Los personajes de Inuyasha pertenecen a la gran Rumiko, yo solo los tomó prestados para poder dar forma a la trama la cual si me pertenece. Todo sin lucro y solo con el afán de entretener. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia o una referencia.


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Cuando una persona muere de manera inesperada, no es consciente de su muerte, deambula por el mundo de los vivos sin descanso, como alma triste y solitaria, repitiendo una y otra vez su último día, hasta que su último deseo se cumpla, pero debe ser rápido porque entre más tiempo pase en el mundo terrenal, se corrompe y si era un alma pura, se oscurece, hasta corromperse por completo y hacer el mal.


Alma en Pena.

1. El día de la tragedia.

Una pareja estaba desayunando en una cafetería vegana, el chico, de actitud relajada y poseedor de unos hipnotizadores ojos miel, no se veía muy contento con su comida; pero la chica, de porte delicado, pálida piel y largo cabello negro, si lo disfrutaba.

—¿Pensaste en la invitación que te hice para ir al mar?— preguntó el chico.

—Ya te dije que no quiero ir, ve tú con tus amigos.

—Te vas a divertir.

—Son tus amigos, no míos. Además, es mucho sol, podría darme cáncer de piel.

—Llevaremos una gran sombrilla y protector solar, estarás bien— su novia jamás había querido acercarse a sus gustos, y eso le decepcionaba.

—No sé porque te gusta todo eso, es peligroso y alienta tu hiperactividad, deberías intentar el yoga como yo.

—Tengo mucha energía, por eso— suspiró cansado, de nuevo con ese tema, no entendía que él lo necesitaba para no sentirse enjaulado—. Por favor, solo por esta vez.

—Voy, pero tomaremos juntos yoga, todo un mes.

—Como digas— haría lo que fuese para que ella disfrutase la salida y viese que no era tan malo como pensaba.

—Ya debo irme— dijo al ver la pantalla de su celular—. Hasta el fin de semana— se despidió de un beso en la mejilla a su novio y se marchó.

Inuyasha observó su plato, ¿A quién engañaba? No se iba a terminar aquello. Lo que quería era ir por una hamburguesa con doble carne. Para no quedar en mal, pidió la comida para llevar. En cuanto llegase a su apartamento, llamaría a sus amigos para informarles que Kikyou iría con ellos.


Miroku, Sango e Inuyasha estaban sobre las tablas de surf en el mar, no muy lejos de la costa. Veían a Kikyou leer un libro bajo la gran sombrilla de playa. No se había acercado al agua ni para mojarse los pies.

—Quiten esas caras, dijeron que podía invitarla.

—No, te invitamos a ti y tu dijiste "Le diré a Kikyou", no nos diste tiempo de negarnos, pero está bien, somos amigos, ella es tu novia, Sango y yo somos pareja, es normal que quieras incluir a tu novia al grupo.

—Iré a ver si me acompaña por hielo— Sango decidió que era mejor intentar acercarse y se dirigió a la costa en su tabla, además, tal vez, Miroku e Inuyasha necesitaran una charla.

—¿Por qué sales con ella?— preguntó Miroku.

—¿Y esa pregunta a que viene?

—Nunca la has respondido, yo salgo con Sango porque es una mujer fuerte, me siento genial en su compañía, la veo como la madre de mis hijos, despertar junto a ella es la dicha pura y cuando me golpea por tocar donde no— hizo una pausa, recordaba con felicidad alguna de esas ocasiones—. Es tan reconfortante.

—Yo...— prácticamente exprimió su cerebro para sacar una respuesta—. Kikyou es amable, considerada.

—Como con mucha más gente.

—Ella me gusta.

—No quiso ir, acompañaré a Sango— dijo al ver a su novia levantarse de la arena, caminar a los muelles y hacerle señas— Pregúntale a Kikyou que desea hacer y vamos, si se quiere regresar lo hacemos.

...

Sango y Miroku recorrían las pequeñas tiendas de la costa, hacían tiempo al no querer volver todavía. Sango sacó su celular del bolso al escuchar el tono, su mirada esperanzada, no tardó en desparecer.

—¿Ya no vino?— preguntó casualmente Miroku, no hacía falta decir el nombre, Sango sabía a quién se refería.

—No, dice que a la próxima, hoy mucha gente fue al templo.

—Va ser una larga tarde.

—Debimos ir al cine— entraron a una de las tiendas.

—Después de todo, el plan era que ella viniese e Inuyasha tendría alguien con quien ir a bucear. Que se divirtiera.

—¿En verdad creeremos lo que predijo Mushin?— el abuelo de Miroku era un monje que practicaba distintos tipos de adivinación y su método más usado, era leer el sake.

—Es muy sabio, no se equivocó cuando dijo que caería a los pies de una castaña, mis ojos verían un paraíso rosa y ella sería mi grata debilidad.

Sango no contestó, técnicamente, Miroku si cayó a sus pies, recordaba que por huir de una cita que salió mal, saltó una jardinera, su pie se enredó con la manguera y aterrizó a sus pies, como vestía una falda, Miroku vio sus bragas rosas.

Con el tiempo se dieron cuenta que tenían dos amigos en común, Inuyasha y Kagome, pero ellos no se conocían. Sango conocía a Kagome de bachillerato, a Inuyasha por su familia, el padre de ella daba mantenimiento a las armas antiguas de la familia Takahashi. Miroku conocía a Inuyasha de la universidad y a Kagome porque sus abuelos eran amigos.

Sentían que Inuyasha y Kagome debían estar juntos, pero Inuyasha tenía novia y Kagome no estaba interesada en citas.

Y fue buscando consejo, que recurrieron a Mushin, después de usar distintos métodos, finalmente les dijo algo.

Tienen razón, su amigo y su novia no están destinados.

¿Kagome es la adecuada?— preguntó intrigada Sango.

Es difícil de ver, el futuro de esta chica es complicado, es como si algo no me permitiese ver su pasado o futuro.

¿Qué es lo que puedes ver?

Veo que el hilo de su amigo no es con la mujer que está ahora, para que encuentre su verdadero amor, deben ir a la playa, el día de luna nueva. Veo la silueta de una chica, los hilos se conectan y se ven felices. Hay una propuesta en el mar.

Eso es bueno, puede ser Kagome— dijo Sango a Miroku.

¿Mushin?— Miroku notó que su abuelo frunció el ceño.

Hagan que ambos vayan el mismo día, sin la otra mujer o no vayan.

Al recordar las últimas palabras de Mushin, sintió un hueco en su pecho, desde ese día no dejaba de pensar en que había sonado como una advertencia a una maldición o algo.

—Sí, pero se suponía que no vendría Kikyou... ¿Qué clase de amigos somos si queremos que nuestro amigo termine con su novia?

—No pensemos en eso— fue ahora el celular de Miroku el que sonó—. Es Mushin.

—Contesta, voy por las papas para Inuyasha.

Al volver con Miroku, se asustó cuando vio que tenía mala cara, como si le acabasen de dar una mala noticia.

—¿Qué dijo? ¿Está bien?

—Dijo que tuvo un sueño, vio una gran tragedia en Inuyasha, el cielo se oscurecía y había grandes olas.

—Mejor regresemos y vayamos a otro sitio— fueron a la caja y al salir, vieron el cielo negro y estaban por cruzar la calle, cuando una fuerte tormenta se desató.

...

Cuando la tormenta disminuyó un poco, corrieron a la costa, un camión de rescate, una ambulancia y la policía estaba en el lugar, mientras un helicóptero sobrevolaba el mar y a lo lejos estaba una lancha de los guardacostas.

No venían a Inuyasha y Kikyou, la sombrilla de playa se había volado, solo había una tabla de surf. Fueron a la ambulancia y respiraron un poco aliviados, Inuyasha estaba recostado en la camilla, aparentemente bien, pero ¿Y Kikyou?

—¿Lo conocen?— preguntó el paramédico que atendía a Inuyasha.

—Somos amigos— respondió Miroku.

—Suban.

—Miroku— llamó Inuyasha al ver a su amigo.

—¿Qué pasó?

—No lo sé... Todo estaba bien y luego el mar... El clima cambió... Me sacaron del agua antes de poder encontrarla, debo volver— intentó levantarse, pero su abdomen dolió.

—Tranquilo.

—Lo sedamos, se golpeó contra las rocas— informó el paramédico—. Creo que tiene una costilla rota, pero se niega a ir al hospital.

—Yo tengo que buscarla— habló Inuyasha.

—Estás herido, ve con Sango al hospital, yo espero a que la encuentren.

—No me voy.

—¡Hey Suikotsu! ¿Cómo...— dijo un joven moreno al abrir la puerta de la ambulancia, el chico vestía uniforme de los guardacostas—. Hay cupo lleno ¿Ustedes quiénes son?

—Miroku y Sango, amigos de este muchacho.

—Okami Kouga, yo lo saqué del mar.

—Muchas gracias— dijo Sango, ahora comprendía ese mal presentimiento, su instinto le advertía de aquella tragedia.

—Este clima es tan extraño, hasta da miedo— comentó en voz alta Kouga.

—¿Van a dejar de buscarla?— preguntó con preocupación Miroku.

—No, pero el mar está muy picado, inclusive hay neblina, es complicado.

Inuyasha solo escuchaba, su cuerpo comenzaba a ceder al sedante, no dejaba de pensar en que todo eso era su culpa, él la obligó a ir. Si algo malo le pasaba a Kikyou, jamás se lo perdonaría.


28/10/2017

Sé que tengo dos historias en curso, con una ya me atrase un mes :(, pero esta historia es por "Halloween" y "Día de muertos", debía subirla o no podría dormir XD.

Mi objetivo es terminarla en poco tiempo, espero lograrlo. Deseo sea de su agrado.