I
Recuerdos del Pasado…
Un grupo de jóvenes de ultimo curso en Howarts se les ocurrió hacer una fiesta en la, recién descubierta, Sala de Menesteres. Prometía ser una gran celebración de fin de curso, hasta que entre entremeses, bocadillos y alcohol, surgió una disputa entre dos estudiantes; ambos se encontraban en el centro de la sala, con las varitas al ristre y mirándose fijamente, uno de ellos era rubio, un tanto bajito y con pequeños rulos que lo hacían parecer una cotufa, era Anderson Coil, un Slytherin de sexto curso, bien parecido y prefecto, pero siempre andaba metido en todo y siempre estaba al tanto de todos los chismes que corrían por el colegio. Del lado contrario había un muchacho de tez un poco morena, alto, de cabello negro largo hasta un poco menos de los hombros, tenia un halo de furia en la mirada, también sostenía su varita y dijo:
-¡NO VUELVAS A DECIRLE ASI A JENNA! - dijo gritando a todo pulmón...-¡LEVIC...! - intento decir pero fue interrumpido por dos de sus amigos más leales que lo tomaron de los hombros y lo sentaron en la silla más cercana.
- Cálmate Sirius, sabes que no debes ponerte al nivel de Coil...vas a salir perdiendo y no solo tu, sino todos vamos a terminar perjudicados,- dijo el más cercano, era también rubio, con ojos color miel y ropa remendada, tenia un cierto parecido en la cara con un lobo...-recuerda que es pref...
-¡VAAMOS LUNATICOOO!...no le des tantos ánimos al pobre Canuto - dijo el otro, tenía el cabello negro azabache, alborotado y con una pinta de haber bebido más de la cuenta...- de todas maneras, nosotros estamos aquí por si la cosa se pone muy fea o en caso de que venga un profesor…
Ya nadie le estaba prestando atención a la fiesta ni a nada, todos estaban con su mirada puesta en el círculo que se había hecho alrededor de ellos, al final se escuchaba aún la música y las copas que las personas habían encantado chocando ligeramente entre si.
-¿¡QUE PASÓ PERRITO!?¿Tienes miedo?- dijo el Slytherin caminando en círculos y jugando con su varita…- no veo cual sea el problema de decirle a Jenna lo que es, además, los perros y las zorras no combinan…
En ese momento a Sirius se le olvidó todo, se olvido que era mago y que tenía una varita, solo arremetió contra Coil como lo que era, un perro…
Un cuerpo de despertó solo entre sabanas revueltas, estaba completamente sudoroso y con el corazón a mil…"había vuelto a soñar cosas del pasado…¿porqué?; había tenido una semana agitada, desde que le habían quitado la condena en Azkaban, había vuelto al ministerio y se encontraba trabajando de nuevo en el departamento de aurores…" se dijo a si mismo, mientras se sentaba en la cama y revisaba su reloj que decía que eran las 5:47 de la madrugada, se maldijo a si mismo al darse cuenta de que no se iba a poder volver a dormir, y se levantó para dirigirse al baño a darse una ducha.
Mientras estaba bajo el agua, se puso a pensar en la noche anterior, había terminado con su novia, Mia, una mujer con la que había estado saliendo las ultimas semanas, pero debido a un incidente con una llamada telefonica y un supuesto mesero, terminaron.
Salió de la ducha y se envolvió una toalla alrededor de la cadera y se fue a vestir.
Como iba al Londres muggle, se colocó un jean que caia sobre sus caderas, una camisa unicolor gris y unos Converse; se miró al espejo, estaba igual a como se había visto en el sueño, solo que con el cabello un poco más largo, las facciones más endurecidas y un cuerpo más fortalecido. El era ese tipo de hombre que cada semana sale con alguien diferente, normalmente con puras mujeres fáciles que lo que quieren es sexo, un mujeriego.
Bajó a la cocina, en donde se sentó a tomarse un café y esperar a que los demás se levantaran (estaba en la Madriguera), ese día iban a ir al ministerio para terminar de resolver unos asuntos que quedaron pendientes, además, Harry, Ron y Hermione querían ir a ver como funcionaba todo en el departamento de aurores.
Al ser las 7:15, se escucho un poco de ruido en el piso superior, que indicaba que las personas se estaban levantando, asi que llevo su taza al fregaplatos y se sento en la sala a leer El Profeta.
