Un tiempo de 2 años
Han pasado ya 2 años desde que Makoto se fue a la universidad en Tokio, todo para él cambio, el ritmo de vida era agitado y para la carrera que había escogido seria aún más descontrolado, todo avanzaba rápido especialmente para él, dejar el lugar donde había nacido y pasado su infancia y adolescencia fue difícil, pero sabía que nada en este mundo se detenía, que todo avanzaba como lo estaba haciendo el.
Desde el comienzo de sus estudios siempre estuvo ocupado, una nueva rutina todos los días, nuevas calles que conocer y caras desconocidas, pero una cosa que hecho de menos fue el mar esa escena que había visto desde pequeño ya no estaba más lo único que había a su costado eran montones de edificios uno más altos que otros, el mar que siempre había visto ya no encontraba ahí ya no más. Con los días se fue a acostumbrando a mirar los mismo edificios hasta que se olvidó de ellos y siguió como todas las demás personas ocupadas. Sus inicios de clases fueron complicados pero logro coger el ritmo y no se quedó atrás, tenía que hacer valer el esfuerzo que hicieron sus padres al poder enviarlo a este lugar así que se esforzó en los proyecto, tareas y actividades es grupos y por más complicados que fueran lo agradecía porque así su mente no divagaba en recuerdos del pasado.
De vez en cuando llegaba algún mensaje de Nagisa preguntándole como fue su día o simplemente comentado que sus exámenes se acercaban y que Rei lo ayudaría es repasar, agradecía a su amigo por mantener contacto con él y Rei en algunas ocasiones lo llamaba diciéndole lo que había averiguado sobre la temporada ya sea invierno o verano siempre le decía que frutas eran las que debía de comer en la estación en la que se encontraba. Parecía como si nunca se hubiese ido, porque sus dos amigos siempre estaban en contacto con él, como lo hacían en los días de preparatoria, pero al instante se reprochaba que no era así, ahora él estaba lejos y por el momento no conocía a nadie, pero era imposible reemplazar a sus amigos como ellos no había, los extrañaba y se preocupaba por ellos, especialmente por Haru.
Era este último al que más extrañaba y los primeros meses de estadía en el nuevo lugar fueron los peores. Siempre que terminaba de hacer sus cosas su mente rápidamente conjuraba preguntas respecto al estado de su amigo pelinegro ¿si comía correctamente, no solo caballa? ¿Qué nos pasara mucho tiempo en el agua? ¿Qué por nada en el mundo se enfermara gravemente? Todas esas preguntas siempre lo acosaban y el trataba de no perder la cabeza preocupándose en extremo después de todo lo que había hecho para alejarse de él, no podía regresar por unas preguntas que solo lo inquietaban a él, ya que estaba seguro que su amigo de ojos zafiro no estaría sufriendo por estas preguntas, porque muy bien sabía que era el tipo de persona que no mostraba interés por otra cosa que no sea agua aunque en esto último estaría mintiendo porque Makoto sabía que había otra cosa importante para Haru y esa es Rin.
Lo despertó el constante tic tac del reloj al abrir los ojos aún se encontraba presente la negrura de la noche y calculo que faltaban unas horas para el amanecer, se sentó en su cama se llevó una mano a la cabeza y con esta revolvió su cabello color oliva, ya no podía dormir pero sus parparon aun le pesaban, se quedó ahí sentado recordando lo que había soñado, al principio todo estaba mezclado unas imágenes se unían a otras y no tenían sentido pero después de unos minutos su sueño comenzaba a tener una historia pero no una creada por su cerebro lo que había estado viendo era recuerdos de cuando tenía 17 años de esos momentos divertidos y de su cercanía a Haru, le comenzó a doler la cabeza, con este día ya se hacía una semana completa desde que comenzó a tener esos sueños y en todos ellos aparecía Haru, si pudiera tener a su cerebro enfrente le reclamaría la falta de originalidad y algunas cosas más, de las que no estaba conforme. Se levantó de su cama y se dirigió al armario que tenía a unos pocos pasos, abrió un cajón y de el saco una polera de color plomo y de otro compartimiento eligió un pantalón negro, se cambió, al terminar miro el pequeño reloj que tenía a su lado y no se sorprendió al saber la hora, con los minutos que ya habían pasado eran las 5:13am, dejo salir un suspiro de derrota ya no había nada que hacer era muy temprano para hacer el desayuno y el quedarse ahí dentro tampoco lo ayudaba así que decidió salir a correr como lo había hecho unos días atrás.
Era bueno tener un parque a solo unas calles de tu casa especialmente cuando ya no puedes dormir, se dijo Makoto a sí mismo, ese lugar era relajador con esos enormes árboles que daban sombra a las personas que perdían contra el sol del verano, además tenía un camino de serpiente que daba la ilusión de que no tuviera fin, y hasta ahora en estos dos años no se había tomado la molestia de recorrerlo, sonrió, hoy sería el día que viera por primera vez el final de ese camino, inhalo profundamente y comenzó a trotar.
Mientras avanzaba un ligero viento rozaba su rostro sentía como sus músculos se tensaban y estiraban con cada paso que daba, se sintió bien mejor que la otra vez, así que apunto mentalmente el trotar todas las mañanas, siguió avanzado y al ínstate recordó esos días cuando era niño y corría para llegar a tiempo a clases ya que primero tenía que dejar a sus hermanos en el kindergarten. Recordó cuando corría desde su casa hasta las escaleras del tempo y entraba por la puerta de atrás, subía al segundo piso entraba al baño y sacaba de la tina a su amigo delfín, recordó hacer eso hasta el tercer año, recordó la casa de Haru como la de una película vieja que no había visto hace años.
En ese momento ya no se molestó en apartar esos recuerdos, dejo que vinieran como cartas que no quieres recibir, fue lento y le dolió, todas esas experiencias eran su preciado tesoro uno que se había empeñado en no recordar, pero ahora ya no necesitaba reprimirse ya no podía y honestamente no sabía porque lo había hecho, el no pensar en Haru.
Primero, pensó que se preocupaba demasiado por el y ahora que estaba lejos era mejor olvidarlo cosa que al final no pudo, pero después fue más honesto consigo mismo, y dejo salir sus verdaderos sentimientos, no quería pensar en Haru porque le dolía, le dolía verlo porque sabía que sus sentimientos no eran correspondidos ya que le era bien claro que al peli negro aparte del agua le interesaba Rin, sintió una punzada en el corazón, esa era la razón por la que no dudo en irse, sabía que al principio sería difícil y lo fue pero su consuelo fue pensar que todo era para bien, así pasaron dos años y ahora el pensar que tal vez ya no volvería a esa casa, le entristecía, sintió como su garganta se secaba a causa de que inconscientemente había subido la velocidad, ahora no trotaba, corría lentamente. Era una tontería él podía volver cuando quería no es como si hubiera matado a una persona o le estuviese prohibido regresar, él podía volver, pero ¿en verdad deseaba estar ahí de nuevo? si volvía vería de nuevo a su familia a la que había echado de menos muchas veces, a sus amigos con los que paso divertidos momentos los mejores si alguien le preguntaba, a la anciana que le saludaba todas las mañanas y también lo volvería a ver a él su mejor amigo, en el que podía confiar ciegamente, al que después de muchas noches en vela, de vueltas en su cama pensándolo una y otra vez, de días confusos y latidos inexplicables, resulto ser su primer amor Haru.
Con esto último dejo de limitarse y corrió con todo lo que tenía si pasaba una persona esta pensaría que estaría huyendo de algo y eso hacía, huía de el mismo de lo cobarde que fue ese día y de esos dos años, era extraño habían pasado tantos meses en los que prefería no haber pensado en todo eso y ahora en compañía de los arboles acepto que ya no había razón para dejarlo pasar, el volvería, regresaría al lugar de su infancia.
Se detuvo, rápidamente puso sus manos en sus piernas como soporte, le faltaba la respiración y su corazón le martillaba el pecho, sentía que su cara quemaba en parte por la agitación pero no podía negar que era vergonzoso el decir que quería a Haru hace años que no lo decía y como la primera vez su cara ardió completamente, pero era verdad lo quería y tenía que decirle lo que sentía aunque lo rechace y la consecuencia fuera perderlo, esta vez para siempre, recobro un poco de su fuerza levanto sus brazos hacia arriba y se estiro lo más que pudo luego los dejo caer y miro hacia a adelante lo que tenía enfrente era el fin del camino, este dejaba ver tiendas como una panadería que no había visto antes y más edificios, la escena era algo desalentador porque esperaba ver otra cosa como un océano impotente en pleno expendedor y de dijo a si mismo que un océano en pleno cuidad no estaría nada mal, volvió a sonreír era definitivo, volvería a ver ese hermoso y misterioso mar con el que había crecido.
Buenas (la hora que sea en su país) a todos los que leen esta historia, este espacio después de cada capítulo es mi espacio para aclarar algunas cosas. PRIMERO como leen este es un capitulo narrado por alguien que todo lo ve y lo siente (pobre de mí) como vaya continuando con la historia esto va a ir cambiando (espero que para bien) SEGUNDO la trama de mi historia es dos años después me gusta la idea de un Makoto más maduro y de un Haru algo perdido (oops spoiler!) TERCERO… que era… OH! si! con respecto a el tiempo, la carrera de Makoto y como es su departamento (le doy los lujos que se merece) se irán viendo más adelante aún sigo en conflicto conmigo misma sobre algunas cosas(los detalles cuentan)
ESO ES TODO ….por ahora… sin más que escribir(en este capítulo) espero que sea de su agrado, acepto opiniones, críticas y uno que otro grito por ser la primera vez.
Agradezco a Word-sama por corregirme los errores de infarto.
