Bóxers
Michiru se dirigió a la cocina anudando el delantal en su cintura. Los rayos de sol se filtraban por el ventanal de la sala en aquella mañana de domingo. Su grácil figura se ceñía a un vestido ligero de gasa que la hacía sentir fresca. Por su parte, Haruka salía de la habitación aún húmeda de la ducha acomodándose una camiseta negra sobre el torso. Michiru elevó la vista del sartén donde preparaba un par de huevos revueltos y miró a la rubia dejándose caer en el sofá para ver televisión esperando el desayuno.
—Haruka te dije que no me gusta que uses esos bóxers.
Se refirió Michiru a la prenda interior masculina que usaba Haruka para andar cómoda por la casa, unos calzoncillos de color gris con un par de franjas negras a los costados.
—¿Por qué? ¿Qué tiene de malo?
Haruka se leventó y se recorrió con la mirada. Michiru sirvió los huevos, dejó el sartén y se aproximó a ella.
—¿Cómo que qué tiene de malo? —dijo llevándose las manos a la cintura.
—No les veo nada de malo —dijo Haruka encarándola junto al descansabrazo del sofá.
—Haruka, no tienes con qué llenarlo.
—Oh, claro que sí.
Haruka tomó la mano de Michiru y la introdujo dentro de la prenda.
—Ves, para eso es el espacio libre.
Molesta, la aguamarina sacó la mano de un tirón y le propinó una bofetada. Haruka se sobó la rojiza mejilla. Ambas se miraron resentidas en un arranque de ira silenciosa. Luego, Michiru alzó la mano para abofetearla otra vez pero Haruka la detuvo en el acto y tiró de ella haciéndola tropezar con el sillón, cayendo de espaldas entre los cojines, dejando a la rubia sobre su cuerpo.
—Odio tus tontos bóxers —dijo Michiru.
—Deberías quitármelos.
—No… Quítatelos. Ahora —demandó.
—Como usted, ordene… —dijo Haruka con una pícara sonrisa inclinándose a besarla.
NOTA DE AUTOR:
Esta es una historia editada, gracias por los anteriores y los nuevos comentarios.
Saludos!
