Hola de nuevo
Esta es otra historia que tengo terminada y que iré subiendo poco a poco.
Esta es una historia desde la perspectiva de Edward. Ambientada en 1918, donde las apariencias lo es casi todo.
Siempre me ha gustado los libros y películas ambientados a principios del siglo XX. Los románticos vestidos, los apuestos caballeros. Por qué no soñar con Edward en su época.
Espero que os guste esta romántica historia.
Capítulo I Conociendo a Edward Masen
La sociedad estaba algo revolucionada, los diarios estaban llenos de noticias poco alentadoras. Estaba claro que un gran cambio se avecinaba, y yo quería ser partícipe de ello. Lo que no sabía era exactamente qué hacer para poder realizar mi sueño sin herir los sentimientos de mi madre.
Cada día en el desayuno leía el periódico después que mi padre se marchara a trabajar. El era abogado, y recientemente su pequeño gabinete había entrado a formar parte de la compañía de Arthur A. & Co. Por lo que salía más temprano de lo que habitualmente hacia y llegaba más tarde. Pero era feliz, siempre fue su sueño ser abogado, y sé que él deseaba que yo formara parte de él. Pero no estaba interesado en la abogacía. Lejos de defraudarle, comprendía que tuviera otras aspiraciones. Pero lo que él no se imaginaba es que realmente quería alistarme en el ejercito.
Estábamos en guerra, y una de las más grandes de la historia. Y yo quería aparecer en las listas de héroes o la de los caídos. Eso me daba igual. Puede que suene un poco melodramático, pero la verdad es que no le encontraba mucho sentido a mi vida. Todos mis amigos estaban comprometidos con alguna bonita dama. Todos habían realizado sus sueños o estaban a punto de realizarlos.
Por ejemplo Emmett McCarthy, había pasado las pruebas para el equipo de baseball de Chicago, además estaba comprometido con la preciosa Srta. Rosalie Hale. Esta se había mudado a nuestra ciudad hace ahora seis meses. No sabía muy bien la historia de esta dama, pero no había sido muy agradable que se dijera. Pero Emmett, gracias a su carisma, había conseguido conquistar a la vanidosa y hermosa Rosalie.
Jasper Whitlock, comenzaba su formación en Psicología en la Universidad, además estaba comprometido con la dulce Srta. Alice Cullen. Su padre era un reconocido doctor, él cual además de apoyar la carrera de su futuro yerno, le había ofrecido un puesto en el Hospital que él dirigía.
Por lo que quedaba yo. Ninguna dama me llamaba la atención para realizar un cortejo oficial, ni ninguna carrera me interesaba realmente. Supongo que en otra época podría haberme dedicado a la música, la cual era mi gran pasión. Pero con ella no podías alimentar a una familia. Además de que no veía ninguna posibilidad de crear alguna. Que es lo que me quedaba. Nada, absolutamente nada. De ahí mi afán de alistarme en el ejército, quería sentirme útil, valioso. Aunque realmente fuera un soldado más en una lista de papel.
Esa mañana como tantas otras, me encontraba en poche del jardín leyendo el diario y lamentándome mentalmente de mi lamentable vida. Mi madre se acercó a mi, trayéndome el desayuno. Aunque teníamos servicio en la casa, a mi madre le gustaba realizar alguna que otra tarea… Si hubiese en este mudo alguien parecido a mi amada madre. Jasper me había hablado más de una vez, que yo padecía el llamado "Complejo de Edipo". Y tal vez fuese así, puesto que comparaba a todas las mujeres con mi madre. Pero realmente lo que me pasaba, es que las veía como a unas mujeres insulsas, carentes de carisma y personalidad. En la sociedad en la que estábamos, las mujeres solamente se dedicaban a una labor más social que a otra cosa. Y la mayor preocupación de estas, era encontrarse lindas en los grandes eventos, o conseguir un acomodado marido.
Las prometidas de mis amigos, eran más o menos así. Bueno, tendré que ser sincero… ambas tenían algo más que un rostro bonito. Pero para darte cuenta de eso, tenias que conocerlas y tratarlas. Yo no había tratado con ninguna dama, me resultaba tediosa y vánales sus conversaciones en los bailes de sociedad. Por lo que supongo que muchas de ellas, podrían tener algo, pero no me había parado lo suficiente para investigarlo.
-Edward hijo! Aquí te traigo tu desayuno.
-Gracias madre! Mi padre volvió a salir temprano, ¿no es cierto?.
-Si, y ya me aviso que no nos podrá acompañar a la casa de verano.
-Es una lástima, ¿Cuándo quieres que partamos?
-Cuando termines tus cosas… no quiero importunarte hijo..
-Tranquila madre!, podemos partir esta misma tarde si lo deseas.
-Me parece fantástico! Además mañana hay una fiesta en el Club para dar la bienvenida a la familia Swan.
-Ya empezamos con los eventos, madre
-Hijo, ya sé que te desagradan ese tipo de reuniones, pero has de entender que relacionarse con otras familias de nuestra misma clase social, le es muy rentable al negocio de tu padre. Y ya que él no puede asistir, necesito que me acompañes para realizar mi labor.
-Madre! ¿No te cansa tener que hacer siempre lo mismo?
-Hijo, me guste o no me guste, es mi labor en esta familia.
-Yo creo que haces muchas más cosas.
-Puede ser hijo, pero todas son cosas para las que me han educado. Llevar una casa, o un niño, son cosas para las que nacemos. Luego como esposas, debemos aportar, ayudar, comprender a nuestros esposos. Y si tu padre necesita de mi, para que el apellido Masen sea reconocido, lo hago con mucho agrado. Además hijo, tu padre nunca me obligaría a hacer algo que no quisiera.
-Eres fantástica madre! Todo lo que haces, lo haces parecer tan sencillo. Realizas tu labor, pero no pierdes tu esencia… no creo que exista en el mundo otra igual que tu.
-Gracias hijo! Pero te aseguro, que yo no soy diferente a otras mujeres. Y algún día encontraras a tu pareja perfecta… ya lo veras. Solo tienes que darte un poco de tiempo.
-Lo dudo madre, no encuentro nada en ellas que me llame la atención.
-Puede que no hayas conocido aún a la apropiada. Pero si te niegas a relacionarte, nunca conocerás a nadie.
-Madreeeeee! No me regañes como a un niño chico, sabes que te acompañare a esa fiesta. Pero solo por ti, estoy convencido que será igual que todas, las mismas caras, las mismas conversaciones… todo será igual… ¿Cómo conoceré a alguien si siempre es lo mismo?. A veces pienso que he de salir de chicago a buscar algo.
-Edward! Aunque cruces el mundo, si no abres tu mente y tu corazón nunca encontraras nada. Nadie o nada es suficiente bueno, porque ni siquiera sabes los que buscas o quieres. Te conozco hijo, y sé que aparte del amor, tampoco sabes qué hacer con tu vida. Ningún oficio te convence, ningún estudio…Edward, Alguna vez te has imaginado a ti mismo dentro de unos años?
-No madre, soy incapaz de plantearme algo del futuro…a veces pienso, que realmente no lo tengo.
-No hijo, no digas esos, porque no sabes cuánto me duele oírtelo decir. Edward, ¿aún sigues con la idea de alistarte?
-Si madre, creo que puedo hacer algo útil con mi vida, si me voy al frente. Al menos me sentir útil.
-Pero sabes que puedes perder la vida…
-Madre, por la única que temo en ese caso… seria por ti. Se cuanto lamentarías mi muerte…. Pero yo no le tengo miedo. Me siento completamente vacío, no soy capaz de encontrar mi lugar, mi sitio.
-Edward, hijo… solo te pido que te tomes algo más de tiempo para hacer eso. Si en junio, aún no te has encontrado. Cuando cumplas 18, yo misma convenceré a tu padre para que te de su bendición…. Pero dame este tiempo hijo… dátelo a ti mismo.
-Madre, no sé cómo lo haces… pero sabes que no puedo negarte nada.
-Edward, Porque no pruebas a irte a Europa a estudiar música. Ese siempre ha sido tu mayor aliciente. Y el piano suena en tus manos de mil maneras asombrosas.
-Ya sabes que no es un oficio muy respetado, y a mi padre no creo que le agradara lo suficiente.
-Yo sabré lidiar con él… prefiero las habladurías de la gente, antes que perder la vida de mi hijo en una guerra.
-Pero yo no sé si seré capaz de haceros eso…
-Bueno, tenemos algo de tiempo para hablarlo y estudiarlo…¿Si?
-Está bien madre, lo veremos en este tiempo… y ahora, si me disculpas… voy preparar las cosas para irnos a la casa de verano.
-Gracias Edward!
¿Cómo no iba a querer encontrar alguien igual que mi madre? Ella era única y especial. Amble, cariñosa, bondadosa, fiel, servicial, entregada, intuitiva, sorprendente, ama de su casa, esposa fiel, y madre entregada… si, Elisabeth Masen era la mejor madre y mujer que conocía.
Salí de mi casa, en busca de los porteadores, que cargarían nuestras maletas y un coche para el traslado de las mismas, junto con el personal de la casa. Mi Madre y yo, iríamos en el vehículo familiar. Después me dirigí al mercado para encargar los víveres que necesitaríamos, para nuestra estancia en la casa de verano. Todos los años, encargábamos las mismas cosas, y se encargaban de suministrarlo en nuestro hogar.
Hoy el mercado lo notaba más alborotado que de costumbre. Normalmente ignoraba todo tipo de cotilleos, o rumores. Y hoy no sería la excepción. Pero la suerte no estaba de mi lado, y no pude evitar encontrarme a las dos amadas de mis amigos.
-¡Edward! ¡Edward!
-Hola Srta. Hale, Stra. Cullen. ¿Qué hacen ustedes por aquí?
-Estamos preparando nuestra marcha al lago Michigan.- Me hablo Alice algo más alto de lo normal, lo que consiguió que varias mujeres se voltearan para mirarla- Este año, Rosalie nos acompañara a mi familia y a mí. De este modo podremos estar cerca de Emmett y Jasper.
-Así que los McCarthy y los Whitlock, se trasladan este verano al lago.
-Si, así es, después del verano, ambos partirán a sus labores. ¿Y ustedes van a ir?
-Si, estoy preparando la partida. Por lo que creo que nos veremos en el club.
-Ohhh Tengo tantas ganas de asistir a la fiesta de mañana. Todo el mundo habla de lo mismo.
-¿Por eso la revolución que se siente en el mercado?
-Pues claro !
-Rosalie… llámame Edward, si mis amigos me escuchan hablaras de usted, se enojaran conmigo… ya saben que no son de muchos formalismos.
-Perdón… No estoy acostumbrada a tanta familiaridad… Lo que le quería contar, es que esa fiesta, promete ser de las más importantes del verano. Toda la alta sociedad estará en esa recepción.
-¿Tan importante es esa familia?
-Al parecer si. No sé mucho sobre ellos, al parecer se han traslado desde Washington. El Sr. Swan es un gran inversor, y ha decido instalarse en esta localidad junto con su mujer y su hija. La cual dicen que es un poco… extraña.
-¿Extraña?
-Si, al parecer tiene unos ideales un poco revolucionarios… no se qué tal se adaptaran a esta sociedad.
-De igual modo, yo estoy deseando conocerla. Tengo el presentimiento de que esas habladurías de la gente, no son más que envidia. Estoy convencida de que podremos ser grandes amigas.
-¿Cómo estás tan segura amiga?
-No sé, pero es lo que siento Rose
-Bueno Srtas. Me temo que las tengo que abandonar, aún me quedan unos cuantos recados. No vemos en el Club mañana…. Señoritas… ¡Buenos Días!
-¡Buenos Días! Y hasta mañana
Salí del mercado con más información de la que deseaba, pero me parecía descortés, interrumpir a las prometidas de mis amigas con un "lo siento… no me interesa" o "no estoy para chismes". Si, la verdad es que no hubiera sido muy caballeroso por mi parte.
Cuando llegue a mi casa, mi madre y las dos doncellas que teníamos, tenían casi todo preparado. En el Hall de la casa, se encontraban varios baúles con las pertenencias nuestras.
Mi madre mando recado a mi padre, para informarles de nuestra partida. Por lo que no le vería seguramente hasta dentro de unas semanas.
Después de un liguero almuerzo en el jardín, no pusimos en camino a la casa de verano. La casa de verano, era una pequeña pero lujosa casa en las orillas del lago Michigan. Realmente estábamos a una hora de camino desde el centro de la ciudad de Chicago. Por lo que mi padre podría trasladarse fácilmente desde la casa de verano al gabinete. Pero no le agradaba mucho están tan cerca del lago. Prefería la comodidad de la polvorienta ciudad.
Ambos coches llegamos al mismo tiempo. Mi madre se dedico el resto de la tarde, supervisando que colocaran cada cosa en su lugar. Yo me aparte discretamente y me fui al la sala de juegos. La sala estaba decorada con colores claros, los pequeños butacones blancos se repartían por toda la habitación. Cerca de estos se encontraban pequeñas mesas de café. Dos grandes puertas de cristal daban a un pequeño jardín, el cual conducía a un camino hasta el lago. La estampa del atardecer sobre el lago, era absolutamente preciosa y relajante. Deje abiertas ambas puertas para que entrara el fresco de la noche. Me sentía inspirado, por lo que no espere a que quitaran las blancas sabanas que cubrían los muebles. Yo mismo destape mi preciado piano de cola, y me dispuse a tocar una de mis melodías favoritas. "Claro de Luna".
Desde la posición del banquillo, podía ver como se acercaba el crepúsculo, mientras la música de Debussy sonaba en el salón.
Cuando tocaba, me sentía bien, pero aún así… había algo que me faltaba.
