Some memories

Some memories es una serie de one-shots que pueden o no tener relación entre ellos, tanto la narración como el universo donde estos se desarrollan pueden cambiar por lo cual lo más recomendable es no tomarlo como una historia lineal.

Saga First Kiss

Primer beso

¿Eh? ¿Qué cómo fue mi primer beso?

Bueno supongo que ese fue mi primer beso… si, es un bello recuerdo y cada vez que viene a mi mente no puedo evitar sonreír y sonrojarme, es en realidad uno de mis recuerdos más preciados.

Comencemos primero por la primera persona de la que se puede decir que estuve enamorada…

En ese entonces yo contaba con la escasa edad de 8 años. Vaya… todo un amor de niños ¿Verdad? El chico que me gustaba tenía mi misma edad, aunque era tan solo un poquito más alto que yo y su nombre era Satoshi. Él fue un niño que conocí en Masara, en el parque que quedaba a más o menos 10 metros de mi casa, me bastaba con cruzar la calle para llegar a esa hermosa área verde con muchos juegos para niños. Solía pasar las tardes leyendo ahí al aire libre.

Recuerdo muy bien cómo nos conocimos, mientras yo estaba sentada leyendo como siempre en una de las bancas del parque que daba frente a mi casa, un fuerte viento hizo que el sombrero que mi madre me había comprado hacía tiempo, saliera volando terminando por atorarse en la rama de un árbol.

Como ese sombreo de paja era muy especial para mí, pues había sido un regalo de mi padre, decidí que debía recuperarlo a toda costa. Solía ser buena escalando árboles y aunque estaba un poco alto comencé a escalar. Me fue difícil en un principio ya que la corteza de ese árbol era lisa, pero con todo el cuidado que tuve finalmente logré alcanzar mi sombrero.

—¡Perfecto! —exclamé tomándolo cuando una peculiar voz capto mi atención.

—¡Ten cuidado!

Pisé en falso acabe resbalándome del árbol, cerré los ojos fuertemente esperando el impacto, pero algo había suavizado mu caída, al mirar sorprendida de bajo de mí noté que estaba aplastando a un niño de mi edad y de negros cabellos así que me puse de pie inmediatamente.

—¡Lo siento! ¡lo siento! —dije nerviosamente disculpándome una y otra ve mientras el chico se incorporaba sentándose frente a mí.

—No hay problema, lo bueno es que no te paso nada ¿Verdad? Ah, mi nombre es Satoshi.

Su actitud amable, alegre y despreocupada me hizo sentir un ligero alivio.

—Satoshi… Mi nombre es Serena—sonreí cálidamente cosa que al parecer a él le sorprendió un poco porque abrió los ojos con sorpresa y me miró por un breve lapso de tiempo en el que no pude evitar preguntarme que era lo que pasaba por su mente en esos momentos.

—Serena, ya veo, es un lindo nombre—me devolvió la sonrisa haciendo que me sonrojara… posiblemente fue desde ese momento en el que caí enamorada.

Después de eso nos veíamos continuamente en el parque. Como no íbamos a la misma escuela esa era la única oportunidad que teníamos de vernos. Siempre platicábamos y jugábamos con sus amigos o con los míos. Yo era feliz de poder verlo todos los días, porque con él todo siempre era divertido.

Cierto día él me platico de su día en la escuela. La maestra les había comenzado a leer un famoso libro para niños lleno de bellos cuentos protagonizados por distintos personajes. El libro se llamaba "Destiny Chronicles" y era tan popular que los cuentos de esa saga tenían tarjetas coleccionables de todos los personajes. Mi cuento favorito de ese libro trataba sobre una princesa llamada Diancie que había sido transformada en una estatua por una malvada bruja. El príncipe del reino vecino, al enterarse eso había emprendido un largo viaje a las montañas que tocaban el cielo para así obtener el agua del manantial de cristal y con ella romper el hechizo que mantenía a la princesa hada hecha piedra. Ese día Satoshi me mostro su colección de cartas.

—Sí que tienes muchas—comenté impresionada de la gran cantidad que traía consigo.

Destiny Chronicles tenía tantas historias que, aunque había a muchos niños a los que no les gustaban los cuentos siempre acababan por encariñarse con algún personaje.

—Estos son mis favoritas—me mostro 2 cartas que me habían llamado muchísimo la atención pues era imposible que no reconociera a los protagonistas de mi historia favorita.

—¡Diancie y Steven! ¡También son mis favoritos! —exclamé con genuina alegría. No lo decía para llevarme mejor con él y tener algo en común. En verdad me habían gustado la historia de ambos, más que nada el príncipe que jamás se rinde… justo como Satoshi.

—¿De verdad? ¿También te gustan estos personajes? —había preguntado él muy animado.

—¡Por supuesto! —contesté de inmediato—Ellos hacen una muy linda pareja—reí levemente.

—Bueno, en ese caso. Toma.

Satoshi puso en mis manos la carta de Diancie. Y antes de que pudiera decir algo habló.

—Te la regalo. Diancie y Steven son mi pareja favorita de cartas—Sonrió cálidamente—De hecho, si yo fuera un personaje me gustaría ser el príncipe y que tu fueras la princesa, al igual que Steven yo haría lo que fuera para romper el hechizo de la bruja.

No voy a negar que creo que sentí arder mis mejillas después de eso ¿Era una confesión? ¿Al chico que tanto me gustaba en verdad le gustaba yo? Obviamente estaba algo descolocada. Ya que Satoshi no era así, de hecho, por lo general es demasiado despistado lo más seguro es que ni si quiera viera las palabras de la misma manera en que yo lo hacía. Pese a lo mucho que él me gustara nunca pensé que el sentimiento fuera mutuo y me dije que aun si lo fuera no sabría qué hacer pues había considerado que él jamás notaria mis sentimientos o mostraría más que amistad por mí al menos hasta dentro de muchos años, por lo que escucharlo decir esas palabras hizo que mi corazón se acelerara. Así que ahí estaba yo, seguramente sonrojada frente a él.

—¡Serena! —el gritó de mi madre capto nuestra atención. Del otro lado de la calle era me hacía señales para que regresara a casa.

Nerviosa me puse de pie para despedirme de Satoshi.

—Ah… bueno, me tengo que ir, nos vemos luego—salí corriendo tratando de disimular en lo más posible mi inquietud dejándolo algo ¿Decepcionado? Regrese rápidamente para pararme frente a él—Gracias por la carta. ¡La voy a cuidar mucho! —le dije con una sonrisa para después correr a mi casa, de reojo vi que él me sonrió y se despidió de mi para regresar a su casa.

Aunque me convencí a mí misma de que mi corazón latía acelerado por correr tan rápido a casa, creo que después de todo en realidad fue por la sonrisa que me dio. Recordar esos momentos me saca una ligera sonrisa.

Aun después de eso seguimos actuando como mejores amigos, aunque muchos de los niños y niñas con las que jugábamos creían que ramos pareja, aunque era más que obvio para todos lo mucho que me gustaba Satoshi él no daba señales más que de ser un buen amigo que se preocupaba por mi tal y como lo hacía por otras de sus amigas.

—Satoshi, entonces juguemos beso o cachetada—dijo una de las niñas que a menudo iba a jugar con nosotros al parque y cuyo nombre era May.

En esos momentos él y yo estábamos caminando juntos. Nos habíamos topado de camino a la tienda, como estaba lloviendo me refugié en algún lado hasta que lo vi pasar con una sombrilla. Me ofreció que fuéramos juntos a la tienda para no mojarnos y de regreso ya había dejado de llover. Cuando pasábamos por la cancha nos topamos con un par de amigos que estaban jugando ese juego que se había vuelto muy popular entre los niños. En mi opinión era solo una excusa de las niñas para besar al chico que les gustaba, pero pese a lo mucho que me gustara Satoshi no iba a utilizar ese juego de excusa. Así que estaba a punto de declinar la oferta hasta que…

—¿Cómo se juega eso? —para mi sorpresa él preguntó algo interesado.

—¡Es muy fácil! —May, tomó el brazo de Satoshi para acercarlo a sus amigos.

—Mira, te pones en frente de a quien quieras retar y se miran a los ojos y el resto dicen el primer día de la semana, cuando la escuchen los jugadores giran la cabeza, si la giran para el mismo lado se tienen que dar un beso, si la giran para el lado contrario la niña debe darle una cachetada al niño ¿Ves que es fácil?

—En ese caso me gustaría ver como lo hacen ustedes—comentó él haciendo que ella lo soltara. Sin más opción me acerque para ver como jugaban. Estaba algo preocupada de que el parecía interesado en el juego ¿Es que acaso quería que las niñas lo besaran?

Esperen un momento ¡¿él comenzaba a ser más consiente de los temas concernientes al romance?! Si era así creo que debía comenzar a preocuparme… siempre había sentido seguridad de podría estar con Satoshi siempre y cuando no le gustara nadie, pero si poco a poco se volvía consiente de esas cosas significaba que comenzaba a gustarle alguien. Y era muy poco probable que quien le gustara no correspondiera sus sentimientos.

Porque les puedo asegurar que más de una suspiraba por él. ¿Cómo no? Si era alguien muy educado y amable… no a las alturas de un príncipe, al menos para mí sí lo era, pero lo que más gustaba de él era su actitud positiva y alegre. Muchas niñas querían acercársele, pero eso nunca me había preocupado porque él no las veía como más que amigas y aunque varias se le habían confesado el pareció no comprender la profundidad con la que le decían "me gustas". Por eso mismo yo no tenía el valor para confesármele, mientras no me respondiera "también me gustas, somos amigos" tenía la esperanza de que sus sentimientos hacia mi cambiarían, pero a la larga me hice a la idea de que quedarían como lindos sentimientos platónicos. Si eso cambiaba no sabía qué hacer.

May tuvo que jugar con Drew y al final al pobre niño le tocaron las 7 cachetadas seguidas.

—Se ve divertido ¡Me toca a mí! —dijo Satoshi para mi preocupación.

—En ese caso…

Ya que sabía lo que May iba a decir tuve que anticiparme a que hiciera su movimiento.

—¡Yo también! —exclame para sorpresa de todos.

—Genial, entonces ¡Juguemos juntos!

Satoshi parecía demasiado animado con esto así que al final no tuve más opción que jugar. Uno frente al otro nos miramos a los ojos y no pude evitar sonreír nerviosamente, cuando intento ocultar emociones que me resultan incomodas siempre acabo sonriendo mientras trato de forzar el ocultar esa sonrisa.

—¡Lunes!

Los niños dijeron y en ese momento ambos giramos la cabeza para lados contrarios. La burla de nuestros amigos no se hizo esperar y Satoshi acercó su mejilla, temblé un poco en ese momento, pero muy en el fondo estaba aliviada. En situaciones como estas stiendo a ser un poco inestable con mis sentimientos y a pesar de que él me gustaba no quería tener que besarlo, bueno si, pero no de esa manera, es algo muy complicado porque no quería hacerlo, pero no quería que otra lo hiciera así que estaba en una encrucijada.

—¡cachetada, cachetada! —corearon los chicos a nuestro alrededor y no tuve más opción que hacerlo, aunque fue una cachetada tan leve que él solo soltó una risita.

Volvimos a nuestras posiciones y esperaba correr con la misma suerte, recibir un beso de Satoshi de esta manera… no era algo que deseara, yo quería que me diera un beso no pero no por un simple juego. Nuevamente cuando ellos dijeron "martes" giramos nuestras cabezas a lados contrarios.

—¡Esta vez tienes que darle una buena cachetada! —Drew comentó.

—Está bien—murmuré por lo bajo mientras el nuevamente acercaba su rostro para dejar que lo golpeara.

Alcé mi mano tan alto como pude y a la hora de estamparla contra su mejilla el golpe fue suave. Nuevamente él se rio divertido ante mi sonrisa nerviosa.

—Tienes que hacerlo un poco as fuerte—susurró muy cerca de mí para luego volver a su posición.

Miércoles, jueves, viernes y sábado pasaron de igual forma con la increíble suerte de que no había tocado un solo beso. Pero mi suerte no podía durar para siempre.

—¡Domingo!

Nuestras cabezas giraron en la misma dirección. Sentí que moriría de vergüenza en ese mismo instante porque ahora tocaba beso. Y el beso debía ser en los labios. Posiblemente mi rostro estaba rojo y yo sumamente nerviosa.

—¡Beso, beso, beso! —nuestros amigos comenzaron a corear haciendo que me sintiera aún más avergonzada y temblorosa.

Satoshi se limitó a sonreírme dulcemente y se acercó con lentitud a mi rostro. Espere ¿De verdad iba a hacerlo? ¡Rayos! No supe que hacer, no podía ni moverme, no quería un beso así pero no podía negarme había entrado al juego voluntaria mente y tenía que cumplir. Cerré los ojos fuertemente esperando que pasara lo que tuviera que pasar mientras lo sentía acercarse a mí.

Abrí los ojos con sorpresa cuando escuché el peculiar ruido de la sombrilla abrirse. Él la puso de tal forma que nuestros amigos no pudieran ver que nos besáramos lo cual me hizo sentir aún más nerviosa. No sentía que tuviera la edad para hacer algo tan íntimo ¡Los niños no deberían jugar a besarse! ¡¿Por qué demonios me metí en esto?!

Antes de que pudiera generar más quejas silenciosas sentí los labios de Satoshi apretarse en mi frente. Abrí los ojos con sorpresa sonrojándome por ello. Estoy segura de que él se dio cuenta de cómo me sentía y me protegió de pasar vergüenza y un momento incómodo. Sentí alivio, calidez y felicidad de que hubiera podido comprenderme.

—No les diré que no te bese en los labios, pero tampoco les diré que te bese en la frente— me susurro al oído para luego alejarse y guiñarme un ojo.

Sonreí felizmente asistiendo. Y en voz baja le agradecí.

No sé si Satoshi sintió lo mismo por mí que yo por el en ese entonces, pero no necesitaba declarármele toda vía, nuestro tiempo juntos, incluso si fue solo como amigos, para mí fue más que suficiente en ese entonces. Pensar que aun éramos pequeños, más adelante tendríamos mucho tiempo para que ese brote de sentimientos floreciera de manera espectacular.

Al menos así lo pensaba, tristemente Satoshi se tuvo que mudar, fue tan rápido que no tuvimos tiempo de despedirnos. Sin embargo, guarde celosamente la carta que él me regalo con la esperanza de que algún día nos volveríamos a ver.

¿Eh? ¿Qué no hablabas de ese beso? Bueno, dijiste que te contara de mi primer beso y este fue el que recibí en la frente.

Por supuesto que he recibido más besos, pero si hablas de ese "primer beso" creo que vamos a tardar un poco en llegar a ello. Así que guardemos el siguiente primer beso para otra ocasión ¿De acuerdo?