Advertencia:

· ¡AU! – Universo Alterno, es decir, que los sucesos (y/o lugares) no van a ser iguales como en el Manga y/o Anime.

· ¡Pueden haber personajes OOC! – Out Of Character. Esto significa que los personajes no se comportan como lo hacen normalmente, pero en mi caso es un PUEDE SER. En otras palabras, no significa que veremos a una Sakura inocente y demasiado tierna, ni que veremos a un Sasuke afeminado.

· Parejas - Habrán parejas canon que serán mencionadas o habrán momentos de esas parejas y son: Minato x Kushina, Mebuki x Kizashi, NaruSaku / SakuNaru. Y se harán menciones de OC x Kushina, Mebuki x OC. Descuiden, el personaje no es un Gary Stu o Mary Sue.


Capítulo #1: La sopa, el chico idiota y el chico perfecto

Casa de Mebuki… Unos cuantos años atrás…

Era el gran día para una chica de doce años llamada Mebuki, del clan Kimura. Ella era una chica rubia de cabello corto y unos ojos verdes obscuros, quien tenía un padre muy cariñoso, y una madre muy cariñosa… pero cambiaba muy rápido de humor…

—Mebuki —dijo una mujer desde afuera de la habitación de la chica.

—¿Qué pasa? —preguntó Mebuki sin levantar la cabeza de su almohada.

—¡No me respondas así jovencita! —gritó la mujer al parecer enojada—. Tranquilízate —dijo esta vez con la voz más dulce que Mebuki podía imaginarse.

Mebuki bostezó y se levantó de su cama, sintiendo que se iba a tambalear.

Sí, claro. Mi madre me dice que me tranquilice y ella fue la que me gritó enfadada.

—Por lo menos ella se tranquiliza mucho más rápido que tú —le dijo Inner Mebuki—. Y nunca se ha enojado tanto como tú.

Creí que seguías "dormida" en mi mente.

—Lo siento mamá —respondió Mebuki dando un gran suspiro—. Ya voy.

—¡Está bien hija! —dijo felizmente la madre de Mebuki—. Ven a comer rápido, porque necesitas ir a la Academia.

—Lo había olvidado… pensé que era sábado —susurró la chica de ojos verdes.

Veré a Hayato Inuzuka de nuevo.

Sonrió la niña con delicadeza.

—El clan Inuzuka siempre ha tenido perros o lobos como compañeros para toda la vida —le dijo Inner Mebuki—. Y a ti no te agradan mucho los animales que digamos.

—No importa —dijo ella buscando su ropa de diario—. Me podrían gustar los animales solo para ser la chica ideal de Hayato.

—Y es el primo de Tsume Inuzuka —le dijo su lado interior.

—¿Y eso qué? —le preguntó la niña rubia colocándose su ropa—. Ella es como dos años menor que yo, ¿por qué la mencionas?

—No lo sé, solo quería decírtelo —dijo Inner Mebuki.

Bueno, como sea. ¡Vamos a comer!

La niña ahora llevaba una blusa de color verde claro, con un triángulo blanco en su manga derecha, que era el símbolo no tan extraordinario de su clan. Era simplemente un clan de Konoha que no era muy famoso, ni poderoso, ni rico, ya que solamente había tres personas de ese clan en Konoha que era Mebuki, su padre y su madre. Los demás del clan Kimura estaban en Ishigakure, ubicado en el País de las Aves; mientras que el clan de la madre de Mebuki era simplemente un grupo de aldeanos de Konohagakure.

Cuando salió de su habitación, caminó bajando las escaleras y comenzó a distinguir el perfecto aroma de la comida de su madre.

—Buenos días, papá y mamá —saludó la niña con una sonrisa.

—Buenos días —respondieron los dos al unísono.

—Huele tan delicioso que siento que me voy a morir —dijo emocionadamente Inner Mebuki.

¡Lo sé!

La niña se sentó a lado de su padre en una pequeña silla y su padre le dijo: —¿Emocionada? —.

—¡Sí! —respondió la niña mostrando sus dientes.

—Me alegra hija —dijo él.

—Espero poder ser una gran ninja como tú —dijo ella—. ¡No quiero ser una aldeana cualquiera!

—Nosotros somos unos simples aldeanos —dijo el señor refiriéndose a él y a su esposa quien continuaba cocinando mientras tarareaba una canción.

—Sí, pero es aburrido no poder pelear contra los ninjas invasores —dijo la pequeña rubia—. No sé por qué dejaste de ser un ninja.

—Para poder pasar más tiempo contigo y con tu madre —dijo el hombre sonriendo y Mebuki sonrió por la respuesta.

—Y no te vayas a preocupar si no puedes ser una kunoichi. Tú seguirás siendo mi pequeña niña —dijo él dándole un beso en la frente a su hija—. Tendrás la oportunidad de ser una kunoichi dentro de unos días, así que no te preocupes.

—Ese es el problema, papá —dijo la chica rodando los ojos—. Dentro de unos cuantos días haremos el gran examen.

—¡Ya está lista la comida! —interrumpió la madre de Mebuki sonriendo.

—¡Qué bien mamá! —dijo Mebuki—. ¿Qué es?

—Es la comida favorita de tu padre, ¡es Chawanmushi! —dijo la señora colocando dos platos de una sopa.

—¿Qué es esto? —preguntó la niña mirando la comida como si fuera lo más extraño del mundo.

—Es sopa, pruébala —dijo el padre amablemente—. Está hecha a base de natilla de huevo, con semillas del árbol Ginkgo, salsa de soya, dashi, mirin, y pollo.

—¡Tienes que probarla! —dijo la mamá de Mebuki enojada y Mebuki la miró un poco asustada porque no había pensado que su madre iba a gritar—. Por favor —dijo ella ahora sonriendo.

—Está bien —respondió la niña recuperándose de su pequeño susto—. ¿Y los palillos?

—Se tendrá que comer con cuchara —respondió ella y a cada uno le dio una cuchara.

—Qué raro… —dijo la niña y dio un sorbo a la sopa.

La sopa tenía un delicioso sabor para la chica, pero era extraño, especialmente porque estaba usando una cuchara.

—¿Verdad que sabe bien? —preguntó la mujer—. ¡¿Verdad?! —dijo la señora ahora enojada.

—¡Sí, mamá! —dijo Mebuki sonriendo con nervios.

—¡Qué bueno que te gustó Mebuki! —dijo ella emocionada—. Pero creo que ya es hora de que vayas a la escuela.

—¡Tan rápido! —dijo la de ojos verdes asustada, levantándose de su silla tan rápido como pudo.

—Mejor espera y cómete tu sopa —dijo el padre de Mebuki—. No debes de irte sin desayunar, eso es muy malo.

—Sí, además yo lo hice con mucho amor —dijo la mujer indignada ante la posibilidad de que ella no se fuera a comer la sopa.

—¿No lo puedo guardar para comerlo después?

—¡No! —dijo la mujer a punto de llorar—. Yo te lo hice con mucho esmero.

Mebuki miró fijamente los ojos de su madre que ya estaban rojos.

¿Por qué me hace esto la vida?

Luego, la niña suspiró y dijo: —Me lo voy a comer muy rápido —.

—¡Gracias hija mía! —dijo su madre y la abrazó fuertemente.

Cuando la madre de Sakura dejó de abrazarla, Mebuki se sentó y dio un gran suspiro.

Decidida y sintiéndose como si fuera hacer un gran reto, tomó la cuchara y rápidamente comenzó a comer los pedazos de pollo y a beber la sopa.

—¡Mebuki! ¡No comas tan rápido! —le dijo su voz interior—. No importa que llegues tarde. ¡Puedes enfermarte del estómago!

¡Pero yo realmente quiero ir! ¡Quiero ver a Hayato-kun!

Pocos segundos después, la niña se había comido la sopa junto al pollo y se sentía demasiado llena, como si se hubiera comido algún buffet para ella sola. Sentía su estómago apretado, sin ningún lugar vacío en su estómago.

—Ya me voy —dijo Mebuki levantándose de la silla. Pero al levantase fue mucho peor ya que no tenía fuerzas para caminar y sentía sus piernas todas pesadas.

—¿Seguro hija? —preguntó el padre de Mebuki.

—Te miras un poco mal —dijo la madre de Mebuki.

—No importa, realmente quiero ir —dijo la niña intentando ocultar el dolor que sentía en el estómago.

—Pero si te sientes mal, por favor regresa, ¿sí? —dijo el señor.

—Sí, sí, sí, no se preocupen —dijo la chica rubia con una sonrisa no muy convincente—. Adiós.

Y antes de que sus padres le dijeran algo para que se quedara, ella salió de su casa.


—Mebuki, ¿te sientes bien? —le dijo el otro lado de Mebuki.

¿Crees que me siento bien?

—No realmente —dijo Inner Mebuki—. Pero…

—¡Mebuki-chan! —interrumpió un chico dirigiéndose hacia ella mientras saludaba desde lejos.

Por el amor de todo lo que existe en el mundo…

—¡Hola, Mebuki-chan!

El niño que estaba hablando se llamaba Kizashi Haruno. Un niño con un extraño peinado de color magenta, la cual estaba dividido en cinco partes como si fueran pétalos, mientras que su cabeza sería como el centro de una flor.

—Kizashi, ¿no puedes dejarme un momento a solas? —dijo Mebuki quejándose en silencio por su estómago.

—No seas tan cruel —dijo el otro lado de Mebuki.

Estoy con Kizashi. No le afecta mucho que le diga cosas.

—¿Qué te pasa? —preguntó Kizashi acercándose más a la rubia —Te miras muy mal…

—Pues sí —dijo la niña interrumpiendo lo que iba a decir el chico—. Déjame en paz.

—Tranquila Mebuki —dijo el niño riéndose tranquilamente—.Vamos a ir a la Academia. ¡Debes estar contenta!

—Sí, pero como eres mi vecino de en frente y también vas a la Academia conmigo, no creo que deba de estar tan feliz —respondió cruelmente la niña.

—¡Mebuki! ¡Por favor! ¡No digas eso! —dijo Inner Mebuki—. ¡Me avergüenza ser tu lado interno!

—Pensé que tus padres no querían que fueras un ninja —continuó la chica ignorando los regaños de su "otra yo" —. ¿Por qué sigues yendo a la Academia?

—¡Los convencí! —dijo alegremente el niño—. ¿Acaso no es obvio?

—Seguramente tus padres no te soportaron al estar insistiendo —continuó la chica.

—De hecho —dijo el niño sonriendo, ignorando las palabras hirientes por parte de la niña Kimura.

No puedo creer que no le afecte nada de lo que le diga. ¡Quiero quitármelo de encima! Pero el insiste en que yo, en mi interior, lo quiero tanto como para querer casarme con él en algún futuro. ¡Por favor!

—Y dime Mebuki-chan, ¿por qué te sientes tan mal?

¡Le diré que mejor se vaya a la…!

—¡Mebuki! ¡Respóndele bien! —dijo Inner Mebuki enojada—. ¡¿Qué no ves que se preocupa por ti?!

¡Está bien! ¡Lo hago para que dejes de insistir!

—Comí demasiado —respondió Mebuki quejándose—. De todas formas no importa.

—¡Sí! ¡Importa muchísimo! —dijo Kizashi, sorprendiendo un poco a Mebuki por su

reacción ante el mal en su estómago—. Si quieres te doy la medicina especial de mi clan.

—No, Kizashi —respondió la niña fríamente—. Yo puedo cuidarme sola.

—No seas tan necia —dijo Kizashi—. La medicina de mi clan es muy efectiva.

Mebuki estaba a punto de responderle al niño Haruno como usualmente lo hacía, pero miró que ya estaban enfrente de la Academia y no había nadie afuera. Ni siquiera se veían a los niños apenas entrando porque ya iba a ser hora de las clases.

—¡Mira! ¡No hay nadie! —gritó Mebuki asustada.

—¡Vamos Kizashi! —dijo Mebuki e inconscientemente le tomó de la mano, jalándolo mientras corrían los dos hacia la Academia.

—¡Sí me amas! —dijo Kizashi emocionado—. ¡Yo lo sabía!

Ante eso, Mebuki lo soltó bruscamente de la mano y corrió más rápido sin importarle que eso le provocaba más dolor en el estómago.

Sí, como no.

La chica hizo una mueca de disgusto y dolor.

—¡¿Pero qué hice?! —dijo Kizashi preocupado por la reacción de la niña.


—Buenos días niños, hoy…

—¡Perdón por la tardanza! —gritó Mebuki Kimura junto al niño de peinado extraño, mientras hacía una ligera reverencia, demostrando que realmente quería disculparse, y Kizashi hizo lo mismo.

—No importa, pasen —dijo una mujer kunoichi que se veía bastante amable—. Siéntense donde quieran.

Genial, hay unos asientos en frente de todo el salón y no hay otro sitio. Entonces Kizashi se va a sentar conmigo y con este dolor de estómago, todo lo hace peor.

Mebuki volteó hacia la parte final del salón y ahí estaba su amado. Hayato Inuzuka, un chico de cabello castaño y ojos negros, quien tenía unas extrañas marcas rojas como colmillos en cada una de sus mejillas. Ese chico estaba ahí con una mirada perdida, porque no quería prestar absolutamente nada de atención a su clase. Mientras que su perrito negro y de ojos amarillos, llamado Kuro, estaba en el suelo durmiendo pasivamente.

¡Hayato-kun!

Pero esa sonrisa se desvaneció de inmediato porque casualmente se había tropezado con el pie de Kizashi y cayó al suelo.

Las risas no se hicieron esperar, todos estallaron de risa, a excepción de la maestra y Kizashi, quien era ahora el que le estaba ofreciendo su mano amablemente.

—Perdóname Mebuki-chan —dijo él preocupado, esperando a que la rubia le diera la mano para ayudarla a levantarse.

Mebuki no dijo ni una palabra, y muy enojada se levantó, sin la ayuda de Kizashi. Caminó hacia su asiento y agachó su cabeza hasta pegarse levemente contra la mesa, por la vergüenza y el enojo que ahora sentía contra todos (menos Hayato), en especial hacia Kizashi.

¡Por la culpa de ese chico idiota, Hayato-kun se burló de mí y toda la clase también!

—Pero él no tuvo la culpa —dijo Inner Mebuki—. Tú te atravesaste en su camino por andar mirando a ese Ha-ya-to —dijo el nombre del chico como si estuviera imitando la voz de Mebuki cuando emocionadamente decía el nombre del Inuzuka.

—Nunca te has atrevido a hablarle a ese chico y ya se burló de ti, pero en cambio Kizashi se preocupa por ti —continuó "la otra" Mebuki.

—No importa —susurró Mebuki haciendo una mueca.

—Mebuki-chan, perdón. No quise hacer eso —susurró Kizashi sentado al lado de la chica de sus sueños, y Mebuki alzó la cabeza para verlo bien.

—Ya déjalo así —insistió Mebuki en voz baja.

—¡Silencio niños! —gritó enojada la maestra y todos callaron rápidamente—. Siempre respeten a sus compañeros —suspiró hondo—. Hay que proseguir con la clase…

La clase continuó tranquilamente, y nadie dijo ni "pio" sobre lo que le había pasado a Mebuki. Ella, en ese momento, sentía la necesidad de golpear algo e Inner Mebuki seguía insistiendo en que era su culpa y no la de Kizashi, pero como la necia y orgullosa que era Kimura Mebuki, no lo aceptaba y probablemente nunca lo haría.


La niña estaba decidida a hablarle a Hayato Inuzuka, ya que su lado interno se quejaba de que ella nunca le había hablado a ese chico y Mebuki estaba perdidamente enamorada de él; para Inner Mebuki no tenía sentido que la chica rubia declarara estar enamorada de ese niño, si nunca le hablaba. Simplemente Inner Mebuki no creía en el amor a primera vista.

—Tan siquiera Kizashi te conoce y tiene una buena razón para decir que está enamorado de ti —siguió protestando Inner Mebuki a favor del chico de cabello magenta.

Ya te dije que le iba a hablar a Hayato-kun. Deja de insistir.

—Usas el sufijo -kun en Hayato —dijo Inner Mebuki sorprendida—. ¿Y por qué no en Kizashi? Lo conoces de casi toda la vida.

No uso el sufijo -kun en Kizashi porque me molesta —contestó Mebuki en su mente—. Y no lo voy a usar solo porque ha sido mi vecino de enfrente desde siempre.

Luego, de tanto hablar "consigo misma" y estar muy despistada, se tropezó contra el niño que más quería (como en todo anime shojo) y rápidamente se disculpó.

¡No puede ser, es Hayato-kun!

—¡Lo siento! —dijo nerviosamente la niña.

—Tranquila, no importa —dijo el niño.

Él no la había visto muy bien, pero al presenciar bien su rostro de inmediato dijo: —Eres Mebuki Kimura, ¿cierto?

¡Sabe mi nombre!

La rubia estaba más emocionada que nunca. Algo extraño, porque a pesar de que ya iban a hacer su gran examen y aunque estuvieran en el mismo salón por tantos años, casi nadie se sabía los nombres de los alumnos por ser demasiados en el grupo.

—Sí, ¿por qué? —preguntó la niña sin demostrar su emoción.

—Eres realmente graciosa —dijo el chico entre risas.

Solo me recuerda por haberme caído…

—La cruda y triste realidad —dijo el otro "Yo" de Mebuki.

Cállate Inner.

—¿Por qué me caí? —dijo Mebuki sintiéndose un poco incómoda.

—Sí —respondió el niño con una gran sonrisa—. Pero no te preocupes por eso. Mañana no se acordarán de eso.

—¿Tú crees? —dijo la chica de ojos verdes, con sus ojos iluminados de esperanza.

—Sí —contestó.

—Está bien, si tú lo dices —dijo ella riéndose un poco e Inuzuka Hayato también lo hizo.

—Oye, y tú… te llamas Hayato Inuzuka, ¿no? —dijo la chica Haruno, fingiendo (bastante bien) que no estaba segura de su nombre.

Mebuki iba a continuar con la hermosa plática que estaba teniendo por primera vez con el niño Inuzuka, como siempre algo tenía que arruinarlo todo. El dolor de estómago, que pensaba que había desaparecido desde hace un buen rato, se presentó de nuevo y un ruido muy peculiar salió de su boca.

¡No puede ser! ¡Ahora me está mirando como un bicho raro!

—¡Perdóname! ¡No era mi intensión! —dijo mientras se tapaba la boca imaginándose que por alguna extraña razón ésta desaparecía.

Hayato Inuzuka comenzó a reírse descontroladamente por el eructo y Mebuki se avergonzó mucho más que antes.

—Eso no es un buen eructo —dijo el chico e hizo lo inesperado, eructó mucho más fuerte que Mebuki. Fue tanto el ruido que produjo, que comenzaron a alejarse y a hacerle caras raras a lo lejos.

Ante ese eructo, Mebuki y Hayato comenzaron a reírse.

—Eso no me lo esperaba —dijo Inner Mebuki.

—Hija, es hora de irnos —dijo la madre de Mebuki muy alegre detrás de ella.

¿De dónde salió?

—¡Tampoco me esperaba eso! —la otra parte de Mebuki dijo asustada por la repentina aparición de la mujer.

—Hola, chico —dijo la señora tranquilamente, notando la presencia del niño.

—Buenas tardes —respondió el niño sonriendo, también sorprendido por la aparición de la mamá de Mebuki.

—¿Y de qué estaban hablando? —preguntó la mujer con mucha curiosidad, pero por desgracia un perrito color negro llegó a lado del niño y le comenzó a morder del pantalón, indicándole que se fueran.

—Lo siento, pero me tengo que ir —él contestó.

—Ok, de todas formas también venía a llevármela —dijo ella alegremente.

—Adiós, señora Kimura —dijo el chico de ojos negros—. Adiós Mebuki-chan.

—Adiós, Hayato-kun —dijo Mebuki con una amplia sonrisa.

¡Me dijo Mebuki-chan!

—Tan pequeña y ya coqueteabas con alguien del clan Inuzuka —dijo la señora con una ligera sonrisa.

—¡Pero ya te las verás conmigo si tu panza crece! —dijo enojada la señora.

—¿De qué estás hablando? —dijo Mebuki arqueando una ceja.

—Pues no te vayas andar ahí… Olvídalo, luego te cuento.

—Bueno —dijo Mebuki confundida y curiosa de saber a qué se refería.

Casa del Clan Haruno… En la actualidad…

—Espera un minuto Mebuki— dijo Kizashi interrumpiendo la historia.

—No me interrumpas —suspiró Mebuki.

—¿Por qué cuentas la historia en tercera persona? ¿Por qué no me cuentas desde que Kushina entró a la escuela? ¿Por qué demonios me hablas de tu antiguo no-vie-si-to? —dijo eso último desesperado—. ¿Y por qué tenías pensamientos tan crueles sobre mí?, con los comentarios era suficiente.

—Yo cuento mi historia en tercera persona porque para mí es mucho mejor. No te cuento desde que apareció Kushina porque debes de saber esto para que ya puedas entender mucho mejor por qué estaba enojada con ella —dijo la mujer siendo lo suficientemente paciente—. Te habló de mi antiguo a-mi-go porque tiene que ver mucho con lo que te voy a contar. Y yo tenía esos pensamientos crueles porque de verdad me enfadaba tu presencia.

—Me hieres internamente —dijo Kizashi agachando su cabeza.

—No te pongas sentimental de nuevo —dijo Mebuki con una leve sonrisa y le dio un beso en el cachete.

Aunque esa sea una de las tantas razones por la cual me gustas.

—¿Y vas a continuar la historia? —preguntó Kizashi.

—Después, porque tengo muchas cosas que hacer —dijo la madre de Sakura y se dirigió hacia la cocina.

—Mebuki…

—¿Quieres comer o no? —interrumpió la mujer rubia.

—Quiero comer —dijo el padre de Sakura un poco decepcionado.


¡Espero que les haya gustado n.n! ¡Adiós!