Amelia Folch, una de las primeras mujeres en estudiar en la universidad, una mujer valiente y decidida. Sin duda, una mujer única, que piensa que no es necesario un matrimonio para ser feliz. Una mujer de aquellas que parecen difíciles de alcanzar en el siglo XXI y una tortura en el siglo XIX. Y sin quererlo, sin buscarlo, se enamoró. Cayó enamorada de su amigo y compañero de patrulla Julián Martínez.
Un hombre valiente, amable, divertido y dedicado. Alguien que no solo la ha visto como una simple ama de casa y madre, que no piensa que su unico lugar en su casa, cuidando niños y atendiendo a su marido. Fue amable con ella, no la tato diferente que a Alonso. Esos simples gestos llevaron a la chica a enamorarse y ser inconscientes de cuando fue.
Sin embargo, el hombre aun está enamorado de su esposa. Y Amelia no es tonta, sabe que no ganará contra la memoria de Maite. Ellos compartieron una vida, años en los que su relación había crecido y fortalecido. Desde el instituto juntos y solo la muerte los separo. Y aun asi, Julian la amó como la última vez. Ellos solo llevaban unos meses juntos, habían pasado por todo tipo de aventuras pero no se comparan a todos esos años que compartieron desde su adolescencia.
Pero el propio Julián tenía dudas sobre sus sentimientos por su compañera. Después de Baler se dio cuenta de que tanto le importa Amelia, hasta qué punto llegan sus sentimientos por la estudiante. Pero su corazón aún pertenece a su mujer, su mejor amiga y compañera. Y aunque sus sentimientos por su jefa de patrulla crecieran y cambian, nada lograria que olvidara lo mucho que amo a Maite. Porque aunque Amelia sea una mujer maravillosa, inteligente, valiente y muy hermosa, Maite fue su compañera y la mujer de su vida, hasta ahora. Porque en este momento hay alguien que compite por ese lugar.
La estudiante del siglo XIX empieza a tomar mayor importancia, o al menos el se empieza a dar cuenta de eso. Porque durante Baler solo podía imaginar y preguntarse si ella estaría bien, ¿como seguirían en sus misiones?, ¿Alonso la estaría cuidando? ¿Tendría otro compañero? ¿Volvió a ver a Lope de Vega? Ese escritor es otro punto. Desde la primera vez supo que ese hombre no era de fiar, y sentía celos de que el tuviera la atención de la chica. Sintió celos que no sintió con Maite, para sorpresa de si mismo.
Maite es su pasado, un pasado que ha sido arrastrado durante años y que le impiden ver a cualquier otra mujer más que como una amiga. Un recuerdo que solo lo ha destruido, haciéndolo perder su trabajo y casi perder la vida. Amelia se presenta como una promesa de un presente alegre y un futuro brillante, surgiendo para demostrar que la vida sigue, aún si eso significa hacer una vida en el pasado. Porque en su presente no queda nada, pero en 1880 tiene la posibilidad de un matrimonio y una buena vida.
Amelia acepta al fantasma de Maite como una compañera, aliada en la tarea de cuidar de Julián. El enfermero, acepta a Maite como su recuerdo mas preciado, una lección aprendida y un recuerdo de lo fugaz que es la vida.
Ambos saben que Maite no los abandonará, sin importar cuantos años pasen, seguirá con ellos a lo largo del tiempo. Porque ambos saben que la muere acecha en cada esquina y que el tiempo es el que es.
