Disclaimer:Los personajes que aparecen en este pequeño relato no me pertenecen, son propiedad de George R. R. Martin, y yo no obtengo beneficio alguno de esta publicación.
Lord Arryn ha muerto en unas circunstancias... extrañas por suavizarlo un poco. Cualquiera con dos dedos de frente sabría que aquello no era una muerte natural, por mucho que el gran maestre Pycelle se afane en afirmar aquello. Cualquiera con un poco de sentido común vería que aquello se trataba de un asesinato. Sólo alguien con acceso a información privilegiada podría intuir los motivos. Oh, sí, mis pajaritos no habían dejado de cantar desde hacía horas, algunos decían que nuestra amada reina Cersei había envenenado a la mano de Robert porque tenía información que no debía poseer, otros afirmaban que había sido Ser Jaime Lannister, el hermano de la reina por... los mismos motivos que su dulce hermana. Otros afirmaban que había sido el maestre Pycelle intentando protegerse a sí mismo. Sin embargo, había un pajarito que no cantaba la misma canción que los demás: este decía que había sido la dulce esposa de Lord Arryn, Lysa Arryn (antes Tully, hermana de Lady Stark), la que había envenenado a nuestra amada Mano... Pero... ¿por qué iba a hacer eso nuestra dulce dama?
Corría un rumor. Un rumor muy pequeño que me convenía mantener callado, mantenerlo tan pequeño como fuera posible. Esto me decía que era algo que venía de lejos... De la infancia de Lady Arryn... y de nuestro consejero de la moneda.
Desde uno de los pasadizos que Maegor I se encargó de mantener bien ocultos asesinando a los arquitectos, veo como la viuda huye de la ciudad con su pequeño polluelo, tras la serie de dolidas condolencias en las que yo mismo participé. Otro cualquiera daría la voz de alarma pero... ¿quién es una araña para impedir a una mujer poner a su retoño a salvo?
Voy camino a mis habitaciones cuando nuestro susodicho consejero me intercepta:
-Lord Varys, no sabréis por casualidad dónde se encuentra Lady Lysa, ¿verdad?
-Oh, Lord Baelish, ¿por qué habría de saber su paradero? Imagino que se encontrará en sus aposentos, llorando la pérdida de nuestro querido Lord Arryn...
-Seguramente tengáis razón, Lord Varys... Buenas noches...-un brillo había aparecido en los ojos de Meñique y aquella fue la única confirmación que mis rumores necesitaban. El pajarillo solitario tenía razón, Baelish movía los hilos de la preciosa marioneta que era Lysa Arryn... Seguramente era por eso por lo que nunca me había gustado el consejero de la moneda, siempre se empeñaba en mover los hilos de mi telaraña... Y sólo dos pueden hacer eso: la araña... y su presa.
