De nuevo, reportandome con una nueva historia acerca de mi OTP *w*
No tengo mucho que decir, solo espero que les guste :3
Duda
La máscara, después del último acto, está siempre caerá, sin embargo eres al final, el único que decide cuando cerrar el telón.
Azura
La rutina sigue sin ser detenida, el choque de la pluma contra el papel parece nunca parar. Un documento firmado y otro que no, un borrador tras otro, escogiendo solo las palabras que podrá al final ser la salvación o la condena de aquel joven exorcista de cabello blanco. Un nuevo suspiro escapa de sus labios que ni siquiera decide detener, los recuerdos de aquella última misión siguen llegando a su psique. El despertar del Decimocuarto ya estaba mostrando signos de no querer parar, mira de nuevo sin ganas el papel que ahora parece torturarle, hace una mueca de desesperación y vuelve a arrugar una hoja más, comienza de nuevo su redacción de lo sucedido. Una inocencia pareciera que está presente en un ladrón, van en su búsqueda, él pierde el conocimiento y vuelve a recuperarlo en los brazos de Allen, su mejilla tiene dos pequeños cortes gracias a la inocencia del otro exorcista de cabello azulado, la misión vuelve a retomarse, encuentran al culpable sorprendiéndole por ser solo un pequeño niño con una esfera en la frente, después de una pequeña conversación caen en una trampa impuesta por el Conde Milenario, él cae ante el efecto de un akuma de nivel dos, logra recuperarse un poco por la inocencia recién despierta del pequeño niño, por consiguiente las cosas pasaron demasiado rápido para su gusto y es en donde se da cuenta junto con Kanda Yu, que el Decimocuarto comenzó a despertar en el chico de cabello blanco. De nuevo, allí esta su duda.
El rasgueo en el papel se detiene de nuevo.
Sí bien, él debía de reportar cada cambio que se daba en aquel joven exorcista, no quería exponerle así ante los altos mandos de la orden, y es que, él había sido testigo de lo crueles que podían llegar a ser. Maldijo internamente su comportamiento, él logro sobrevivir gracias a lo insensible que se volvió al ser entrenado como un cuervo desde niño, sin embargo ahora le había tomado cariño a su vigilado, y eso estaba claramente incorrecto. Sabía lo que se avecinaba al joven Walker, y al principio no le importo, pero ahora estaba preocupado por su bienestar, y aunque no lo admitiera, estaba orgulloso de lo que había logrado Allen en tan poco tiempo en su persona.
Una pequeña sonrisa se asomo por los labios del inspector, que después de batallar consigo mismo durante más de dos horas, dejaba el reporte terminado en el pequeño escritorio que compartía con Allen, en aquel reporte no se mencionaba nada acerca del Decimocuarto, eso decidió convertirlo en un secreto del cual quizás el peliblanco tenía en cuenta, aunque al verle dormir tan placenteramente dudo bastante que haya notado aquel pequeño incidente con el invasor en su cuerpo. Negó levemente con su cabeza mientras se encaminaba a su cómodo lecho, el cual en ese momento le invitaba a relajarse. La luz de la luna se colaba a través de las ventanas de aquel cuarto, y ahora que lo notaba, este cuarto era aún más cómodo que el de la anterior cede, aunque Allen estaba más lejos de él, y no fuera que le molestara o algo parecido, sino que, ya se había acostumbrado a estar junto al muchacho. Ahogo un suspiro en su boca a la vez que trataba de ponerse en una posición más grata para poder dormir mejor, sin embargo detuvo todo movimiento al sentir una mirada penetrante en su nuca, giro un poco su cabeza topándose con la mirada intensa del albino, e inmediatamente supo que algo no andaba bien.
El aire de la pequeña habitación comenzó a ser más denso, a la vez que la temperatura comenzó a bajar drásticamente apagando la pequeña vela que descansaba en el escritorio, y ahora lo único que iluminaba esa mirada intensa era la condenada luz de luna que llegaba a tocar con delicadeza su rostro. Sus manos comenzaron a sudar frio por lo nervioso que se había puesto en menos de un segundo, y es que como no estarlo si el Decimocuarto le estaba mirando de una manera poco amigable, el tiempo parecía haberse detenido. Su cuerpo comenzó a ponerse rígido al ver caminar a lo que alguna vez fue Allen en dirección al escritorio. Su cabeza daba vueltas al asunto y es que no sabía qué hacer, estaba desarmado y no tenía encantamientos cerca para mínimo poder escapar si las cosas comenzaran a descontrolarse, pero como si Dios, al que tanto odia, lo hubiese escuchado por primera vez, la voz del Decimocuarto lo saco de su preocupación.
-Es algo conciso, sin duda un buen reporte, pero no dice nada sobre mi debut-Menciono ojeando su recién terminado informe, para después mirarle-Has hecho muy bien al no mencionarlo inspector. Pero hay algo que me molesta un poco… ¿Por qué no lo dijiste? Digo, eres parte de la orden, tu trabajo es informar a todos acerca de mi despertar en este cuerpo…-Sí, él también estaba igual de confundido, pero no podía decir que se había encariñado con el que se suponía era el enemigo, y no pensaba decirle nada.
-No era necesario, era algo mínimo, así que sería una pérdida de tiempo para los más altos cargos-Respondió sentándose en la orilla de su cama encarando al Decimocuarto.
-Oh…Así que una pérdida de tiempo ¿He?... y yo creía que en verdad te importaba el pequeño Allen…es una lástima-Dijo dejando de lado el reporte del inspector para después encaminase al lecho del mismo.
-El que me importe o no, no es de tu incumbencia-Menciono un poco molesto, más al ver como el Decimocuarto se acercó a él, el miedo comenzó a invadirlo.
-Eres valiente al hablarme de esa manera, sin embargo-Dijo tomando del cuello al inspector para acercarlo más a su rostro manteniéndolo a escasos centímetros, lo suficiente para que Link pudiese notar el color dorado de los ojos de Allen, que alguna vez fueron grises-No tientes tu suerte, Allen se pondría triste si te hiciera daño, eres un preciado amigo para él…
-Hn, ¿Qué es lo que quieres?-Cuestiono tratando de no vacilar en su propio valor.
-Allen estará en peligro muy pronto, así que teniendo en cuenta de que solo confía en ti, no tengo más remedio que yo hacer lo mismo-Explico al inspector alejándolo un poco de su rostro-Pronto la humana llamada Miranda ira con ustedes a una misión, en la cual, ella no obtendrá el control de su inocencia y ustedes terminaran afectados por ella. No estarán en peligro, pero si quieres que Allen este a salvo deja que ocurra lo que te cuento, sin embargo la decisión está en ti, Allen no sabrá nada de esta conversación, de eso me aseguro yo. Por ahora eso es lo único que puedo decirte, nos veremos, ya sea en una celda, o en un mejor lugar, como ya dije, todo depende de ti…-Finalizo dejándose caer encima de Link quien apenas reacciono deteniendo un poco su caída.
-Allen, ¡Allen!-Comenzó a llamar al joven albino, más un pequeño ronquido le hizo detenerse para apreciar al mencionado, estaba profundamente dormido, y no había rastros del Decimocuarto.
Dejo salir el aire que tenía en sus pulmones, el cual había retenido sin darse cuenta. Su mente estaba más confundida que antes, ¿Qué demonios había sido todo eso? ¿El Decimocuarto preocupándose por Allen?, eso era algo que no se veía todos los días. Maldijo internamente, esto iba en contra de lo que él creía, pero ahora que más podía hacer, su máscara estaba cayendo de a poco y todo gracias a Allen. Odiaba sentirse así, pareciera que era débil, y quizás lo era, pero no quería que nadie supiera sobre ello.
Tomo con cuidado a Allen acostándolo en su lecho para después solo mirarlo con detenimiento. Debía tomar una decisión acerca de lo mencionado por el Decimocuarto, pero era cuando venía lo difícil. Si era inspector, era por algo y no exactamente por el condenado de su superior, sino que, acepto el puesto solo para encontrar a su madre, quien según le dijo Lvellie seguía con vida, y no muerta como él creía, y si se dejaba llevar por sus emociones, jamás podría conocerla y preguntarle lo que más deseaba saber.
Maldita sea.
Pareciera que el destino no quisiera que la encontrara, y por otro lado, no podía dejar de lado al joven exorcista, el cual con valentía luchaba contra su propio destino. Estaba en una encrucijada, pero debía tomar una decisión, y de seguro tenia pocos días para que fuera tomada. Se preguntaría acerca de cómo el Decimocuarto sabía lo que pasaría, pero por ahora debía prestar más atención al albino, y a la que le dio la vida.
En este momento como deseaba matar al mocoso, dueño de la inocencia que le daba el poder de tomar el control del cuerpo de una persona, por ponerle en un buen aprieto. Por esta razón odiaba a los chiquillos, aunque debía admitirlo, Allen parecía uno, y el hecho de que él fuera mayor de edad no ayudaba en nada.
Otro suspiro escapo de sus labios, desatando su trenza, cambio de cama con Allen, mañana debía darle una buena excusa de como termino allí, y tenía que ser muy bueno, el albino era un experto en eso de detectar mentiras. Se recostó sin ánimo, tratando de conciliar el sueño, y lo logro, y es que habían sido demasiadas emociones por una noche. Si Dios existía, no quería que le dejara despertar, así a lo menos, uno se retiraría de la maldita guerra santa.
