Hola gente! yo debería estar actualizando Cherry Kisses y lo haré pronto, sólo me entusiasmó mucho esta idea! y espero que la disfruten tanto como yo al escribirla.
Este fic participa en la Dramione Week organizada por el foro "El Mapa del Mortífago"
Prompt: Cumpleaños (este es el del día 01/09, pero no alcancé a colgarlo ayer xD, aunque se puede publicar cualquier día de la semana jejeje)
Por cierto, ya saben que todo lo referente a Harry Potter pertenece a JKR y yo sólo juego con ello.
Espero lo disfruten!
Si tuviera que decidir cuándo comenzó todo, ese sería el día en que lo conocí buscando a Trevor – el sapo de Neville-. Sin embargo, si me preguntas cuándo comenzaron a haber cambios entre nosotros eso es un momento distinto y es el que pretendo relatar.
Aún estábamos de vacaciones, pronto volveríamos a sexto curso en Hogwarts, también sería el cumpleaños de Ginny y yo no había logrado encontrar nada para regalarle. Fue eso lo que me llevó al Callejón Diagon el día 10 de Agosto de ese año, no suelo dejar mis asuntos para última hora, pero ya había agotado las alternativas muggles y nada me parecía adecuando para mi amiga. Sólo me quedaba buscar en el mundo mágico.
Recuerdo que era un día caluroso y había decidido colocarme un vestido blanco. ¿Qué importaba aquello? Ya lo entenderás, se paciente. Recorrí las tiendas, entusiasmada de volver al mundo mágico, desde el inicio de las vacaciones que había estado con mis padres en el mundo muggle. Descarté regalarle un perfume, ya lo había hecho el año anterior. Pasé por Flourish and Blotts, pero creí que ella no querría un libro en su cumpleaños, en cambio, yo amo recibir libros.
Pasee mucho, sin decidirme por nada. Regalarle algo a Ginny nunca había sido tan difícil como aquella vez, sin embargo, no estaba dispuesta a rendirme.
¿Qué hice entonces? Recorrí más tiendas hasta llegar a una florería, pensando que regalarle flores no sería tan malo. Desistí de esa alternativa casi al instante en que lo había pensado y dispuesta a volver a recorrer las tiendas, fue que retrocedí aun de espaldas, me giré tan rápido e inesperadamente que, en retrospectiva, no me sorprende lo que sucedió.
Como dije, giré y de inmediato sentí cómo un líquido muy frío escurría entre mi ropa. ¡Había chocado con alguien que había derramado su jugo sobre mí! Fue horrible, me estaba congelando y mi vestido tenía una gran mancha naranja en él. Creo que aspiré aire entre los dientes o hice algún ruido similar, porque la persona que choqué comenzó a reír. ¡Eso sólo aumentó mi frustración!, sin embargo, esa risa me era familiar y cuando me fijé en quién me había mojado descubrí nada más y nada menos que a Draco Malfoy. ¡No podía haber chocado con alguien más agradable! ¡No! Debía ser justamente la persona con la que peor me llevaba.
»― Deberías fijarte más al caminar, Granger―« Me dijo en tono jocoso, a pesar de haber perdido su jugo en mi ropa él estaba sonriendo de lado, como si todo ello le divirtiera tremendamente y, estoy segura, así era.
No respondí, estaba muy ofuscada y estar con la piel pegajosa por el jugo no ayudaba a mejorar mi humor. Me dispuse a alejarme de Malfoy, lo último que necesitaba era pelearme con ese chico. Pero él impidió que me fuera.
¿Qué hizo? Lo típico, comenzar una batalla verbal que a mí me vino muy bien para descargarme.
»― ¿Huyes? ¿Sin ni siquiera disculparte por tu torpeza?―« Eso detuvo mi avance, sé que fruncí el ceño, aun lo recuerdo, esa era una de las muchas reacciones que él provocaba en mí. Otras, como ya dije, era mantener una batalla verbal en que pocas veces había un vencedor. Los dos éramos implacables y tercos, no nos dábamos por vencido. Aun somos así, Draco Malfoy es una de las pocas personas con las que puedo tener una conversación o una batalla verbal en igualdad de condiciones, por no decir interesante.
»―Disculpa por no haberte visto, Malfoy―« Le dije prácticamente escupiendo cada palabra, él tenía razón en algo –le debía una disculpa- al fin y al cabo yo lo había chocado. »―Creo que también me debes una disculpa, arruinaste mi vestido y estoy toda pegajosa por tu culpa―« Oh si, si yo iba a disculparme, él también tendría que hacerlo.
»―Si no me hubieras chocado, nada de eso te habría pasado―« Contestó, algo de razón tenía, pero ver su semblante cambiar de la jocosidad a la contradicción fue una victoria para mí, él había arrugado su entrecejo y la sonrisa se le había borrado del rostro. No pude evitar sonreír al verlo. Nos habíamos llevado lo suficientemente mal y discutido tanto en todos esos años que conocía su lenguaje no verbal. Por supuesto, sólo era supervivencia, así podía determinar cuándo parar porque se estaba cabreando lo suficiente para perder los estribos o cuándo algo no iba a dar resultados con él. Estoy segura que Draco Malfoy también podía leerme con facilidad, incluso más que yo a él, ya que había muchas veces en que no lograba más que hacerlo sonreír de lado, en aquella mueca que poseía en vez de una sonrisa real. Creo que podría contar con los dedos de una mano las veces que lo vi sonreír de verdad en los años que pasamos en Hogwarts. Sin embargo, esa es otra historia.
»― ¡Soy yo la que está pegoteada!―« Grité, sintiendo el desagradable líquido escurrir aun. Él me miró por unos segundos, luego sacó su varita del bolsillo posterior de su pantalón. No es necesario que te diga que eso me asustó y quise sacar mi propia varita, pero ese rubio inútil fue más rápido y murmuró un hechizo en mi dirección. Creo que quise chillar, pero lo vi rodar los ojos ante mi reacción y eso –de alguna extraña manera- me tranquilizó.
»―Y yo perdí mi jugo, Granger, creo que me debes uno―« Me dijo, guardando su varita, fue entonces cuando noté que ya no me sentía pegajosa. Miré hacia mi pecho, la mancha que había dejado el jugo no estaba y mi vestido lucía tan blanco como en un comienzo. Lo miré con la boca abierta, estoy segura, porque él se carcajeó tan fuerte que algunas personas nos miraron.
»― Más que nuevo, ahora, quiero mi jugo―« No pude creer en un comienzo lo que decía, ni tuve tiempo de asimilarlo ya que él había comenzado a caminar y me insistió para que lo siguiera, asegurando que él ya había cumplido y que tenía mucha sed. Lo seguí ¿qué más podía hacer?, se había comportado sarcástico, seguía siendo un imbécil y -con cada paso que daba- una nueva pulla salía de su boca. Lo seguí, sí, y a cada segundo me encontré devolviéndole las afrentas. Estábamos inmersos en una discusión sin sentido sobre su incapacidad para disculparse.
»― ¡Bien! ¡Confórmate con tener de nuevo tu ropa limpia y de no parecer un animal mojado!« Eso hizo que lo empujara y le gritara algo que sonó como «¡Eres un malcriado que no tiene idea de lo que es ser educado!» Su respuesta fue demasiado desagradable para mencionarla.
¿Qué puedo decir? No nos llevábamos bien, aunque ese día todo cambió. Le compré su jugo y de paso compré uno para mí. Nos quedamos bebiendo en silencio, al parecer el calor era demasiado y sólo queríamos disfrutar de algo refrescante o –al menos- eso quería hacer yo. Estuvimos uno al lado del otro, bebiendo en silencio. Ahora que lo pienso, no sé por qué ninguno siguió su camino en vez de quedarnos a hacernos compañía.
»―Dime, Granger, ¿Qué haces aquí?« Draco Malfoy rompió el silencio que nos había envuelto, fue casi un susurro, pero logré escucharlo perfectamente.
»― Beber, Malfoy, ¿Acaso estás ciego?―« Las malas costumbres tardan en morir y ser amable con él no era algo que siquiera estuviera considerando, así que sólo quedaba el sarcasmo de siempre. Él rodó los ojos, demostrando que mi respuesta no le agradaba. Su reacción me hizo sonreír, eso era más normal entre los dos.
»― Me refiero a que estabas haciendo antes de decidir chocarme, sabelotodo―« Reí, no pude evitarlo, él había comenzado a arrastrar las palabras como solía hacer cuando era más joven. Aunque nunca se le quitó esa costumbre, ahora sólo lo hace cuando está fastidiado o aburrido.
»―Busco un regalo de cumpleaños para Ginny―« Al día de hoy aun no sé por qué le contesté, supongo que estaba demasiado frustrada con el tema para guardármelo. Él enarcó una de sus rubias cejas y me lanzó una mirada que decía algo como «No llevas ningún regalo a cuestas». La obviedad de su mirada hizo que mirara a cualquier otro lado, no quería reconocer que no estaba teniendo éxito con aquello.
»― Así que ¿Cuánto tiempo llevas siendo una inútil?―« La pulla de él me hizo reaccionar, lo encaré, dispuesta a empujarlo e irme de ahí, ¡No podía seguir desperdiciando mi tiempo! Sin embargo, él sonrió de lado y me ganó al hablar. »― Te demostraré que hasta buscado regalos para tus amiguitos soy mejor que tú, Granger―«
Me dejó sin palabras, nunca esperé algo así de él, sin embargo, Draco Malfoy siguió hablando.
»― Ginny ¿Es la comadreja menor cierto?―« En ese momento sólo pude parpadear repetidamente y asentir, no sabía que se traía entre manos aquel mago, pero estaba demasiado curiosa para detenerlo. »― Esa chiquilla es buena Cazadora, a diferencia de la otra Comadreja―« Murmuró Malfoy, iba a decirle que dejara de llamar así a los Weasley, siguió con su monologo.
»― Es buena en el Quidditch, estoy seguro que le gustará una túnica de las Arpías de Holyhead. Problema resuelto, Granger, ahí tienes el regalo perfecto para la chica Weasley― « Yo sólo pude mirarlo sorprendida, no se me había ocurrido regalarle algo sobre Quidditch a Ginny, eso lo hacía con Harry o Ron. Sin embargo, debía admitir que era una muy buena idea.
»―Eso es…―« Comencé a decir, no era capaz de decirle a él que esa idea sí era la solución a mis problemas.
»― Una idea fantástica, como todas mis ideas. Granger, soy mejor que tú en esto―« Egocéntrico hasta el final, Draco Malfoy comenzó a alejarse de mí, mientras yo aún no lograba recuperarme del golpe recibido, no quería subirle aún más el ego. »― Ya he perdido mucho el tiempo contigo, ustedes los Gryffindor's no son capaces de admitir cuando otros son brillantes, al menos recuerda siempre que me debes esta, Granger―« Él me guiñó el ojo y se fue, yo no supe qué pensar de ello y me quedé unos momentos sin saber qué hacer.
Minutos después salí de mi trance y me dirigí a la tienda de Quidditch, dispuesta a comprar una túnica de las Arpías de Holyhead para Ginny. Ya no importaba que la idea fuera de Draco Malfoy, sólo quería que mi amiga tuviera un lindo regalo en su cumpleaños.
¿Qué dijo Ginny? Digamos que chilló lo suficientemente alto como para despertar a toda Inglaterra, lo amó y me agradeció por varios días. Por supuesto, esa túnica no se compara con la original que ella usó años después, sin embargo, sigue conservando mi regalo. La he visto con ella puesta a veces y eso me hace feliz. Algo bueno salió de Malfoy ese día y, a pesar de la guerra, siguió latente en él.
Sabes, mi mayor sorpresa fue cuando en el desayuno del día de mi cumpleaños, una lechuza de la escuela se acercó a mí con un paquete plateado que tenía un moño verde esmeralda. Lo abrí ante los curiosos ojos de mis amigos, preguntándome que significaba aquello. Envuelto en aquel paquete había un libro de cuentos infantiles que los padres del mundo mágico leen a sus hijos, yo no lo conocía y nunca había leído esas historias, eso era normal al haber crecido en el mundo muggle.
Aquel regalo me encantó desde el primer momento en que lo vi, iba a tener acceso a cuentos que nunca había leído ni conocía hasta aquel día. El regalo no traía remitente y los chicos negaban que hubieran sido ellos. Ron me había regalado un pañuelo rojo y Harry un libro de Encantamientos, Ginny había optado por un libro de Transformaciones Avanzadas y Neville me dio un perfume muy delicado. Sin embargo, ninguno sabía nada sobre aquel libro para niños.
Los días siguientes me los pasé leyéndolo, encantada con aquellas historias para niños mágicos. Lo adoré. Cuando terminé el libro y giré la última página, dispuesta a cerrarlo, me di cuenta que había un mensaje en ella.
Con una caligrafía cuidadosa, angular y elegante estaba escrito el siguiente mensaje:
«Definitivamente debes admitir que soy el mejor eligiendo regalos.
Estoy seguro que no sabes que existe este libro y por eso lo elegí, cualquiera puede regalar libros de lo que sea.
Yo preferí éste, porque estoy seguro que no has pensado en deleitarte con los cuentos para dormir que tenemos los magos y no sabes lo que te has perdido.
Nunca es tarde para remediar eso.
Disfrútalo.
DM. »
Imaginaras que me quedé estupefacta, ¡Nunca imaginé que Draco Malfoy supiera el día de mi cumpleaños, menos que fuera capaz de regalarme algo! Reí mucho y volví a deleitarme con esos cuentos. Y, tal como él dijo, lo disfruté. Obviamente no admití que era el mejor eligiendo regalos, mucho menos admití que fuera bueno en ello. Tampoco le dije que me había gustado, ni que lo había releído. Sin embargo, él sabía todo ello. Nos habíamos cruzado más de una vez en los pasillos de Hogwarts, me había visto con el libro la primera vez que lo leí y más adelante sólo nos dedicamos una que otra mirada acompañada de una leve sonrisa cómplice.
No lo entendía, pero definitivamente todo había cambiado. A pesar de todo lo que ocurrió después. A pesar de Dumbledore y la guerra. A pesar de Aquel Que No Debe Ser Nombrado.
Compartimos ese día de Agosto. Compartimos aquel libro de cuentos. Compartimos un cambio sutil y prácticamente indisoluble. Con Draco Malfoy no volvimos a hablar hasta mucho tiempo después de la guerra, nos habíamos vuelto a ver durante ésta, pero fue después de ella que nos conectamos y creamos algo inimaginable.
Mi querido Scorpius, la historia de tu padre y mía no fue sencilla, pero te puedo asegurar que lo que te acabo de contar fue el comienzo del cambio en nuestra relación, la cual evolucionó a lo que tú conoces. A lo que nosotros somos como familia.
Te amo, pequeño.
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Hermione Granger, se levantó de su asiento al lado de la cama de su hijo, quién la observaba con los mismos ojos grises de su progenitor y con una sonrisa adorable en sus finos labios. La castaña le acarició el rubio cabello al pequeño, instándolo a dormir, al fin y al cabo él sólo tenía 10 años.
Salió de la habitación del niño, no sabiendo si preocuparse de la madurez de su hijo o admirarla.
― Fue una bella historia, Hermione― Le susurró Draco Malfoy, quien se encontraba afuera de la habitación del joven Scorpius, apoyado en la pared frente a la puerta por la que ella estaba saliendo.
― Fue la verdad, Draco― Contestó la castaña, sonriendo levemente ante la embriagante presencia del rubio frente a ella. Draco sonrió, jalando del brazo de la castaña y besándola suavemente.
― Tuve que esperar a escuchar a hurtadillas para oírte admitir que soy el mejor eligiendo regalos― Le dijo el hombre, sonriendo socarronamente.
Ella sólo pudo reír, no dispuesta a admitir o negar aquello. Prefiriendo tomar la mano de su marido y llevárselo a la alcoba que compartían.
Feliz de tener aquella familia. Y, sobre todo, disfrutándola.
He decidido hacer a Scorpius hijo de Hermione y Draco en este fic, debido a que lo amo jejejeje y a falta de creatividad para un hijo propio de ellos.
¿Que les pareció?
La verdad espero ir contando más historias en este fic y ya se habrán dado cuenta que Cuentos para un Malfoy, se refiere a Scorpius. Son cuentos de sus progenitores para él. Basados en la vida de ellos xd
R.E.V.I.E.W~ *-* ?
