tío Vernon y a tía petunia que había aparecido justo para ver como descendían los baúles —vallamos a la sala necesitamos hablar.
Por la cara de los Dursley, no parecía que solo los llevaran a la sala, parecía que iban rumbo al patíbulo. Sé sentaron en el sofá, los muchachos los imitaron sentándose frente a ellos. Tío Vernon tenía la mirada fija en Hermione ya que a ella la había visto realizando magia. Harry tomó la palabra diciendo:
—Mis amigos, Hermione y Ron, han venido a quedarse con migo hasta mi cumpleaños…
—¡Eso no! —Bramó tío Vernon, mientras se ponía de un feo color morado —no permitiré que esos dos mocosos se queden en mi casa.
—Se quedaran pues yo me tengo que quedar —contestó Harry calmado, lo que ponía peor a tio vernon —saben que Voldemort ha regresado —les dijo Harry sin hacer caso a la mueca que hacia Ron —las cosas que tal vez no sepan es que el huracán que golpeó el oeste no fue tal, fueron los Mortifagos.
—Los seguidores de Voldemort —agregó Hermione mientras Ron hacia otra mueca — ellos y probablemente algún gigante, por lo menos eso hemos oído —terminó Hermione.
Lo del puente Brokdale —les dijo Ron tomando la posta —también lo hicieron ellos.
—Dices que ese lord Volde… como se llame causó lo del puente y lo del huracán.
—Sí —contestó Harry —y un buen número de los asesinatos sin resolver. Como los de Amelia Bones y el de Emmeline Vance.
—Por eso nos quedaremos con Harry mientras esté aquí, para que estén más seguros —expresó Ron.
—Yo, no sé… — empezó a decir tío Vernon confuso, mientras miraba a tía Petunía implorando ayuda.
—Tal vez deban quedarse Vernon —dijo tía petunia dubitativa —muy bien quédense dijo finalmente tía petunia —pero quédense en el cuarto de Harry y no salgan y no piensen que voy a cocinar para ustedes, arréglense como puedan.
—Saldremos si es necesario —contestó Harry —no podemos vivir encerrados. Además debemos practicar, por lo que aremos ruido, pero poco —se apresuró a decir ante la alarmada mirada de tío Vernon —pero prometemos que nadie nos verá desde fuera.
Pero Petunia…—empezó tío Vernon, pero esta lo cortó diciendo:
—Estaremos más seguros con ellos Vernon —tío Vernon se desinflo ante la mirada de su esposa que continuó diciendo —además prometí que lo tendríamos hasta su cumpleaños Vernon —agregó tía petunia.
—Está bien —dijo resignado tío Vernon —entonces suban a su cuarto y no usen esa cosa donde la gente normal pueda verlos —terminó casi gritando.
Harry tomó su baúl y la jaula de Hedwig, precediendo a sus amigos hasta su cuarto. Que cuando entraron no se vieron decepcionados, era tan diminuto como esperaban, tanto que luego de entrar los tres baúles, apenas tenían espacio para estar de pié. Por lo que Hermione dijo:
—Debemos hacer algo, aquí no podemos dormir los tres.
—Es cierto —le dijo Harry —pero deberían ver el cuarto que tenia cuando era pequeño, dormía en el cuarto que se encuentra debajo de las escaleras, este en comparación es enorme —Luego agregó en un tono lúgubre —imposible que obtengamos más que esto de los Dursley, ya es un milagro que los hayan dejado quedarse con poca pelea.
En ese momento se escucho el sonido de la puerta que da a la calle cerrándose y momentos después un chillido porcino, Al oír esto, Harry dijo riendo:
—Creo que llego Duddley.
—Si bueno, pero que haremos —cortó Ron un tanto molesto, ya que una punta del baúl se le estaba clavando en la espalda.
—No sé, se te ocurre algo —dijo Harry mirando a Hermione esperanzado.
Pero en ese momento exclamó Ron:
—Ya sé, recuerdan las carpas en el mundial de quidditch —exclamó Ron alegre —eso solucionaría todo, debemos conseguir una.
—Si parece buena idea –dijo Hermione mientras miraba a Ron alegre —¿pero donde conseguiremos una?
—Talvez mi padre pueda conseguirnos una, le mandaré una carta.
—Mándala con Hedwig —dijo Harry —creo que llegará más rápido —terminó mirando a su lechuza con cariño.
Ron sacó pergamino y una pluma y redactó una carta, que luego pasó a Harry. Este, la selló con su varita, sacó a Hedwig de su jaula, que ululó contenta y estiró su pata solícitamente para permitirle a Harry atarle la carta. Luego la llevo a la ventana y le dijo
—Es para el señor Weasley, es urgente, así que apresúrate.
Hedwig como respuesta pestaño y salio volando por la ventana hacia el crepúsculo. Harry se dio vuelta diciendo:
—Deberíamos ir a comprar algo para comer, no creo que mis tíos sean tan solícitos de darnos algo de comer, además, no quiero esperar encerrado en este pequeño lugar, apenas cabemos los tres.
Hermione y Ron asintieron y se encaminaron a la puerta. Cuando salieron, Ron que era el último, apunto a la ventana con su varia y exclamó:
—«¡Fermaportus!»
Y esta se cerró automáticamente. Luego hizo lo mismo con la puerta una vez la atravesó y guardó su varia diciendo:
—Es maravilloso que ahora podamos usar magia fuera del colegio.
A lo cual, los demás asintieron mientras se encaminaban a la puerta. Cuando pasaron por la sala, los Dursley los miraron con cara de enfado. Los chicos ni los miraron, no valía la pena. Salieron a la calle casi había anochecido. Había poca gente en la calle, todos vecinos de los Dursley, de aquellos que pensaban que el desaliño debía penarse con la cárcel.
Fueron a la tienda donde compraron algunas cosas para hacer unos sándwiches. Cuando salían, se encontraron a la señora Figg, la vecina squib de Harry, que venía de comprar comida para sus gatos, en la bolsa se oían sonar las latas. Cuando los vio, se apresuró hacia ellos para saludarlos:
—Hola Harry, como has estado — le estrechó la mano y luego se dirigió a Ron diciéndole —tu debes ser un Weasley verdad —y también le estrecho la mano.
—Soy Ron Weasley señora —respondió este.
—A ti no te conozco niña —dijo volviéndose hacia Hermione —pero si eres amiga de Harry, también debes ser una buena persona —dijo al tiempo que también le tendía a esta su mano.
—Soy Hermione Granger señora Figg —dijo Hermione educadamente, con las mejillas con poco coloradas.
—Es un placer Hermione —¿Pero que están haciendo por aquí ustedes? —preguntó mirando a su vez a Hermione y Ron.
—Nos quedaremos con Harry hasta su cumpleaños —respondió Hermione.
—Como lograron que los Dursley les permitan quedarse —inquirió la señora Figg.
—No fue fácil —respondió Harry —pero les contamos algunas de las cosas que hizo el innombrable el último año.
—Y nosotros fuimos terminantes en que nos quedaríamos si o si —agregó Hermione — si Harry se queda, nosotros nos quedamos.
—Además, hicimos un poco de magia delante de ellos –dijo Ron con una risita —debería haber visto la cara que puso el tío de Harry cuando Hermione entro los baúles usando magia.
—buenos chicos, me alegro que estén aquí — terminó la señora Figg —me gustaría que fueran a mi casa a tomar el Té alguna tarde
—Adiós Sra. Figg —la saludo Harry —le prometo que alguna vez iremos, le enviare una lechuza. Pero ya nos debemos ir, esperamos que nos respondan una carta.
Luego la saludaron nuevamente y regresaron a casa de Harry, donde hallaron a Hedwig esperando en el alfeizar de la ventana. Cuando abrieron, entro y ululó indignada por la espera. Harry retiró la carta y se la tendió a Ron, esta decía:
Haré todo lo posible por conseguir una carpa. Mientras, les envío un encantamiento Para que amplíen el cuarto, no es muy bueno, pero les servirá. Luego les trataré de conseguir uno mejor.
Cariños
Arthur Weasley
—No es mucho, pero es un comienzo —dijo Ron pasándole el encantamiento a Hermione.
Ella lo leyó y lo estudió un rato, luego saco su varita y pronunció el hechizo. Cuando terminó, el cuarto pareció oscilar, para luego expandirse hasta duplicar su tamaño, lo que no era mucho, ya que el cuarto de Harry era diminuto, pero ahora ya podían sentarse.
Hermione preparó unos sándwiches, luego se sentó junto a Ron en la cama y Harry en la única silla que disponía el cuarto. Harry, cuando estaba dando el último bocado, vio acercarse cuatro grandes lechuzas llevando un paquete aun más grande.
—Chicos, creo que llega la carpa —dijo señalándoles la ventana.
Ron se apresuró a abrir la ventana y unos instantes después entraban las lechuzas que aterrizaron pesadamente sobre la cama con el paquete. Harry y Hermione se apresuraron a desatarlo. Hecho esto, las lechuzas partieron una a una por la ventana.
El paquete tenía pegado un sobre que Harry tomó. La letra de la carta era desconocida para los chicos, pero esta decía:
Estimado Harry Potter
Me encontré con Arthur hace como una hora, el me contó el predicamento en el que se hallaban, me alegra poder prestarte esta carpa que de momento no necesito.
Úsala todo lo que quieras y no dudes en recurrir a mí en otra ocasión. Espero poder serte de ayuda nuevamente.
Atentamente
Dedalus Diggle
Cuando Harry terminaba de leerla, entró otra lechuza que salió volando en cuanto Hermione tomó la carta. Estas ves reconocieron la letra como la del señor Weasley. Hermione se apresuró a leerla.
Queridos Harry, Ron y Hermione
Me encontré con Dedalus Diggle, que se ofreció muy gentilmente a prestarles una carpa de su propiedad por el tiempo que sea preciso.
Cuando disponga de tiempo te compraré una Harry. Le pediré el dinero a Bill cuando lo vea. Le envié a Minerva una Lechuza para que nos ayude con el problema con el espacio de tu cuarto, estoy esperando su respuesta.
Cuídense mucho
Arthur Weasley
—¡Fantástico! —Exclamó Ron —ahora solo debemos armarla.
—Si —dijo Hermione —pero antes deberíamos agradecerle al señor Diggle y a tu padre Ron.
—Es cierto —dijo Harry –dicho lo cual, tomo pergamino y pluma y escribió dos cartas de agradecimiento. Hedwig se encargo de llevar la carta al señor Diggle y Pigwedgeon, luego de gorjear emocionada por toda la habitación ante la mirada reprobadora de Hedwig, se encargó de llevar la carta al padre de Ron.
Luego corrieron todos los baúles a un lado de la ampliada habitación junto con la cama de Harry y en una esquina, junto a la ventana, armaron la carpa, que no se veía muy grande por fuera. Cuando entraron, vieron que poseía dos habitaciones con una cama cada una y un comedor con cocina. En la habitación más grande colocaron la cama de Harry y luego se fueron a dormir.
Al día siguiente mientras desayunaban les llego otra lechuza, esta les traía una carta de McGonagall, en ella les deseaba felices vacaciones y les detallaba un encantamiento para ampliar aun más su habitación, pero era complicado. Hermione tardó todo el día en poder realizarlo correctamente. Una vez lo lograron, ésta tenia un tamaño descomunal.
Así, que al fin pudieron estar relativamente cómodos. Unos días después llegó otro enorme paquete, esta vez del señor Weasley. Era la nueva carpa, por fuera era apenas más grande que la del señor Diggle, pero por dentro era mucho más grande. La carpa era como para que seis personas estuvieran realmente cómodas, además de tres enormes cuartos, tenía un baño, una cocina espaciosa con un desayunador, un comedor bastante amplio y una sala de un tamaño moderado.
Ahora, en el cuarto de Harry propiamente dicho, les quedaba espacio suficiente para realizar los entrenamientos que ellos deseaban hacer.
Los días iban pasando lentamente, dentro del cuarto de Harry tenían todo lo que necesitaban. Dentro de esta "mini casa" dentro de la casa de los Dursley, que era el cuarto de Harry. Pasaban los últimos días hasta el cumpleaños de Harry, dentro de la casa de los Dursley, como hubiera deseado Dumbledore.
Como Harry de encontraba con dos magos adultos, Ron y Hermione, Harry podía realizar magia, como había aprendido hacía poco. Entablaban duros combates, Harry contra Ron o Hermione, ocasión en la que ellos indefectiblemente eran aturdidos o perdían su varita, o bien estos peleaban juntos contra Harry.
Harry solía ser muy duro con Ron y Hermione, ya que la vida de ellos dependía de su habilidad y velocidad. Por lo que Harry debía reprenderlos seguido.
Una tarde durante la segunda semana, pocos días después que habían comenzado a entrenar en duelo mágico, mientras Harry observaba un combate llevado a cabo por Ron y Hermione, sonó la puerta.
Era tío Vernon, cuando Harry abrió la puerta, Ron y Hermione aun seguían el encarnizado combate. Tío Vernon, que se disponía a parar el alboroto que hacían esos "bichos raros", se encontró a Ron y Hermione que se lanzaban hechizos el uno al otro sin dar ni pedir cuartel. Tío Vernon se puso morado, la vena de su sien amenazó con estallar, quiso gritarles y decirles tres verdades, pero las varitas de los jóvenes lo atemorizaron e hizo lo único que podía. Salió corriendo hasta el bar más cercano y tardó cuatro horas en volver con la nariz un poco roja. Luego de eso, los Dursley solo se limitaban a lanzar miradas de odio hacia el cuarto de Harry cuando oían un poco de alboroto.
Cuando tío Vernon salió corriendo, Harry volvió a observar el combate de Ron y Hermione, pero estos percatándose de lo sucedido habían cesado de luchar y reían estrepitosamente. Harry se unió de buena gana a ellos. Y luego dijo:
—Ahora luchemos tu y yo Hermione, veamos que tal lo haces.
Al primer movimiento de varita, Hermione cayó aturdida, luego de no ser suficientemente rápida en realizar un hechizo protector. Cuando se incorporaba, luego de que Ron la reanimara, Harry le espetó:
—Vamos Hermione, tu puedes hacerlo mejor, no pienses tanto los hechizos, solo lánzalos —dijo frustrado —ese tiempo es el que se necesita para matarte.
»Bueno ahora de nuevo, prepárate. «¡Expeliarmus!» —gritó Harry, al tiempo que Hermione trataba de decir «¡prote…», pero no alcanzó a completar la frase cuando su varita volaba de su mano para caer mansamente a los pies de Harry —mucho mejor Hermione —le dijo este —pero aun nos falta mucho.
—Cierto dijo Ron — y aun tu eres lento si alguien usa un hechizo no verbal.
Los tres se miraron desconsolados pensando en lo mucho que aun tenían por delante.
«Tal vez, nos falte mucho por aprender» pensó Harry «pero nada impedirá que destruya a Voldemort», «o que sea destruido» dijo una sabia vos dentro suyo, la vos que se asemejaba a la de Hermione.
Se puso de pie y dijo:
—Continuemos —al tiempo que Ron y Hermione se preparaba nuevamente.
—Ambos trataran de vencerme, atúrdanme, sáquenme la varita, lo que sea –dijo mirándolos alternativamente —tal vez nos toque pelear con más de un mortifago otra vez.
—Las últimas veces tuvimos mucha suerte Harry, si no fuera por el Felix felices…
—Si por eso debemos entrenar mucho —dijo Harry, mientras se ponía en guardia y alzaba su varita.
—Sobre todo Ron, si recordamos lo que pasó en el ministerio —decía en voz baja Hermione, al tiempo que Harry torcía el gesto al recordar a su padrino muerto —aun aurores como Ojoloco y Tonks cayeron ese día, si no llega Dumbledore a tiempo…
—Tal vez no la contamos —termino Ron la frase.
Con un grito de "Expeliarmus" de Hermione comenzó la encarnizada batalla. Harry saltaba de un lado al otro al tiempo que les lanzaba hechizos. Pero se hacia difícil defenderse de ambos, ya que Ron y Hermione se fueron separando hasta que los tres formaron una línea recta con Harry en medio. Ron y Hermione se miraron y lanzaron sus hechizos al mismo tiempo. Hermione logró desarmar a Harry, pero Ron quedó en el suelo, aturdido.
Harry se sentó jadeante, exhausto por el esfuerzo, mientras Hermione apuntaba con su varita a Ron y murmuraba "Enervate".
Ron miró a Harry sonriendo —tardaremos en poder hacer algo así Hermione, pero lo lograremos.
Luego de unos minutos comenzaron nuevamente, siguieron peleando encarnizadamente hasta que hicieron un alto, ya que no se sacaban ventajas, pues Harry tuvo cuidado de esta vez no quedar en medio de Ron y Hermione.
—Muy bien Hermione, mejoras —dijo Harry entre jadeos —pero aun Ron es un poco más rápido que tú —le espeto Harry al tiempo que Ron se sonrojaba y Hermione sonreía mientras veía a Ron.
En ese momento salió Dobby a través de la puerta de la carpa cargando con una bandeja con limonada y unos bocadillos.
Dobby había llegado unas semanas atrás deseando hablar con Harry.
—¿A que has venido Dobby?, ¿que sucede? —lo inquirió Harry.
—Señor, Dobby a dejado Hogwartz señor, ahora que Dumbledore no es más el director, Dobby ya no desea trabajar allí señor —Decía Dobby rápidamente con su voz chillona —Dobby sería muy feliz señor, de trabajar para el señor Harry Potter, señor. Dobby protegerá a Harry Potter señor —continuó Dobby —además, Dobby no quiere estar cerca de ese elfo Kreacher señor. El habla mal de el señor Harry Potter, peleamos a todas horas señor —decía Dobby mientras se agarraba a las rodillas de Harry.
Harry miró a Ron y Hermione como pidiéndoles consejo, pero enseguida, se dio cuenta de que eso era en parte su culpa, ya que el había mandado a Kreacher a Hogwartz para que no le causara más problemas, pero por lo visto, hasta ahí causaba problemas el elfo.
Harry miró a Dobby y le dijo:
—Está bien Dobby, trabajarás para mí, pero con estas condiciones: solo trabajaras seis días a la semana —«menos ofendería al elfo y más a Hermione» pensó Harry —y cobrarás el doble de lo que cobrabas en Hogwartz —le dijo mirándolo seriamente —no aceptaré pagarte menos que eso, por menos no trabajarás por mí. Si deseas más te pagaré lo que me digas, pero no menos —le recalcó.
—Pero señor, Dobby será feliz con trabajar para el señor Harry Potter señor, Dobby no desea ningún sueldo señor.
—Dobby, cobraras eso, o no trabajaras para mí —Dobby lo miró con los ojos llorosos y le dijo:
—El señor Harry Potter es muy amable señor, Dobby no merece tanto señor, Dobby estará muy feliz de trabajar para Harry Potter por ese sueldo señor.
Desde ese día Dobby entró a trabajar para Harry, y era el elfo domestico más feliz que se hubiera visto y su escaso sueldo además de su tiempo libre solía usarlo para hacerle presentes a Harry y sus amigos aunque estos le insistían en que no debía hacerlo.
Hermione continuamente le decía a Harry que debía pagarle más a Dobby, pero este negaba con la cabeza y le decía:
—No aceptaría, talvez se ofendería y se iría a un lugar peor, tu sabes que es un orgullo para un elfo domestico trabajar para su familia sin esperar nada a cambio, aunque Dobby es algo extraño en ese aspecto. Supongo que por haber trabajado para los Malfoy, como Kreacher por haber recibido ridículas ordenes de ese cuadro de la madre de Sirius —Hermione quiso replicar, pero Harry negó con la cabeza y se fue a hacer sus cosas.
Después de todo Dobby resultaba de gran ayuda, ya que ellos se desentendieron del aseo de la carpa y de la comida, cosas que llevaban tiempo y pudieron concentrarse en aprender.
Durante las noches a Harry le costaba dormirse, todo lo ocurrido hacia apenas unas semanas estaba fresco aun en su mente. La cueva, la poción, los inferí, la muerte de Dumbledore, Snape… y el hecho definitivo que hacía que toda esa noche fuera inútil, el Horcrux era falso. Reflexionaba largas horas sobre ello, además, deberían averiguar quien era R.A.B. y si realmente había destruido el Horcrux, porque lo hizo, de que lado estaba, como sabía de los Horcrux, ya que eso era algo que a Dumbledore le había costado años saber.
También debería hallar los demás Horcrux, destruir la serpiente (el sexto Horcrux) y destruir a Voldemort, la séptima parte de su menguada alma, sin duda la tarea más difícil, y que no creía poder llevar a cabo, no obstante no dejaría de intentarlo. Su camino poco a poco se iba trazando en su mente.
—«Debo aprender mas, mucho mas, apenas puedo defenderme de un mortifago» —pensaba —«me encuentro impotente ante Bellatrix o Snape» —reflexionaba Harry —«la última vez, me bloqueó todos mis hechizos», «tal vez deba convertirme en animago» —y con ese pensamiento se quedó dormido.
Al día siguiente, durante el desayuno les contó la idea, Hermione, que luego de pensarlo unos minutos, dijo:
—Parece una buena idea, pero quien nos enseñará —dijo —Sirius hubiera sido ideal, pero sin el… —a lo cual, Harry respondió:
—Si, Sirius hubiera sido ideal, y le hubiera encantado enseñarnos, pero sin el… no se… —dijo pensativo
—Ya lo tengo pidámosle a Rita Skeeter exclamó Ron.
—No Ron, eso no es una buena idea —dijo Hermione —a ella le gustaría saber un secreto nuestro como ese, podría volver a escribir lo que quisiera, nos chantajearía.
—Si tienes razón dijo Ron alicaído.
—Lo tengo Harry, ¡no debería haberlo olvidado!
—Está bien, ¡pero dilo ya! —exclamó Ron mientras miraba a su amiga exasperado
—Si tienes razón ella es la indicada —dijo Harry sorprendido al darse cuenta de quien hablaba Hermione.
—Si, pero de quien hablan –lanzó Ron al borde de la desesperación, al ver que sus amigos sonreían contentos.
—McGonagall también es animaga —dijo Hermione.
—Y pertenece a la orden del Fénix agregó Harry.
—Cuando hablaremos con ella, talvez la veamos en la fiesta de Bill.
—No quiero esperar tanto Ron —me gustaría ir hoy mismo, pero esperaré hasta mi cumpleaños, luego de que hagamos nuestros exámenes de aparición. Prefiero viajar en escobas, pero aparecerse es mucho más rápido y como dicen Fred y George "El tiempo es galeones". Luego de eso, fueron a la sala y agarraron sus libros, Hermione el de transformaciones avanzadas, Harry, uno de los volúmenes que le había regalado Sirius y Lupin para navidad "Magia defensiva práctica y como utilizarla contra las artes obscuras". Realizaban este ejercicio a diario, cada uno aprendía uno o dos hechizos nuevos (o más si estos eran relativamente fácil) y los practicaban y se los enseñaban a los demás, algunos de los hechizos utilizados en transformaciones, les llevaban más tiempo que los demás, sobre todo a Harry y Ron.
Ron se había vuelto especialmente hábil para los encantamientos, había mejorado mucho en estas últimas semanas, había madurado un poco y se concentraba más que antes. Harry y Hermione se sorprendían continuamente al verlo pelear con un nuevo encantamiento y persistir hasta que lograba dominarlo. Aun le costaban mucho los hechizos no verbales, pero lo seguía intentando.
Harry buscaba los mejores hechizos en los libros que le regalara Sirius, como uno en el cual, las rodillas se adherían al suelo u otro el cual, hacía que a la persona a la cual se lo arrojaban hicieran los movimientos opuestos a los que pretendían hacer. Así que, en el primer encuentro que tubo con Ron, agitó su varita y exclamó "refringe mommentum" y Ron que pretendía agacharse para esquivar el hechizo de Harry, hizo algo parecido a un salto y calló al suelo como un costal de papas al no poder controlar su cuerpo correctamente. Al querer erguirse, su cuerpo retorció como una lombriz en el suelo, por lo que Hermione y Harry soltaron una carcajada mientras a Ron se le ponían las orejas coloradas, síntoma este que siempre acusaba peligro. Luego, Ron al darse cuenta también el de lo cómico de la situación, comenzó a reírse descontroladamente, al tiempo que Harry movía su varita para quitar el hechizo. Aun riéndose, cuando logró levantarse, colocó una mano en el hombro de Harry y dijo:
—Por favor, enséñame esa maldición, es muy buena —dijo mientras se secaba una lagrima —es muy desconcertante, no sabes que te ocurre, ni siquiera puedes hablar —terminó con los ojos brillantes, pensando en el momento de usarlo contra algún mortifago.
Hermione se dedicaba a la materia más difícil de todas, transformaciones. Ya había logrado cambiar el color de su piel, el problema era revertir los hechizos cuando estos salían mal. Dos veces debió ir a San Mungo, una de ellas la mano izquierda le había crecido hasta el tamaño de una raqueta de tenis con un color rojo intenso. Debió permanecer un día en una sala del cuarto piso hasta que pudieron regresarle la mano hasta su estado normal.
Todos, fueron a visitarla, Ron y Harry se hallaban sentados a los lados de la cama esperando que los medimagos pudieran revertir el hechizo. Habían ido los padres de Hermione, también había pasado a visitarlos Hagrid. Los padres de Ron que sabían que se hallaba bien, pero deseaban ver a los chicos. Los gemelos, ocupados con su tienda, no habían tenido tiempo de visitarla, pero le habían enviado un perfume, que cada vez que se lo aplicaba, olía a una diferente combinación de flores.
Lupin había ido con Tonks. Luego de lo ocurrido a Bill, hacía ya casi un mes, Lupin se había dado cuenta de que resultaba inútil resistirse al amor que sentían. Tonks lo quería y rechazándola para protegerla, lo único que lograba era provocarle dolor. Tonks volvía a tener el pelo color rosa chicle y a reír por cualquier cosa.
—Te han dado problema los Dursley Harry —dijo Lupin, mientras Tonks le acariciaba la mano
—No, están aterrados —contestó Harry con una carcajada —tío Vernon vio a Ron y Hermione practicando en el cuarto —aclaró.
—Salió corriendo y tardó en volver —agregó Hermione mientras Ron hacía un gesto de beber con la mano.
Me alegro de que te la pases bien en casa e esos muggles Harry, pero has pensado en que harás luego, no creo que quieras seguir ahí luego de tu cumpleaños. ¿No?
—No se bien que haré, pero seguro que me iré de ahí —sentenció —tal vez vuelva a casa de Sirius. No se bien, hay muchas cosas por hacer —suspiró Harry con tristeza.
Pero enseguida se le ocurrió una fantástica idea, que lo hizo sonreír, sabía que a sus amigos les agradaría también.
—Me gustaría que nos entrenaran, que practicaran con nosotros —les soltó Harry, Ron y Hermione sonrieron ampliamente por esa idea tan simple pero tan buena. Luego agregó —Ustedes son un profesor de defensaza contra las artes obscuras, el mejor que hemos tenido hasta ahora —dijo señalando a Remus —y un auror, quienes pueden ser mejor, para mejorar nuestras habilidades.
—Además pertenecen a la orden del Fénix ¿Verdad? —expresó Hermione.
—Cierto, y ambos son buenos para pelear, recordamos lo que ocurrió en el ministerio —dijo Ron, pero deseó no haberlo hecho, ya que notó la pena de Harry al recordar a su padrino.
La mirada de Lupin iba de uno a otro de los jóvenes mientras pensaba que era lo mejor, por su parte Tonks ya había decidido que era una buena idea y sonreía esperando saber cual sería su decisión.
Este finalmente miró a Tonks y le preguntó.
—¿Tú que opinas?
—Me parece una gran idea, yo por mi parte lo haré ¿y tú?
—Si, me parece bien para empezar —y miró a Harry —pero luego, tal vez debamos buscar alguien mejor que nosotros.
—Pero lo harán ¿Verdad?
—Si —respondieron Lupin y Tonks al mismo tiempo.
—¿Pero donde lo vamos a hacer Harry? —Preguntó Tonks —no creo que esos muggles con los que vives sea tan amables de dejar seguir entrando más magos.
—Es cierto —dijo Hermione y agregó —y causaríamos muchos destrozos en la madriguera.
—Además debes estar protegido Harry —dijo Lupin —el innombrable quiere matarte —tal vez, como dijiste, debas volver a la casa de Sirius, sigue siendo un lugar muy seguro aunque sea horrible para vivir.
Luego de eso, se marcharon, dejando a los jóvenes solos. Luego que se hubieron ido, los medimagos habían dado con un hechizo para restaurarle la mano a la normalidad. Les dijo que esperaran una hora antes de marcharse.
De nuevo en Privet Drive, continuaron con su rutina de estudios y prácticas, aunque habían disminuido un poco la intensidad, ya que la dificultad de los hechizos había aumentado considerablemente y los peligros de errores con ellos habían aumentado notablemente.
Una mañana, cuando solo faltaban unos días para el cumpleaños de Harry, se hallaban sentados a la mesa de la cocina, dentro de la carpa, cuando una masa de plumas pardas atravesó la ventana y aterrizó frente a ellos. Se trataba de una lechuza, trayendo en el pico una carta que dejo frente a Ron para luego, salir volando. Este se apresuró a abrirla y dijo:
—Es de mis padres, la leeré:
Queridos Harry, Ron y Hermione
Nos gustaría que vengan a casa el día del cumpleaños de Harry, ya que nos gustaría organizarle un pequeño cumpleaños.
Además nos agradaría que permanecieran unos días aquí, ya que también se está organizando la boda de Bill y Fleur para el domingo 16 de agosto.
Arthur y Molly Weasley
—¡Deberíamos ir! —Exclamó Hermione —sería estupendo, por una vez festejarte un cumpleaños cono se debe Harry.
—Si, sería un breve descanso antes de lo que nos espera —mencionó Ron.
—Claro que iremos, y luegodel casamiento de Bill nos mudaremos al numero doce de Grimmauld Place, aunque solo sea por un breve periodo, luego veremos que hacemos —terminó Harry.
En silencio, cada uno pensando en lo que les esperaba el futuro, comenzaron a comer el desayuno que Dobby se afanaba en servirles cada mañana. Esta mañana, les había tocado jugo de calabaza, tarta de Manzana y salchichas. Mientras comían una segunda porción, llegó como todos los días una lechuza trayendo el profeta, le pusieron una moneda en la bolsita de cuero y esta partió por la ventana. Pronto Hermione se sumergió en su lectura y abandonó a los muchachos que aun seguían comiendo.
Luego de un rato, plegó el diario, colocándolo a un lado y dijo:
Es extraño, no hay noticias nuevas de ataques, ninguna noticia extraña, deben estar planeando algo los Mortifagos —mencionó Hermione molesta y se terminó de un trago su jugo de calabaza, para luego decir —tomémonos un descanso por hoy Harry, vallamos al callejón Diagon, necesito una túnica nueva.
—Además debemos comprar los regalos de bodas —agregó Ron un poco alicaído, ya que no poseía dinero para comprar siquiera una cucharita de postre.
—Podríamos comprar uno de parte de los tres ¿no? —dijo Harry para que su amigo se sintiera mejor.
—Si, pero yo no tengo dinero —dijo Ron sintiéndose cada vez peor.
—No importa, si es de los tres significa que los tres debemos participar en el regalo, ¿no? —Respondió Harry y agregó —yo lo compro, Hermione escribe la carta y tú lo envuelves y lo llevas, ¿Qué te parece? —terminó sencillamente Harry.
—Si, está bien —dijo Ron con una tímida sonrisa.
—Pero debemos mandarle una carta a Bill, para que retire mi dinero —agregó Harry —así, haremos más rápido.
Luego de escribir apresuradamente una nota, fue hasta la percha en la cual se encontraba Hedwig y le dijo:
—Esta carta es para Bill, apresúrate.
La hermosa lechuza blanca pestaño asintiendo y salió volando por la ventana. A la hora regresaba con la respuesta de Bill que decía:
Me encantará hacerte ese favor Harry. Los espero luego del medio día.
Cuídense mucho.
Saludos Bill
Salieron cerca del medio día, no sin antes mandar a Dobby a revisar si había alguien de aspecto extraño merodeando por los alrededores. Cuando éste les informó que no había nadie cerca se dispusieron a salir. Bajaron en silencio por las escaleras que daban a la sala de los Dursley, en aquel momento no se hallaba nadie en casa, tío Vernon se hallaba en el trabajo y Duddley con sus amigotes «seguro que molestando a alguien más chico» se dijo Harry y tía Petunia siempre trataba de pasar el mayor tiempo posible fuera de la casa mientras los chicos se hallaban en ella.
Ya en la casa era un hermoso día, y en la calle solo había unos pocos niños jugando en algunos de los cuidados jardines de esa calle. Se aproximaron a la calle y Hermione alzó su varita, y hubo un fuerte "PUM" al aparecer el autobús noctámbulo.
Un joven rubio de aspecto engreído los recibió diciendo:
—Bienvenidos al autobús noctámbulo, ¿adonde se dirigen? –inquirió el joven.
—Al caldero chorreante —dijo Ron mientras Harry se hacía el distraído y miraba para otro lado para no llamar la atención.
Subieron rápidamente, Hermione se ocupó de pagar el pasaje de los tres mientras los muchachos se dirigían al fondo. El autobús, se hallaba casi vacío, ya que la gente casi no salía de sus casas de tan asustada que se encontraba.
A los pocos segundos de sentarse, llegó Hermione diciendo:
—Dice que en unos quince minutos llegaremos, ya que hay poca gente —mientras decía eso, el autobús, arrancaba dando un estruendoso "PUM" por lo cual Hermione cayó sobre Ron, por lo que rieron alegres.
Harry miraba melancólico por la ventana, soñando despierto, diciéndose una y mil veces no, que por mucho que quisiera hacerlo, era mejor así. Pero de todos modos, seguía dudando. Dando nuevamente un fuerte "PUM", el autobús frenó nuevamente, por lo que Harry rodó por el suelo mientras Ron le decía:
—Despierta Harry, dice el conductor que la próxima es la nuestra.
Para Harry la voz parecía venir desde muy lejos, pero el golpe finalmente lo saco de sus ensoñaciones.
—Ehhm! ¿Nos bajamos? —preguntó con aire de estar perdido mientras se ponía de pie.
—Sí, llegamos al caldero chorreante —contestó el joven que ocupaba el puesto que alguna vez ocupase Stan Shumpiuke, aquel joven lleno de granos que el ministerio había llevado preso, pretendiendo que hacía algo por dar caza a los Mortifagos.
Harry, Ron y Hermione se encaminaron hacía la puerta del autobús, antes de bajar, Ron recorrió con la vista a todas las personas que pasaban cerca del autobús.
—Vamos —dijo —parecen ser solo muggles.
Los tres bajaron y penetraron al caldero chorreante, además de Tom el dueño, solo había un mago presente, que se sobresaltó con la entrada de los muchachos, pero enseguida, volvió su atención a su Whisky de fuego.
Se acercaron al tabernero y Harry que ya había estado muchas veces ahí, tomó la palabra.
—Hola Tom, ¿como has estado?, necesitamos una mesa y algo de comer.
—Pasen para atrás es más privado —les dijo indicándoles una puerta y luego agregó —Igual no creo que importe, no hay nadie que los oiga —Terminó, meneando la cabeza, mientras miraba el prácticamente vacío recinto —en una media hora les llevo la comida —Les indico finalmente mientras tomaban asiento en una mesa bastante usada, pero incomparablemente limpia.
Luego de sentarse en el desierto salón, comenzaron a charlar sobre lo que debían hacer.
—Primero, deberíamos ir a ver a Bill —dijo Hermione —tu debes ir a buscar tu dinero y yo necesito cambiar el mío.
—Luego vallamos a comprar los libros, las túnicas y las otras cosas —siguió Harry.
—Después vallamos a ver que tal les va a Fred y George con el negocio ¿no? —agregó Ron.
—Y yo debo comprar algo de ropa muggle —dijo Harry y agregó —la ropa vieja de Duddley ya se cae a pedazos —terminó con una sonrisa —yo también deberé cambiar algunos galeones.
Luego de eso, llegó Tom el cantinero, trayendo una enorme bandeja con cerveza de manteca, vasos, platos, una fuente con pollo asado y otra con papas. Luego de acomodar todo en la mesa, les dijo:
—Si necesitan algo mas, solo llamen, es un gusto volver a tener clientes en estos tiempos, sobre todo tu Harry —antes de dar media vuelta para irse les dijo —luego les traigo el postre —diciendo esto, dio media vuelta salió hacia la parte delantera del caldero chorreante.
Comieron bastante rápido, ya que debían hacer varias cosas. Cuando finalizaban la comida, Tom entró nuevamente trayendo un enorme pastel que dejo sobre la mesa, cargo los platos en la bandeja y se los llevo. Pero regresó pronto, trayendo tres tasas de café y crema para cada uno.
Satisfechos, los muchachos se levantaron, pagaron a Tom por el suculento almuerzo y salieron a la parte trasera del caldero chorreante, cruzaron el breve patio y tocaron con la varita el ladrillo que habría la puerta que daba al callejón Diagon. Al igual que el año pasado, había poca gente y esta parecía tener cara de pánico y se desplazaba en grupos para sentirse protegida.
Se dirigieron hacia Gringotts, donde Bill ya los esperaba en la puerta. Este los abrazó uno a uno y le pasó a Harry la bolsa de oro. Luego los acompañó hasta las cajas, para que Hermione cambiara el dinero Muggle por galeones y Harry Los galeones por dinero Muggle Ya que no sabían cuantos galeones había en un Euro (un Galeón equivale aproximadamente a 7,4 euros).
Luego Bill se despidió diciendo:
—Nos vemos en unos días en la Madriguera, cuídense mucho. Se que pueden defenderse solos muy bien, pero igual tengan cuidado —luego se dio media vuelta y entró al Banco.
Los muchachos, se dirigieron a la tienda de Madame Malkin donde Harry se compró dos túnicas una de color azul noche y otra de color verde musgo y compró otras dos a Ron que no sabía como agradecerle. Hermione también compró una túnica de un precioso color magenta.
Salieron entraron a una tienda donde vendían ropa muggle, pero era francamente espantosa, como solía ser la ropa que usaban los magos que trataban de pasar por muggles. Por lo cual decidieron que cuando se fueran deberían pasar por una tienda muggle.
Riendo aun por la ropa horrible de la tienda, entraron a otra, donde compraron pergaminos y tinta. Luego pasaron por el emporio de la lechuza para comprar unas golosinas para Pigwedgeon y Hedwig.
Pasaron por Flourish and Blotts, donde buscaron nuevos libros, encontraron dos interesantes, "Hechizos curativos simples: cura tus raspaduras y moretones" y "compendio de hechizos para proteger el hogar". No sabían que libros elegir.
—Tal vez debamos consultar con alguien —dijo Hermione.
Luego Harry pagó los libros y salieron a la calle, subieron por esta hasta llegar al local de los gemelos. No se detuvieron a mirar la vidriera, que como siempre tenia un surtido de sus artículos más vistosos y los más nuevos.
Al entrar se hallaron en un local atestado de gente comprando, que parecía desmentir la poca gente que había fuera. Con dificultad se fueron desplazando hacia la zona de cajas, donde suponían que se hallarían los gemelos.
Entre la gente divisaron una mata de pelo rojizo. Cuando pudieron llegar hasta el, vieron que era Fred, que se hallaba momentáneamente ocupado con la caja registradora. Al verlos exclamó:
—Hermanito, ¿Como han pasado el verano? —Sin dejarlo responder preguntó —¿Te gustó el perfume que te enviamos Hermione?, ¿Y tu Harry como has estado?, tenemos algunas cosas para ustedes.
Los tres se quedaron mirándolo asombrado por la avalancha de preguntas, preguntándose que responder primero. La primera en tomar la palabra fue Hermione diciendo:
—Gracias por el perfume, es muy especial. Hemos pasado un buen verano en casa de los tíos de Harry, aunque un poco encerrados.
—No vemos la hora de marcharnos —aseguró Ron.
—Nos avisó Bill que tal vez pasaran —dijo George, que salía del cuarto trasero del local, con una enorme sonrisa. Se acercó y estrecho la mano de Harry con energía.
—Verity, por favor ven, hasta cargo de la caja llamó Fred —debemos hablar con nuestros amigos.
Luego George los precedió cruzando la cortina, tras el cruzaron Ron, Hermione y Harry seguidos de Fred.
Luego de cerrar la cortina, Fred comenzó a hablar.
—¿Recuerdas Harry que el año pasado te hable de unos sombreros escudos, capas y guantes protectores?
—Si, lo recuerdo bien, pero creo que me vería ridículo con no de esos sombreros.
—Si lo sabemos —se apresuró a contestar George —por eso preparamos finalmente los guantes y las capas.
—Aun no los sacaremos a la venta —siguió Fred —ya que por alguna razón son más difíciles de hacer. Pero en unos meses lo haremos —continuó —pero serán todos rojos, como una distinción nuestra y para que se sepan que son guantes protectores Weasley…
—Pero los primeros los hicimos negros, especialmente para ustedes —dijo George —Aun cuando saquemos nuestras capas y guantes protectores, nadie sabrá que ustedes los tienen…
—Por el color —terminó la frase Fred —los que hagamos para el publico en general, no se podrán cambiar de color, o perderán el escudo, los de ustedes sí. Eso también te servirá para inutilizar las capas y guantes de enemigos, solo debes cambiarles el color a sus capas y se inutilizaran. Esperamos que les gusten —terminó mientras su hermano ponía en las manos de casa uno de ellos.
Cuando Harry sin habla, llevaba una mano al bolsillo, Fred lo detuvo diciendo:
—Ya te he dicho Harry, tu aquí no pagas, no olvidamos lo que hiciste por nosotros…
—Se nos olvidaba —agregó George —si usas los guantes junto con la capa, la protección es mayor que si usas solo la capa o los guantes. Y si utilizas ambos y a su vez realizas un encantamiento deflector, la protección aumenta aun mucho más —terminó George.
—Pero eso no lo sabrá mucha gente —puntualizó Fred.
—Estamos trabajando en un escudo más poderoso –pero eso llevará tiempo —le dijo George.
Al fin pudo contestar Harry.
—No se que decirles, esto nos será de utilidad —dijo y les estrecho la mano afectuosamente a ambos —muchas gracias, espero verlos a ambos en mi cumpleaños —dijo Harry —espero que sea el primer festejo decente de cumpleaños —añadió en tono esperanzado —pero seguro que será mejor que cualquiera de los cumpleaños con los Dursley.
—No conseguirás que faltemos Harry —dijo Fred.
—Por supuesto que iremos —dijo George —iríamos aunque fuera en Azkaban.
—Sobre todo ahora que no están los dementores —agregó Fred con una sonrisa y luego dijo —además ya hemos comprado tus regalos.
—Pero deberás esperar para verlos —terminó George con una sonrisa.
—No se molesten —dijo Harry emocionado —solo quiero que vallan. Además, ¿Las capas no eran regalos de cumpleaños?
—Claro que no, esas solo eran para que no los pesquen desprevenidos —terció George.
—Muchas gracias —contestó Harry —pero saben que no les di el premio del torneo de los tres magos para recibir nada a cambió.
—Lo sabemos perfectamente —le dijo Fred.
—Te lo damos porque te apreciamos y estamos agradecidos. Además no queremos que te ocurra nada y tampoco a ellos —dijo señalando a Ron y a Hermione.
En ese momento se oyó una vos proveniente del otro lado de la cortina que decía:
—Señores Weasley, necesito saber cual es el precio de los nuevos Magifuegos Weasley y cuando entra el nuevo embarque de Pufpigmeos.
—Ya vamos Christopher —dijo George sacando la cabeza por la cortina.
Los gemelos saludaron a los muchachos y dieron media vuelta para irse, pero antes de salir, Fred se volvió y dijo:
—Tengan cuidado, hay rumores de que hay Mortifagos en el callejón Diagon con el aspecto de otras personas. Antes de salir, sería bueno que se pusieran la capa.
Luego, dando media vuelta salió por la puerta, dejándolos muy preocupados, ya que no era común en los gemelos pensar en el peligro.
Salieron al bullicio de la atestada tienda. Dieron una vuelta por esta, cada uno sumido en sus pensamientos. Harry tomó tres plumas que se recargaban solas de tinta y unas orejas extensibles. Mientras los gemelos se hallaban regañando a un niño, Harry se apresuró hasta la caja y los pagó. Mientras tanto, Ron y Hermione miraban que no lo vieran.
Luego de despedirse, se pusieron las nuevas capas y salieron a la vacía calle. Fueron hasta la tienda de escobas y Harry compró una para Hermione, para cuando no desearan aparecerse. Luego se dirigieron al caldero chorreante. Salieron y caminaron un par de calles hasta hallar una tienda de ropa Muggle. Allí, Harry compró dos jeans, algunas remeras y medias, ropa interior y todo lo necesario al fin, por primera vez nuevo y de su talle y no la vieja ropa de Duddley que le iba como bolsa de papas. Luego salió y compró dos pares de zapatillas. Cuando ya obscurecía, se internaron en un callejón lateral desierto de gente.
Hermione y Ron se agarraron uno a cada brazo de Harry y este se apareció en el patio trasero de la casa de los Dursley.
Cuando entraron en la sala (los Dursley hicieron de cuenta que no los vieron llegar por aparición, pero parecían un poco molestos) se oía a la comentarista del noticiero.
—Han atacado al primer ministro. Un grupo reducido de personas aun no identificadas, habría irrumpido en la sede del ministerio y habría tratado de penetrar en el despacho del primer ministro.
»Sus esfuerzos de atacar al primer ministro, habrían dado frutos, de no ser por el heroico accionar de su secretario…
Los jóvenes no oyeron más de la noticia, ya que penetraron en el cuarto de Harry.
El día siguiente, mientras desayunaban, llegó la lechuza que llegaba a diario trayendo el Profeta, cuando Hermione lo desplegó para leerlo, vio el titular y dijo:
—¿Recuerdan el ataque al ministerio que oímos anoche en el noticiero muggle?, ¡fueron Mortifagos!
Los tres juntaron las cabezas para leer el artículo.
ATAQUE AL PRIMER MINISTRO MUGGLE
Al parecer ayer por la tarde, tres Mortifagos no identificados penetraron en el ministerio muggle. Se presume que trataban de controlar al primer ministro muggle.
El intento habría sido frustrado por un auror que se hallaba presente en el lugar cumpliendo con el papel de secretario del primer ministro muggle.
Al parecer el primer ministro Rufus Scrimgeur, previendo esta situación, habría colocado en esa estratégica posición al experimentado auror Kingsley Shacklebolt que resistió heroicamente hasta que recibió refuerzos…
—Uhf —exclamó Ron —así que eso era lo que pasó.
—Que bueno que no han logrado controlar al primer ministro —se apresuró a decir Hermione en tono preocupado.
—Es lo primero bueno que debe haber hecho Scrimgeur desde que es primer ministro —dijo Harry con desdén —pero que bueno que se encontraba allí Kingsley, es un gran Mago. Cuando estemos un poco más preparados, deberíamos hablar con el para ver que tal peleamos.
—Esa es una gran idea Harry —dijo Ron con entusiasmo —seguro que el nos podría enseñar muchas cosas también.
—Si, puede ser —dijo Hermione — pero primero veamos a Lupin y a Tonks.
—Pero por ahora practicando entre nosotros por lo menos podremos ser un poco más rápidos —dijo Harry —ahora creo que podríamos ir comenzando la practica, ¿No?
Se levantaron, salieron de la carpa y se dispusieron a realizar sus prácticas diarias mientras Dobby se ocupaba de las tareas diarias como la cocina y la ropa.
Thorio2002: Espero que si alguien lo lee deje algún comentario, aunque sea diciendo qu lo leyó para saber si sigo escribiendo o me retiro ignominiosamente.
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