Mi música, tu música, nuestra música.
Introducción
Un mar de aplausos lleno todo el lugar. La gente se levantaba de sus asientos para poder elogiar a la persona que se encontraba frente a ellos. En el escenario, una chica de cabello rosa daba pequeñas reverencias a manera de agradecimiento a todo el público. En el momento un señor entraba con un gran ramo de rosas rojas, la joven abrió sus bellos ojos color verde y le sonreía a la persona que se le acercaba.
-Felicidades hija mía-le decía el señor entregándole el arreglo de flores.
-Padre- contesto mientras recibía un beso en la frente
Ambos se tomaron de la mano girando hacia el público, hicieron una reverencia y poco a poco se fue cerrando el telón. La chica suspiro al ver el telón cerrado.
-Por fin- murmuro la chica
-Muy bien hija, ahora cámbiate… ¡no! ¡Espera! Solamente ponte un abrigo y nos vamos a la fiesta-
-Papá, no quiero ir-
-Tienes que ir, habrán muchos reporteros que querrán entrevistarte y tomarte fotos-
-Pero…-
-Nada de "peros", ándale-
-Hija- hablo una mujer que se acercaba a ellos
-¡Mamá!-exclamo contenta la chica
-Lo hiciste muy bien-comentaba abrazando a la pelirosa- eres genial- le dijo para sacarle una sonrisa a su hija
-¡¡Claro que es genial!! – Interrumpió el Señor Haruno- Nuestra hija, Sakura Haruno, es una genio. Mira que componer todo ese concierto ella sola es algo sorprendente-
-Padre, por favor…-
-Sakura has lo que te ordene-
-Yo no…-
-Hija, hazle caso a tu padre-
-Está bien-dijo cabizbaja
La pelirosa le dio el ramo de flores a su madre y camino más de lo habitual hacia su camerino. Al entrar, se sentó frente al tocador viéndose en el espejo y al verse, no pudo evitar que unas lágrimas salieran de sus ojos.
-Como quisiera- se decía- volver a ser la de antes…- escucho que llamaron a la puerta - ¡Adelante!-
-Querida, ¿Ya estas lista?- pregunto su madre desde afuera.
-Si madre. Enseguida salgo-
Tomo un abrigo blanco y cubrió su vestido blanco, amarrándolo en la parte de enfrente con un listón delgado. Limpio los restos de lágrimas con un pañuelo desechable, después se retoco el maquillaje y salió, encontrándose con su madre frente a la puerta.
En las puertas del teatro, las esperaba el Señor Haruno, quien solo dijo "¿Lista?" y entrelazo su brazo con el de su hija.
Al salir del lugar, una lluvia de aplausos y flashes de cámaras comenzaron a aturdirla un poco. Sakura solo daba sonrisas fingidas pues lo único que quería era llegar al auto y dejar todo eso al menos por un instante.
Llegando a su tan preciado escape de la realidad, su padre presiono su brazo dándole a entender que se girara para la última foto sonriendo como si disfrutara de todo eso.
Ya en el auto, o más bien, limosina, la joven recargo su cabeza en una ventana mientras escuchaba todas las instrucciones que su padre comenzaba a darle y su madre solamente asentía o comentaba algo, claro muy pocas veces.
Mas sin embargo, ella no escuchaba nada de lo que sus padres decían. Solo veía a la gente pasar, los negocios y lugares por la ventana. Hubo algo que le llamo la atención: un centro nocturno, mucha gente se amontonaba en la entrada, frente de ellos había un tipo enorme que decidía quien entraba y quién no. Arriba estaba el nombre del lugar, con letras grandes y en neón "Moonlight". Moonlight. También vio a un chico pelinegro con una guitarra Gibson color rojo cereza en la espalda. ¡Vaya! ¡Qué guitarra tan estupenda! Oh, daría lo que fuera por ser ese chico. Siguió con la vista el lugar. Dudaba que lo viera de nuevo.
El auto se detuvo, sacándola de sus pensamientos y dejándola un poco sorprendida.
-Vamos hija- le decían sus padres desde afuera del auto.
Sakura respiro hondo. De nuevo a fingir. Ser esa joven que tanto comenzaba a odiar. La maravillosa chica de 18 años de edad que se había vuelto famosa por ser una genio en la música.
Definitivamente deseaba ser aquel chico.
Se reunió con sus padres fuera del auto, caminaron hasta entrar al dichoso lugar. Y así, comenzó la dichosa fiesta.
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Un chico afinaba su guitarra antes de comenzar el concierto. El joven de sedoso cabello negro que soltaban destellos azules, se preparaba para el concierto que daría en un famoso club nocturno de la ciudad.
Suspiro. De nuevo al escenario.
A veces deseaba ser un chico común y corriente, como cierto amigo que él tenía y extrañaba, aunque claro, no lo demostraba.
-Ey, Sasuke- lo llamo un peli celeste que se le acercaba
-Hmp- respondió, a su manera.
-En tres minutos empezamos-
-Está bien Suiguetsu-
El chico llamado Suiguetsu le sonrió de manera burlona y se fue a los camerinos. Sasuke se quedo un rato viendo el camino que había tomado su compañero. Tres minuto. Necesitaba terminar de afinar su guitarra e irse a cambiar al camerino. Suspiro. Termino con su guitarra y fue a cambiarse de ropa. Abrió la puerta, al entrar, alguien se le lanzo a los brazos, o más bien alguien se colgaba de su cuello.
-¡¡Mi amor!!- chillo una chica.
-Karin. Te he dicho que no me digas así- dijo fastidiado.
-Pero no tiene nada de malo-
-¿Puedes salirte?- comento hastiado- Tengo que cambiarme-
-Mmm, y ¿no te gustaría que te ayudara?-
-No. ¡Vete!-
-Está bien-
La chica de gafas salió dejando solo a nuestro pelinegro, quien al verla salir se quito la playera que tenia y opto por vestirse con una camisa color rojo sangre, dejando sueltos los tres primeros botones; un pantalón negro con algunos agujeros y deshilachado en la parte de abajo, y unos tenis del mismo color. Se miro al espejo, acomodándose un poco su ya cabello alborotado.
Cerró los ojos, concentrándose en el concierto que estaba a punto de iniciar. Recordó la letra de cada una de las canciones al igual que los acordes y las notas del solo.
"Sasuke, ya es hora" le hablaron desde afuera. El chico respiro hondo y salió para reunirse con sus compañeros: Juugo en la batería, Suiguetsu en el bajo y Karin como corista.
Miro a la chica de gafas. Recordó cuando ella estuvo como vocalista, realmente cantaba mal asi que de inmediato el tomo el lugar como vocalista y a ella la dejaron de corista.
En el escenario tomo su lugar en el centro, tomo su guitarra que se encontraba ya acomodada junto a su micrófono. Miro a los de staff dándoles una señal y las cortinas se abrieron dejándolos expuestos a un grupo de personas que gritaban y silbaban eufóricamente.
Juugo toco las baquetas dando el inicio de la canción, y con ella, el concierto.
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